Julio 18, 2008
Israel Derrotado
Cuando los monstruos triunfan
No, Israel no acaba de perder una guerra, aunque el reciente conflicto con Hezbolá bien pudo ser llamado una humillación. Más bien acaba de perder su habilidad de negociar desde una posición moralmente superior, el sentido de justicia y la capacidad de evaluación objetiva.
Hace dos días Israel entregó cinco prisioneros integrantes de la organización terrorista Hezbolá al gobierno del Líbano. Disculpen si no les llamo “luchadores por la libertad” o “milicianos” como la prensa regular prefiere llamarles. El más conocido de estos prisioneros es un asesino de niños de la peor calaña, Samir Kantar.
Kantar fue parte de un ataque terrorista en 1979. Tenía 16 años de edad en ese entonces. Habiendo zarpado de algún lugar del Líbano, este “tierno” jovencito llegó en un bote con otros cuatro jóvenes a las playas del pueblito de Nahariya, en el norte de Israel. Allí, envuelto en las sombras de la medianoche entraron en un edificio de apartamentos y entre explosiones de granadas, andanadas de balas y sus jubilosos gritos eufóricos, entraron a un apartamento y tomaron “prisioneros” a un padre y su hija de 4 años y los arrastraron hasta la playa cercana. La madre del niño tuvo éxito en esconderse junto con su hijita de 2 años en un lugar de la vivienda y salvó su vida.
En la playa, Kantar ejecutó al padre de un tiro en la cabeza y lo arrojó a las aguas. El mismo Kantar procedió entonces a golpear repetidamente con la culata de su rifle la cabeza de la niña contra la roca, aplastando salvajemente su cráneo. Mencioné antes que la madre salvó su vida al esconderse junto con su hija de 2 años. El bebé pereció porque su madre, accidentalmente la sofocó al tapar su boca para evitar ser descubiertas.
Hace apenas dos días, Samir Kantar, el infanticida, fue laureado como un gran héroe en su país natal. Junto con los otro cuatro terroristas fue recibido con una alfombra roja por parte del gobierno y algunas organizaciones políticas, incluyendo Hezbolá (se pelean entre ellos pero cuando se trata de odiar a los judíos son amigos del alma). El presidente, Michel Suleimán, con el primer ministro Fuad Saniora a su lado, se dirigió a los cinco, que ocupaban una tarima vestidos con uniformes de combate, como “los héroes liberados”. El acto fue acompañado por la celebración de decenas de miles de libaneses que ondeaban banderas y prorrumpían en gritos de victoria. El gobierno declaró un feriado nacional.
¿Conoce usted a Mahmoud Abbas? ¿El líder palestino “moderado” con quien Israel está negociando la paz? Este caballero envió “bendiciones a la familia de Kantar”. El vocero de la Autoridad Palestina, Abdul Rahman, deseó “calurosas bendiciones a Hezbolá… en el día del retorno de los héroes de la libertad… encabezados por el gran Samir Kantar”.
En medio del homenaje a los “héroes liberados”, Kantar, alentado por la adulación de los corruptos políticos libaneses y de las masas no menos despreciables de espectadores, tomó el micrófono y dijo: “Vuelvo de Palestina sólo para volver a Palestina”. Nasralla, el líder de Hezbolá, luego de abrazar y besar a Kantar, expresó: “Los tiempos de derrota se han ido. Hoy es tiempo de victoria”.
Y tiene razón. Israel se bate en retirada. Todo lo que obtuvo a cambio fueron los cuerpos de dos soldados raptados por las milicias de Hezbolá en 2006. Israel necesita urgentemente un cambio en su liderazgo político. <>
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