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Pablo Santomauro
Pena de Muerte: ¿Debe el cristiano estar a favor o en contra?
Parte 2
Habiendo tratado con el fundamento bíblico para la pena de muerte en la primer parte del trabajo, pasamos ahora a considerar otros argumentos sostenidos por los opositores de la pena capital y demostrar subsecuentemente las falacias sobre las que han sido construidos.
1. El argumento de la redención.
Este fue el argumento usado por los abogados y simpatizantes de Stanley “Tookie” Williams para presentar el pedido de clemencia frente al gobernador de California, Arnold Schwarzenegger. Tookie fue ejecutado por inyección letal el 13 de diciembre del 2005 por la muerte a sangre fría de cuatro personas. A pesar de la abrumante evidencia legal contra el asesino, la solicitud de clemencia alegaba que Tookie, luego de unos años en prisión, había redimido su vida, escrito libros para los niños tratando de disuadirlos de entrar en pandillas, etc.
a. El objetivo de la pena de muerte es castigar al perpetrador de un asesinato premeditado. El que tomó una vida paga con la suya. El principio es conocido como “Retribucionismo” y es claramente bíblico. Justicia es la idea medular de la pena capital. Ningún cambio de actitud o carácter posterior al asesinato justifica el perdón por parte del gobierno.
b. El castigo debe ser proporcional a la gravedad de la ofensa. El único castigo proporcional a la ofensa que ha tomado una vida es que la vida del culpable sea tomada. Prisión de por vida sigue siendo vida. Se premia al que quitó una vida, con la vida. En este caso el castigo no es proporcional al crimen cometido.
c. Conceder clemencia a un condenado a muerte por un tribunal de leyes legítimo, o abolir la pena de muerte, fomenta la delincuencia en el sentido de que los asesinos en potencia son concientes de que no pagarán con su vida si llegan a matar. El argumento de la redención es contraproductivo porque facilita la idea al criminal de que con buenas obras puede llegar a salvar su vida.
2. El condenado a muerte se convierte a Cristo (una variante del argumento de la redención).
La ejecución de Karla Faye Tucker en 1988 por el estado de Texas fue factor pivotal para que muchos cristianos conservadores, el más destacado de ellos, Pat Robertson, dejaran entreveer la debilidad de su liderazgo al hacer campaña para obtener clemencia por la vida de Tucker. La razón: Tucker se entregó a Cristo y era ahora una persona rehabilitada y realmente transformada.
a. Los argumentos para refutar la posición de Robertson son los mismos usados para el argumento de la redención. Si bien la conversión de Tucker pareció ser genuina, la justicia demanda el castigo para el culpable. El doble estándar usado por Robertson envía el mensaje equivocado a un público que necesita ver coherencia en el frente cristiano, no doble criterio. Cabe acotar que Pat Robertson había apoyado la pena de muerte hasta ese entonces, cuando cambió de posición.
b. De haber sido mejor aconsejada, Karla Faye Tucker jamás hubiera escrito una carta solicitando la conmutación de su pena de muerte. Probablemente, la justicia retributiva en la Palabra de Dios nunca le fue enseñada, ni por el capellán de la cárcel con quien se casó, ni por Pat Robertson.
3. Argumento ad misericordiam # 1.
Este es el argumento que intenta manejar las emociones relacionadas con la compasión, el altruismo y la misericordia de la audiencia. En el contexto de la pena capital se usa con expresiones como:
- La pena de muerte: Siempre cruel, siempre inhumana, siempre degradante… no se puede ocultar la crueldad inherente de la pena de muerte.” (Amnistía Internacional)
- “Pena capital, la máxima negación de las libertades civiles, es una práctica costosa, irreversible y bárbara, la epitome del castigo cruel e inusual. (ACLU Briefing Paper on the Death Penalty)
a. La pena de muerte no es cruel, sino que es la medida exacta de castigo proporcional al crimen cometido. En muchos casos, los crímenes cometidos son tan horrendos, que la pena de muerte parece ser benigna en comparación.
b. Tampoco es inusual. Todas las naciones del mundo tuvieron la pena capital en sus códigos penales la mayor parte de la historia, y en la actualidad permanece vigente en aproximadamente la mitad de las naciones del globo.
4. Argumento ad misericordiam #2.
Una variante del argumento ad misericordiam explota las circunstancias en las que el culpable de asesinato creció. Se toman en cuenta las influencias del ambiente, su desafortunada vida, la pobreza, el trato que le dieron los padres, etc.
a. Todo ser humano es un ente con libertad moral y es capaz d
e escoger entre una conducta buena y una mala. Podrá ser influenciado por el ambiente y el pasado, pero no es controlado por ninguno de estos.
b. No todo individuo nacido y criado en malas circunstancias termina siendo un asesino. En verdad, la vasta mayoría no terminan de esa forma.
c. El argumento ad misericordiam es puesto en ridículo con la historia del joven acusado de matar a sus padres con un hacha. Una vez que los elementos de prueba lo acusaban más allá de toda duda, el joven pidió clemencia basado en el hecho de que él era un huérfano.
d. A modo de ilustración, sobre el final citaremos un debate en el que participamos, donde el opositor de la pena de muerte plantea un caso hipotético en el cual comete la falacia ad misericordiam.
5. La pena de muerte no deja tiempo para que el reo se rehabilite.
Este argumento aduce que cortar la vida del culpable es inmoral porque el sistema penitenciario debe ser de carácter rehabilitacional. Se afirma que la ejecución del prisionero le priva de la oportunidad de alcanzar su rehabilitación.
a. Esta pretensión se basa en la cosmovisión secular que considera al hombre como un enfermo que necesita sanidad o una máquina en necesidad de reparación. En oposición a esta propuesta, el retribucionismo conceptúa al hombre como un ente moral libre con la capacidad de tomar decisiones por las cuales es responsable. El hombre es digno de ser recompensado o elogiado por las buenas acciones, y castigado por las malas. Este último es un concepto bíblico.
b. El objetivo de la pena capital es hacer justicia. La esencia de la justicia es de carácter penal y moral, no remedial. La justicia demanda el castigo del culpable y el bien demanda que el inocente sea protegido en nuestra sociedad.
c. La variante “cristiana” de este argumento es: Dejando que el asesino viva hay posibilidades de que en el futuro se le presente el evangelio y conozcan al Señor.” Respuesta: Si las víctimas no hubieran sido asesinadas, quizá en el futuro se hubieran convertido a Cristo (de no ser cristianos).
6. La pena capital se adjudica injustamente.
Este argumento sostiene que la pena de muerte se adjudica en mayor porcentaje en el caso de las minorías étnicas.
a. En realidad, los números no apoyan tal conclusión. La carta racial se emplea como un ad misericordiam. Aun si este argumento tuviera cierto apoyo, jamás puede ser utilizado como una excusa para invalidar la legitimidad de la pena de muerte. Concluir que la pena de muerte debe ser abolida porque su adjudicación parece ser administrada con cierto grado de discriminación, es cometer la falacia de “conclusión irrelevante” o “non sequitor”, también llamada “ignoratio elenchi.” Es también un “ad populum”, ya que apela a la emoción del sentimiento popular. A lo sumo, el argumento debería ser un llamado para mejorar el sistema judicial. Aplicar la pena de muerte más seguido y regularmente, remedia el problema.
b. Es preferible una justicia imperfecta que la ausencia total de justicia.
7. Hay veces que los inocentes son condenados a muerte.
a. El hecho de que raramente alguien inocente sea condenado, es una crítica a cualquier sistema judicial, no a la pena de muerte. El argumento no tiene incidencia absoluta sobre la validez moral de la pena de muerte. No hay nada perfecto en la vida.
b. El argumento establece que es mejor que 100 culpables no sean castigados propiamente, con tal de que una persona inocente no sea condenada. Puesto de otra forma, es mejor que 100 culpables sean absueltos a que un inocente sea condenado, independientemente del tipo de delito.
c. El argumento tiene validez solamente para promocionar el mejoramiento del proceso por el cual se determina la culpabilidad de un individuo y la adjucación de la pena de muerte.
d. ¿Para qué arrestar y llevar gente ante el juez por sus delitos? ¡Alguien inocente podría ser sentenciado!
8. “No podemos enseñar que matar es malo, matando” (Confrontando la Cultura de Violencia, Obispos Católicos de los E.E.U.U., 1994).
a. Este argumento equivale a decir que no podemos enseñar que retener a una persona cautiva contra su
voluntad es malo, encerrando a los secuestradores en una prisión. No podemos enseñar que robar es malo, obligando al ladrón a pagar lo que ha sustraído. Castigar al culpable de muerte con la pena de muerte, no es aprobar el derramamiento de sangre. Al contrario, aplicar la pena capital transmite el mensaje contundente de que ante el asesinato, el grado de tolerancia es cero absoluto.
b. Una absurdidad semejante la encontramos en la declaración de los obispos católicos de New Jersey, fechada Febrero 5, 2004. En ella se hace referencia a las palabras del fallecido Papa Juan Pablo II, quien dijo que el mundo de hoy, los casos en que la ejecución del culpable es una absoluta necesidad, son “son muy raros, sino prácticamente inexistentes (El Evangelio de la Vida, 56).” Uno se pregunta cómo alguien que conoce la condición del mundo en el presente, puede decir tal insensatez.
9. Usted está a favor de la pena de muerte, pero en contra del aborto. ¿No es incoherente su posición? ¿Cómo puede apoyar el movimiento pro-vida y apoyar la pena de muerte?
a. El niño en el vientre de una madre es inocente. El condenado a muerte no es inocente. La única incoherencia es la de aquellos liberales pro-aborto/anti-pena de muerte, porque ellos defienden la vida de los culpables por un lado, y por el otro promueven la muerte de los inocentes.
b. “Pro-vida” es un calificativo erróneo. Estar contra el aborto no significa que uno defiende la vida de cualquiera sin calificaciones. Tampoco significa que uno se opone a la muerte de toda forma de vida.
c. El derecho a la vida no es un absoluto, puede ser vetado. Es un derecho sujeto a penalización, o condicional. Es un derecho que prevalece hasta que una ley moral de mayor calibre penetra su jurisdicción, ya se llame justicia o protección vidas inocentes.
d. Un ejemplo similar: Todos tenemos derecho a la libertad, pero ese derecho es abrogado con encarcelamiento cuando se dan ciertas circunstancias.
e. Una criatura que no ha nacido aun, no ha cometido ningún crimen que amerite la eliminación de su vida.
10. “No es una muerte digna.”
a. En cierto sentido, ningún tipo de muerte es digna.
b. En el mejor de los casos, sólo ciertas formas de ejecución son indignas.
c. Lo que está en la balanza no es lo digno o indigno de una muerte, sino la justicia de la misma.
11. “Sólo Dios tiene derecho a quitarnos la vida.”
a. Esto es erróneo. Cuando Dios instituyó la pena de muerte, invistió a los gobiernos para aplicarla, i.e., les dio el derecho de quitar la vida a los culpables. La pena de muerte es una alternativa moral totalmente aprobada por Dios. En Romanos 13, Pablo establece que los gobiernos existen por pre-ordenación de Dios. Dios otorgó a los gobiernos la responsabilidad de hacer justicia, aun mediante “la espada” (pena capital). Como vemos, no sólo Dios tiene el derecho de quitarnos la vida. Ese derecho fue transferido, con las calificaciones pertinentes, a los gobiernos.
12. La pena capital no previene ni reduce el índice de criminalidad.
a. Este argumento es lo que en lógica se cementa en la idea errónea de que el objetivo principal de la pena de muerte es prevenir el crimen. La finalidad realmente es hacer justicia, es imponer castigo. En ese sentido, siempre previene el crimen. La persona ejecutada ya no comete más crímenes.
b. Un cristiano debe basar sus opiniones o convicciones en la Biblia nada más, no en las ideas propias o las tendencias culturales. Tampoco debe basarse en la valoración pragmática sobre la efectividad de la pena capital. El hecho de que “los criminales sigan matando” (una variante de “el índice de criminalidad va en aumento a pesar de la vigencia de la pena de muerte”) no es válido para juzgar la legitimidad bíblica o la efectividad de la pena capital.
c. Es bueno tener presente que existe evidencia de que la pena de muerte es preventiva en muchas ocasiones. Pero si así no fuera, no dejemos de tener en cuenta que hay otros factores por los cuales la delincuencia y la violencia aumentan, y esto no es culpa de la pena de muerte. Si no queremos admitir que es preventiva, por lo menos aceptemos que no es promotora del aumento de las actividades criminales. Por otra parte, el crimen viene avanzando hace ya mucho tiempo. Los EEUU constituyen una sociedad violenta porque la fibra moral y social está en proceso de destrucción — lo mismo sucede en todo el mundo en mayor o menor grado. Además debo agregar que en mi opinión, la pena de muerte es efectiva 100 %. Cada vez que se aplica, el reo muere — o puesto de otra forma, cada vez que se aplica, el reo no comete más crímenes.
Resumen:
A través del trabajo presentado en dos partes, hemos visto que:
1.
La pena capital fue instituida por Dios en el Antiguo Testamento, aun antes de la Ley Mosaica, ergo, constituye una Ordenanza de la Creación.
2. Como tal, no pierde validez porque es inherente al carácter moral de Dios, y Dios no cambia.
3. La pena de muerte es sobreentendida en Nuevo Testamento. Ni Jesucristo ni los apóstoles la ponen en disputa, sino que la aceptan como válida en sus enseñanzas.
4. Demostramos que los argumentos bíblicos en contra de la pena capital carecen de base bíblica.
5. Hemos refutado en forma inequívoca que los reclamos y argumentos levantados por los opositores de la pena capital de toda disuasión, son incoherentes, no tiene base racional ni se ajustan a la realidad.
La Biblia en ningún lugar considera la pena capital como cruel, fuera de lugar, injusta o falta de amor. Por el contrario, fue el amor de Dios por su pueblo, la justicia y la verdad, lo que motivó a Dios para establecerla. El Nuevo Testamento también reconoce la justicia en la pena de muerte (Mat. 21:40; Rom 1:32; Rom. 13:4). Sin la pena de muerte como parte de la ley judía (y la romana), Cristo no hubiera poder entregar su vida por nuestros pecados. Nuestra salvación no hubiera sido posible. <>
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