Los Pactos, Cómo Dios se relaciona con nosotros
Capitulo 6, Un Resumen a los Pactos
Estudios para el profesor Delmar IntVeld
Hemos visto que los pactos nos ayudan a entender que Dios tiene un solo propósito: tener un pueblo propio y ser su Dios. Él no cambió su plan en diferentes dispensaciones porque su plan había fracasado. Él ha revelado su propósito por medio de la revelación progresiva. Las promesas a Adán y Eva y a Abraham fueron cumplidas cuando Cristo vino como la simiente de Abraham y cuando sobre la cruz derrotó a Satanás, y Cristo sigue bendiciendo al mundo porque la salvación que él ofrece es para todos los que creen en él.
Todos los que están bajo el Pacto con Abraham, el Pacto del Sinaí o el Nuevo Pacto son llamados el pueblo de Dios. Dios es su Dios y ellos son su pueblo. Dios tiene solamente un pueblo y un plan eterno para su salvación.
El pecado rompió la comunión que Adán y Eva tenían en el jardín. Dios, a través de toda la Biblia, nos enseña acerca de su deseo de tener un pueblo que sea suyo, que le ame y le sirva. En el libro de Apocalipsis, cuando la nueva Jerusalén desciende, finalmente vemos el cumplimiento perfecto del plan de Dios. << ¡Aquí, entre los seres humanos, está la morada de Dios! El acampará en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios.>>
Dios no sólo reveló claramente su propósito de <<tener un pueblo>>, sino también su deseo de que este lo escogiera libremente. La parábola de las diez minas en Lucas 19:11-27 cuenta de los súbditos que odiaban al hombre de la nobleza, que fue a un país lejano para ser coronado rey y luego regresar. Dice:
Lucas 19:14 <<Pero sus súbditos lo odiaban y mandaron tras él una delegación a decir: “No queremos a éste por rey”>>.
El rey, ya coronado, dijo:
Lucas 19:27 <<“Pero en cuanto a esos enemigos míos que no me querían por rey, tráiganlos acá y mátenlos delante de mi”>>.
El hombre de la nobleza, que fue para ser coronado rey, representa a Cristo, quien ha sido coronado rey y regresará. Cristo será el Dios de aquéllos que quieren que sea su Dios. Cristo castigará a aquéllos que no quieren que reine sobre ellos como su Dios.
Dios quiere que le respondamos porque queremos que sea nuestro Dios. En la relación de pacto con Dios, es Dios quien establece los términos del pacto y nosotros debemos aceptar esos términos o no podemos participar en el pacto. Participamos en el Nuevo Pacto por arrepentirnos y tener fe. Cuando tenemos fe, Dios gratamente perdona nuestros pecados.
Desde el principio, el plan de Dios era redimir un pueblo para sí mismo. Las personas que han participado en cualquier pacto son el pueblo de Dios. Dios siempre ha buscado la fe y la obediencia. La revelación de su propósito fue progresiva. Con la revelación completa en Jesucristo, comprendemos su plan mejor que los profetas de antes. Las profecías cumplidas siempre son más comprensibles que lo profetizado.
¡Qué hermoso es ver el panorama del plan de la redención que comenzó antes de la creación del mundo! (Efesios 1:4). ¡Qué importante es demostrar nuestra fe siendo obedientes a Dios bajo el Nuevo Pacto!
Hebreos 2:2-3 2 Porque si el mensaje anunciado por los ángeles tuvo validez, y toda transgresión y desobediencia recibió su justo castigo, 3 ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande?
Los pactos revelan el propósito de Dios en crear al mundo. Dios quiere tener una relación con su pueblo para ser su Dios y para que el pueblo sea su pueblo. Si Adán y Eva no hubieran pecado, toda la humanidad hubiera sido su pueblo. La salvación provista por Dios es siempre sobre una base voluntaria, para aquéllos que quieren entrar en una relación de pacto con Dios. Todas las cláusulas condicionales demuestran que Dios no fuerza a la gente a entrar en la relación de pacto; tampoco los escoge de manera que no puedan resistirse a su voluntad. La gente debe escoger entrar en la relación correcta con Dios, que implica tener fe y obedecerle.
Éxodo 19:5-6
5 <<“Si ahora ustedes me son del todo obedientes, y cumplen mi pacto, serán mi propiedad exclusiva entre todas las naciones. Aunque toda la tierra me pertenece, 6 ustedes serán para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.”
>>Comunícales todo esto a los israelitas.>>
Note que los versículos de arriba están dirigidos al pueblo de Israel, el pueblo escogido por Dios. Él quiere que sean su pueblo especial, su propiedad exclusiva. Estas mismas personas, sin embargo, no obedecieron ni guardaron el pacto y luego se les prohibió la entrada a la tierra prometida. Sí, es posible ser escogido por Dios y no poder entrar en el cielo.
Hebreos 3:10, 11, 18, 19
10 <<Por eso me enojé con aquella generación, y dije: “Siempre se descarría su corazón y no han reconocido mis caminos.” 11 Así que, en mi enojo, hice este juramento: “Jamás entrarán en mi reposo”.>>
18 ¿Y a quiénes juró Dios que jamás entrarían en su reposo, sino a los que desobedecieron? 19 Como podemos ver, no pudieron entrar por causa de su incredulidad.
Así que, aquí tenemos un ejemplo del pueblo escogido por Dios que no alcanzó su salvación por causa de su incredulidad. Yo pregunto a los calvinistas, ¿cómo podrían los escogidos de Dios resistirse a su llamado para ser su propiedad exclusiva? Es claro que la Biblia enseña que podemos resistirnos. Es claro que Dios quiere un pueblo que voluntariamente le responda a él como Señor.
Los pactos, entonces, demuestran que el único Dios tiene un propósito y es tener un pueblo que le responda y le siga como su Dios. La salvación es siempre por causa de la gracia de Dios y siempre por medio de la fe. La revelación es progresiva. Aquéllos bajo el Antiguo Pacto no sabían de Cristo y necesitaron tener fe y obedecer los términos del pacto que los gobernaba. Nosotros hoy día necesitamos tener fe y obedecer los términos del Nuevo Pacto. La obediencia de aquéllos nunca fue perfecta, ni la nuestra. La obediencia es el fruto de nuestra fe, no la base del perdón.
El Pacto con Abraham nos enseña que las bendiciones de la salvación vienen por medio de la fe. El Pacto del Sinaí nos enseña lo que Dios demanda. El Nuevo Pacto nos enseña que Dios nos da lo que él demanda. Llevamos nuestros pecados al Señor y él nos da su justicia. Hay un solo pueblo de Dios. No existe un plan para Israel y otro plan para la Iglesia.
¿Se ha arrepentido? ¿Ha puesto su fe en Cristo? ¿Ha sido bautizado? ¿Continúa usted en la fe y obedece sus mandamientos? ¿Piensa usted en la fe como una decisión que se toma una sola vez para recibir a Cristo o vive usted por la fe? ¿Está produciendo el fruto de la obediencia mientras que camina en una relación de pacto con Dios?
Estas preguntas importantes tienen que ver con nuestro destino final. Si usted ha confiado en la decisión que hizo una vez de recibir a Cristo, pero no ha continuado en la fe, ni ha producido fruto, es posible que esté engañándose usted mismo. En la Biblia, la fe es una manera de vivir. Los justos vivirán por la fe significa que vivimos nuestra vida caminando por fe y obedeciéndole a Dios. No significa: <<Señor, sálvame, pero déjame continuar gobernando mi propia vida>>.
Hay dos errores frecuentes en cuanto a nuestra salvación: (1) Los que creen que pierden su salvación cada vez que pecan o por lo menos cuando cometen un pecado grave. La sangre que Cristo ha derramado por nosotros en la cruz nos limpia de todo pecado. No nos salvamos y perdemos, salvamos y perdemos cada vez que pecamos. (2) Los que creen que si alguien ha hecho una decisión de recibir a Cristo como Salvador no puede perder la salvación jamás sin importar lo que haga. Este concepto enfatiza la decisión más que la relación con Dios que el pacto demanda.
La Biblia habla con frecuencia de ser <<eliminado>> del pacto o de ser <<desgajado>>. La fe es la condición principal para la salvación. La fe debe ser permanente y continua. Nos volvemos seguidores del Salvador. Todas las advertencias en las Escrituras tienen que ver con no continuar en la fe. Cuando estamos en Cristo y caminamos por fe, tenemos la seguridad de nuestra salvación.
I Juan 5:4, 5, 10-12 4 Porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Ésta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe. 5 ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
10 El que cree en el Hijo de Dios acepta este testimonio. El que no cree a Dios lo hace pasar por mentiroso, por no haber creído el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. 11 Y el testimonio es éste: que Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en su Hijo. 12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida.
Podemos tener seguridad porque sabemos que tenemos fe en Cristo y al mismo tiempo se nos advierte de la necesidad de continuar caminando por la fe. Alguien que se aparta de la fe o abandona la fe, no tiene al Hijo y no tiene la vida.
Tomar la decisión de recibir a Cristo puede ser el comienzo verdadero de nuestra vida cristiana. Algunos, sin embargo, se sorprenderán cuando lleguen al día de juicio, porque no perseveraron en su fe. Jesús dirá: Mateo 7:23 <<Jamás los conocí. ¡Aléjense de mí, hacedores de maldad!>>
Enseñanzas Básicas de Nuestra Fe – Estudios por el profesor Delmar IntVeld
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