Primera Parte
El 18 de abril de 2007 tres cristianos protestantes fueron cruelmente asesinados en la ciudad de Malatya, al este de Turquía, por jóvenes miembros de la Fundación Islamista Ihlas de Malatya. Un cable de prensa indica que “uno de los asesinos detenidos dijo que el crimen ‘debería ser una lección para los enemigos de nuestra religión’. Las víctimas, atadas de manos y pies, fueron torturadas y encontradas degolladas … La autopsia de las víctimas ha revelado que una de ellas murió tras recibir más de cien cuchilladas que en forma de tortura sistemática le aplicaron a todo el cuerpo” [1].
El cable continúa diciendo:
PERDÓN AL ASESINO
Susanna Geske, la esposa del ciudadano alemán asesinado, aseguró el pasado viernes 19 de abril que «como cristiana» ha «perdonado a los asesinos», y agregó que se quedará a vivir en Malatya, junto con sus tres hijos [2].
De igual forma, un e-mail publicado en un blog expresa que durante el funeral de una de las víctimas de origen turco, “Aproximadamente diez líderes turcos proclamaron abiertamente el Evangelio frente a las cámaras de televisión … Audazmente y con gentil firmeza, cada uno compartió su fe en Cristo, y su perdón de los que cometieron tan horrendas muertes … espontáneamente, en un momento no planeado – la esposa de Necati pidió para hablar. En medio de sus lágrimas ella habló de su perdón a los mismos hombres que habían torturado y matado a su preciado esposo y padre de sus hijos…” [3].
Con todo respeto para los pastores y las dos esposas, deseo aclarar que la urgencia demostrada para perdonar (algo muy popular entre cristianos hoy) a los perpetradores de crímenes horrendos merece ser analizada bíblicamente.
En primer lugar, debemos preguntarnos, ¿de qué fueron perdonados los asesinos? Obviamente, no puede ser del pecado de matar. Desde el punto de vista humano, sólo las personas que fueron ejecutadas pueden perdonar a sus asesinos, y a menos que lo hayan hecho antes de morir, es imposible que lo puedan hacer ahora que ya están muertos. Por consiguiente, no corresponde que las esposas perdonen a los asesinos de sus esposos por el pecado de asesinato.
Segundo, en el plano divino la muerte premeditada de un ser humano sólo puede ser perdonada por Dios, ya que los hombres son portadores de Su imagen, y para que el perdón de Dios sea otorgado debe de haber arrepentimiento genuino de parte del culpable, lo que incluye la entrega de su vida a Cristo como Señor y Salvador.
Tercero, es lógico suponer que el perdón al que se refieren las esposas debe ser con respecto al daño causado por los asesinos a sus familias, el cual consistió en haber quitado un esposo y un padre de la vida de ellas y de sus hijos. Los asesinos no sólo violaron el sexto mandamiento sino también el octavo (no robarás). Pero el problema aquí es que el perdón personal sólo puede emitirse si el ofensor ha sido confrontado y subsecuentemente se arrepiente (Lc. 17:3-4), los que nos lleva al siguiente punto.
Cuarto, el registro bíblico parece indicar que solamente aquellos que se arrepienten pueden ser perdonados. Lucas 17:3-4 dice:
“Si tu hermano pecare contra ti,
repréndele;
y si se arrepiente,
perdónale.
Y si siete veces al día pecare contra tí,
diciendo: Me arrepiento;
perdónale”.
Mateo 18:15-21 expresa el mismo concepto y aun más, establece que si la persona que comete una falta no se arrepiente luego de ser confrontada por el ofendido, los testigos y la iglesia sucesivamente, no debe ser perdonada. Estos pasajes bien pueden ser los que regulan o cualifican las condiciones bajo las cuales se debe perdonar. Es a la luz de estos pasajes que debemos interpretar aquellos pasajes que hablan del perdón sin mencionar el arrepentimiento. Conclusión: Dios no nos exige que perdonemos a todo individuo sin el requisito de arrepentimiento como condición.
Quinto, ni siquiera Dios perdona sin condiciones. ¿Necesito presentar los versículos?
La pregunta a estas alturas podría ser:
¿Qué quisieron decir las esposas con “perdonamos a los asesinos de nuestros esposos? Las especulaciones podrían multiplicarse, pero pienso que en realidad estaban entregando su dolor a Dios para no permitir que la amargura, el resentimiento y los deseos de venganza fermenten en sus vidas y les quiten la paz del Señor. Creo honestamente que las palabras no fueron las más apropiadas, en primer lugar porque atenúan la gravedad del crimen, y segundo porque expresan un idealismo irreal que no representa propiamente la ética cristiana.
El mensaje emergente desde la plataforma durante el funeral, en el que aparentemente estaban presentes varios pastores, debió incluir indignación moral, la exigencia de que se haga justicia, y la oferta a los asesinos de que el perdón de Dios está disponible pero con ciertas condiciones establecidas por él. Esto último no sin antes dejar bien en claro que “horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo.” Existe un infierno donde los criminales pagarán por las transgresiones contra Dios y el hombre. Esto se les debió decir a estos asesinos y a los elementos de la sociedad turca que en potencia pueden repetir la carnicería. Sólo entonces se les puede hablar de la misericordia de Dios regulada por Sus condiciones. Lo de siempre, primero las malas nuevas, luego las buenas. <>
Referencias
- http://protestantedigital.com (se quitó la referencia actual: http://www.protestantedigital.com/new/leernoticiaUH.php?5661)
- Ibid.
- (se quitó la referencia actual: http://www.returnnow.org/the-journal/3-christians-brutally-tortured-murdered-in-turkey-their-testimony-lives-on.html)
PARA MÁS: Lea la Segunda Parte
Pablo Santomauro fue subdirector de CIR. “Apología Cristiana”, CIR, P.O.Box 846, Montebello, Cal. 90640-EE.UU. URL de CIR: (en español). El Centro de Investigaciones Religiosas (CIR) es una organización interdenominacional especializada en la apologética de sectas. Fue pastor ordenado, autor profuso de artículos relacionados con la disciplina de la apologética cristiana y conferencista especializado en sectas y religiones comparada.