Liderazgo Para Jóvenes LECCIONES SOBRE LIDERAZGO Lección 02. 29 de mayo, 2011 |
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LIDERAZGO DE SERVICIO Traducido de Women in the Church, por S. G. Grenz y D. Muir Kjesbo. Página 216 y ss. Editado por Jorge Renato Sandoval García.
1. El liderazgo primordialmente implica potenciación; por encima de todo, los líderes sirven al pueblo de Dios como facilitadores del trabajo del reino. La iglesia es un mejor reflejo de su verdadera naturaleza como el cuerpo de Cristo cuando todos sus miembros, hombres y mujeres, usan los dones que Dios les ha dado en obediencia a Cristo. Pero persiste un tema, el del estilo de liderazgo. ¿Qué no el estilo de liderazgo en la iglesia, agresivo, orientado a los hombres, elimina a las mujeres de ser ordenadas para el ministerio?
2. La dominación masculina en la iglesia coincide con lo que podemos llamar una concepción distintivamente masculina del estilo de liderazgo. En la Edad Media el sacerdote era visto primariamente como un mediador de la gracia divina, el representante de Cristo en la batalla contra el pecado humano. Muchos que participan en el debate contemporáneo acerca de la mujer en el ministerio entienden el liderazgo como el ejercicio del poder sobre otros: el líder debe usar el poder inherente en el oficio para llevar a cabo su idea, programa o agenda. Al adoptar este punto de vista surge la pregunta de si las mujeres pueden ejercer el poder debidamente, en especial sobre los hombres.
3. Sin embargo, la falla principal de esta comprensión del liderazgo es que deja de lado la enseñanza de nuestro Señor. Jesús revela, en palabras y en acciones, que el camino divino de la vida descansa en una servidumbre humilde. Consecuentemente nuestro Señor dio la vuelta a las normas aceptadas, enseñando que ser un líder significa sobre todo ser un sirviente de otros (Marcos 10:42-45):
42–Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. 43Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros, será vuestro servidor; 44y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos, 45porque el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos.
4. El concepto de liderazgo de servicio está ganando adherentes en la sociedad de hoy. Por ejemplo, Robert Greenleaf, consultor en gerencia, escribe:
Un nuevo principio moral está surgiendo que sostiene que la única autoridad que merece la lealtad de alguien es aquella que libremente y a sabiendas es concedida por el seguidor al líder, en respuesta y en proporción a la claramente evidente estatura de servicio del líder… Al grado que este principio prevalezca en el futuro, las únicas instituciones viables serán aquellas que sean dirigidas predominantemente mediante el servicio.
5. Este principio se aplica directamente a los cargos por ordenación. Esto significa que la ordenación pone a una persona aparte para que sea un sirviente líder. Al llenar un papel de liderazgo en la iglesia, la persona que ha sido ordenada busca ser un servidor del pueblo. De hecho, la tarea fundamental del pastor consiste en conducir a todo el pueblo de Dios en el servicio (Efesios 4:11-13). Consecuentemente, antes que ser puesto en una posición de dominio sobre el pueblo, la persona ordenada se une a ellos, mientras buscan juntos obedecer al Señor de la iglesia. El documento de consenso Bautismo, Eucaristía y Ministerio articula bien el punto: “Los ministros ordenados no deben ser funcionarios autócratas o impersonales”. Más bien deben “manifestar y ejercer la autoridad de Cristo en la forma en que Cristo mismo reveló la autoridad de Dios al mundo, al comprometer su vida para la comunidad”.
6. Nuestro Señor quiere que la servidumbre humilde caracterice a cada uno de sus seguidores. Pero en esto los pastores deben poner el ejemplo. Deben ser “ejemplos de la grey (1 Pedro 5:3)” “en palabra, en conducta, en amor, en espíritu, en fe, en pureza (1 Timoteo 4:12)”. En breve, ellos deben ser modelos a la congregación del carácter y servidumbre a la manera de Cristo. Como quienes son escogidos por el Espíritu y dotados con responsabilidades especiales, a estas personas se han encomendado posiciones de liderazgo. Sin embargo, sus posiciones no conllevan licencia para promover metas egoístas, ni siquiera personales. Más bien les corresponde tomar el cargo con toda humildad y con el propósito de buscar el bien de toda la comunidad. |
7. Las personas que han sido ordenadas pueden encontrar aliento en el Nuevo Testamento para su tarea de actuar como líderes servidores. Por ejemplo, Pedro exhorta a los ancianos a servir de buena voluntad y con entusiasmo, no por codicia o por un deseo de “enseñorearse sobre” aquellos que les han sido confiados (1 Pedro 5:1-3). Por encima de todo, el Nuevo Testamento pone delante de nosotros el ejemplo de Cristo. Nuestro Señor declaró que aquellos que han de guiar a su pueblo debían ser siervos humildes (Marcos 10:42-44). Y él ilustró su enseñanza con su propio ejemplo de servicio humilde a favor nuestro (2 Corintios 8:9; Filipenses 2:5-8).
8. La mayoría de las tradiciones cristianas de hoy reconocen que el liderazgo de servicio es la función primaria de la persona que ha sido ordenada. Ni siquiera los que hoy se oponen a la ordenación de la mujer tienen la intención de negar la naturaleza de servicio de los cargos de ordenación. Por ejemplo, Piper y Grudem alegan que ellos tratan de mantener el liderazgo y la servidumbre en un balance correcto. Celebramos su esfuerzo por hacerlo así. Sin embargo la interpretación más jerárquica de la estructura de la iglesia de quienes se oponen, tiende a socavar su buena intención de mantener un enfoque en el servicio. Es difícil ver a los pastores fundamentalmente como siervos del pueblo de Dios cuando se cree que por la ordenación se concede poder y prestigio a unos pocos privilegiados. Este problema se complica cuando más de la mitad de la membrecía de la iglesia encuentra bloqueada la puerta a la ordenación por restricciones basadas solamente en su género.
9. Debemos reconocer que a menudo las mujeres, más que los hombres, han mostrado un entendimiento más perceptivo del significado del liderazgo de servicio. Además, en nuestra cultura las mujeres constituyen un símbolo de servidumbre más efectivo que los hombres. Pero aún así, muchos cristianos que de buena gana animan a las mujeres a ser servidoras en la iglesia les niegan un cargo de ordenación como una vía de servicio. Pero el liderazgo bíblico, orientado al servicio, queda simbolizado mejor por hombres y mujeres ministrando juntos en esta dimensión crucial de la vida de la iglesia. Estas consideraciones nos deberían predisponer hacia anticipar que el Espíritu llamará a las mujeres, así como a los hombres, a posiciones de liderazgo de servicio en la iglesia de Cristo.
ADVERTENCIAS
1. Este texto es parte de una discusión muy amplia sobre la participación oficial de la mujer en el ministerio “ordenado” de la iglesia. Aunque este no es por ahora el tema que nos ocupa, los conceptos relacionados con el liderazgo si tienen interés para nuestro estudio.
2. La “ordenación” es la investidura de una persona para ejercer el pastorado (o el sacerdocio) en la iglesia (u otra función oficial de responsabilidad), por resolución de una autoridad eclesiástica superior. Generalmente se otorga después de un proceso de evaluación de méritos y carácter, y se impone en una ceremonia. Se usan expresiones como ordenación al “santo oficio”, o al “santo ministerio”. Un ministro ordenado no necesariamente tiene su cuarto en orden, pero sí ha pasado por este proceso.
3. Aprovechando: La palabra griega que muchas veces se traduce como “ministerio” en las versiones del Nuevo Testamento es “diakonía”, que literalmente significa “servicio”. Así que un “ministro” es básicamente un “servidor” aunque el título sea apantallador.
4. Esta discusión se refiere a la posición de liderazgo del pastor (o ministro, o sacerdote, u obispo, o presbítero), pero también nos interesa hacerla extensiva a toda actuación como líder, sea formal o informal, de un grupo pequeño o de una gran congregación, para una empresa grande o una actividad pequeña.
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