LA ENCARNACIÓN Y LA ASCENSIÓN
¿Cuál es tu actividad misionera hoy, mi Maestro, mi Señor? ¿Cómo ministras, actúas, favoreces a tu empresa, que es la empresa del reino tuyo? ¿Qué nos podrías enfatizar con ese hecho hermoso que es la ascensión?
ESCENA UNO
Del pueblito Betania Jesús salió aquella mañana con los discípulos. Iba a ser su último día con ellos en presencia física después de la resurrección. Cuarenta días pasaron desde ese día de resurrección. Jesús se apareció en varias ocasiones con los discípulos. Ahora, llegó el último día.
Betania quedaba cerca de Jerusalén, a sólo tres kilómetros. También estaba cerca del camino a Jericó. Su nombre significa “casa de dátiles o casa de higos”. Quizás esa dulzura influenciaba a algunos de sus habitantes a la hospitalidad porque fue en la casa de Marta, María y Lázaro donde Jesús buscaba reposo durante la terrible semana de su pasión. También fue en Betania que Jesús tuvo una cena en la casa de Simón el leproso y él fue ungido con el perfume tan costoso.
Pero en ese último día, no muy lejos del pueblo, Jesús se detuvo con los discípulos. Mirando hacia la ciudad, Jesús les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperaran la promesa del Padre, el bautismo con el Espíritu Santo dentro de no muchos días. Hubo una pregunta de los discípulos. Deseaban saber si el Señor Jesús restauraría el reino de Dios a Israel en esos días. La respuesta fue tajante. “No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potesta;.” (Hch.1:7). En vez de hablar de los tiempos, Jesús enfatizó con ellos su comisión, el poder del Espíritu en sus vidas y la envergadura de su misión. Les dijo:
“pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” (Hch. 1:8).
¡Sus últimas palabras! Hubo un movimiento extraño. Les dejó con las bocas abiertas, porque se fue Jesús ascendiéndose, levantándose en el aire, suspendido como que no tuviera peso ni que la ley de gravedad operara sobre él. De esta manera se alejaba de sus discípulos. Sin ruidos, sin esfuerzos, sólo se ascendió. Nunca jamás habían visto cosa semejante. Cada ojo siguió su ascenso. Se fue alejando y una nube le ocultó de su vista. Todos trataron de verlo arriba. Ya no pudieron. Y con los ojos levantados hacia arriba, dos varones con vestiduras blancas se pusieron juntos. Les dijeron:
“Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.” (Hch. 1:11).
ESCENA DOS
¡Ya de regreso en el cielo! ¿Cómo hubiese sido ese momento de regreso . . . para los ángeles, para el Hijo o para el Padre? ¿Cuáles son las palabras para expresar algo de lo celestial, y tan más allá de nuestra experiencia? ¿Canto, celebración, alegría, regocijo, fiesta, danzas, alabanzas, bendiciones, exaltaciones, sonrisas, risas? ¿Y las palabras? ¿Hubo conversación o algún discurso? ¿Hubo algo de bienvenida, de felicitaciones, de cumplimiento perfecto de salvación, de todavía tareas a lograr o de una misión a cumplir por parte de aquellos seguidores en la tierra? Para Jesús fue la glorificación, la entronización a la diestra del Padre, y su exaltación
¿Cuáles son las enseñanzas principales para los misioneros transculturales que brotan de la ascensión? ¡Veamos!
EL CONTEXTO DE LA ASCENSIÓN: LUCAS Y HECHOS
El escritor del Evangelio de Lucas y del libro de Hechos es aquél que nos narra la ascensión. ¿Tendría el Espíritu de Dios un motivo para ello, siendo Lucas un gentil, un griego, y teniendo sus propósitos para gentes no judías? En el último capítulo de su Evangelio, notamos lo siguiente:
- La postura de Jesús en el momento de su ascensión – la de bendición, “alzando sus manos,” (Lc.24:50).
- La adoración de los discípulos.
- El gozo de los discípulos y su vuelta a Jerusalén.
- La continuidad en el templo, alabando y bendiciendo a Dios. (Lc. 24:51-53).
Hay un reto para misioneros en esta clase de acciones. Muchas veces opera el pesar de separación como los discípulos lo tenían, especialmente después de su muerte. Ahora las cosas habían cambiado. Sabían que Jesús se había resucitado y estaba con vida. Ahora el reto consistía en el seguimiento de alabanza, bendición y gozo en Dios, en Cristo y en el proyecto del reino. ¡Esto de poder vivir en nuestra conciencia la bendición de nuestro Alto Dios quien triunfa! ¡Qué reto!
El mismo autor, Lucas, en sus palabras iniciales en el libro de Hechos nos amplifica aquellos momentos últimos de Jesús con sus discípulos. Entre esta descripción notamos:
- El mandato del Señor “que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre” o sea el bautismo con el Espíritu Santo que Jesús les había prometido. (Hch. 1:4,5).
- La pregunta de preocupación por parte de los discípulos sobre la restauración del reino a Israel, y la respuesta de Jesús en cuanto a que no les tocaba saber “los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad;” (6,7).
- La gran comisión como sus últimas palabras con ellos. (1:8).
- La presencia posterior a su ascensión de dos varones con la promesa de su segunda venida. “Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.” (11).
Señalamos como retos:
- El bautismo con el Espíritu Santo.[1]
- La tendencia humana, no bien fundamentada, de querer conocer los tiempos futuros en cuanto al reino, cuando necesitamos estar en la brecha de “dar testimonio” de la salvación, la vida eterna y un cambio de vida en Cristo.
- La manera más adecuada para esperar la venida de Jesús.
EL MINISTERIO DE JESUCRISTO DE INTERCESIÓN
El libro de Hebreos presenta a Jesús como el sumo sacerdote. Al tomar las referencias del autor de Hebreos, presentamos nuestra oración de gratitud y alabanza por ser nuestro gran sumo sacerdote y quién en este momento está intercediendo por nosotros.
TE GLORIFICAMOS Y TE EXALTAMOS, TÚ, QUE ERES:
Hijo de Dios (1:1, 2)
Heredero de todo (1:2)
Hacedor del universo (1:2)
Resplandor de la gloria de tu Padre (1:3)
Imagen misma de la sustancia de Dios (1:3)
Sustentador de todas las cosas con la palabra de tu poder (1:3)
Superior a los ángeles (1:4)
Aquél que tiene el más excelente nombre (1:4)
Primogénito en el mundo (1:6)
Dios mismo (1:8)
Señor de todo (1:10)
Fundador de la tierra (1:10)
Jesús, coronado de gloria y honra (2:9)
El autor de salvación (2:10)
El autor y consumador de la fe (12:2)
El ungido con alegría (1:9)
Eterno, lo mismo hoy, ayer y por los siglos (13:8)
Nuestra esperanza (6:19)
El ancla de nuestra alma ( 6:19)
Precursor nuestro (6:20)
El rey de justicia, el rey de paz (7:2)
El mediador del nuevo pacto. (9:15)
El ministro del santuario (8:2)
El camino al Lugar Santísimo (9:8)
Nuestro gran sacerdote sobre la casa de Dios (10:21)
El gran pastor de las ovejas (13:20)
TE DAMOS GRACIAS PORQUE:
Te has sentado a la diestra de Dios (1:3)
Estas sentado hasta que todos tus enemigos sean puestos por estrada de tus pies (1:13)
Recibes toda la adoración angelical (1:5-14)
Tu trono es trono por el siglo del siglo. (1:8)
Tu trono es trono de gracia donde encontramos oportuno socorro (4:16) Tu cetro el cetro del reino (1:8)
Amas la justicia y aborreces la maldad (1:9)
Permaneces en medio de todos los cambios de nuestro mundo (1:11)
Todo te está sujeto (2:8)
Por tu causa existen todas las cosas (2:10)
Llevas a muchos hijos a tu gloria (2:10)
No te avergüences de llamarnos “hermanos”(2:11)
Socorres a nosotros, la descendencia de Abraham (2:16)
Socorres a todos los que somos tentados (2:18)
Entraste una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención (9:12)
Te ofreciste a ti mismo sin mancha a Dios (9:14)
Fuiste ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos (9:28)
Has dicho delante de tu Padre, “he aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad,” (10:7,9)
Abriste el camino nuevo y vivo a través del velo (10:20)
Sufriste el menosprecio de la cruz por el gozo puesto delante de ti (12:3)
Fuiste resucitado de los muertos (13:20)
TE DAMOS GRACIAS POR LA BELLEZA DE TU SACERDOCIO:
Misericordioso y totalmente fiel en tu ministerio (2:17)
Tú eres el gran sumo sacerdote que traspasó los cielos (4:14)
Compadeces de nuestras debilidades (4:15)
Nos conoces perfectamente, habiendo sido tentado según nuestra semejanza (4:15)
Cumpliste el llamado de tu Padre, siendo paciente en ofrecerte en perfecta ofrenda por nuestros pecados (5:2)
Obediente al ser autor de eterna salvación (5:8, 9)
Sumo sacerdote según el orden del Melquisedec (5:6)
Tu sacerdocio permanece para siempre (7:3)
No un sacerdote constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la descendencia, sino según el poder de una vida indestructible (7:16)
Hecho fiador de un mejor pacto (7:22)
Salvas perpetuamente a los que se acercan a Dios por medio de ti (7:24,25)
Tu sacerdocio es inmutable (7:24)
Vives intercediendo por nosotros (7:25)
Santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores (7:26)
Has sido hecho más sublime que los cielos, perfecto para siempre.(7:26, 28)
Ministro del santuario, de aquel tabernáculo verdadero levantado por Dios (8:2)
El camino al Lugar Santísimo por medio de tu sangre preciosa (9:8, 12)
El gran sacerdote de los bienes venideros (9:11)
Te presentas ahora por nosotros delante de Dios Padre (9:24)
¡A TI, NUESTRO SEÑOR JESÚS, SEA LA GLORIA POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS!
¿Un modelo de la intercesión actual de Jesús? – Juan 17
Nos preguntamos, ¿podríamos tomar la oración intercesora de Jesús, pocas horas antes de su cruz, como una posible indicación de lo que él ora por nosotros ahora en su gloria?
En esta oración de Jesús vemos la pasión para la gloria de su Padre, el compromiso intenso para los discípulos y el fuerte anhelo para la extensión a otros discípulos que habían de seguirle. Las actitudes de Cristo son actitudes de servicio. Son de intimidad con su Padre. Él reconoce el momento de cumplimiento y de la autoridad de su misión. El tiene este fuerte deseo de que las personas conozcan a su Padre como el único y verdadero Dios.
- PASIÓN PARA LA GLORIA DE DIOS[2]
La primera petición de la oración de Jesús era:
“glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti;” (Juan 17:1b). Jesús comentó de su ministerio terrenal en relación a la gloria de Dios afirmando, “Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.” (17:4). Con la afirmación de su ministerio, Jesús reitera su pasión para la gloria de Dios. “Ahora pues, Padre, glorifícame tú para contigo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.” (17:5). Él sigue con la misma pasión para con los que han de creer en él en el futuro, como dice: “Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.” (24).
- PASIÓN PARA QUE LAS GENTES CONOZCAN AL VERDADERO DIOS
La segunda petición al Padre tiene como meta el conocimiento de la vida eterna y el conocimiento del verdadero Dios. Esto forma la contra parte contra la muerte y el desconocimiento del verdadero Dios.
Jesús hizo referencia a su autoridad y al hecho de ser enviado por parte del Padre. “Como le has dado potestad sobre toda carne,”(2), y “a quien has enviado”(2), pero en medio de estas frases él plantea esta base de oración en cuanto a la vida eterna y el conocimiento del verdadero Dios. “Para que dé vida eterna a todos los que le diste. Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.” (2, 3).
Con esta basa de petición, pasión para la gloria de Dios y el anhelo de que las personas conozcan al único y verdadero Dios, Jesús conversa con su Padre en cuanto a sus seguidores, tantos los que le seguían durante el tiempo de su ministerio terrenal, como los que iban a seguirle en el futuro. No siento que la palabra pasión está fuera de lugar aquí en su uso. Lo primero que Jesús habló con su Padre eran estas dos cosas, su gloria y el hecho de hacer conocer el verdadero y único Dios entre los hombres. ¿No será que esto ha continuado a través de los siglos desde el anuncio de esta oración? ¿No es de suponer que continue sobre el corazón de Jesús en su intercesión por nosotros hoy? Nos parece congruente pensar que estas peticiones siguen vigentes en el ministerio del Señor delante de su Padre hoy.
Antes de observar las peticiones, comentamos lo que él pensaba de sus discípulos. En realidad tenía un alto aprecio, realmente un amor profundo por ellos. En esto eran personas que:
“del mundo me diste” (6)
“han guardado tu palabra” (6)
“han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti.” (7)
“las palabras que me diste . . . ellas las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti” (8).
Las peticiones por los discípulos son:
Sobre el alto propósito de vida:
- Para que tengamos el gozo de Jesucristo en nosotros. (13)
- Para que podamos ser guardados del mal (del maligno) en el mundo. (15)
- Para que tengamos la misma unidad que Cristo tenía con su Padre. (11, 21-23)
- Para que podamos sentirnos amado por Dios. (23,26)
Sobre el carácter de vida en los discípulos
- Que haya continuidad de entrega – para que ninguno se pierda. (12)
- Que haya santificación de vida. (17,19)
- Que seamos seguidores de la verdad. ( 17,19)
- Que seamos enviados – “Como tú me enviaste al mundo.” (18)[3]
Sobre la extensión de su palabra a otras personas
- “No ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,” (20)
- “Para que el mundo crea que tú me enviaste.” (21)
- “Para que el mundo conozca que tú me enviaste,” (23)
Jesús reconoció la oposición en el mundo, pero a pesar de ello, comenta con su Padre en cuanto al envío al mundo de sus discípulos. En ese envío, a la misma manera que él mismo fue enviado por el Padre, Jesús buscaba la unidad y la unión de las personas con su propia persona, una fe de entrega, el sentido del amor ágape de sacrificio. No cabe duda que aquí en estas palabras tenemos un argumento mayor sobre la unidad y la unión con Dios y entre co discípulos. Las disensiones, los pleitos, las competencias, las divisiones no son a la altura de Cristo Tenemos que escuchar a estas palabras de Jesús:
“para que sean uno, así como nosotros” (11)
“para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros;” (21)
“para que sean perfectos en unidad,” (23)
¿Cómo hemos de ser en nuestra oración? ¿Será con indiferencia, con apatía, con pesadez, o al contrario, con la pasión de Cristo frente al sufrimiento, frente a su agonía, pero con el enfoque en la gloria de Dios? ¿No tendremos la misma expresión, con su pasión y con la misma determinación de avance en su reino: “Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido y éstos han conocido que tú me enviaste.” (25)?
Jesús, el sumo sacerdote intercede por nosotros, por nuestro mundo. Es paciente, espera, espera el triunfo de justicia, de verdad, de santidad, y de vida eterna. Decimos en respuesta, “Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.” (Ap. 22:17).
Las manos de Jesús que tomaron los clavos por nosotros, ya en su ascensión han tomado el cetro de su reino. Su frente que cargó las espinas ahora carga la corona de gloria. El que es el Cordero de Dios, el León de Judah, el Hijo de Dios exaltado y entronado no se avergüenza en llamarnos sus hermanos. El Señor de Señores sigue siendo el Señor, el Capitán de nuestra salvación.[4]
LAS PREGUNTAS DE REFLEXIÓN
- De las observaciones sobre la gran comisión en Hechos 1:8, ¿cuál es la enseñanza que tú quieras más de poner por práctica?
- ¿Qué significa ser testigo de Cristo en la comisión que Cristo encomienda a sus discípulos?
- ¿Cuáles son las características del ministerio de Jesús, como el sumo sacerdote, que especialmente aprecias como misionero/a?
- Al tomar el modelo de Jesús en Juan 17, ¿cuáles son las dos peticiones mayores que también podremos orar como misioneros?
- ¿Tenemos la misma espera que Cristo tiene en el triunfo de justicia, verdad, santidad y vida eterna?
[1] Tendremos un escrito sobre el ministerio del Espíritu más adelante en este trabajo. Solamente, aquí, afirmamos algo en que todos podrían estar en acuerdo – es decir, que todos los discípulos, y todos los misioneros que hubieran seguido a los primeros, hayan necesitado la plena acción del Espíritu de Dios en poder para dar testimonio. Es por él, es por su bautismo y llenura que tenemos la bendición de dar testimonio como Jesús nos dijo en Hechos 1:8.
[2] Favor de ver el apéndice 5 de los textos de gloria que el Dr. Piper desarrolla en su libro, LET THE NATIONS BE GLAD. ..\LOS TEXTOS BÍBLICOS de la gloria de Dios.doc
[3] Ver las consideraciones de Juan 20:21 en este manuscrito.
[4] G.A. Chadwick, THE GOSPEL ACCORDING TO ST.MARK. (New York, N.Y.: A.C. Armstrong and Sons, (1902).
Fragmento Tomado de: Modelo Supremo de Misión, Dr. Peter Larson, M 4: Los Acontecimientos de la Encarnación: La cruz, la resurrección y la ascensión con sus posibles pautas para nuestra misión.