DESESPERANZA PARA LAS NACIONES
-Pablo Santomauro
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Nota: La siguiente es una trascripción de una clase de introducción al budismo. Es por ello que predomina en el texto el estilo oral típico de un salón de clase o en su defecto, de una conferencia.
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Si bien estaremos hablando tangencialmente de las mayores divisiones o ramas dentro del budismo, debido a limitaciones de tiempo hemos escogido acercarnos al tema desde la perspectiva de los universales y no de los particulares. Estaremos trabajando con sus orígenes, las cosas comunes a las diferentes ramas del budismo, y para terminar haremos una comparación entre el budismo y el cristianismo para establecer algo que es muy fácil discernir, la superioridad del cristianismo.
Introducción
Por siglos el budismo ha sido la religión dominante del lejano oriente. Sigue siendo la religión predominante en China, Corea, Japón y el sudeste de Asia. A medida que aumentó la inmigración oriental en los EEUU, el budismo fue avanzando y en el día de hoy tiene un gran impacto. Es la religión dominante en el estado de Hawai.
Podemos ver al Buda en los lugares donde se venden donuts y en los lugares de venta de comida china. Si usted observa, va a notar la estatua del señor gordito con la barriguita al aire en la posición del loto, y a sus pies siempre algunas frutas u otro alimento, que son ofrendas o sacrificios presentados al Buda. Algunos le frotan la barriguita para tener suerte en ese día (un ejemplo de la ignorancia supersticiosa que predomina en el oriente).
Curiosamente, debido a la política de puertas abiertas y de libertad religiosa, los extranjeros traen con ellos sus religiones paganas, y debido a que este país ha entrado en una época post-cristiana (los valores y principios cristianos se dejaron de lado y han sido pisoteados realmente en muchos casos), en vez del cristianismo influenciar a estos extranjeros, son ellos los que influencian la cultura. Entre los personajes famosos que profesan el budismo tibetano (una de las tantas variantes de budismo) tenemos a Richard Gere y Steven Seagal. Estos no solamente son fieles devotos sino que se dedican a promover la religión usando su condición de actores famosos y sus películas.
EL budismo es popular en Hollywood y en la industria del entretenimiento en general, incluyendo la música. También lo es a nivel de las capas pudientes. ¿La razón? Es muy tolerante en cuanto a valores morales — a pesar de mencionar en sus doctrinas ciertos llamados a una vida recta, los budistas no se han dedicado nunca a dar una explicación detallada de cuál es la vida recta que proponen. Como resultado de esto, ustedes nunca van a escuchar cosas como “No fornicarás”, “no adulterarás”, o ninguna mención que critique o condene el homosexualismo.
Otra ventaja que ofrece el budismo, y los que han visto la película “Pequeño Buda” se han dado cuenta probablemente, es que si usted se propone ser un budista que toma en serio su filosofía, no va a gastar mucho en muebles — esto es bueno, conociendo el precio exorbitante de los muebles en estos días.
Los que vieron The Golden Child con Eddie Murphy ya entendieron que ser budista significa no tener que preocuparse si pierden las llave de su coche —- claro, tienen que tener siempre junto a ustedes un pequeño monje amigo que pueda canalizar suficiente energía como para poder arrancar el auto. En fin, Hollywood también les va a enseñar que otro de los beneficios de ser budista es siempre poder decir la frase correcta en cualquier situación y en cualquier momento.
Otra ventaja es que no hay condenación en el budismo. Más adelante estaremos viendo esto.
Origen histórico y su fundador, el Buda
El budismo comienza como un desprendimiento del hinduismo en la nación de India. Supuestamente su filosofía se construye basada en las enseñanzas de un gurú hindú al que se le llamó el “Buda”, i.e., el “Iluminado”.
He aquí un personaje del cual no se llegó a escribir nada, ni se coleccionaron sus enseñanzas hasta aproximadamente 1000 años después de su muerte. El problema se acentúa cuando encontramos que este gurú nunca tampoco escribió nada. Históricamente es imposible verificar la existencia de este hombre. No tenemos documentos de testigos presénciales ni escritos que daten de la supuesta época en la que vivió, durante el siglo sexto antes de Cristo.
Unos pocos manuscritos datan de cuatrocientos o quinientos años después de su muerte. El grueso de los manuscritos existentes datan de 1000 años después de su muerte.
Debido al tremendo lapso de tiempo entre su existencia y los primeros documentos, aun los mejores historiadores tienen problemas para narrar la historia del Buda – existen historias que conflictúan entre ellas. Por supuesto que un milenio es más que suficiente para generar mitos y leyendas alrededor de este personaje, o sea, para falsificar y modificar la vida y las doctrinas del gurú.
A nosotros hoy en día, en el caso del fallecimiento de algunas personas, apenas nos lleva unas pocas horas crear en nuestra imaginación un individuo con excelentes virtudes cuando en realidad la persona fue en vida un individuo detestable. Usted entra en la casa fúnebre donde están velando a esta persona conocida, y es probable que escuche a la gente hablar del difunto tan bien que uno tiene que asegurarse y confirmar que está en el velorio correcto porque a lo mejor se equivocó. Todo esto en unas pocas horas. Imagínense en cientos de años lo que se puede hacer con un individuo como el Buda, del cual no tenemos escritos ni testimonios de testigos oculares, ni nada que sirva de referencia para conocer sus actividades o enseñanzas —– se pueden hacer maravillas, y así surgen las leyendas y mitos acerca del Buda.
Ni los mismos historiadores pueden pegar esto ni con “superglue”. Humpty Dumpty se rompió en pedacitos desde el principio y ni todos los hombres ni los caballos del rey pueden armarlo de nuevo. Los cristianos, por el contrario, poseemos una narración histórica precisa escrita por testigos oculares de la persona de Jesús, de su vida y los acontecimientos en torno a ella, así como el escenario político, cultural y geográfico de la época, rica en detalles.
El problema se complica más con el desarrollo de dos tradiciones literarias contradictorias: Pali y Sanskrit. Estas tradiciones literarias divergentes produjeron cientos de sectas budistas que se contradicen en puntos mayores de doctrina.
Inexistencia de fuentes primarias
Resumiendo, y perdonen que repita:
Debido a la falta de materiales originales para construir la historia del Budismo, los expertos modernos dudan seriamente la confiabilidad de las leyendas tradicionales sobre el Buda. A decir verdad, si él viviera hoy en día, no reconocería l
a religión que lleva su nombre. Debido a que los mismos budistas no se pueden poner de acuerdo en cuando a los “datos” de la vida y las enseñanzas de su gurú, existe razón más que suficiente para dudar toda la historia de Buda.
Lo que sabemos
Son pocas las cosas en las que los eruditos están de acuerdo en cuanto a este gurú hindú. Nació alrededor del 563 a.C. en lo que hoy se conoce como Nepal. No se conoce su nombre con exactitud. Aquellos nombres que los historiadores preservan tienen diferencias en el deletreado. Una variación es Sidarta Gautama (la más conocida). Aunque este nombre es puesto en duda por varios eruditos, nosotros lo usaremos por falta de mejor alternativa.
También se concuerda universalmente en que Gautama nunca intentó crear una nueva religión. Nació hindú, vivió como hindú, y murió hindú (483 a.C.). Los mitos y leyendas que florecieron en torno a su persona durante los siglos no son una guía confiable para saber lo que realmente creía y practicaba.
A medida que el budismo evolucionó con el paso de los siglos, muchos autores de diferentes culturas expusieron sus propias ideas en el nombre del Buda. En otras palabras, así como un perro junta pulgas de diferentes lugares, el budismo fue acumulando ideas de diferentes autores y culturas. Como resultado, el budismo desarrolló contradicciones inherentes.
Lo que debería ser un factor para avergonzar a cualquier exponente serio de una religión, estas contradicciones por el contrario, fueron adoptadas como un emblema de honor. Por consiguiente, el pronunciamiento de declaraciones contradictorias se ha convertido en una característica fundamental en el Zen Budismo y otras formas esotéricas de budismo.
Los mitos
La innumerables y fascinantes leyendas sobre las historias de su niñez, su casamiento, sus caminatas por el bosque y su iluminación no son de confiar. Se supone que Sidarta nació en una familia rica y creció totalmente aislado de la pobreza y el sufrimiento galopante de la cultura que lo rodeaba. Algunas leyendas exageran la riqueza de la familia y otras aun lo ubican como parte de la realeza. NO existe en absoluto ninguna evidencia histórica para apoyar estas leyendas.
Su padre (Suddhodana), dice el cuento, era el regidor de una zona cerca de los Himalayas, la zona que hoy se conoce como el Nepal.
El padre protegió a su hijo del mundo exterior confinándolo a vivir dentro del palacio, rodeado de placeres y riquezas. Se casó y a la edad de 29 años tuvo un hijo. Una leyenda dice que las pocas veces que se le permitía a Gautama salir fuera de los muros del palacio, su padre se aseguraba que la gente que Buda veía estuviera siempre sonriente y feliz. La intención del padre era que Gautama no viera la pobreza y el sufrimiento.
La otra versión dice que Gautama, burlando la vigilancia del padre, se escabulló fuera de los muros y se encontró con el lado amargo de la vida.
Cuenta la historia que Gautama vio cuatro cosas: un hombre viejo, un hombre enfermo, un muerto y un mendigo. Realmente Sidarta no vio nada extraordinario. El hombre viejo lo veo todos los días cuando me miro al espejo, y no tengo ni que salir de mi casa. El hombre enfermo lo veo cada vez que saludo a mi vecino que continúa fumando a pesar de todo. El mendigo lo veo a una cuadra de mi casa en la cafetería de la esquina, y si no le doy un dólar cada vez que voy a comprar un café, no voy a ver al muerto, yo voy a ser el muerto. Estos limosneros de hoy son muy “pesados”, como la crónica policial lo establece (a este tipo de “manga” se le llama en inglés “solicitación agresiva”, un nombre sofisticado para definir las actividades de los “linyeras” prepotentes).
La cosa es que desobedeciendo los deseos de su padre, Gautama decidió un día ir más allá de los muros de su palacio donde había pasado toda su vida. Como consecuencia, por primera vez en su vida tuvo contacto con el dolor y el sufrimiento de los “inmundos” pobres de la casta más baja del sistema en la India, llamados “intocables”. Al ver todo eso se sintió culpable porque el vivía en medio del lujo.
Poco a poco se obsesionó tanto psicológicamente con su culpabilidad, que finalmente en lugar de hacer algo positivo para aliviar el sufrimiento humano (fundar un hospital o un comedor público, para ponerlo en términos modernos), Sidarta decidió aumentar el sufrimiento humano abandonando a su familia para convertirse en un monje/limosnero hindú y vagar por las junglas de la región buscando una solución para el problema del mal y el sufrimiento.
Punto — Haciendo sufrir a su familia y sufriendo él mismo, agregó más sufrimiento a la humanidad. ¡Vaya forma de estar preocupado por el sufrimiento de la humanidad! Pero este es el problema con el hinduismo y el budismo, causan sufrimiento con sus sistemas de creencias.
Durante seis años Sidarta vagó de un lado a otro por los campos y junglas pidiendo limosna y abusando su cuerpo a los efectos de purificar su alma. La leyenda dice que Sidarta aprendió a vivir con un grano de arroz al día —- evidentemente esto lo redujo a prácticamente un esqueleto ambulante. De esa manera descubrió que el ascetismo no era un buen camino para lograr autorrealización, paz e iluminación.
Hasta quiso acostumbrar a su propio burro a no comer. El pobre burro murió a las tres semanas de no probar bocado. La tradición cuenta que ante la muerte del pobre animal, las palabras de Sidarta fueron: ¡Justo ahora que se estaba acostumbrando!
Aclaro para que “conste en actas”, que esta última aserción es sólo una nota humorística; no se encuentra entre las tantas leyendas del budismo.
¡Y se hizo la luz!
Bien, continuamos. Luego de seis años parece que estando sentado debajo de una higuera, un Bhodi (árbol de la sabiduría), llegó a la conclusión que la causa de todos sus sufrimientos se debían a su fracaso de poder encontrar un camino intermedio entre el placer y el dolor, la alegría y la tristeza, la riqueza y la pobreza, etc., etc.
Sidarta tuvo ambas experiencias, fue de un extremo a otro en su vida, pero ambas lo habían dejado insatisfecho.
Entonces, ¡una nueva y gran idea vino a su mente! Su problema real era que él aun tenía DESEOS. Como esos deseos no fueron satisfechos o saciados, él se sintió desatisfecho. Por lo tanto, la solución para evitar la frustración y el sufrimiento que ésta causa, era poder llegar al punto donde él no tuviera ningún deseo de nada, ni del bien ni del mal, ni deseos de volver con su esposa y su hijo, ni deseos de ayudar al pobre, nada de nada. ——- ¡LA SOLUCION! Erradicar los deseos / no tener más deseos / jihad contra los deseos.
Con estas “grandes” ideas, este hombre fue proclamado “Buda”, el “Iluminado”. ¿Significó esto que volvió con su esposa e hijo y cumplió con su obligación moral? No, su familia continuó abandonada. La seudo iluminación de Sidarta fue intensamente egocéntrica, egoista, interesada — éste es aún uno de los mayores problemas del budismo. Es una religión que satisface el ego y nada más que el ego, por eso es que el budismo crece rápidamente en los EEUU, una sociedad materialista por excelencia.
Retomando el hilo, estamos en que la solución es erradicar los deseos de la vida de una persona para evitar la frustración que trae la no satisfacción de esos deseos — quiero ser rico, no puedo; quiero lucir como Arnold Schwarzenegger, voy al gimnasio tres años pero no puedo; quiero estar casado con Jennifer López, no puedo —- todo esto me hace sufrir. Solución: Eliminar los deseos de mi vida.
Ahora que el hombre ya es el “Buda” (el iluminado / alcanzó el estado de Nirvana / el grado más alto de divinid
ad — conciencia) se supone que ya no tiene más deseos. Uno hubiera esperado que el hombre se retirara a una cueva y muriera aislado del mundo. Pero aparentemente hubo un deseo que no pudo eliminar, el deseo de predicar sermones y de hacer convertidos.
Ese deseo quedó vivito y coleando por unos cuantos años. Una vez más, típico de todo falso maestro, no pueden vivir o poner en práctica lo que predican. Yo no me explico como se pudo construir toda una religión basada en una contradicción, en las enseñanzas de un hombre cuya vida fue una contradicción. Pero me imagino que es posible, mientras sigan naciendo varios incautos por minuto, y mientras el dinero exista para que estos maestros iluminados vengan a predicar al mundo occidental, claro que se puede fabricar una religión todos los días. [Observación: los iluminados no van al África u otras regiones pobres a enseñar su budismo. Vienen a las naciones industrializadas — ¿Por qué? Por el billete.]
Continuamos: de acuerdo con la leyenda, de los iluminados labios de Sidarta emanaron la CUATRO NOBLES VERDADES, EL CAMINO DE OCHO SENDEROS (sendero óctuplo), LAS DIEZ PERFECCIONES, y otras sofisticadas enseñanzas. La verdad es que Sidarta nunca enseñó nada de estas cosas. Estas doctrinas fueron desarrolladas muchos siglos después de su muerte y el nombre del Buda fue invocado sobre estas cosas para darles un aire de autoridad.
Para corolar el cuento, digamos que Sidarta arrastró tras de sí una audiencia numerosa y ávida en la India, gente que en su mayoría estaban desilusionadas con el hinduismo.
Sidarta muere a la edad de ochenta años, cuenta la leyenda. La causa fue una intoxicación alimenticia que le produjo vómitos, hemorragias y grandes dolores que según los testimonios, soportó con gran entereza. Aparentemente nunca perdió el deseo de comer. Finalmente, se recostó en un bosquecillo de mangos en Kushinagara, a unos 175 kilómetros al noroeste de Patna. Allí, rodeado de sus discípulos, alcanzó la paz eterna de la extinción completa, el paranirvana, un estado al que sólo acceden los que han alcanzado el nirvana durante su existencia.
Para ese entonces el budismo ya era una religión mayor en la India. Trescientos años más tarde, el budismo se había expandido por toda Asia. Buda nunca reclamó ser deidad, más bien decía ser “uno que muestra el camino”. A pesar de ello, 700 años después de su muerte, sus seguidores lo comienzan a adorar como una deidad.
Doctrinas y Análisis
Las doctrinas del budismo en realidad se reducen a lo que la Biblia llama vanas filosofías y huecas sutilezas producidas por la mente de hombres (Col. 2:8), que al final de cuentas son totalmente inútiles en cuanto a la salvación del hombre. El apóstol Pablo dijo enfáticamente: “Mirad que nadie os engañe” con este tipo de “charla barata”.
EL primer sermón o “sutra” de Buda luego de su “iluminación” fue llamado “Sermón de Benarés (localidad llamada actualmente Varanasi) – No tuvo mucho público, solo sus compañeros de mendicidad (ascetas) que eran unos cinco sin contarlo a él. A este sermón se le conoce también como “La puesta en marcha de la rueda de la Ley (Dharma)”. Una rueda es el símbolo del budismo, como la cruz del cristianismo, la media luna (islamismo), la estrella de David (hebraísmo), etc.
En este sermón, Buda expuso sus famosas “Cuatro Nobles Verdades”. Curiosamente, Buda no creía en un Dios personal e infinito o ningún tipo de dios. Es por ello que se dice que el budismo original es una proposición ateística. La contradicción es, entre las tantas del budismo, ¿cómo Sidarta puede llamar a algo “noble” o “verdad”? ¿En qué se basó para determinar lo que es nobleza o verdad? Porque sin un Dios personal e infinito que sería el punto de referencia máximo para determinar lo que es nobleza o verdad, es imposible saberlo.
Lo que es noble para usted no tiene que ser noble para mí — si yo pienso que es noble el matar gente inocente en el nombre de Alá, ¿quién es usted para decirme que estoy equivocado? Su contestación puede ser: “Porque matar gente inocente es malo”. A eso yo contesto: “¿Quién lo dice?” —- Si no hay un Dios que representa el máximo estandar de nobleza, bondad, amor, y que es el origen de las leyes morales, nadie puede determinar qué es bueno, más bueno o menos bueno, o malo, muy malo o menos malo. El individuo es el máximo estándar, el que decide. Lo mismo sucede con la “verdad”. Lo que es verdad para usted no lo es para mí. Terminamos en el relativismo caótico que campea en nuestra sociedad. En fin, vamos adelante con las cuatro nobles verdades.
Sermón de las Cuatro Nobles Verdades — constituye el núcleo del budismo.
Primera noble verdad: toda existencia está impregnada de sufrimiento, de pena, de frustración ante la caducidad de un mundo en constante cambio; todo es esencialmente huidizo.
Comentario: He aquí el fundamento pesimista desde donde se construye el budismo. No se necesita ser un genio para saber que en este mundo tendremos sufrimiento. Nuestro propio Señor Jesucristo dijo que en esta vida tendríamos aflicciones (“pero no temáis, yo he vencido al mundo”). Jamás se le ocurriría al monje budista que esta vida es una oportunidad tremenda de servir a un creador, o que también existen por la gracia de Dios, alegrías, bendiciones, gozo y satisfacciones tremendas.
Segunda noble verdad: el origen del sufrimiento se encuentra en el afán de vivir, en el deseo de actuación, de placer, de posesión, o sea los deseos por felicidad, riqueza y bienestar. Estos deseos nunca satisfacen porque tienen sus raíces en la ignorancia.
Comentario: Ese no es el origen del sufrimiento. El pecado es el origen del sufrimiento. El hombre se reveló contra Dios y a partir de entonces todos sus descendientes heredan la naturaleza pecaminosa de sus padres milenarios, Adán y Eva. Esa es la explicación bíblica.
La posición bíblica no es ni idealista ni “negacionista” caprichosa, sino que corresponde con la realidad, con lo que vemos y conocemos. Cuando nos observamos en el espejo podemos ver tanto nuestro aspecto siniestro como el lado noble. En todo lo que hacemos y somos, la maldad está presente (Rom. 7:21). No hay forma de escaparse de la realidad del pecado del hombre y sus trágicas consecuencias. Sin una caída histórica, no existe una explicación para la condición actual del ser humano.
El budismo padece del mismo síndrome del que padecen la psicología y la filosofía, o sea la debilidad clásica de pensar que pueden encontrar una verdad final en ciertas áreas sin tener en cuenta seriamente el problema del pecado. Esto, por supuesto, desde nuestro punto de vista cristiano, es un imposible.
Tercera noble verdad: el sufrimiento se suprime aniquilando la sed de vivir, de gozar, de actuar. La extirpación radical de los deseos y pasiones nos conduce a una serenidad y tranquilidad absolutas. Es el nirvana.
Comentario: Buda fue el precursor del slogan “Pare de sufrir”. Hoy en día, este slogan lo usa un grupo que se especializa en atraer y esquilmar a gente que en lugar de buscar a Dios está buscando una solución rápida a su problema. El único problema que solucionan es el del predicador, lo hacen rico.
No hay evidencia de que el Buda haya fundado su religión con la finalidad de hacerse rico — por el contrario. En ese sentido era más honesto que los que hoy predican la doctrina de la prosperidad. Pero el punto es que el budismo es una propuesta escapista, es una negación de la realidad.
Meditación budista
El Buda eliminó los dioses hindúes, negó la existencia de un Dios creador superior en todo a los hombres y negó la existencia de un universo real. Todo lo que le queda al pobre budista es mirarse el ombligo para ver si puede encontrar algo — es decir, se reconcentra en sí mismo, se ensimisma para lograr el vacío mental y despojarse de todo lo material, lo sensorial, lo sensual, y desligarse de todo lo que nosotros llamamos “realidad”.
Este desligamiento causará en el budista un estado de paz interior, un vacío que se disfruta — el grado máximo de este estado de meditación sería la iluminación coronada por la vida nirvánica.
Por consecuencia lógica, el “yo vivencia” de cada individuo es el que determina los valores y las normas éticas por las cuales se guiará – ya vimos esto – una anarquía total donde cada uno hace lo que le parece bien.
Palabras del Buda:
“No os dejéis guiar por la autoridad de los textos religiosos, ni por la simple lógica, ni por la apariencia, ni por la especulación sobre lo opinable, ni por las verosimilitudes probables, ni por vuestro maestro espiritual” (Angúttara-nikâya, 1, 187-191).
Buda repite lo mismo otras tres veces en este sermón. Según el budismo, las propias vivencias, sobre todo en la medida de su sintonía con las del Buda, son para cada uno el criterio supremo, tanto doctrinal o de la verdad, tanto práctico o del comportamiento ético-moral. La experiencia personal está por encima del conocimiento de los sentidos y del racional, y aun también del conocimiento simplemente especulativo, de la autoridad de los maestros espirituales, e incluso de las posibles revelaciones divinas y de la fe.
La gran contradicción de estas palabras del Buda está en que él dijo que no nos dejáramos guiar por los maestros espirituales. Siendo él un maestro espiritual, no existe ninguna razón por la cual tenemos que prestarle atención a lo que él dice. Una vez más, el Buda se pega un tiro en el pie.
Cuarta noble verdad: Es un sistema terapéutico para desarrollar hábitos que ayudarán a la persona a eliminar las restricciones causadas por los deseos y la ignorancia. Puesto en otra forma, es el camino que conduce al nirvana. A esta receta de terapia se le llama el noble camino de los ocho pasos; quién lo sigue se acerca a la iluminación, y en última instancia podrá escapar el incesante ciclo de la reencarnación (ver Nirvana más adelante).
Son los siguientes:
1. Conocimiento recto de las cuatro verdades.
2. Actitud recta: alejarse de odios, envidias.
3. Palabra recta: no mentir ni hablar inútilmente.
4. Acción recta: buena conducta moral.
5. Ocupación recta: ganarse la vida sin mal.
6. Esfuerzo recto: fomentar tendencias buenas.
7. Pensamiento recto: no ceder a los deseos.
8. Concentración recta: meditación.
¿Ven ustedes? Una vez más hablamos de moral y de buena conducta moral. Si pudiéramos transportarnos al pasado, hubiera sido interesante entrevistar al hijo del Buda para ver qué pensaba de su padre, el cual lo abandonó completamente toda su vida – o la mujer de Buda también.
Nirvana, misterioso estado final
Si bien la palabra ‘Nirvana” se oye como el nombre de una crema humectante, en el budismo significa: el estado más elevado del alma, cuando todo deseo de existir se extingue y el alma se convierte en uno con la divinidad —- literalmente significa “dejar de existir”, “apagarse” como la llama de una vela, éste es el significado etimológico de la palabra.
Si bien el señor Gautama nunca se molestó en explicar lo que es Nirvana, creemos que cuando se le preguntó se animó a esbozar una respuesta: “Existe, discípulos, una condición donde no existe ni tierra ni agua, ni aire ni luz, ni tiempo ni espacio ilimitado, ni ninguna clase de ‘ser’, ni ideas ni no ideas, ni este ni otro mundo. No hay levantarse ni pasar, no morir, no causa ni efecto, no cambio ni inmutabilidad.” (Davis Taylor and Clark Offner, The World’s Religions, Norman Anderson, ed., Grand Rapids: InterVarsity, 1975, p. 177)
Como vemos, con semejante explicación nadie puede realmente entender lo que es el Nirvana, el cual al menos podemos deducir que es un estado del ser pero no un lugar. A pesar de que nadie entiende la naturaleza del Nirvana, y considerando que para la mente racional la definición se asemeja más bien a la aniquilación, los budistas hacen de este concepto su esperanza eterna. La esperanza conlleva inherentemente el deseo inconsciente de todo ser humano de escaparse de un juicio final frente a un Dios absoluto que nos pedirá cuenta de nuestra vida.
Si le preguntan a uno de esos individuos que viven en un monasterio en la cima de una montaña, ¿cuál es su objetivo en la vida? la respuesta en general va a ser en estos términos: “Estoy cansado de la rueda sin sentido del sufrimiento y el renacimiento. Quiero ser liberado de la esclavitud del karma —- y por medio del dominio de las técnicas espirituales (austeridad, meditación, visualización, el noble camino, etc.) unirme al Divino Absoluto. Quiero que ésta sea mi última vida.”
Nota: La siguiente es una trascripción de una clase de introducción al budismo. Es por ello que predomina en el texto el estilo oral típico de un salón de clase o en su defecto, de una conferencia.
Entonces, si volver a nacer significa más sufrimientos, más aburrimiento, más cargas, seguir en la rueda, los que introdujeron la enseñanza en nuestros países, sabían que no iban a poder venderle ese concepto a nuestras sociedades en occidente. Es por ello que tienen que cambiar el paquete para hacerlo más atractivo y pintar la idea con colores más llamativos. Los promotores del budismo y las filosofías orientales en el mundo moderno enfatizan las cosas positivas de la vida otorgando a toda esta telaraña filosófica matices optimistas avanzando la idea de que las vidas van mejorando con cada renacimiento. Es por eso que todo esto es atractivo para una sociedad como la nuestra que es materialista y siempre en pos del placer.
La Sangha
Formar parte de una comunidad budista con monjes y monjas mendicantes, implica aceptar cinco preceptos fundamentales y cinco reglas. Son como los diez mandamientos de la comunidad o sangha.
Los cinco preceptos son:
no matar o destruir vida
no robar
llevar una vida casta
no mentir
no beber bebidas alcohólicas
Las cinco reglas:
comer sólo en las horas establecidas
no participar en danzas, cantos, espectáculos o actividades frívolas
no embellecer el propio cuerpo con joyas u ornamentos parecidos
no hacer servir camas o asientos altos y suntuosos
no aceptar ni plata, ni oro, ni dinero
Factores religiosos que atrasan a los pueblos
1. La mendicidad institucionalizada y justificada religiosamente
La Sangha, la comunidad budista, es la consecuencia de la prédica del Buda. Sí, uno de los frutos que dejó el budismo es hoy en día, 15 millones de monjes y monjas que viven de la caridad pública, la mayoría de ellos en países donde la que necesita caridad es la población. Lo digo por la pobreza espeluznante en que religiones como el hinduismo y el budismo han sumido a naciones enteras. Quince millones de monjes y monjas que no trabajan.
El primer precepto de la sangha es no destruir vida — ésta es una acepción clara a no destruir vida humana o vida animal —– se oye muy loable, pero en realidad llega a extremos tales como ni siquiera destruir las pestes que comen sus cultivos. Esto trae más pobreza por supuesto.
¿Ven ustedes, mis queridos estudiantes, como una religión tiene una directa relación con la economía de una nación? Estas religiones de oriente han sumido a sus masas en el atraso, el estancamiento, la desesperación y la alienación — cortesía de sus religiones, un cáncer en el corazón de los pueblos que continúa destruyendo vidas preciosas ante los ojos de Dios.
2. La doctrina de la naturaleza ilusoria y la incomprensibilidad del universo
Otro factor que incide en el estado de las naciones tiene que ver con la primer “Noble Verdad” — ¿Recuerdan que de acuerdo con ella el mundo y el universo está evolucionando hacia la caducidad? Todo es también huidizo, o sea que todo lo material es efímero. Toda la materia y la sustancia son ilusorias pero también eternas y sometidas a un proceso de degeneración hasta que desemboca en la degradación ética de todos los pueblos. Entonces se inicia un nuevo ciclo cósmico igual a los anteriores. En esta concepción no tiene cabida el progreso como tal, ni en el plano científico-técnico ni en el histórico – humano. No hay razón para investigar el universo o el mundo, ni la vida, porque todo lo que existe es una gran máquina cósmica incomprensible sin leyes físicas predecibles.
Esto no es verdad. El universo que tenemos frente a nosotros no carece de forma ni de leyes. No es un universo donde cada uno tiene su propia experiencia o su realidad privada. Si un judío, un budista, un musulmán, un cristiano y un hindú saltan al vacío de un precipicio, todos morirán porque existe la ley de la gravedad, a la cual no le interesa lo que ellos creen.
Cualquier persona por más que diga que el universo no tiene leyes, no tiene más remedio que obedecer esas leyes. Cualquier persona que diga que el mundo es una ilusión debe mirar para los lados cuando cruza la calle por si acaso viene un camión de carga pesada. Por lo tanto, NO PUEDE PRACTICAR O VIVIR LO QUE PREDICA.
Podrá negar que su cuerpo exista, pero no puede evitar vestirlo y alimentarlo. En otras palabras, reitero, no puede vivir lo que cree o predica. Cualquier cosmovisión debe reconocer y explicar porqué el universo existe.
Esta es la diferencia con el cristianismo. En la cosmovisión bíblica hay una realidad objetiva allí afuera. Hay algo que la ciencia puede examinar — es un mundo real que se puede estudiar, del cual se pueden aprender cosas a través de la investigación.
Nosotros como gente real, somos libres para investigar la naturaleza porque no tenemos prohibiciones ni tabúes. Para el budista la naturaleza es irreal e incomprensible; el hindú la ve llena de dioses y tabúes, por lo tanto no vale la pena estudiarla. Es por ello que los chinos y las civilizaciones de Asia perdieron interés en las ciencias.
En el mundo Judea cristiano la ciencia prosperó porque creemos en la existencia de un ser divino infinito más racional que nosotros mismos que imprimió en la naturaleza un código que se puede leer – hay leyes que rigen el universo.
No solo los orientales abandonaron su búsqueda científica. También los musulmanes y los griegos. El Islam no reconoce otro conocimiento que no sea el conocimiento religioso. Los griegos quedaron atrapados en la rueda sin salida de la filosofía sin nunca alcanzar la verdad, así como el perro rabón da vueltas tratando de morderse la cola.
En el budismo y el hinduismo, debido a su concepto del universo, buscaron encontrar gnosis, conocimiento, en las experiencias internas buscando la iluminación, es decir, desecharon la razón.
Al desechar la razón, terminaron con un universo donde cada uno tiene su propia experiencia o su realidad privada.
3. La creencia en la doctrina de la reencarnación
Si bien Buda enseñó que era posible alcanzar nirvana en el término de una vida nada más, sin necesidad de reencarnarse, es claro que también enseñó un tipo de reencarnación diferente al concepto hindú, pero esencialmente ligado al karma. Algunas variaciones de budismo, más adelante, acuñaron un concepto más similar al concepto hindú y aun similar al concepto que se maneja en occidente.
La doctrina proporcionó un extraordinario instrumento de estabilidad social en una época caracterizada precisamente por los disturbios. Los disturbios eran provocados por las grandes diferencias sociales marcadas por el racismo galopante de los blancos arios hacia otras gentes de color más oscuro. Me refiero a la sociedad de castas. Esta discriminación se manifestaba también en la pobreza en que las castas inferiores eran sumergidas.
En virtud de la creencia en la ley del karma, que obliga al individuo a seguir reencarnándose, el sistema de discriminación racial encarnado en las castas pasó a ser legitimado espiritualmente. Es decir, la explotación, la miseria, la discriminación, en vez de ser causadas por las clases poderosas y dominantes, pasaron a ser la consecuencia de maldades cometidas en la otra vida.
Tal creencia reporta obvios beneficios a los explotadores, y sirve asimismo de consuelo a los explotados. Pero también los sume en el pesimismo infernal que caracteriz
a a esas sociedades aún hoy en día. El punto de partida para un análisis del budismo siempre debe ser el hinduismo. Los expertos han siempre indicado que el budismo intentó en un principio ser un movimiento reformista dentro del hinduismo, no una religión distinta. En verdad, muchos elementos del budismo fueron una reacción a los males sociales que engendró el hinduismo con su adherencia al sistema de castas — lo que creó millones de “intocables”.
La desesperanza del budismo y la superioridad del cristianismo
He aquí las Diez Imperfecciones del Budismo:
1. El budismo del “sur” es politeísta e involucra la adoración de ídolos, incluyendo el Buda.
2. El budismo del “norte” es más ateísta que politeísta. El único dios que se reconoce, en última instancia, es el “dios” dentro de nosotros. Los budistas niegan la existencia de un Dios personal e infinito, Creador del cielo y la tierra. Es en ese sentido que son ateos.
3. Al no tener un Dios personal, infinito y Creador, el budismo no puede proveer ninguna base para la verdad, la justicia, el sentido, la moral y la belleza. No puede, tampoco, dar una respuesta al origen y el propósito de la vida.
4. Su orientación hacia el interior del individuo anula o atrofia, en el mejor de los casos, el desarrollo de la ciencia. En una sociedad donde todo el mundo se pasa la vida mirándose el ombligo las posibilidades de avance son raquíticas.
5. El concepto de sufrimiento manejado en el budismo solo agrega y aumenta el sufrimiento en el mundo, en lugar de aliviarlo.
6. El karma y la reencarnación también acumula más maldad y sufrimiento en las sociedades. ¿Para qué ayudar al pobre o al que sufre? Si después de todo está pagando karma malo de sus vidas anteriores y ayudarlo resulta en endentecer su camino hacia el nirvana. Además, ayudar puede traer karma malo sobre la persona que ayuda.
7. Debido a que el budismo enseña que el problema primario del hombre es la ignorancia, nunca pudo desarrollar una forma para ganar el perdón de los pecados.
8. Llegar a ser un iluminado es el objetivo dominante del budismo. Por ello nunca pudo elaborar un plan de salvación.
9. Por la misma razón anterior, el budismo no tiene nada positivo que contribuir a la humanidad. Llueve sobre mojado cuando consideramos que también fracasa en encontrar propósito y significado para la vida.
10. Es notorio que la naturaleza del budismo es narcisista y egocéntrica. Es por ello que tiene gran éxito con aquellos que buscan una justificación para sus estilos de vida egoístas. Las estrellas de Hollywood y de la música, por ende, son atraídas por el budismo como los osos al panal de miel.
La Respuesta Cristiana
La superioridad del cristianismo sobre las demás religiones y filosofías del mundo se manifiesta también en relación al budismo. Mientras que el budismo enseña que el universo es eterno, el cristianismo enseña que el universo tuvo un principio y tendrá un fin – La ciencia coincide con la Biblia en este punto aunque difiere en las causas y agentes del proceso. El budismo no pasa el examen de la ciencia. Con su universo eterno se alinea en el plano de la sin razón junto con el ateísmo y sus varias expresiones (Marxismo, Existencialismo, etc.).
La Biblia enseña la doctrina de la caída del hombre y por lo tanto deducimos que el problema del hombre es moral y no metafísico. Hemos pecado al violar los mandamientos de Dios y no podemos vivir de acuerdo a sus requisitos. Mientras que el budismo enseña que nuestro problema es que tenemos un cuerpo o que somos concientes de nuestra propia existencia, el cristianismo dice que nuestro problema es que somos pecadores y necesitamos salvación. El budismo no pasa el examen moral porque no reconoce el problema del pecado.
Por lo tanto, no existe en el budismo una doctrina de redención. El cristianismo enseña que Dios en su amor por el mundo envió a su hijo a morir en la cruz. Este sacrificio de Cristo neutraliza y ridiculiza los conceptos de karma y reencarnación. El objetivo del cristiano es mantener nuestro estado conciente para servir a Dios por la eternidad. El budismo no pasa el examen de la salvación al no proveer ninguna.
Conclusión
Hemos visto que el budismo está impregnado de leyendas y mitos, carece de historicidad y está plagado de contradicciones internas. No pasa la prueba de la lógica aplicada y es completamente irracional.
El cristianismo, por el contrario, es la esencia misma de la lógica y la razón. El budismo es una filosofía marcada por una obsesión por la muerte; es mentalmente contraproducente y conduce al pesimismo. No provee una forma en que la gente pueda relacionarse, tratar y/o superar los problemas de la vida real, sino que en vez de ello trata de escaparse de la realidad y de vivir en un mundo de ilusión y fantasía (síndrome del avestruz).
En el análisis final, no sólo conduce a la depresión, al enajenamiento mental imperceptible de los que viven en el plano budista, sino que en última instancia resulta en la separación del budista de una vida en la eternidad con Dios cuando la muerte lo encuentre. Desesperanza sobre desesperanza es lo que caracteriza al budismo. Sólo Jesucristo es el Camino, y la Verdad, y la Vida. Nadie llega al Padre sin Cristo.<>
Bibliografía:
Encyclopedia of Practical Christianity , Dr. Robert Morey
Cults, World Religions, and the Occult, Kenneth Boa
Kingdom of the Cults, Walter Martin
The World’s Religions, Davis Taylor and Clark Offner.
Pablo Santomauro fue subdirector de CIR. “Apología Cristiana”, CIR, P.O.Box 846, Montebello, Cal. 90640-EE.UU. URL de CIR: (en español). El Centro de Investigaciones Religiosas (CIR) es una organización interdenominacional especializada en la apologética de sectas. Fue pastor ordenado, autor profuso de artículos relacionados con la disciplina de la apologética cristiana y conferencista especializado en sectas y religiones comparada.
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