Posesión demoníaca y exorcismos
(lo que el cristiano debe saber)
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¿Narra la Biblia instancias de exorcismos?
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El propósito de los exorcismos en la Biblia.
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El don de milagros, señales y prodigios (echar demonios incluido).
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¿Por qué tanta actividad demoníaca en el primer siglo?
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¿Existen casos de posesión demoníaca hoy? Comparando los exorcismos de hoy con los de la Biblia.
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¿Qué tan reales son las escenas de los presuntos exorcismos católicos?
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Los exorcistas evangélicos – diferente estilo, el mismo embuste.
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¿Nos da la Biblia instrucciones para exorcisar?
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Conclusión.
1. ¿Narra la Biblia instancias de exorcismos?
La Biblia relata numerosas instancias en las cuales demonios fueron expulsados de la gente. Estas expulsiones fueron llevadas a cabo por Jesucristo, los apóstoles y otros cristianos relacionados estrechamente con ellos. Es obvio que las expulsiones de demonios realizadas por Jesucristo fueron consideradas como milagros por los propios judíos (Lc. 4:36), quienes no estaban acostumbrados a presenciar tal cosa. Esto automáticamente ubica estas liberaciones en la categoría de milagros.
Basados en el hecho de que no existe ningún registro en todo el Antiguo Testamento de posesión demoníaca ni de exorcismos, es obvio que la posesión demoníaca generalizada fue un fenómeno que se dio alrededor del primer siglo. Los judíos estaban al tanto del fenómeno pero no conocían el remedio para contrarrestarlo. Es por ello que se asombraron ante el poder y la autoridad de Jesucristo.
2. El propósito de los exorcismos por parte de
Jesús, los apóstoles y discípulos
¿Con qué finalidad demostró Jesucristo su absoluto poder sobre las fuerzas de las tinieblas (Mt. 8:16; Mr. 1:34; Lc. 4:36; 6:17-19; 9:42-43)? Con la misma finalidad con que realizó otros milagros portentosos, o sea:
1) Para probar que él era Dios (Jn. 2:11; 5:36; 20:30-31; Hch. 2:22).
2) Para probar que Dios hablaba por medio de él. En otras palabras, los milagros en la Biblia tienen el propósito de probar que Dios está hablando, i.e., confirmando que el mensaje, o en su defecto, el portador del mensaje, es respaldado por Su autoridad.
Los apóstoles a su vez realizaron milagros, y entre esos milagros se cuentan las expulsiones de demonios. Reitero, los exorcismos bíblicos son milagros, o sea, un suceso tan diferente a lo que los humanos entendemos por natural que sólo puede explicarse como una intervención directa de Dios. Ninguna otra explicación es viable.
Los apóstoles fueron investidos por Jesucristo con poder para hacer “señales y prodigios” de modo que “Dios dio testimonio a la palabra de su gracia” (Hch. 14:2-3). Este poder fue dado a los apóstoles para que realizaran señales, prodigios y milagros a fin de corroborar entre la gente que ellos eran los únicos que hablaban la verdad en medio de una multitud de falsos maestros (2 Co. 12:12; He. 2:3-4). Entre estos milagros encontramos el ejercer autoridad sobre los demonios (Lc. 9:1; 10:17-19; Hch. 8:7; 13:6-13; 18:11-12).
3. El don de milagros, señales y prodigios
¿Conoce usted a alguien que haga milagros, señales y prodigios hoy? ¿Que resucite muertos? ¿Que sane milagrosamente? Claro que hay muchos que pretenden hacer milagros y prodigios, pero se trata de individuos que nunca pueden probar sus reclamos. Del mismo modo, tenemos a los que expulsan demonios pero tampoco pueden ofrecer elementos de prueba contundentes en ese sentido. Lo que sí tenemos son espectáculos circenses carismáticos con maestros de ceremonias que parecen estar mentalmente trastornados, o en su defecto, son farsantes aprovechadores que toman ventaja del cristiano sin discipular.
Por favor, no se entienda que yo afirmo que Dios no hace milagros o sanidades en el día de hoy. Yo siempre mantengo un criterio amplio y no limito a Dios en ningún sentido. Dios continúa sanando en el día de hoy de diversas maneras, pero nunca a través de un falso maestro que le invita a poner sus manos en la pantalla del televisor (no deje de enviar su ofrenda, por favor). Pero la razón por la cual usted no conoce a nadie a quien por su conducto se repitan los milagros bíblicos, es muy sencilla: el don de este poder sobrenatural tuvo un propósito, corroborar la autenticidad de la Palabra de Dios en aquellos hombres del primer siglo mientras que aun no se completaba la revelación de Dios, i.e., el Canon de la Escritura. Una vez que la revelación especial de Dios fue plasmada en los escritos de los apóstoles, no existió más la necesidad de milagros para corroborar el Evangelio, incluyendo los exorcismos. Si alguien le dice que los milagros continúan hoy porque Dios desea confirmar su Palabra, entonces significa que Dios aun está revelando su Palabra y que la Biblia está incompleta. Esto no es verdad.
4. ¿Por qué tanta actividad demoníaca en el primer siglo?
Teniendo en cuenta que el Antiguo Testamento no relata ninguna historia de individuos poseídos, corresponde proponer una posible razón para el despliegue inusitado de tanta actividad demoníaca en los tiempos de Cristo. De la historia donde Cristo se encontró con el endemoniado gadareno, en la cual los demonios rogaron el permiso de Jesús para ingresar en el hato de cerdos (Mr. 5:13-14), deducimos que los demonios no pueden poseer a los humanos ni a los animales sin el consentimiento de Dios. ¿Por qué Dios permitió a estos entes maléficos entrar en cuerpos humanos? La respuesta puede estar relacionada con el aspecto estratégico de la misión de Jesucristo. Para que la misión del Mesías fuera efectiva, era necesario que el Señor demostrara ante los hombres su absoluta autoridad, poder y control en varios campos, a saber:
1) Enfermedades y aflicciones físicas (Mt. 9:20-22; Jn. 4:46-54; 9:1-41).
2) Objetos materiales (Mt. 14:15-21; 17:24-27; Jn. 2:1-11; 21:1-14).
3) Elementos de la naturaleza (Mt. 8:23-27).
4) Suspensión de la ley de la gravedad con respecto a su propio cuerpo (Mt. 14:22-23).
5) La muerte (Mt 9:18-26; Jn. 11:1-45).
La inferencia lógica es que Jesús debió también demostrar control en el terreno de la dimensión espiritual de las tinieblas, o sea, las potestades siniestras bajo el mando de Satanás. Consideremos las siguientes palabras de Jesús:
“Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios. Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa“. (Mt. 12:28-29; Lc. 11:20-22)
La línea de razonamiento que expresa el Señor es ésta: “Yo he echado fuera demonios, los súbditos de Satanás. No podría haberlo hecho si yo no fuera más poderoso que él. Mi poder es superior al de Satanás”. Concluimos que en el primer siglo, durante el tiempo en que Jesús estuvo en la tierra y en que sus discípulos predicaron el evangelio, Dios permitió a ciertos espíritus malignos penetrar en el cuerpo de muchos con el fin de establecer más allá de toda duda, la completa y suprema autoridad del Hijo de Dios.
La historia atestigua que la posesión demoníaca no continuó más allá de la era apostólica. No hay mención de ella ni instrucciones al respecto en las epístolas, ni en los escritos de los Padres Apostólicos del primer y segundo siglo, los Padres de la Iglesia y los Reformadores.
5. ¿Existen casos de posesión demoníaca hoy?
Comparando los exorcismos de hoy con los de la Biblia.
Ciertas personas en el sector carismático enseñan que Dios continúa hoy, a través de ciertos individuos, haciendo milagros, señales y prodigios (y por supuesto, echando demonios), pero es claro al ojo analítico que se trata de “charlabaratas” y mercaderes del evangelio. Todavía estamos por ver alguna sanidad milagrosa, señal o prodigio confirmados de parte de estos individuos. A pesar de la carencia absoluta de pruebas sólidas, miles y miles siguen a estos maestros que abusan de la credulidad de cristianos doctrinalmente anémicos.
Muchos artículos han sido escritos enseñando que el cristiano no puede ser poseído por demonios, y esto es absolutamente correcto. Cualquier cristiano con sentido común no se opondrá a esto, salvo los negociantes del miedo y los incautos que les creen. Por inferencia lógica, el incrédulo sí podría ser vulnerable a ser invadido por demonios pero la experiencia moderna indica que ninguno de los casos presentados puede ser documentado fidedignamente. Así mismo es significativo que ninguno de los reportes de posesión demoníaca contemporáneos se asemeja a los casos bíblicos. He aquí una lista de diferencias:
a) Los exorcismos de hoy, llevados a cabo por sacerdotes católicos en su mayor parte, se hacen en lugares aislados, en escenarios sombríos a puertas cerradas, y son narrados tiempo después de que fueron hechos. Jesús, por el contrario, echó demonios en lugares públicos y a plena luz del día, permitiendo de esa forma la examinación crítica aun de parte de sus enemigos (Lc. 4:31-36).
b) El Señor expulsó demonios tan solo con su palabra (Lc. 4:36; Mt. 17:18). Pablo hizo lo mismo en Hechos 16:16-18) y probablemente en otras ocasiones (Hch. 19:13-16). Los exorcistas modernos ayunan por meses para prepararse y luego tienen que realizar decenas de intentos , y en algunos casos lleva años lograr el éxito (supuestamente). Tal fue el caso del sacerdote que realizó el exorcismo sobre el cual se basó la película “El Exorcista”. Un punto colateral que este autor desea destacar es que la Iglesia Católica y por ende los miembros de la curia, no tienen autoridad alguna sobre los demonios debido a sus doctrinas antibíblicas como la adoración a María, los santos, su soteriología, etc. Dios no avala este tipo de doctrina, y no garantizaría a sus representantes tal poder sobre las fuerzas del mal, ya que ellos son, en un sentido doctrinal, cómplices de estas fuerzas.
c) Los endemoniados del Nuevo Testamento son descritos con aflicciones físicas y/o mentales, pero todas las manifestaciones y la conducta de estos personajes no traspasan los umbrales del ámbito humano para entrar en los confines de lo fantástico y grotesco, tal como se dice sucede en los exorcismos modernos. Estaremos dando algunos ejemplos más adelante.
d) Los endemoniados “modernos” son frecuentemente descritos exclamando maldiciones y blasfemias. El Nuevo Testamento narra otra historia, los demonios siempre fueron respetuosos respecto a la Deidad (Mr. 1:24; 3:11). No hay en la Biblia un solo caso donde un demonio blasfeme contra Dios o Cristo.
e) Hay en el NT dos casos de posesión demoníaca donde podemos observar que los espíritus inmundos dotan a los poseídos con una fuerza sobrenatural increíble (Mr. 5:1-20; Hch. 19:13-16). El endemoniado de Marcos 5 rompía las cadenas que lo sujetaban. El endemoniado de Hechos 19 puso a correr a siete hombres jóvenes no sin antes propinarles una golpiza extraordinaria. ¿Por qué no vemos hoy ningún caso donde el supuesto endemoniado rompa cadenas o ponga en retirada a una decena de hombres fuertes? Los exorcistas católicos admiten que una persona endemoniada puede exhibir una fuerza desproporcionada, pero en sus relatos siempre encontramos que unas pocas personas pueden controlar al sujeto endemoniado.
f) La capacidad o el don de expulsar demonios en el primer siglo siempre estuvo relacionada con la confirmación del verdadero evangelio (Mr. 16:17-20). Los exorcistas modernos predican cualquier cosa menos el evangelio.
Concluimos que de haber casos de posesión de demonios en el presente, la existencia de estos no puede ser verificada a partir de la información disponible. Entiéndase que no estoy diciendo que Satanás no ejerce una poderosa influencia en el presente. Sí tiendo a pensar que de la misma forma que Dios hoy no obra normativamente a través de milagros, sino que ejerce su soberanía por medio de su Providencia e influencia nuestras vidas sobrenaturalmente, Satanás
ejerce su poder indirectamente, pero no milagrosamente, usando diferentes medios (ocultismo, secularismo, drogas, música, ateísmo, sectas, religiones paganas, etc.), y sin lugar a dudas Satanás y sus fuerzas están intensamente involucrados en este tipo de actividad. De no ser así, las advertencias de Pablo en Efesios 6:10s, de Santiago 4:7 y Pedro 5:8, no tendrían sentido.
Nota: El cristiano genuino no puede ser poseído por un demonio, ni aun en el caso de que en el futuro Dios decidiera, en su soberanía, permitir una actividad semejante a la del primer siglo.
6. ¿Qué tan reales son las escenas de los presuntos exorcismos católicos?
Las típicas escenas en filmes como “El Exorcista” y “El Exorcismo de Emily Rose” muestran a la persona poseída haciendo todo tipo de contorsiones, levitando, emitiendo sonidos guturales horrosos, poseyendo ojos diabólicos, hablando con una voz diferente a la usual, expresándose en un idioma antiguo, exhibiendo una fuerza extraordinaria (aunque curiosamente la víctima siempre puede ser subyugada o sometida por dos o tres personas), vomitando una sustancia verde, girando su cuello 360 grados, burlándose de su interlocutor, blasfemando el nombre de Dios, etc., etc.
De todas las descripciones anteriores, investigaciones serias han llevado a concluir que muchas de ellas son posibles sin la necesidad de una participación demoníaca. El despliegue de una fuerza inusual, la enunciación de blasfemias, emitir aullidos y sonidos guturales, ingerir moscas, arañas y otros insectos, y otras manifestaciones, no necesariamente son indicativas de que estamos frente a una persona poseída. La mayoría de estas manifestaciones pueden ser asociadas con problemas psicosomáticos, histeria, auto-hipnosis, auto-sugestión, fraude y cosas por el estilo. Todas tienen una causa natural aunque no siempre bien entendida. Otras se reducen al campo de la fantasía y los efectos cinematogáficos especiales. Por regla general, el exorcista “oficial” es un sacerdote católico que se supone debe leer del manual de 94 páginas conocido como el Ritual Romano. Veamos ahora un par de relatos relacionados con exorcismos oficiales de la iglesia católica.
Caso # 1 – La historia dice que luego de 13 años de ser frecuentemente exorcisada, Lucía, de 44 años de edad y madre de dos niños, fue finalmente llevada con el padre Gabriele Amorth, quien se especializa en exorcismos. Lucía tenía síntomas típicos tales como una repulsión total a todo lo que fuera sagrado. Cada vez que el sacerdote iniciaba el ritual, ella entraba en trance, hablaba en idiomas que no conocía y mostraba una fuerza sobrehumana. Aparentemente los presentes no podían sujetarla, según su esposo Renzo (nadie explica como finalmente lo hacían). En cierta ocasión, Lucía vomitó agujas, hecho éste que es un símbolo de tormento diabólico, cuenta su sacerdote. Confieso que nunca supe que el diablo está en el negocio de la costura. Hoy en día, luego de ser tratada por el padre Gabriele Amorth, Lucía aparentemente está libre de la posesión. (1)
Caso # 2 — Este segundo ejemplo tomó lugar hace unos cuantos años. De acuerdo con el padre Luigi Novagese, el exorcista oficial de la diócesis papal en Roma, “la piel de un hombre se tornó blanca como papel, sus dientes se pusieron transparentes, su ojos se salieron de su órbita con llamas y le salió fuego de su boca”. Un sacerdote expresó que un demonio hasta mordió un sandwich. La edición de la revista Newsweek de Febrero 11, 1974, mostró una foto del sandwich mordido con las huellas de los dientes. Tampoco sabíamos que los demonios pueden desarrollar caries.
Casos como los anteriores son relatados frecuentemente por los supuestos exorcistas católicos y correspondientes testigos. Lo absurdo, grotesco y demencial de los relatos ubican a estos exorcistas y sus supuestos poseídos en el plano de los enajenados, o en su defecto, de los embaucadores. Desde la perspectiva bíblica, sabemos que el padre Amorth pertenece a una institución religiosa que continúa en decadencia y está doctrinalmente en oposición al evangelio de Cristo. Atendamos sus palabras en un reportaje reciente de Zenit News Agency (4-12-2008): “En una ocasión le pregunté al diablo qué le molesta más de Nuestra Señora (la virgen María). El respondió, ‘Que ella es la más pura de las criaturas y que yo soy el más sucio; que ella es la más obediente de todas las criaturas y yo soy el más rebelde; que ella es la que no ha cometido pecado y por lo tanto siempre me conquista’”. (2)
Es obvio que el padre Gabriele es un mentiroso de primera, además de ser un idólatra. O quizá se trate de un lunático rabioso, pero me inclino a pensar que es un farsante.
7. Exorcismos evangélicos – diferente estilo,
el mismo embuste
La escena evangélica está plagada de individuos que reclaman tener poder sobre los demonios y sobre Satanás mismo. Bob Larson, por ejemplo, vive de los ingenuos que piensan que están endemoniados, Se llama a sí mismo “El exorcista real”, sin duda para diferenciarse de los exorcistas católicos, como si él fuera legítimo. En su página de internet, Larson tiene el anzuelo para cazar incautos en forma de examen de admisión. El “aspirante a poseído” debe contestar si alguna vez, en el pasado o el presente, ha exhibido ataques de rabia o violencia incontrolables, ha sido violado, ha abusado de alcohol o drogas, ha contemplado el suicidio o sufrido seriam
ente de depresión y desesperanza, fue abusado por sus padres, se siente rechazado o ha fracasado en multiples relaciones, experimenta continuos problemas financieros, o serios impedimentos para orar, adorar, leer la Biblia y asistir a la iglesia.
Teniendo en cuenta que esta última categoría prácticamente pone al 99 % de los cristianos modernos en la categoría de poseídos (el serio impedimento siendo la apatía espiritual), y en algunas otras categorías una vasta mayoría de los habitantes del globo terráqueo contestaría que sí, arribaríamos a la conclusión de que técnicamente vivimos entre poseídos. En el mundo demencial del señor Larson, prácticamente casi toda actividad o conducta pecaminosa es causada por demonios. La Biblia, por el contrario, no tiene ninguna duda de qué se tratan. Les llama “obras de la carne” (Gá. 5:16), i.e., pecados originados en nuestra naturaleza caída.
La Iglesia Universal del Reino de Dios con origen en Brasil, por ejemplo, se caracteriza por enseñar que todas las cosas malas tienen origen demoníaco, y todos sus cultos terminan con sesiones de exorcismo masivo donde los pastores imponen sus manos a la gente para expulsar demonios. En otras iglesias de corte carismático es muy común ver a los pastores “atando” demonios. Yo quisiera saber quién los suelta después, porque usualmente la persona que es “liberada” vuelve por otro exorcismo a la semana siguiente.
Es obvio que estamos frente a casos de líderes ya farsantes o ya delirantes, que usan el miedo para controlar a sus seguidores y/o quitarles el dinero. Estos saca-demonios evangélicos nunca han podido presentar una sola prueba creíble de que realmente expulsan demonios. Al igual que en el catolicismo, entre mentirosos anda la cosa.
8. ¿Nos da la Biblia instrucciones para exorcisar?
Yo no veo ninguna. Algunos recurren a Marcos 9:29 donde Jesucristo dice que los demonios (no cierta clase de demonios) con nada salen, “sino con oración y ayuno”. Basados en esto los exorcistas católicos oran y ayunan por días antes de comenzar su show. Obviando el hecho de que la evidencia de los manuscritos pone en cuestión la legitimidad de este verso, digamos que llama en extremo la atención que Jesucristo haya recomendado ayunar a sus discípulos cuando en otra parte, él mismo dice que durante su estadía aquí en la tierra sus discípulos no ayunarían (Mr. 2:19-20). De todas maneras, las instrucciones de Jesús, de ser ciertas, encuadran dentro del panorama del primer siglo.
Los escritores de las epístolas, por su parte, no mencionan en absoluto ninguna clase de instrucciones para exorcisar demonios. El sentido común nos dice que si Dios quisiera que anduviéramos por ahí echando demonios, hubiera destacado en forma clara e inapelable su voluntad acompañada con instrucciones en la Biblia. En lugar de ello, las mandamientos para la guerra espiritual en la Escritura consisten en exhortaciones como permanecer sobrios y velar (1 P. 5:8), resistir al diablo (Stg. 4:7) (por definición, someterse a Dios significa resistir al Diablo), no ignorar sus maquinaciones (2 Co. 2:11), vestir la armadura de Dios, i.e., con la Verdad, el carácter de Cristo en nosotros, proclamando el evangelio, usando el escudo de la fe, el yelmo de la salvación y permaneciendo en oración (Ef. 6). Los cristianos confrontamos al diablo desde una posición de victoria ya que el que está en nosotros (el Espíritu Santo) es mayor que el diablo (1 Jn. 4:4) y todos los poderes del infierno lo saben muy bien (Mt. 8:28-32). Puesto de otra forma, nuestra suficiencia en Cristo nos prepara para la batalla. Los recursos espirituales que obtenemos de él son suficientes para sostenernos frente al enemigo, sin necesidad de maniobras especiales aprendidas en un seminario de guerra espiritual o de dar espectáculos circences que nos convierten en el hazmerreír del mundo.
9. Conclusión
A estas alturas, el lector se ha percatado de que mi evaluación sobre la posesión demoníaca en el presente nos lleva a una conclusión muy riesgosa en círculos evangélicos, una conclusión que puede cerrarme muchas puertas y causar la pérdida de buenos amigos y relaciones en el cuerpo de Cristo. Mi entendimiento de las Escrituras, así como mi análisis de la realidad histórica y presente, inevitablemente me llevan a la conclusión de que la posesión demoníaca no es común en nuestro tiempo. No quiero decir que los demonios no existen – la Escritura es mi autoridad máxima en toda materia, y ella me dice que la dimensión de los demonios es tan real como la dimensión celestial. También me enseña que Satanás y sus legiones están tan activos como siempre en este mundo moderno, influenciando en los asuntos de este mundo y presentando una oposición real en la vida del cristiano y de la iglesia.
Tampoco estoy maniatando a Dios. En su soberanía él tiene la prerrogativa de permitir a los demonios invadir los cuerpos de los inconversos en cualquier instante, pero la experiencia universal parece mostrar que de haber en la actualidad posesiones demoníacas, éstas son difíciles de ser detectadas, ya que los testimonios modernos son hallados faltos. <>
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