Los resucitados de Mateo 27
¿Para creerse o no?
“Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu. Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron; y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos”. (Mateo 27:50-53)
He aquí un pasaje que los escépticos usan para criticar la fiabilidad de las Escrituras. Me refiero principalmente al relato de los que volvieron a la vida luego de la resurrección de Cristo. Aun muchos cristianos tienen problemas para conceptualizar la historicidad del evento y sobre todo para presentar al cristianismo como una opción razonable a sus amigos no creyentes, específicamente en el tema de los milagros. Para sorpresa mía, el “aclamado” Harper’s Bible Commentary sugiere a sus lectores que prácticamente ignoren el pasaje (un consejo no muy académico que digamos).
Hace poco tuve la oportunidad de leer un artículo de una autora que se inclina por pensar que el pasaje no es auténtico. Su deducción se apoya nada más que en especulaciones tales como: La Biblia que tenemos hoy es el resultado de copias de copias ad infinitum (una tesis ya desbancada por la erudición hace años), las modificaciones introducidas por diferentes grupos religiosos (???), el pasaje “no cuadra con el resto del contenido bíblico”, y la idea de que un hecho de tal magnitud debería haber dejado una huella indeleble entre los contemporáneos, pero sin embargo ningún escritor bíblico ni ningún historiador o cronista de la época registra el evento.
Como prueba adicional, la autora destaca que el apóstol Pablo, “en su encendida defensa …de la resurrección, según 1 Cor. 15 y que si bien hace referencia a la de Cristo, de ninguna manera menciona nada acerca de otra multitudinaria resurrección y de cuya veracidad podrían testificar, muchas personas de Jerusalén”. Yo en lo personal no veo de qué forma el silencio de Pablo acerca de las resurrecciones puede reenforzar su presentación del Evangelio. Recordemos que Pablo está básicamente recitando (con excepción del v. 8) un himno que él recibió por tradición oral y que se enfoca en Cristo y el orden de sus apariciones. Convendría recordar que partiendo del silencio, todo lo que se puede deducir es silencio, y la opinión de la autora en este caso equivale a ver más allá de lo escrito.
Por otra parte, haciendo una mala lectura del pasaje, la autora (quien se define como cristiana) concluye que las resurrecciones de los santos ocurrieron antes de la resurrección de Cristo. Si éste fuera el caso, diríamos que definitivamente su conclusión debe ser tomada seriamente. Sin embargo, una simple verificación del texto griego deja en claro que las resurrecciones ocurrieron luego de la resurrección del Señor.
Sobre el final de su artículo, la autora expresa que “todo lo que rodea a este pasaje, como que es un poco forzado, extraño, misterioso, en definitiva, incoherente e innecesario dentro del contexto bíblico. Por eso nosotros nos decantamos por pensar, que dicho texto ha sido deformado en el transcurso del tiempo, hasta quedar en ese sin sentido”.
Con esta introducción pasamos ahora a analizar el pasaje y sus consideraciones históricas, mencionando que lo haremos con la ayuda del conocido apologista Glenn Miller, de http://www.christian-thinktank.com/. Veamos el pasaje otra vez:
“Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu. Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron; y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos”. (Mateo 27:50-53)
Ahora veamos una lista de los datos que conocemos:
- Jesús muere luego de clamar a gran voz.
- El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.
- Hubo una especie de terremoto (comunes en esa región).
- Las rocas se partieron (el terremoto fue fuerte).
- Los cuerpos de muchos (pero no todos) santos judíos volvieron a la vida (en una forma natural o sobrenatural).
- Salieron de los sepulcros.
- Vinieron a la santa ciudad (Jerusalén).
- Aparecieron a muchos (mas no a todos).
- Los sucesos de las resurrecciones y apariciones de los santos ocurrieron DESPUES de la resurrección de Cristo (si tiene alguna duda examine la interpretación más probable en los comentarios más reconocidos con relación a la puntuación y división del verso)
A continuación los datos que NO conocemos: - Cuántos fueron resucitados.
- Si fueron resucitados en un cuerpo natural pero mortal (ej: Lázaro), en un cuerpo natural pero inmortal (ej: post resurrección/pre-ascensión de Jesús), o en un cuerpo sobrenatural/glorificado (ej: cuerpo de Jesús post-ascención-Apocalipsis)
- Cuánto tiempo permanecieron en el planeta (¿hasta que Jesús ascendió o hasta que murieron?)
- Si se aparecieron solamente a creyentes judíos (Hch. 10:40-41) o a cualquiera.
- ¿Por qué no fueron resucitados todos los santos?
Es obvio que Mateo no está interesado en satisfacer nuestra curiosidad sino en mostrarnos la grandeza de la obra de Cristo. Pasemos ahora a examinar el pasaje desde un ángulo que contiene una información poco considerada por los críticos de la Biblia.
1. De acuerdo con una fuerte corriente de pensamiento judío, la resurrección de los santos del AT ocurriría cuando viniera el Mesías. Reiteramos, ellos esperaban una resurrección corporal cuando se revelara el Mesías. De acuerdo con el registro, un rabino había dicho:
“R. Jeremías mandó: ‘Cuando me sepulten póngame calzado en los pies y un cayado en mi mano, y tiéndanme de lado, para que cuando venga el Mesías yo esté listo’”. (cit. en Lightfoot, Commentary of the New Testament from the Talmud and Hebraica)
Mucha de esta enseñanza rabínica contenía elementos de verdad. El Mesías, en su más estricto sentido, fue revelado en la resurrección, y es obvio que Cristo produjo las resurrecciones (de ALGUNOS santos) como parte de las primeros frutos de Su obra. Podríamos afirmar tranquilamente que en línea con el mensaje de Mateo, orientado definitivamente a la audiencia judía, tiene perfecto sentido que él haya registrado el fenómeno ocurrido (fenómeno sin duda causado por el Mesías como parte de su obra redentora). Esto le quita los colmillos a la objeción de que los demás evangelistas no mencionan el suceso.
2. El evento se entreteje naturalmente con las enseñanzas del NT como lo que Jesucristo le dijo a María en el cap. 11 de Juan, las palabras de Pablo en cuanto a Cristo, las primicias, y luego los frutos siguientes, y Cristo llevando cautiva la cautividad (llevando los santos del Seol al tercer cielo). De esta forma vemos como el argumento de que el pasaje de Mateo 27 parece forzado, extraño, misterioso, etc., puede ser desechado.
3. Un dato histórico interesante se encuentra en las palabras de un apologista de la fe de la primera parte del siglo 2do., Quadratus, quien escribió durante el reinado de Adriano (117-138 dC). Sus palabras quedaron registradas en un fragmento citado en Greek Apologists of the Second Century, Robert M. Grant, Westminster, 1988, p.36:
“Pero las obras de nuestro Salvador fueron permanentes porque eran reales. Aquellos que fueron curados o resucitados de la muerte no sólo se vieron sanos o resucitados permanentemente, n
o solamente durante la estadía de nuestro Salvador en la tierra sino también luego de su partida. Ellos permanecieron por un período considerable, de tal modo que algunos vivieron hasta nuestro tiempo”.
Obviamente la cualificación “nuestro tiempo” no implica un período de 90 a 100 años luego del fenómeno, sino probablemente un espectro de 50 a 75 años, durante el cual los individuos resucitados reportados en los evangelios y Hechos (no los de Mateo 27) alcanzaron el momento de su muerte natural. Mi punto aquí es que parece ser que de acuerdo con Quadratus, lo casos de resurrecciones no fueron tan aislados ni tan pocos como muchos tienen tendencia a pensar. En lo personal pienso que los resucitados de Mateo 27 volvieron a la vida en un cuerpo natural pero inmortal que fue glorificado cuando ascendieron con Cristo. Queda por dilucidar en cual ascención ya que parece que antes de la ascención final de Cristo hubo otra, pero de este tema yo elaboro en otro ensayo.
Agreguemos que Ireneo, medio siglo luego de los escritos de Quadratus, escribe acerca de resurrecciones ocurridas en las iglesias cristianas. Muchas historias y leyendas surgieron acerca de los santos resucitados y es obvio que algunas fueron adornadas con datos poco probables. Ejemplos de esto se encuentran en las obras apócrifas del NT como el Apocalipsis de Esdras 7.1-2 y el Evangelio de Nicodemo 17ss. Este último narra la historia de Simeón y sus hijos viviendo en Arimatea luego de su resurrección y cuyas tumbas permanecían aun abiertas (para inspección). Sin duda muchas de estas historias fueron revestidas por datos ficticios, pero teniendo en cuenta que en muchas ocasiones las obras apócrifas llenan los vacíos dejados en las obras inspiradas, es posible que estas historias tengan sus raíces en las resurrecciones de Mateo 27, un suceso del cual no existen razones de peso para negar.
4. Colosenses 2:15 dice “y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”. Esta podría ser una referencia al despliegue público del poder de la resurrección de Jesús.
5. En un aspecto simbólico, la resurrección de los santos en Mateo 27 se conecta perfectamente con el rasgado del velo del templo. Así como el acceso a Dios ya no está obstaculizado por un velo, sus santos ya no están cubiertos con “el velo de la muerte”.
6. La resurrección de los santos está intimamente conectada con la textura literaria del pasaje y con el ministerio del Mesías judío.
- El acople de la escena de los santos apareciendo con la imagen del terremoto y la fragmentación de las rocas muestra vívidamente la unión de ambos eventos en el pensamiento judío de la época. Raymond Brown, en su obra Death of the Messiah, nos da el trasfondo en una forma magistral (pp 1123-24). La susodicha conexión es patente en el mural de la sinagoga Dura Europos, el cual representa la reanimación de los huesos secos de Ezequiel 37. Esta escena es muy útil para entender cómo Mateo y sus lectores imaginaron su narración. El mural muestra la escisión de un monte cubierto de árboles (el Monte de los Olivos probablemente), rocas partidas, la apertura de las tumbas cavadas en las laderas y los cuerpos dentro. Muy significativo es la presencia de una figura que podría ser el Mesías Davídico (ver Ez. 37:24-25) orquestando la resurrección de los muertos. No estaría fuera de lugar inferir que Ezequiel 37:12-13 es el pasaje clave detrás de la descripción de Mateo 27:53.
- La conexión con el ministerio mesiánico de Jesús (prioritario en el enfoque de Mateo):
La venida del reino de Dios en el ministerio de Jesús no era conceptualizada como la manifestación final del reino (la idea del juicio final y el establecimiento de un nuevo orden), sino como una introducción o muestra inaugurando y anticipando el reino. En consonancia con esto, la resurrección de “muchos” en Mateo 27 no es la resurrección final y universal de los santos, sino un anticipo (un preestreno si se quiere) del poder de Dios indicando que los postreros tiempos han comenzado y el juicio está en marcha (Death of the Messiah, p.1126). - Otro pasaje del AT que pudo haber impulsado a Mateo a plasmar el evento sería la rendición de Isaías 26:19 en la Septuaginta, sobre todo en la frase “y aparecieron a muchos”: “Los muertos resucitarán, y aquellos en las tumbas serán levantados, y aquellos en la tierra se regocijarán …”
Conclusión
Tomando en cuenta todos los datos presentados, vemos que Mateo ha estructurado su perspectiva teológica magistralmente, combinando el entorno judío, la misión mesiánica de Jesús, los escritos proféticos acerca del Mesías, y las imágenes y el lenguaje apocalíptico familiar a su audiencia. Es así como Mateo puntualiza que la muerte y resurrección de Jesús marcó el comienzo de los últimos tiempos y el juicio de Dios ((Death of the Messiah, p.1140). Podemos concluir que el pasaje de Mateo 27:52-53, lejos de ser “extraño, un poco forzado, misterioso, incoherente e innecesario dentro del contexto bíblico”, como escribió la autora del artículo que nos llevó a elaborar en el tema, es parte del contexto judío dentro del cual Cristo y Mateo ministraron y escribieron respectivamente. El pasaje tampoco es una adición insertada por algún escriba ni ha sido modificado por traductores malintencionados que terminaron convirtiéndolo en un sinsentido, como también afirma nuestra autora. Y por si quedara alguna duda, digamos que el pasaje aparece en todos los manuscritos existentes. El hecho en sí, fue histórico. <>
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