Muy a menudo recibo críticas por la forma en que escribo y hablo cuando se trata de denunciar a los falsos maestros y sus falsas doctrinas. Ya me voy acostumbrando a que se diga que soy falto de amor, sarcástico y arrogante. A pesar de que ya he escrito varias explicaciones sobre el método apologético que uso para confrontar las sectas, las doctrinas aberrantes y herejes dentro del cristianismo, y los sistemas de creencia de las religiones mundiales, incluido el ateísmo, sigo recibiendo comentarios nada alentadores de mi gestión en la defensa de la fe.
Lo más triste del caso es que la mayoría de las reprensiones llegan de gente que es cristiana. Un hermano en Argentina, Paulo Arieu, quien administra un excelente blog teológico, en muchas ocasiones ha salido en nuestra defensa con excelentes argumentos, pero frustrado ante la falta de receptividad de algunos cristianos, piensa que por alguna razón no van a entender.
Yo ya he superado la etapa de frustración en la materia y me he resignado al hecho de que la mayoría nunca van a entender, pero aun conservo la esperanza de que un puñado de hermanos y hermanas en la fe capten la realidad y se dispongan a defender la fe cristiana a tiempo y a destiempo. La razón por la que los cristianos en general se oponen a que se usen palabras fuertes e ironía firme cuando se hace apologética, es que han sido indoctrinados por años con una falsa definición de amor. Cuando los líderes evangélicos bajaron la guardia hace ya muchos años, la iglesia fue invadida por conceptos traídos del sistema humanista secular, entre ellos, el concepto de amor manejado por los incrédulos.
Para el análisis a continuación he combinado conceptos manejados por apologistas como Glenn Miller y J.P. Holding, muy superiores a un servidor, así como algunas nociones propias.
Para los cristianos en general, “amor” significa “sentimentalismo”, “emocionalismo”. La palabra “amor”, “agape” en griego, no se refiere a sentimientos o sensaciones de ternura, sino a algo que manifiesta su resultado en un máximo beneficio para el bien de la mayoría.
Esta falsa definición de amor (sentimentalismo) ha resultado en un distorsionado entendimiento del rol de la confrontación desde el ángulo cristiano, así como la creación de pretextos para justificar la conducta criminal (rehusar la promulgación de la pena de muerte basándose en el “amor”), entre otras cosas.
¿Qué significa amor agape?
Cuando leemos pasajes como “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, automáticamente suponemos que el significado de “amor” en la frase es el mismo que le damos hoy en tiempos modernos – o sea un tipo de sentimentalismo barato que no incluye actitudes confrontacionales, palabras de corrección duras y “pisarle los callos” a alguien. “Amor” en su más popular acepción hoy, es definido en forma individualista.
La misma palabra agape es usada en 1 Corintios 13:
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.
Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
Punto clave: ¿Cómo estas palabras se llevan al terreno de la práctica? ¿Acaso agape significa no confrontar a otros con sus errores y pecados (incluyo ataques a la fe cristiana)? ¿Acaso para poder hacerlo debemos tener una relación o amistad de amor forjada por años con la persona antes de corregirlo o confrontarlo? Si lo anterior es lo que agape significa, es evidente que estamos frente a una noción sin sentido ya que los escritores del NT constantemente confrontaban una variedad de errores y de falsos maestros, gente que seguramente no conocían muy de cerca.
¿O quizá la aplicación de amor agape conlleva la idea de que podemos confrontar si lo hacemos gentilmente, “con amor”, como dicen algunos? Es obvio que para llegar a una conclusión como la anterior, no se ha leído la Biblia o no se ha usado el intelecto. Los comentarios hechos por Jesús y por Pablo ante sus oponentes, y aun creyentes (Jesús llamó “Satanás” a Pedro) cuando se desviaban de la verdad, son más que suficientes para descartar el “debemos confrontar pero gentilmente”. Un análisis retórico de las cartas de Pablo indican que el apóstol usó tácticas semánticas muy tajantes y sarcásticas que sin lugar a dudas ofendieron y hasta avergonzaron a sus oponentes y a sus propios lectores.
Una vez más, ¿cómo se manifiesta el amor agape en el terreno práctico? Para nuestros amigos que nos critican duramente por nuestra aproximación apologética, les quiero recordar que ellos no están ni siquiera usando su propia y errónea definición de amor agape. Si lo hicieran leerían mis escritos, sonreirían tiernamente, y con un movimiento suave de cabeza dirían “¡Ay este Pablo! Siempre tan abrasivo”. Eso es todo.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, concluimos que las alternativas frente a nosotros son solamente dos:
1) El NT enseña el amor agape pero no nos muestra cómo llevarlo a la práctica – lo limita sólo al plano de la teoría.
2) La mayoría de los cristianos no entendemos lo que agape significa. Dadas las opciones, la información suministrada por las Ciencias Sociales nos indica que la # 2 es la correcta.
Un factor pivotal en el tema es el reconocimiento de que nuestra cultura moderna se centra en el individuo, en tanto que las sociedades antiguas del mundo bíblico (y el 70% de las sociedades hoy) eran centradas en el grupo. Los intereses del grupo o la comunidad tenían absoluta prioridad. Lo correcto y beneficioso para el grupo era lo más importante. Por lo tanto, cuando el NT habla de agape, se refiere a la adherencia a “los valores comunitarios que unen al grupo” (Malina and Neyrey, Portraits of Paul, p. 196). Agape no era un intercambio a nivel personal y “tenía muy poco que ver con muestras de afecto, sentimientos de simpatía y cariño, o afinidad extraordinaria”. Agape es un don que pone al grupo antes que todo. En tiempos bíblicos significaba hacer lo que resultaba en el bien de la mayoría.
Transportando lo anterior al día de hoy, digamos que el móvil del amor agape debe ser alcanzar el bien de los hermanos, el cuerpo de Cristo, la iglesia. No tiene nada que ver con una relación a nivel personal, sentimentalismo, cariño afectuoso, besito y abrazo. Amor agape es una virtud enfocada y centrada en el grupo, en la comunidad primero que todo.
Siguiendo el desarrollo del planteo, veamos ahora lo que significaba “amar a nuestros enemigos”. ¿Cómo podemos reconciliar esta frase de Jesús con la realidad de que él mismo les llamó de todos los colores a los fariseos, y hasta le llamó “Satanás” a Pedro? O con el deseo de Pablo de que los judaizantes se castraran. O la forma en que el mismo Pablo humilló a los gálatas y a los corintios con su retórica. O el estilo que usó para corregir a Pedro, reprender el pecado de ciertos individuos (cristianos y no cristianos), o corregir errores doctrinales dentro de la iglesia y confrontar a los que atacaban la doctrina. Respuesta: teniendo en cuenta la definición de lealtad al grupo, es mejor entender agape usando una analogía o un paralelo con un concepto moderno: “amor duro”, “amor estricto”, o “amor fuerte” (que no es lo mismo que fuerte amor).
El ejemplo usado por J. P. Holding es la ilustración perfecta. Se trata de la película “Escuela de Rebeldes”, en la cual Morgan Freeman hace el papel de un director de escuela secundaria, Joe Clark, que se abocó a la tarea de limpiar su escuela de malos elementos y la hizo un lugar donde los que querían aprender se sintieran seguros.
Joe Clark no era un “sentimentalote”. Expulsó de la escuela a los que impedían el aprendizaje de la mayoría. Hasta usó fuerza física. Usaba un megáfono para llamar la atención. ¿Era esto agape? ¡Sí, por supuesto! Resultó en el bien de la
mayoría, del grupo. Los intereses del grupo (el cuerpo estudiantil) tenían prioridad por sobre los deseos individuales de algunos rebeldes.
Ahora viajemos al pasado y pongamos en la pantalla los enfrentamientos de Jesús con los fariseos y otros. Si los analizamos de cerca, veremos que es posible amar a nuestros enemigos aunque los ataquemos al mismo tiempo. Lo mismo es posible con discípulos o aliados.
Al igual que los estudiantes rebeldes de la película, los fariseos eran una amenaza para el bienestar de otros. Estaban propagando falsedad e impedían que otros entraran al reino de Dios con sus errores, y en el caso de Pedro en Gálatas, él pudo haber conducido a otros cristianos por el camino errado e impedir su crecimiento espiritual.
En situaciones similares en el día de hoy, como en el caso de enemigos de la fe que participan en los blogs con la única finalidad de atacar nuestra fe, es correcto y necesario confrontar de manera directa y vehemente. A decir verdad, es la única forma cristiana y responsable de prevenir que sus errores perjudiquen a otros.
En el mundo antiguo, palabras fuertes y polémicas, así como el intento de avergonzar y desacreditar al oponente, eran muy comunes. Agape incluye atacar verbalmente y ridiculizar al enemigo. Jesús lo hizo. El fue un maestro-profeta judío del primer siglo que vivió en constante confrontación con sus enemigos teológicos, y usó en ciertas ocasiones palabras fuertes (hoy se llaman insultos), sarcasmo y actitud condenatoria como cualquier otro rabino de la época. Esta gente que Jesús enfrentó eran enemigos de la Verdad, del reino de Dios.
Destaquemos vivamente que este tipo de lenguaje no sólo fue usado por Jesús para su enemigos teológicos, sino también para con Pedro (Vade retro Satanás). El uso de calificativos fuertes era parte de su papel profético. Había que confrontar urgente y dramáticamente la hipocresía religiosa, el liderazgo egotístico y la frialdad hacia Dios de parte del pueblo. De la misma forma debemos confrontar a los enemigos declarados de la fe. No hablo de gente que está buscando respuestas honestamente. Nuestra actitud debe ser diferente en esos casos. El ejemplo lo tenemos en el encuentro con la samaritana. Ella no era una enemiga del reino de Dios. Jesús la trató muy dulcemente.
Ahora, ¿quiere decir que Jesús no amó a los fariseos? Claro que sí, parte de amar es decir la verdad. Si alguno de los fariseos hubiera sufrido un ataque al corazón mientras hablaba, Jesús hubiera procedido inmediatamente a suministrarle RCP. Si luego de recuperarse el hombre hubiera continuado sus ataques contra el evangelio, continuaría siendo un enemigo de Dios y sería objeto de duras recriminaciones por parte de Cristo otra vez. Y si le diera otro ataque, Jesús lo ayudaría de nuevo. Eso es amor por el enemigo.
Ahora que ya sabemos lo que amor agape significa, olvidemos el amor tal cual es entendido por la sociedad moderna, una expresión sentimentaloide, dos gatitos en una canasta, dos niños de la mano, etc. Usen el amor “duro”, el mismo que Cristo mostró para con los falsos maestros. Fue un amor que tuvo como objeto denunciar el error, traer a luz la verdad, proteger al pueblo de la mentira y glorificar a Dios. <>
Pablo Santomauro fue subdirector de CIR. “Apología Cristiana”, CIR, P.O.Box 846, Montebello, Cal. 90640-EE.UU. URL de CIR: (en español). El Centro de Investigaciones Religiosas (CIR) es una organización interdenominacional especializada en la apologética de sectas. Fue pastor ordenado, autor profuso de artículos relacionados con la disciplina de la apologética cristiana y conferencista especializado en sectas y religiones comparada.