La Dinámica del Espíritu en la Iglesia de Jerusalén.
Son asombrosos los hechos del Espíritu Santo. Jesús prometió
“pero recibiréis poder,
cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo,
y me seréis testigos en Jerusalén,
en toda Judea, en Samaria y
hasta lo último de la tierra.” (Hch. 1:8)
La venida del Espíritu Santo daba poder a los seguidores, seguridad en el testimonio y dirección en la expansión. Comenzó con unos cuantos judíos creyentes, se extendió a los samaritanos, llegó a los griegos, alcanzó a los romanos, y se abrió a gentiles de otros grupos. Todo esto se hizo en medio de muchos obstáculos.
La dinámica del Espíritu se ve en las vidas personales de los discípulos, en su mover en las congregaciones y especialmente en la superación de las barreras geográficas y étnicas.
La iglesia primitiva se compuso de diversas personas unidas por el Espíritu de Dios. Hubo una fuerza de comunidad en la cual había alabanza, una entrega a la verdad de la instrucción apostólica, envolvimiento en la sociedad como sal y luz, el sacerdocio de todos los creyentes de oración e intercesión, responsabilidad mutua de servicio y amor fraternal, el ejercicio de los dones espirituales y una esperanza en medio de tantas desesperanzas de su contexto social. Todo esto aportaba hacia una fuerza de comunidad.
El Dr. Juan Stott nos presenta cuatro características notables de la iglesia primitiva: [1]
- Una iglesia llena del Espíritu Santo que se destaca por su instrucción apostólica.
- Una comunidad que participa en KOINONÍA, sintiendo el mismo amor, perteneciendo al mismo cuerpo.
- Una congregación marcada por su alto nivel de adoración, alabanza y oración.
- Un bando de militantes que proclaman sin tregua el señorío de Cristo.
Usando las palabras, Iglesia, Comunidad, Congregación y Bando, el Dr. Stott enfatiza el grupo de seguidores de Jesús en su instrucción, amor, sentido de cuerpo, alabanza, oración y proclamación. La llenura del Espíritu Santo y el entendimiento del señorío de Cristo gobernaban la vida de los discípulos. Las “marcas” de esta comunidad estaban en evidencia. Había una VIDA diferente, una VIDA que sólo se explica por Cristo y su Santo Espíritu.
LA VIDA EN EL ESPÍRITU PARA LOS DISCÍPULOS
Con la muerte, resurrección y el envío del Espíritu de Cristo el día Pentecostés, los que creyeron en Jesús tenían la seguridad de pertenecer al reino mesiánico de Cristo, el perdón, la liberación y una salvación completa. Habitaba el Espíritu del Señor en su pueblo. ¿Cómo fue la vida del Espíritu para los primeros cristianos?
1. Fueron llenos del Espíritu. Personas como Pedro, Juan, Santiago, Esteban, Felipe, los siete diáconos, Bernabé y luego toda la iglesia fueron llenos del Espíritu. (Hch. 2:4; 4:8, 31; 6:3; 7:55 y 11:24). ¿No debemos nosotros como su pueblo y como misioneros vivir esa misma llenura del Espíritu?
2. Tenían la dirección del Espíritu en problemas de persecución. En medio del acoso de las autoridades, Pedro contestó a los gobernantes del pueblo, lleno del Espíritu. (4:8). Después, al hacer el reporte de esta persecución, la iglesia se reunía a orar juntos. Pidieron fuerzas y denuedo para hablar la Palabra frente a la oposición. La respuesta fue la hermosa llenura del Espíritu. “y hablaron con denuedo la palabra de Dios.” (4:31). Ellos estaban confiando de que el Señor soberanamente iba a extender su mano para hacer sanidades, señales y prodigios mediante el nombre del Santo Hijo Jesús. ¿No debemos tener esa clase de confianza y denuedo al anunciar a Cristo en nuestro mundo del siglo 21?
La vida de Esteban es todo un desafío para nosotros. Primero en su elección entre los siete varones, lleno del Espíritu, como en su ministerio. Lucas comenta, “Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba.” (6:10). En el tiempo de su muerte, Lucas dijo: “Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús que estaba a la diestra de Dios,” (7:55). Decimos otra vez, ¡Qué hermoso ejemplo de fidelidad hasta la muerte! ¿No debe de caracterizarnos a nosotros también esa clase de fidelidad y entrega?
3. Al llevar la palabra de Dios a otras personas, los discípulos tenían el impulso del Espíritu. Felipe lo sintió primeramente para ir a Samaria y luego con el etíope en el desierto. (8:5-8 y 29). Hemos visto a Ananías y su ministerio para ayudar a Saulo de Tarso. El Señor le dirigía a Pedro para que les acompañara a los hombre que llegaron del centurión romano. El Espíritu dijo a Pedro, “He aquí, tres hombres te buscan. Levántate, pues, y desciende, y no dudes de ir con ellos, porque yo los he enviado.” (10:19, 20). Para el avance del reino en Antioquía, “la mano del Señor estaba con ellos, y gran número creyó y se convirtió al Señor.”(11:21). ¿No debe este mismo impulso del Espíritu operar en nosotros también?
- La vida del Espíritu vemos en el discernimiento de Pedro en ese caso con Ananías y Safira. Su mentira fue descubierta por el Espíritu. Cayeron muertos, y hubo gran temor sobre toda la iglesia. “ y por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo;” (5:1-12).
- La vida del Espíritu se asociaba con una calidad de vida espiritual. En los siete que fueron nombrados para atender a un problema de ministerio entre las viudas, las frases sobre el carácter nos llaman la atención: “buen testimonio”, “sabiduría”, “lleno de fe.” Y en el caso de Bernabé, “un varón bueno” (6:3, 5 y 11:24). Es una bendición cuando la calidad espiritual de las personas refleje al mismo Señor.
- El poder del Espíritu. La vida de poder transformador que Jesús prometió a sus discípulos en Hechos 1:8 (como DUNAMIS señala) nos impacta. Gracias a Dios por el poder de Dios en vidas de personas comunes, como fueron los primeros discípulos. Gracias al Señor por el poder de Dios que superó las barreras culturales, raciales, de clase y de sexo que hizo posible la llegada del mensaje de Jesús a todos. ¿Podremos anhelar el poder del Espíritu en nuestras vidas al igual como los del libro de Hechos?
LA VIDA DEL ESPÍRITU EN LA IGLESIA.
Durante un momento de historia, el resumen sobre la situación de las iglesias según el comentario de Lucas fue:
“Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo.” (Hch. 9:31).
Las personas fueron impactadas por la vida del Espíritu, no sólo en el sentido individual, sino en el sentido colectivo. El Dr. Peters habla de esa colectividad con los siguientes términos:[2]
- Templo del Espíritu – con la adoración y el servicio juntos a Dios.
- Columna y Baluarte de la Verdad – con la revelación, la predicación y la profecía.
- Casa y Familia de Dios – con la comunidad, la confraternidad y la KOINONÍA.
- Real Sacerdocio – siendo representantes del Rey, siervos y ministros a las gentes.
- Fieles Mayordomos – administrando los intereses del Rey.
- Siervos de Jehová – ministrando en su nombre a los necesitados, quebrantados y enfermos.
- Heraldos y Testigos Apostólicos – enviados con el mensaje de liberación.
- Compañía de Profetas – equipados con una nueva conciencia social.
¿Cómo se expresó la vida del Espíritu en la iglesia? Una manera de organizar los materiales es de mirar las características internas y externas. (Larson, 1997).
LAS CARACTERÍSTICAS INTERNAS
- La perseverancia en la doctrina de los apóstoles. (2:42) Había una continuidad en el seguimiento a Cristo, con una enseñanza de acuerdo con lo que el Señor mismo enseñaba. (Matero 28:20 y Juan 16:13) Esta enseñanza tuvo su lugar tanto en las casas como en el templo y las sinagogas. Así, fue entregada en privado como en público. Sin duda, fue una comunicación usando los medios orales, algunos escritos y las manifestaciones oculares. La enseñanza también tenía autoridad. Hubo la unción del Espíritu y contaban con la ayuda de Dios en el descubrimiento de la verdad El enfoque central era la persona de Jesucristo, su vida, palabras, muerte resurrección y presencia. Se hizo la enseñanza en una plena identificación con la gente, en su idioma, tomando en cuanta las costumbres y las maneras de pensar.
- La comunión – el sentido de grupo y comunidad. (2:42) La palabra KOINONIA habla de una hermosa riqueza de confraternidad, de amor fraternal y de un sentido estrecho de grupo. Nos impresiona que tuvieran en común todas las cosas, incluyendo sus propiedades, bienes materiales con el reparto para las necesidades de los hermanos. Estaban a gusto, en los primeros tiempos, trabajando juntos. Supongo que podamos idealizar la superación de las barreras de clase, raza o las diferencias del sexo en el grupo. Pero, la unidad del Espíritu abogaba por esa superación. En esta comunión entre hermanos/as podemos notar la presencia de Dios, vivo y activo en medio del grupo. ¡Por ser personas numerosas, su confraternidad, sí no impresiona!
- El Partimiento de Pan. (2:42) Con alegría y sencillez de corazón, la iglesia primitiva conmemoraba el sacrificio perfecto de Jesucristo.El tomar los elementos de pan y vino en memoria de Jesús, hizo que los discípulos se acordaran de su cuerpo roto y su sangre derramada. Posiblemente, la Cena del Señor fuera parte de una comida en común de los hermanos. Esa comida enfatizaba el amor de Dios y el amor de entrega que debiera de caracterizar a los hermanos. Por lo que comenta Pablo después había algunas anomalías con esta celebración. (1 Co. 11) Los primeros seguidores de Jesús acudieron a la invitación del Señor de hacer “esto en memoria de mí,” con una espontaneidad y perseverancia. Al estar encantados con Jesús, había celebración. Les acordaba de la provisión tan radical por parte de Dios en cuanto a salvación y sostenimiento. La mesa del Señor proveía un compañerismo entre hermanos.
- La oración intensa, vigorosa y ferviente. (2:42) Los primeros creyentes llevaron una vida activa de comunión con Dios y un ministerio de intercesión. Nos llama la atención el el libro de Hechos en cuanto al estilo de oración. Hay más referencias de oración como comunidad que las referencias en cuanto a la oración en privado.[3] Oraron con confianza y plena certidumbre. Reconocieron el señorío y la soberanía de Dios. Usaron en sus oraciones los dos términos de “Señor” – KURIOS y DESPOTA, PARA DIRIGIRSE A Dios. Dios es dueño, amo, el que domina, él que está encima y él que controla todo. En su concepto del Dios eterno, él es Aquel que conoce los corazones de todos y quién podría mostrarles su guía y dirección. El es Dios de señales, maravillas y prodigios. Él levantó de los muertos a su Hijo Jesucristo. A ese Dios grande y poderoso podrían clamar. La oración a veces se hacía con mucha emoción y en medio de crisis. Al ser amenazados, los discípulos oraron. Al ser apedreado, la intensa emoción acompañaba a Esteban. Lleno del Espíritu, Esteban con los ojos puestos en el cielo, vio a Jesús. Con más furia sus opresores se oponían y la lluvia de piedras comenzó. Mientras invocaba al Señor Jesús y puesto de rodillas clamaba a gran voz.
En el ejemplo de Esteban las palabras de oración son ERIKALOUMEENON y EKASEN. La primera significa invocar el nombre del Señor, enfatizando un confesión de fe o una apelación a Dios por otras personas. La segunda palabra significa el hecho de levantar la voz como clamor de fuerza a Dios mismo.
En el libro de HECHOS Lucas utiliza otras palabras en relación con la oración.
AINEW (Alabar) trae una nota de júbilo y de bendición. (2:47) Esta alabanza está puesta en Dios mismo. El hombre cojo que recibió sanidad saltaba en su alabanza a Dios. (3:8) La forma de alabanza en la comunidad de fe sugiere alabanza por medio de la oración, por medio de doxología o por medio del canto.
Otra palabra común de oración es PROSEUXOMAI/PROSEUXE que es un término muy amplio de oración y puedes ser usado en cuanto a una vida de oración. Esta palabra es usual cuando no se especifica la oración como acción de gracias, confesión, intercesión o alabanza. Habla de una comunión con Dios interna y profunda. Es una comunicación con el eterno Dios.[4]
Con la palabra DEOMAI/DENSIS la oración tiene un sentido específico de petición. La persona está tomando en cuanta una situación particular y su necesidad delante de Dios. Esta palabra estaba en el tiempo de persecución. En ese caso, la respuesta de Dios fue grande. “El lugar tembló; todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.” (4:31)
Lucas no menciona (como Pablo con los Corintios) el uso de lenguas en la oración. Es de suponer que esa práctica de lenguas en la oración haya sido en la vida de oración de los primeros creyentes.
LAS CARACTERÍSTICAS EXTERNAS
Quizás sea arbitraria de nuestra parte la clasificación de las características, porque en la mayoría de los casos, su influencia se compartió tanto con los de la Iglesia primitiva como con los en la sociedad que les rodeaba. En estas características que siguen, existe un testimonio fuerte hacia la sociedad, y en algunos casos un servicio directo. No fueron “tan privadas” como las que señalamos como “internas”.
- Las maravillas y señales – (2:43) Loa iglesia primitiva vio la manifestación soberana del Señor en maravillas y señales. Podemos considerar la conversión a Cristo las maravillas más grandes. Personas fueron transformadas espiritualmente y sus vidas totalmente hechas nuevas, como en el caso de Saulo de Tarso. Pero, como en el caso de Saulo de Tarso, hubo sanidades físicas también (3:7,8; 4:30; 5:12; y 6:8; 9:18). En un caso, una mujer, Dorcas, fue resucitada (9:40). Las maravillas y señales incluían las muertes de Ananías y Safira quienes querían engañar a los apóstoles. La promesa de Cristo en su presencia y poder se cumplió en el tiempo de los primeros capítulos de HECHOS. Dios estaba presente y obrando.[5]
- Compartiendo en común. (2:44,45) El compartir sus bienes materiales impactó mucho y sigue siendo para nosotros un tremendo desafío. Esto era igual como las señales físicas una manifestación del poder transformador de Dios en la vida de los creyentes. La finalidad de compartir los bienes materiales era para poder suplir las necesidades de otros de los creyentes. En un momento, Lucas dijo por ello que “no había entre ellos ningún necesitado.” (4:34ª). Este compartircon otros hermanos se ligaba al contexto de poder espiritual en el cual actuaron los apóstoles. Ellos daban testimonio de la resurrección de Jesús, y “abundante gracia era sobre todos ellos.” (4:33)
El desprenderse de los bienes era voluntario. Aun, cuando Pedro cuestionó a Ananás sobre el engaño qu3e estaba haciendo, Pedro le dijo; “reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? Y vendida, ‘no estaba en tu poder?” (5:4) No había una ley que indicara que todos tuvieran que venderlo todo, sino al impulso del Espíritu Santo de Dios, espontáneamente y sin presiones existía el deseo de expresar el amor hacia el prójimo.
La vida en común de la iglesia primitiva seguía el modelo de Jesús con sus discípulos. Es razonable pensar que en este detalle, había fuertes deseos de imitar a su Maestro. La apertura de Jesús hacia los pobres y su enseñanza sobre la mayordomía integral de la vida eran los móviles vivos para la comunidad de fe en Jerusalén. Los siguientes principios de mayordomía son de importancia.
- Dios es PRIMERO y Dueño de todo.
- El hecho de ser ciudadano del reino lleva responsabilidades y privilegios.
- En el reino, el rey está presente y los discípulos quieren obedecerle.
- La ética del reino destaca la justicia social y el amor al prójimo.
- Los bienes materiales son una parte de la mayordomía integral.
- Dios llama al discípulo a administrar sabiamente los bienes materiales.
- Esta administración es para el beneficio de otras personas.
- Dios ha establecido que es de más bendición dar que recibir.
- La actitud del siervo debe de prevalecer.
- Lo material que le tocaría a cada uno, no es necesariamente igual y en medio de la pobreza material puede haber un gozo de dependencia con su Sustentador.
Esta manera de vivir compartiendo los bienes materiales y dependiendo del ejemplo de Jesús ha dado un modelo de transformación socia del medio ambiente. Este es un modelo de servicio y paciencia demostrado en el Señor Jesús, quién era el Gran Amigo del pobre, oprimido y débil.
Es interesante que aun con una vida en común y la demostración hacía los necesitados, con el tiempo Dios permitió la persecución, la disminución de recursos y la terminación de una prosperidad económica en la iglesia de Jerusalén. Con la escasez y el hambre, los hermanos de Jerusalén tenían que vivir aprendiendo a recibir de otros hermanos. No es fácil, a veces, recibir siempre de los demás
- La Alabanza y la Vida Devocional – Hechos. 2:46b y 47ª) La comunidad cristiana alababa a Dios, dándole honor y adoración no sólo por lo que les hacía sino por los que era. Notamos lo siguiente en cuanto a la persona de Dios de los primeros capítulos del libro de Hechos. El Dios Grande era y es Aquel:
- Que derrama de su Espíritu sobre toda carne. (2:18)
- Quien da “prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra.” (2:19)
- Señor grande y manifiesto.” (2:20)
- Que ha levantado a Jesucristo de la muerte, “sueltos los dolores de la muerte.” (2:24
- Dios de Abraham, de Isaac, y de Jacob, el Dios de nuestros padres.” (3:13)
- Que cumple lo que antes anunció por la boca de todos los profetas. (3:18)
- El Dios del pacto, fiel a su promesa de bendición para todas las familias de la tierra. (3:25)
- Que ha exaltado a Jesucristo “con su diestra por Príncipe y Salvador para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados.” (5:31)
- Que da el Espíritu Santo a los que le obedecen.(5:32)
- Dios de gloria (7:2), y quien ha conducido al pueblo hebreo en su historia.
- Altísimo que “no habita en templos hechos de mano,” porque “Él cielo es mi trono, y la tierra el estrado de mis pies.” (7:48,49)
Los primeros cristianos que eran judíos tuvieron la bendición de una historia en su experiencia de alabar a Dios con sus Sagradas Escrituras. El desafío les llegó en cuanto a alabanza sobre la persona de Jesús como Hijo de Dios. Su ministerio, su muerte y resurrección, y su ascensión les desafiaba en cuanto a si debe de ser alabando a la par de su Padre, o en “algo” menos. Con la convicción de que Jesús es verdadero Dios, seguramente la alabanza le incluía. En los escritos apostólicos que seguía en tiempo, tenemos las declaraciones sobre Cristo de exaltación.[6]
- La Unidad entre los Discípulos (Hchs. 1:14; 2:1, 42-44; 4:32) La unidad expresada por los primeros cristianos era otra característica notable de la iglesia en Jerusalén. Esta clase de unidad es un poderoso testimonio a los de afuera. Esta característica fue expresada en el grupo de discípulos antes del día de Pentecostés. Jesús les había dicho a que no se fueran de Jerusalén sino que esperaran la promesa del Espíritu enviado del Padre. “Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego” (1:14) durante ese tiempo de espera, y cuando llegó el día señalado por el Señor, “estaban todos unánimes juntos.” (2:1)
Esta cualidad de vida comunitaria se debe al amor divino. La oración de intercesión de Jesús demuestra cuán importante sea para Jesús esa unidad. El oraba a su Padre, “para que todos sean uno; como tú, oh Padre en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros.” (Jn. 17:21) Y también en la misma oración, Cristo dijo, “para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad.” (Jn. 17:22,23)
No ha sido fácil mantener esa característica de vida de congregación. No minimizamos las dificultades que los primeros hermanos tuvieran, con los casos de Ananás y Safira (5:1-11) o la murmuración entre las viudas sobre situaciones de atención (6:1-7). La historia cristiana nos testifica de esta dificultad, y muchos de nosotros hemos tenido experiencias propias de divisiones y pleitos. De tal manera que es necesario atender este lema conocido:
En las cosas esenciales: Unidad;
En las cosa no esenciales: Libertad;
En las diferencias: Amor; y en todos: Cristo.
- Los Nuevos Discípulos – el crecimiento numérico (Hchs. 2:47)
Con la venida del Espíritu el día Pentecostés el grupo de 120 discípulos se aumentaba a 3000. (2:41) No mucho después, Lucas está mencionando en medio de la persecución de Pedro y Juan que “Muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil.”(Hchs.4:4) Seguramente hubo, también mujeres que se convirtieron a Cristo y que se congregaban. En los primeros tiempos se congregaban tanto en el templo como en las casas. No cabe duda de un multiplicad de lugares de culto. Algunos piensan que en algunas de las sinagogas hubo esfuerzos de persuasión en cuanto a la fe de Cristo.
Con diferentes expresiones Dios nos hace entender esa expansión en Jerusalén. Palabras como “muchos”, “todos fueron llenos”, “con gran poder”, “abundante gracia”, “aumentaban más”, “habéis llenado a Jerusalén con vuestra doctrina”, “como creciera el número de los discípulos”, y “se multiplicaba grandemente” expresan el impacto de evangelio en muchas vidas.
Con el tiempo en Jerusalén se incrementó de tal forma que Lucas comentó: “Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.” (Hchs. 6:7) No era un crecimiento superficial. Tampoco era un impulso de “masa” o de emocionalismo. Era un número de personas con relaciones de familia, viviendo en un contexto histórico particular que se había arrepentido de sus pecados y creído a Jesucristo. La conversión a Cristo llevaban una estampa del Espíritu Santo y una transformación profunda. Se habían reconciliado con Dios.
Fragmento Tomado de: Modelo Supremo de Misión, Dr. Peter Larson, M8: Jesucristo y su Iglesia en Hechos 1 y 2
Fuentes:
[1] John R. Stott, “The Great Commission.” CHRISTIANITY TODAY, (May 10, 1968) p. 14.
[2] George W. Peters, A THEOLOGY OF CHURCH GROWTH. (Grand Rapids, Mich.: Zondervan Publishing Co., 1982) p. 58.
[3] Unas de las referencias a esta oración colectiva son: 1:14; 1:24; 2:47; 3:1; 4:24; 4:31; 6:4,:6; 12:5, 12.
[4] HECHOS 1:14,24; 2:42; 3:1; 6:4,6; 12:5,12.
[5] Según la evidencia de milagros, el Dr. Rackham los consideró como aprobación en el ministerio de los apóstoles. Ellos proveían las credenciales patentes a los demás de que el Padre estaba obrando. No eran muy frecuentes. Con el afán de ver milagros, se han presentado problemas para las iglesias desde el tiempo apostólico. La postura del Dr. Strachan en su libro EL LLAMADO INELUDIBLE merece consideración:
“1) Las señales y maravilla pueden conducir a una especie de superstición carnal que Dios no aprueba, y no son en sí mismas pruebas infalibles de la presencia de Dios con poder ni tampoco garantías de perseverancia cristiana. (Mt 7:22,23; 24:24; 2 Ts 2:8-10; Hchs. 8:9-23)
2) Las señales y maravillas constituyeron, sin embargo, una parte básica del ministerio de Cristo, y también de la vida y testimonio de la iglesia apostólica.
Más aun, nunca han estado del todo ausentes en la historia de la iglesia cristiana. El Señor las prometió como pruebas de su presencia entre ellos (entendemos aquí que el Dr. Strachan se refiere a los apóstoles) como demostración de la realidad y poder del evangelio, y como medios para que la compasión divina se manifestara al satisfacer ciertas necesidades de la humanidad.
Si las señales y milagros fueron parte esencial del ministerio del Señor y de sus discípulos, y si están inseparablemente vinculados a la comisión de predicar el evangelio, es inevitable concluir que pueden y deben ocupar un lugar en la misión cristiana mientras la Gran Comisión siga en vigor. Como siempre, el discípulo vivirá en tensión entre el incrédulo que pide señales y milagros (Mt. 16:1-4), y el incrédulo que niega las señales (Is. 7:12). Como siempre, se hallará frente a la necesidad de distinguir entre las obras quje son de Dios y las que son del hombre o de Satanás. (1 Jn. 4:1)” (Strachan 67,68)
[6] Juan 1, 1 Corintios 1, Filipenses 2, Colosenses 1; Hebreos 1 y Apocalipsis 1 son pasajes que abren nuestro corazó9n en alabanza a Dios por todo lo que es Jesucristo. Juan en Apoc. 5 habla de esa alabanza celeste:
que decían a gran voz:
El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas,
la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.
Y a todo lo creado
que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra,
y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay,
oí decir:
Al que está sentado en el trono,
y al Cordero,
sea la alabanza, la honra, la gloria,
y el poder por los siglos de los siglos.” (12,13)
Fragmento Tomado de: Modelo Supremo de Misión, Dr. Peter Larson, M8: Jesucristo y su Iglesia en Hechos 1 y 2