Liderazgo Para Jóvenes LECCIONES SOBRE LIDERAZGO. Lección 08. 31 de julio, 2011 |
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EL LÍDER NEHEMÍAS Condensado del libro LIDERAZGO ESPIRITUAL, por J. Oswald Sanders. Editorial Portavoz. Editado por Jorge Renato Sandoval García.
NOTA PRELIMINAR. No podía faltar Nehemías. Siempre que se trata el tema del liderazgo en los círculos cristianos se hace referencia al libro de Nehemías, en la Biblia. Tal vez el libro más extenso y conocido en esta línea es PÁSAME OTRO LADRILLO, obra de Charles R. Swindoll, publicado originalmente en inglés en 1978.
Un amigo mío, líder de una iglesia, me escribió: “Muchos estudian Nehemías para aprender del liderazgo, pero no estoy seguro de ese uso del libro”. Me llama la atención que en el libro de Sanders, del que tomo esta lección, el inevitable capítulo sobre Nehemías es el último de 22. No puedo concluir nada, hasta que no hagamos una serie de estudios inductivos sobre este libro del Antiguo Testamento.
Mientras los invito a que leamos el libro de Nehemías y conozcamos esta maravillosa historia (y de paso el libro de Esdras). Que la lección de hoy nos sirva de estímulo. Recomiendo que veamos alguna Introducción al libro, de las que aparecen en las biblias de estudio. -JorSan.
Nehemías es uno de los líderes más inspiradores de la Biblia. Sus métodos parecen algo vigorosos, pero fueron usados por Dios para activar reformas espectaculares en la vida de su nación en un tiempo asombrosamente corto. Su carácter y sus métodos se analizan en este capítulo.
A. SU CARÁCTER. A1. Para Nehemías la oración formaba parte ordinaria de la vida y del trabajo. La oración fue su primera reacción cuando oyó de la situación en que estaban los inmigrantes en Jerusalén. Nehemías no era un extraño ante el trono de la gracia (Nehemías 1:4,6; 4:4,9; 5:19; 6:14; 13:14,22,29).
A2. Mostró valor ante el peligro: (6:11). Esta clase de intrepidez inspiraría a cualquier pueblo que estuviera desalentado.
A3. Su genuina preocupación por el bienestar de otros era tan evidente que aún sus enemigos se dieron cuenta de ella (2:10). Expresó su preocupación con ayuno, oración y lágrimas (1:4). Se identificó con su pueblo en sus tristezas y sus pecados (1:6).
A4. Exhibió una profunda prudencia. Sabía que con seguridad habría oposición, por lo tanto se aseguró de obtener cartas del rey como salvoconducto y para obtener los recursos que necesitaba para realizar la tarea (2:8). Planeó su estrategia con cuidado.
A5. A lo largo de sus aventuras corre una nota de precaución. No se abocó al trabajo de inmediato cuando llegó, sino que esperó tres días para evaluar la situación (2:11), aún haciendo reconocimientos secretos a la sombra de la noche. Cuando se dedicó al asunto mantuvo en secreto casi todas sus metas
A6. Podía tomar decisiones claras. No postergaba el responder al llamado difícil, sino que hería en lo vivo y pronunciaba juicio. Sus decisiones eran imparciales; no actuaba con favoritismo. Cuando hacía falta censurar, reprendía a los oficiales y ejecutivos, tanto como a los obreros (5:7).
A7. Mostraba una empatía extraordinaria para con los demás. Prestaba atención a las quejas y actuaba para remediar la situación (4:10-14; 5:1-13). Permitía que la gente llorara en su hombro; se compadecía de los demás.
A8. Era un realista; entendía los mecanismos del mundo real (4:9).
A9. Aceptaba la responsabilidad con la intención de seguir todas las tareas hasta el final, las agradables y las desagradables, hasta que el trabajo se terminara.
A10. Era un administrador vigoroso, un gerente de calma en la crisis, un iniciador intrépido, un ejecutivo resuelto y un líder perseverante. Era decidido ante las amenazas y vigilante contra la traición; fue un líder que se ganó y conservó la confianza de sus seguidores.
B. SUS MÉTODOS. B1. Nehemías levantó la moral de sus colegas, un aspecto importante en la obra de todo líder. Reforzó la fe de ellos haciendo que su foco cambiara de “es imposible” a “Dios es grande” (2:20; 8:10).
B2. La fe edifica la fe. El pesimismo destruye la fe. La principal tarea del líder espiritual es edificar la fe de los demás.
B3. Nehemías alentó mucho al pueblo. Cuando él llegó el pueblo estaba desalentado y desmoralizado. Primero reavivó la esperanza testificando de la visión y providencia de Dios, y luego aseguró la cooperación de ellos (2:18).
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B4. Las faltas y los fracasos deben corregirse, pero el método cambia totalmente los efectos. Nehemías podía notar los defectos del pueblo y hallar esperanza para un día mejor.
Su fe y su disciplina personal ganaron la confianza de ellos y establecieron su autoridad. Nehemías se enfrentó inmediatamente con debilidades potenciales en su proyecto, como los dos casos siguientes:
1. El pueblo estaba desanimado y cansado. Los opositores le hacían la vida imposible (4:10-18). La pila de escombro aumentaba y estorbaba el avance. Nehemías primero dirigió la mirada de ellos hacia Dios, luego los armó y los ubicó en puntos estratégicos. Aprovechó la fuerza de la unidad familiar, y ordenó que la mitad de la familia trabajara mientras la otra mantenía la vigilancia y reposaba. El pueblo recuperaba el valor a medida que Nehemías resolvía los problemas verdaderos mediante la acción decisiva.
2. El pueblo estaba desilusionado por la avaricia de sus propios hermanos ricos (5:1-15). La mayoría del pueblo vivía en tierra hipotecada; algunos habían vendido sus hijos a la esclavitud para cumplir con las obligaciones. Los hijos de los indigentes eran víctimas de una economía donde la riqueza estaba en las manos de unos pocos que no iban a abrir el puño. Nehemías escuchó sus historias y se compadeció de su sufrimiento. Reprendió a los nobles por su despiadada usura, y apeló a ellos para que dieran alivio inmediato a sus hermanos. La respuesta de los nobles fue simple (v.12).
B5. Nehemías restableció la autoridad de la Palabra de Dios en la vida del pueblo ((8:1-8). Las reformas que instituyó habrían durado poco tiempo o habrían sido imposibles sin ella.
B6. Nehemías podía organizar proyectos y personas. Antes de hacer planes detallados llevaba a cabo un cuidadoso estudio de la situación (2:11-16). Hizo una evaluación detallada del personal disponible. No descuido la poco atractiva documentación del trabajo. Estableció objetivos claves, los asignó a líderes responsables (hombres de fe y piedad), y los puso a trabajar (7:1-3).
Otorgó el reconocimiento adecuado a sus líderes secundarios, mencionándolos por nombre e indicando el lugar donde cada uno trabajaba (3:1-32). Les hizo sentir que eran más que meros engranajes de una máquina. Practicó la sabia delegación de la responsabilidad (7:2). Tenía mucha confianza en la integridad de los subordinados que escogía. Todo esto abrió el potencial de liderazgo a otros.
B7. Nehemías se enfrentó a la oposición sin forzar una confrontación violenta. Aguantó insultos, insinuaciones, intimidación y traición. Pasó a través de ellas con la cabeza en alto y los ojos bien abiertos, con mucha oración (4:9).
Siempre que pudo ignoró al adversario. Siempre tomó precauciones (v. 16). Nunca permitió que la oposición desviara sus energías de la tarea central. Siempre mantuvo su fe en Dios (v. 20).
La prueba de que el liderazgo espiritual es efectivo es la realización del objetivo. En el caso de Nehemías la crónica está clara: “Fue terminado, pues, el muro…” (6:15).
TRANSFONDO HISTÓRICO.
El libro de Nehemías concluye la historia del AT, cuando a los judíos exiliados se les permitió el regreso a su país de la cautividad en Babilonia. Junto con Esdras registra la historia de los tres regresos de exiliados a Jerusalén. Esdras cubre acontecimientos asociados con los primeros dos regresos (538 a.C. y 457 a.C.), y Nehemías registra sucesos durante el tercer regreso (445 a.C.).
Mientras que el libro de Esdras se concentra en la reconstrucción del templo, el enfoque del libro de Nehemías es la reconstrucción del muro de Jerusalén. Ambos libros recalcan la importancia de la recuperación espiritual y la consagración a Dios y su Palabra.
Nehemías, contemporáneo de Esdras, servía de copero a Artajerjes I (rey de Persia) cuando recibió la noticia de que los exiliados que habían regresado a Judá de Babilonia y Persia estaban en deshonra, y el muro de Jerusalén todavía estaba en ruinas.
Después que Nehemías intercedió por la situación difícil de Jerusalén, el rey Artajerjes lo autorizó de modo providencial para que fuera a Jerusalén como gobernador y reconstruyera los muros de la ciudad. Como era un dirigente inspirado, animó a sus compatriotas de manera que reconstruyeron el muro por completo en sólo cincuenta y dos días a pesar de la oposición tenaz. Nehemías gobernó por doce años; después de una visita breve a Persia, sirvió un segundo período como gobernador de Judá (cf. 2:1; 13:6-7a).
Esdras, el sacerdote, asistió a Nehemías en la promoción del avivamiento espiritual y la reforma entre el remanente que regresó. Es posible que Nehemías ayudara a Esdras a escribir este libro. La historicidad del libro de Nehemías la confirman documentos antiguos descubiertos en 1903, y llamados los Papiros Elefantinos, que mencionan a Sanbalat (2:19), Johanán (12:23) y el reemplazo de Nehemías en la gobernación cerca de 410 a.C. |
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