Cómo Empezar a Utilizar Nuestros Dones Espirituales
LA PALABRA DE DIOS EN NOSOTROS
por Raymond W. Hurn
Ahora que hemos llegado a un punto de vista bíblico más claro acerca de los dones espirituales, necesitamos descubrir nuestra función en el Cuerpo de Cristo.
El Dr. C. Peter Wagner ha sido un pionero moderno en el estudio de los dones espirituales y en el impacto que han tenido en el crecimiento de la iglesia. A pesar de que existen puntos de diferencia entre el Dr. Wagner y otros eruditos sobre algunos aspectos de la teología de los dones, su contribución fundamental es de valor indiscutible. El Dr. Wagner señala cinco pasos hacia el descubrimiento de los dones espirituales (nosotros hemos agregado un sexto paso).
- “Explore las posibilidades.” Usted las ha estado explorando mentalmente y en las conversaciones que ha tenido con sus amigos al repasar los primeros cinco capítulos de este libro. Las posibilidades se le han revelado en las Escrituras y a través de la enseñanza de los excelentes maestros que escribieron estos capítulos.
- “Experimente con todas las posibilidades que pueda. “ Los dones espirituales se descubren de la misma manera en que se descubren los talentos naturales —experimentando con ellos. Nadie ha aprendido a nadar, a pasearse en una bicicleta o a cantar una aria leyendo un libro solamente. Para aprender uno tiene que participar en esas actividades. Lo mismo es cierto respecto a los dones espirituales.
- “Examine sus sentimientos.” ¿Siente satisfacción cuando pone en práctica algún don en particular? En caso de que no sienta satisfacción, tal vez sería mejor que continúe su evaluación de ese don.
- “Evalúe su efectividad.” Dios nos da los dones espirituales con ciertos propósitos específicos. Nuestros dones producirán resultados siempre y cuando los usemos.
- “Espere que el Cuerpo confirme los dones que usted tiene.” Si usted es el único que piensa que tiene cierto don, lo más probable es que no lo tenga. Recuerde que recibimos dones no para nuestro propio beneficio, sino para el beneficio del Cuerpo. Por lo tanto es natural que el Cuerpo debería poder reconocer el beneficio de sus dones.
- “Espere que el Espíritu de Dios le dé una confirmación interna de los dones que usted tiene.” Este sexto paso fue agregado por el Dr. Paul Orjala en su libro intitulado Get Ready to Grow, Nunca debemos pensar que los dones del Espíritu Santo son objetos que pueden ser manipulados por una colección especial de procedimientos humanos. El testimonio del Espíritu es esencial a nuestra vida en el Espíritu.
Estos seis pasos nos llevan sucesivamente al descubrimiento de nuestros dones espirituales. Tomar sólo un paso no es suficiente. Los pasos tienen que ser tomados al mismo tiempo y deben afirmar el mismo resultado.
RESPONSABILIDADES O FUNCIONES
Uno no tiene que sentirse “dotado” espiritualmente para poder desarrollar ciertas responsabilidades o funciones. En una familia un padre tiene que fungir como padre aunque otros padres sean más efectivos. La “función de padre” verdadera requiere la provisión de alimentos, abrigo, educación y nutrición espiritual de los hijos. Estos pueden causarles muchos inconvenientes a los padres, quienes tienen que ajustarse a los horarios, lecciones y actividades escolares de sus hijos. Muchas de las responsabilidades de ser padre son desarrolladas por necesidad y no por deseo.
De igual manera, todos los que somos files al Señor Jesucristo tenemos responsabilidades cristianas. En Romanos 12:3 Pablo nos insta a que pensemos de nosotros mismos con “cordura” y que no tengamos “más alto concepto” del que debemos tener. Como cristiano, tal vez yo no tenga el don espiritual de dar, que incluye la habilidad de ganar dinero, pero se requiere de mí que sea un mayordomo fiel de lo que he ganado, lo que significa que debo diezmar fielmente toda mi vida.
Yo era miembro de una iglesia local cuya junta hacía algunas decisiones muy malas (por lo menos esta era mi opinión). No dejé de asistir a esa iglesia, ni tampoco dejé de diezmar u ofrendar. Hay dos elementos que debemos recordar respecto al liderazgo de cualquier iglesia local: (1) los líderes a veces harán decisiones malas (por lo menos en la opinión de algunos de los feligreses); (2) con el tiempo, algunos líderes terminan el plazo de su servicio, y son elegidos líderes nuevos. Mi responsabilidad como cristiano es ayudar a los que ocupan puestos de responsabilidad y ser fiel a mis deberes en el Cuerpo de Cristo. Por lo general, el liderazgo de una iglesia mejora con el tiempo, la oración y la experiencia.
La oración es tanto una responsabilidad como un privilegio. La fe de salvación es requisito para entrar al reino de Dios, y la fe debe ser continuamente manifestada por todos los cristianos. Otro gran privilegio del cristiano es mostrar hospitalidad a las personas que asisten a nuestra iglesia, como también a las que no asisten a ella. Y usted no tiene que sentir que ha sido dotado por el Espíritu para cumplir con estas responsabilidades.
En cierta ocasión observé a un reconocido erudito bíblico, el Dr. Ralph Earle, realizar un trabajo de aseo improvisto e inconspicuo. La ocasión era una serie de servicios de avivamiento de distrito en la que él era el orador especial. El simplemente hizo la limpieza a la carrera antes de que alguien más se diera cuenta. El aseo no era su deber. Acababa de proclamarles algunas verdades bíblicas a más de mil personas que se habían congregado para ese servicio. El aseo era necesario para la comodidad de todos los presentes, y él lo hizo.
Tal vez sea provechoso hacer una lista de las ocasiones en que usted ha observado a personas desarrollar responsabilidades o funciones no asignadas a ellas, o para las cuales ellas no tienen un don espiritual.
¿No fue Jesús quien dijo: “Yo estoy entre vosotros como el que sirve” (Lucas 22:27), y “El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo” (Mateo 23:11)?
LA IMITACIÓN DE LOS DONES
No olvidemos que el fruto se requiere de todos los cristianos, pero que todos los dones no son requeridos. Creemos que Dios nos da a cada uno de nosotros dones a desarrollar y utilizar para el máximo éxito de la iglesia. Aunque el fruto del Espíritu no puede ser imitado de manera efectiva, cualesquiera de los dones sí lo puede ser. ¿Quién puede imitar o fingir el amor verdadero, el gozo espiritual, la paz o la paciencia? Los que tratan de imitar el fruto pronto son descubiertos.
A pesar de que los dones espirituales pueden ser imitados, es importante notar que nuestra falta de comprensión de los dones espirituales está a la raíz de la falta de crecimiento de miles de iglesias. Algunos miembros están frustrados y se sienten culpables. ¿Podemos encontrar algunas ayudas prácticas que nos ayuden a todos a crecer más, utilizando los dones espirituales? Espero que así sea.
DESARROLLE SUS DONES
En su capítulo, la Dra. Mildred Wynkoop recalca la relación entre los talentos naturales y los dones espirituales. Aunque no sean iguales, están relacionados. De igual manera en que los talentos naturales no alcanzan su madurez en el momento en que nace una criatura, así tampoco los dones espirituales emergen maduros y completos en el momento en que son descubiertos.
Tienen que ser desarrollados en el contexto del Cuerpo de Cristo. En seguida repasaremos algunos de los dones que ya hemos tratado en este libro con el fin de que usted y yo pensemos en algunas maneras en que podamos desarrollarlos, y usted pueda formar su propio portafolio sobre ministerios
al Cuerpo.
Profecía
A algunas personas Dios les da una habilidad extraordinaria para comunicar su mensaje al cuerpo de creyentes para su edificación. Por lo común creemos que este es un don del pastor de la iglesia. Recuerdo bien que como pastor yo hacía un gran esfuerzo en la oración, en el estudio y en la interpretación de la Biblia para encontrar algún mensaje ungido por el Espíritu que yo pudiera comunicar. Ahora que sirvo como oficial de la iglesia, en mis viajes he observado lo consciente que están nuestros pastores de esta responsabilidad, y cuánto trabajan, a veces ayunando y orando, para cumplir la divina tarea de comunicar el mensaje de Dios. ¡Cuán afortunados somos de tener a tantos “profetas” dedicados!
Seguramente que algunos laicos han recibido el llamado divino de presentar un mensaje profético a la iglesia. Esa voz de profecía con el mensaje de Dios ha fortalecido, preparado, motivado, o inspirado a los miembros de la familia de fe.
Enseñanza
La enseñanza es parecida a la predicación. Es comunicación del orden más alto. Al igual que la predicación, funciona para la edificación del Cuerpo. Suple al mensaje bíblico con mayores detalles, aplicándolo a la vida de hoy, y presentándolo de una manera muy personal. Los participantes en la enseñanza tienen más oportunidad de expresarse, explicando y reforzando el mensaje con otros feligreses.
Es una lástima que contemos con tan pocos maestros. Podríamos tener muchos más si en las iglesias hiciéramos lo siguiente:
- Extender la base del programa educativo estableciendo más puestos para maestros y equipándolos para enseñar.
- Reorganizar las aulas de clase, o construir algunas nuevas, para proveer más espacio para que los maestros recién preparados enseñen las riquezas inescrutables de Cristo.
Tenemos otras alternativas también, como enseñar en los hogares, en salas alquiladas, bajo la sombra de un árbol, o dondequiera que la gente se pueda reunir. Algunas iglesias en áreas muy pobladas, como en pueblos rurales, han descubierto modos innovadores para incorporar estas dos sugerencias en su programa educativo, y las iglesias han crecido mucho.
La Iglesia del Nazareno ha alcanzado un punto de estancamiento muy serio en mil o más de nuestras congregaciones, y allí nos quedaremos hasta que los líderes locales quieran “darle un ministerio” a muchos más maestros y trabajadores. Es relativamente fácil lograr el crecimiento de la iglesia hasta tener 35 miembros, y no es mucho más difícil hacer que la feligresía crezca a 74 miembros (el 57% de las Iglesias del Nazareno tenían 74 miembros o menos en 1978[1]). Es muy difícil alcanzar el nivel de 125 miembros o más, y sólo el 10% de nuestras congregaciones han alcanzado el nivel de más de 200 miembros.
La capacidad de ascender de una etapa a otra más alta siempre gira alrededor del deseo de confiar el ministerio educativo a personas con poca experiencia en la educación, y en ciertos casos a personas sin preparación alguna. Dios les ha dado dones espirituales a todos sus hijos. Y el Espíritu Santo quien nos purifica, también nos unge para su servicio. Es una lástima ver a los “pioneros de la iglesia” (los que llegaron primero), frustrar el dinamismo de los que recién se han establecido en la iglesia (los que llegaron al último), procurando exaltar a Cristo a través del uso de dones espirituales en la iglesia.
Parece costoso tomar el tiempo para preparar a otros para que participen en el ministerio, pero si lo hacemos en el Espíritu y con la preparación adecuada, los resultados se verán en el crecimiento del reino de Cristo. Nuevas almas serán ganadas y la obra crecerá y se multiplicará.
EL DESARROLLO DE PROFETAS Y MAESTROS
Usted no necesita esperar hasta estar dentro de un aula y recibir una asignación oficial de la iglesia para desarrollar su don espiritual de profecía o de enseñanza. Debe empezar a tomar los siguientes pasos prácticos hoy mismo.
- Sea fiel a los medios de la gracia —en oración, en estudio bíblico, y en asistencia a la iglesia. Practique la buena mayordomía de diezmar su dinero y su tiempo. Mantenga un buen espíritu.
- Practique relacionando los principios bíblicos a las situaciones de la vida (como eventos continuos y eventos pasajeros que relatan las noticias).
- Observe a los que explican la Palabra de Dios, como a su pastor o su maestro de escuela dominical. ¿Cuáles métodos emplean? ¿Hay un modelo consistente en su enseñanza? ¿Son efectivos en su comunicación? Si no son efectivos, ¿por qué no? Usted puede aprender de los fracasos y los éxitos de ellos. El fracaso de no haberse comunicado efectivamente a veces puede enseñarle más que la metodología que siempre resulta efectiva.
- Encuentre a alguien a quien usted pueda enseñar. Tal vez pueda empezar con uno de sus hijos o con el niño o la niña del vecino. Puede empezar una clase bíblica en el patio de su casa o un estudio bíblico de hogar. Enseñe una clase de escuela dominical o enséñele a uno de sus amigos. El ni siquiera tiene que saber que él es el alumno. Usted sabrá que su fin es enseñar de la Palabra de Dios, y la observará arraigarse en la vida de otra persona. Los predicadores hacen esto todo el tiempo cuando en oración escogen pasajes bíblicos para leer durante sus visitas en hogares y en hospitales. Con frecuencia el mensaje tiene que ser presentado con benignidad y sutileza. La enseñanza más efectiva tal vez sea la ilustración o el testimonio improvisto y amable.
- Estudie los métodos de la enseñanza. Aprenda de los cuadernos de enseñanza de su denominación los cuales exponen las lecciones de todo un trimestre; también puede aprender de las ayudas pedagógicas. Esté dispuesto a ayudar en la enseñanza de una clase de escuela dominical cuando se lo pidan los líderes de la iglesia local. Sumérjase en un ambiente de enseñanza. Usted mismo sea un aprendiz; el aprendiz activo resulta ser el mejor maestro. Comuníquese con la División sobre la Vida Cristiana y con la oficina del Curso de Capacitación Cristiana para recibir sugerencias sobre la enseñanza (6401 The Paseo, Kansas City, Missouri, 64131).
De todas las maneras posibles ayude a los jóvenes a desarrollarse a través de la utilización de sus talentos y capacidades. Con frecuencia hemos descubierto a jóvenes que estudian para el ministerio que nunca han enseñado una clase de escuela dominical. ¿Quién es responsable? Usted puede culpar a esos jóvenes si le parece bien hacerlo, pero yo creo que la culpa la tiene la iglesia interesada sólo en sí misma, que está tan interesada en no trastornar a los pioneros, que no hace el esfuerzo para desarrollar a los jóvenes que están entrando a la iglesia por la puerta de enfrente, a veces en grupos numerosos. ¿Qué ganamos al llevar a los jóvenes a la iglesia si se van sin que los hayamos discipulado ni empleado en la cosecha del Maestro?
En ciertas ocasiones he hecho un esfuerzo especial para entrar en una clase y estudiar los métodos del maestro. He observado que los maestros que tienen el mayor éxito en la comunicación no son siempre los que hablan todo el tiempo de la sesión. Algunos de ellos permitieron que otros se expresaran y reaccionaran. Habían preparado a algunos de los alumnos para que ayudaran en la presentación de la lección. Efectivamente dirigieron los pensamientos de la clase hacia los principios básicos de la lección. Lograron que todos los alumnos se sintieran tranquilos. Mostraron comprensión por cada uno de los participantes en la discusión sin criticarlos. Parecieron identificarse con los problemas de los
jóvenes y de los adultos, y parecieron comprender estos problemas. Su interés fue marcado. Los estilos que emplearon fueron estimulantes intelectualmente y desafiadores.
¡Los alumnos deben recibir ayuda en cada sesión!
Servir
Mi esposa y yo estamos de acuerdo de que uno de los ejemplos más finos de una persona que tiene el don de servir, que hemos observado recientemente, es la señora Stephens, quien vive en Greystones, cerca de Dublín, Irlanda. Cierto domingo la observamos mientras preparaba una mesa para 20 personas, a la cual sólo podían sentarse seis por lo general. Lo hizo humilde, serena y bellamente, y con mucho amor. Ella rinde esta clase de servicio con frecuencia, como usted ya pudo habérselo imaginado. Observamos en ella esta misma mansedumbre y humildad tan efectiva cuando ayudó a servir a 150 irlandeses norteños en una sala alquilada en el corazón de Dublín. Tuvo la asistencia de su esposo y de seis miembros de la Iglesia del Nazareno en esta ciudad.
Los 150 congregados eran nazarenos de nuestras iglesias en Irlanda del Norte, que se habían reunido para darles la bienvenida al superintendente pionero Harold Brown, y a su esposa Vera, pero también para afirmar y respaldar con su presencia e interés al pequeño grupo de nazarenos en Dublín cuya iglesia tiene sus cultos en un apartamento. La señora de Stephens trabajaba en otro cuarto, callada, preparando emparedados y otros manjares para los invitados. El domingo por la mañana, en su manera callada, mansa e improvista, dirigió a los niños a otro cuarto del apartamento en que celebran los servicios, para que los adultos pudieran adorar a Dios en la pequeña sala.
Mi esposa y yo tenemos a una vecina nazarena que también tiene el don de servir. Es mansa y humilde. Recientemente se ofreció para cuidar a dos niños dos días por semana para ayudarle a una vecina recién divorciada. Algunos de nuestros otros vecinos van a su casa regularmente para que los aconseje sobre asuntos de la vida diaria y sobre asuntos espirituales.
Jesús dijo que “los mansos… recibirán la tierra por heredad” (Mateo 5:5). Todos los que tienen el don de profecía o el de enseñanza tomen nota de que en Romanos, Pablo puso el don de servir entre los de profecía y enseñanza, y que el de enseñanza es seguido por el don de animar.
Al desarrollar las posibilidades que le ofrece el don de servir, haga un esfuerzo específico para pensar de los servicios que usted puede prestarles a los miembros del Cuerpo. Busque las maneras en que pueda servir a otros. Extiéndale los brazos abiertos a alguien que tiene las manos llenas, comparta su himnario. El hecho de ofrecer un vaso de agua fría y el ayudar a los necesitados nos puede parecer inaceptable, ¿pero con cuánta frecuencia usamos medios creativos para servir? Utilizamos estos medios para servir a personas en ciudades o países lejanos, ¿pero cómo serviremos a las personas con que nos relacionamos todos los días?
Hospitalidad, ayudar
Es evidente que en la explicación del don de servir incluimos características relacionadas al don de hospitalidad y al de ayudar. ¿Puede diferenciar entre estos tres dones?
Hospitalidad. El Dr. C. Peter Wagner define este don como “amor a los extraños”.1 Los que tienen este don pueden crear un ambiente receptivo, aceptado y cálido alrededor de los necesitados. Los corazones se unen como resultado de su hospitalidad generosa. Son felices cuando sus hogares están llenos y cuando están satisfaciendo las necesidades de sus invitados. La satisfacción de sus invitados es de primera importancia. Wagner escribe: “El lema de la persona con este don es ‘la hospitalidad antes que el orgullo’.”2 Todo no tiene que estar en orden perfecto antes de que un invitado sea bienvenido en su hogar; la necesidad del individuo es más importante que la apariencia que da el altero de los platos del desayuno, o el periódico regado por todo el piso de la sala.
Ayudar. La diferencia entre el don de servir y los dones de hospitalidad y de ayuda es que el primero se dirige a un grupo o institución, y estos últimos se dirigen al individuo. Y la diferencia entre el don de hospitalidad y el de ayudar es que el de hospitalidad se dirige hacia cualquier persona necesitada, y el don de ayudar se dirige al cristiano necesitado.
Wagner define el don de ayudar como la capacidad que Dios nos da para “invertir nuestros talentos en la vida y ministerio de otros miembros del Cuerpo, capacitando a la persona ayudada a aumentar la efectividad de sus dones espirituales”.3
Tengo el privilegio de servir como el director ejecutivo de un departamento altamente diversificado. Trabajamos con distritos nuevos, iglesias donde no se habla inglés, iglesias de minorías étnicas, la arquitectura de iglesias, préstamos para misiones domésticas, la organización de iglesias nuevas, materiales de lectura y estudio misionero, ministerio a los arrabales, materiales para el crecimiento de la iglesia, talleres de entrenamiento, ministerios de experimento, y con un presupuesto de dos millones de dólares que incluye el fondo de alabastro, becas para estudiantes de minorías que se preparan para el ministerio, entre otros proyectos. En estas áreas de servicio cuento con excelentes ayudantes. Harold Allen, asistente administrativo; John Oster, editor; Franklin Cook, coordinador de misiones urbanas; y Jan, Kathy, Linda, Cecilia, Mary, Cherryl, Charles, Dale, Gladys, y Arlene me ayudan muchísimo. Todos ellos son dados a crear en su manera de pensar, y ensanchan mi influencia en toda actividad. Son tan importantes en los ojos de Dios como el ejecutivo.
¿Quiénes son los ayudantes en su iglesia? ¿Qué pasaría (o no pasaría) si su iglesia de un momento a otro ya no tuviera a estas personas “dotadas”?
Animar
Animar o exhortar significa ofrecer palabras de fortaleza y ayuda a los miembros del Cuerpo para su edificación. Este don puede desarrollarse en grupo o entre dos personas. Por lo general se desarrolla entre dos personas. Ore por alguien que está solo o desanimado; cada día haga algo por solo una persona, o diga algo que la anime; haga una lista de los miembros nuevos, de los miembros olvidados —estos son los posibles candidatos a la soledad; llévele flores a un anciano; pídale al fotógrafo que experimenta con la cámara o al músico que empieza a tocar que le demuestren su talento. Sea sensible a las señales físicas que nos indican el desánimo en una persona, y lleve a cabo deliberadamente un plan para levantarle el espíritu a esa persona.
Mi ayudante de oficina, la señora Gladys Johnson, ha hecho una carrera de usar su don espiritual de animar a otros durante los 11 años de empleo en el Departamento de Misiones Domésticas. Aun firma su nombre “Glad” (que en inglés significa “alegre”). Yo me siento alegre de que ella trabaje conmigo. Constantemente nos anima a todos. Ella dejó su carrera de negocio, lo que le causó muchos inconvenientes y sacrificio, para servir a la iglesia. Esto es típico de muchos de los trabajadores en la sede internacional de la Iglesia del Nazareno.
Usted puede desarrollar este don si hace un esfuerzo especial para amar y ser sensible a las necesidades de los que agonizan, de los divorciados, de los desempleados o de los que están experimentando una crisis en su vida.
Dar
Por cada persona que tiene el don espiritual de dar, ha de haber mil que no lo tienen pero que son fieles mayordomos en dar sus diezmos y ofrendas. El don especial de dar siempre depende de la capacidad para ganar dinero. Un truco favorito del diablo es lograr que los hijos de Dios busquen los dones espirituales. Los que son tan necios como para pedir que Dios les dé un don especí
fico se frustran o pierden la fe. Algunos, son persuadidos erróneamente, a prometer que darán cantidades imprudentes con la esperanza de que esto los haga dadores “ricos”.
Durante mis pastorados, yo prediqué con regularidad sobre la mayordomía. Cierta viuda jubilada y pobre pero fiel, confesó su gran desánimo porque no tenía mucho dinero. Todos la conocíamos y la amábamos, y sabíamos que prácticamente no tenía dinero y apenas subsistía (por lo menos físicamente). Me decía: “¡No cuento con entradas de ninguna clase!”
Con toda bondad le hice preguntas acerca de su situación. “¿Cuánto es el 10% de nada?” Ella pudo ver el punto de mi pregunta, y sonrió cuando agregué: “Si el total de las entradas que Dios le ha encomendado es cero, el diezmo también es cero, y esto es tan importante para Dios como el diezmo de un millón de dólares.” Dios requiere todo de nosotros, todo lo que somos y todo lo que tenemos, sea poco o sea mucho.
Algunas personas astutas que están orientadas hacia el éxito, siempre han logrado engañar a algunos a “dar mucho para poder recibir mucho”. Esta no es la fórmula del éxito. Es verdad que algunos de los hijos de Dios tienen el don de ganar mucho dinero, y le damos gracias a Dios por ellos. Hacen posibles grandes contribuciones para el adelanto de la obra de Dios. Yo conozco a algunos de estos gigantes en asuntos espirituales y económicos que viven en los estados de Texas, Oregon, Colorado, Kansas, Missouri, Oklahoma, California, Illinois, Ohio, en algunos de los estados del noreste, y en Canadá, Irlanda, y en muchos otros lugares. No cabe duda de que ellos tienen el don de ganar dinero y de darlo.
Pero entonces, ¿qué queda para mí? ¿No debemos todos experimentar con los dones del Espíritu? ¡Claro que sí! Y puede resultar muy divertido el experimentar con el don de dar. John Oster, el editor del Departamento de Misiones Domésticas es hombre de mucha iniciativa y me ha ayudado en diferentes maneras. De él son las siguientes sugerencias.
Haga una contribución que no está obligado a hacer. Haga una contribución anónima. Observe la diferencia que hace en las vidas de otros y en su propia vida. Establezca una meta para dar más que el acostumbrado diezmo por un período específico de tiempo. Note el cambio en sus sentimientos o actitud. Observe si el dinero adicional ayuda al Cuerpo a alcanzar alguna meta financiera. Busque maneras nuevas para dar; no siempre dé dinero. Dé ropa, o comida, o tiempo, o lo que se necesite y sea apropiado. Dé con atrevimiento y examine sus sentimientos. ¿Está Dios con usted cuando da?
Liderazgo[2]
Me parece atinada la definición de presidir de C. Peter Wagner en su nuevo libro sobre los dones espirituales, en el que escribe:
El don de presidir es la capacidad especial que Dios da a ciertos miembros del Cuerpo de Cristo para que establezcan metas de acuerdo al propósito de Dios para el futuro, y con el fin de que comuniquen estas metas a otros en tal manera que voluntaria y armoniosamente colaboren para alcanzarlas y así glorifiquen a Dios.4
Uno no puede ser líder sin seguidores. Esto es obvio. Los feligreses de una iglesia son más leales y sensibles con sus líderes o dirigentes, que lo son los empleados en organizaciones seculares con sus jefes. Esto se debe a la cohesión de los lazos de amor y apoyo mutuo que unen a los miembros del Cuerpo de Cristo. Sin embargo, con frecuencia esta unión tan cohesiva oculta nuestras imperfecciones y los resultados malos de algunos métodos que empleamos. A menudo asumimos que estamos progresando más de lo que indican los resultados.
Todo cristiano debe ser optimista respecto al evangelio, y tener completa fe en él, pero los buenos dirigentes también tienen que ser pragmáticos; deben reunir todos los datos, ser honestos respecto a los programas que no producen buenos resultados, y desecharlos y luego desarrollar métodos efectivos.
El que preside tiene la responsabilidad principal de observar la cosecha, encontrar las áreas donde la gente es más receptiva al evangelio, y entrenar y enviar a los obreros a cumplir el mandamiento de hacer discípulos.
Sin embargo, todos debemos experimentar con el don de presidir. ¿Por qué no empezar a experimentar hoy mismo? He aquí algunas sugerencias.
Observe lo que necesita hacerse en la iglesia. Pruebe su capacidad como líder; haga algo. Si usted preside, ¿lo seguirán otras personas? Nunca lo descubrirá si no hace el esfuerzo. El líder tiene que ser valiente. Usted tendrá que sobresalir un poco de los demás o ellos no podrán seguirlo. Experimente con su don de presidir primero con proyectos pequeños y luego con proyectos mayores. Hay muchas tareas que podrían llevarse a cabo si usted usara su don de presidir. Siempre sea fiel si desea ganar el respeto necesario de los que pudieran constituirse en sus seguidores.
Misericordia
Claro que usted es amable, pero ¿quién más lo sabe aparte de usted? Busque maneras de mostrar su amabilidad. Tome nota de los enfermos o afligidos dentro del Cuerpo. Luego examine sus propios sentimientos para determinar cómo se sentiría si estuviera en las mismas circunstancias. ¿Qué lo animaría o lo haría sentirse mejor? Hágalo entonces para el enfermo o el afligido. Con deliberación muestre su misericordia. Imagínese a Jesús en su situación. ¿Encontraría El oportunidades para ser misericordioso? Tal vez el Espíritu Santo le guíe en algún hecho de misericordia.
Evangelista
A menos de que usted ya tenga una idea de que tiene este don, no empiece a experimentar con él. Practique algunos de los otros dones primero, los cuales le abrirán las puertas a las oportunidades para testificar. Después experimente con el don de evangelismo. Este representa la gracia que Dios nos da para dirigir a otra persona a Cristo. Familiarícese con los pasajes bíblicos acerca de la salvación y con algunos métodos específicos de cómo testificar, como los que ha producido nuestro Departamento de Evangelismo.
Todos sabemos que el cristiano nacido de nuevo debe testificar, o debería estar dispuesto, capacitado y listo para hacerlo. Algunos estudios minuciosos revelan que el testimonio se ha practicado muy poco últimamente. El análisis del trabajador del material de estudio al cual nos hemos referido como la Clínica Diagnóstica (véase Apéndice B), sorprenderá a la mayoría de los dirigentes de las iglesias porque revela cuán pocas personas participan en el evangelismo. Muchos feligreses tienen el don de evangelismo, cuya función es reproductora. Tenemos que descubrir quiénes son, luego prepararlos, y asignarlos en esta importante tarea.
Recientemente asistí a una iglesia de 600 miembros para analizar a sus trabajadores, y los que me ayudaron en el análisis y yo descubrimos que sólo el 1.5 por ciento de la feligresía participaba en el evangelismo de un modo directo. Es obvio que esta iglesia necesita utilizar a un número más grande de personas en actividades evangelísticas aunque tenga que usar a los que están dedicados a funciones de conservación para lograrlo.
Por lo general, no más de 10 por ciento de la feligresía de iglesias que tienen un programa efectivo de evangelismo participa en el evangelismo. En su mayoría los feligreses trabajan como ujieres, maestros de escuela dominical, miembros del coro, limpieza, administradores, etc. Las tareas de conservación que mantienen viva a la institución usan casi toda la energía de la iglesia local.
¿Qué porcentaje de los miembros de su iglesia participan directamente en el evangelismo personal cada semana, y en la visitación dirigida a encon
trar nuevos asistentes o prospectos?
Es importante que la iglesia experimente tanto crecimiento interno como crecimiento de expansión. Una meta buena para su iglesia es involucrar al 50 por ciento de los miembros en alguna responsabilidad de conservación como la enseñanza o el ministerio. Entonces, si logra que el 10 por ciento participe en el evangelismo semanal, es casi seguro que su iglesia crecerá.
Misionero
El don de misionero definitivamente cruza las fronteras culturales. Con resolución asóciese con grupos de otras culturas en situaciones de servicio o en que pueda testificarles. Explore su capacidad de aprender otro idioma.
Enseñe una clase de escuela dominical compuesta de alumnos de una minoría étnica. Examine su efectividad en dar testimonio atravesando barreras culturales. Ofrezca sus servicios a la obra misionera en los arrabales. Invite a cenar a una persona o familia de otra nacionalidad o de otro nivel socio-económico con el propósito de llegarse a conocer unos a otros, cantar, estudiar las Escrituras, y compartir verdades espirituales. Comuníquese con las agencias del gobierno para investigar cuántos grupos minoritarios de distintas nacionalidades hay en su comunidad y dónde están localizados. Investigue cuáles son sus necesidades.
Sabiduría
¿Qué es lo que verdaderamente nos dice la Biblia respecto a la manera en que vivimos? ¿Qué soluciones propone a los problemas de familia, iglesia, comunidad, estado, nación y el mundo? La Biblia nos asegura que si pedimos la sabiduría, estará a nuestra disposición. “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Santiago 1:5). Examine las Escrituras específicamente para ver qué dicen acerca de cómo podemos resolver los problemas. Comparta su entendimiento de estas soluciones bíblicas con otros cristianos, incluyendo su maestro de escuela dominical y su pastor. Luego compárelo con el entendimiento de cristianos más maduros en la fe. Pruebe su entendimiento en proyectos pequeños para que crezca su confianza en su capacidad para usar el don de sabiduría. No avance más aprisa de la luz que Dios le ha dado, pero busque la sabiduría y aplíquela.
Pastor
A principios de este estudio es probable que usted haya tomado el examen que intitulamos “Una representación de mis dones espirituales”. Sin duda alguna usted recibió una alta calificación para el don de pastor. Tal vez esto le sorprendió. Este don es el más común entre los pastores de casi todas las denominaciones. El pastor cuida a las ovejas de su rebaño, las alimenta, y procura satisfacer sus necesidades y aflicciones. Asume la responsabilidad por su bien espiritual, dándoles prioridad a sus necesidades y bienestar. Con frecuencia llega al hogar donde hay un enfermo o donde acaba de fallecer uno de sus feligreses, antes que el médico. Anima y consuela a la familia en tiempos de muerte y desconsuelo. Aconseja a los que están bajo su responsabilidad de pastor, y en muchas maneras contribuye a su condición espiritual, social, física, y aun económica.
Hemos descubierto que también algunos laicos tienen el don espiritual de pastor. Si usted recibió una alta calificación para este don, no significa necesariamente que debe abandonar su empleo y lugar en la comunidad y debe estudiar para ser ministro. Es posible que este examen sencillo haya despertado a algunos a la realidad de que Dios los está llamando a esta tarea de vida. Pero no asuma que el examen indica que Dios nos está llamando a todos al ministerio pastoral. Usted puede ser efectivo como pastor laico.
La desventaja del pastor es que sólo puede ministrar a un grupo pequeño de personas. Tal vez no pueda ministrarles a más de 40 ó 50 personas de una manera muy personal. Si hay 100 familias en su congregación, el pastor casi tendría que trabajar día y noche para atenderlos a todos. Esto explica por qué algunas iglesias dejan de crecer antes de tener a 100 feligreses adultos que asistan con regularidad. Es físicamente imposible que un pastor (especialmente si él siente que es su responsabilidad hacer todo el trabajo) ministre a una congregación de más de 100 feligreses adultos.
La solución común a este problema es que la iglesia emplee a más personal pagado. El hecho de que una iglesia tenga personal pagado es un símbolo de prestigio. El mayor número de subordinados que uno tenga debe hacerlo sentirse más importante, según dice la filosofía basada sobre el “síndrome del éxito”. Y nosotros afirmamos que un personal pagado puede ser de extrema importancia cuando lo incorporamos juiciosamente en un equipo pastoral. Sólo hay unas pocas iglesias grandes que tienen cientos o miles de miembros que no tienen un personal pagado muy competente.
Cualesquiera que sea el tamaño de una iglesia, el personal pagado está limitado a la cantidad de trabajo pastoral que puede desarrollar. Necesitamos en cada iglesia a más personas con el don espiritual de pastor dispuestas a ser responsables por 15 ó 20 adultos y sus familias, para proveerles alimento espiritual y atención pastoral.
Recientemente tuve el privilegio de almorzar con el señor Wilbert Eichenberger y su esposa de la iglesia Garden Grove Community Church en California. Me contaron que su iglesia tiene 529 pastores laicos que asisten en la obra pastoral a la feligresía de 9.000 miembros. Estos pastores o ministros funcionan bajo la dirección y supervisión del personal pagado.
Este es el significado del programa “descubra su ministerio” para los miembros de congregaciones grandes, porque la mayoría de pastores tiene dificultad en delegar parte de “su” ministerio a sus pastores laicos, y la mayoría de los laicos consideran al pastor como un empleado pagado para pastorear al rebaño. Principalmente por esta razón muchas iglesias han dejado de crecer. Tenemos que encontrar la manera de lograr que 2.600 iglesias domésticas que tienen 74 miembros o menos, multipliquen su ministerio. La mejor manera de lograrlo es que cada uno de los laicos que tiene el don espiritual de pastor, pastoree un grupo pequeño de los feligreses.
Si uno de cada diez miembros adultos tuviera la tarea de pastorear a 10 familias, el pastor podría utilizar su tiempo y ministerio al máximo y su iglesia crecería. Estos pastores laicos tendrían la responsabilidad de procurar que los miembros de su grupo asistieran a todos los cultos. A los ausentes les podrían llamar por teléfono o visitarlos personalmente para descubrir si su ausencia se debía a enfermedad, muerte u otros problemas en la familia. La información de cada persona podría archivarse en la oficina de la iglesia para consultar en futuros esfuerzos de ministerio a esa persona. Cada uno de los miembros necesita sentir que él o ella forma parte de una comunión amante e interesada en otros.
Hay muchos negociantes en nuestras iglesias que viajan con regularidad. Uno de los pastores laicos podría orar por ellos y comunicarse con ellos especialmente durante los viajes largos para que sientan que son parte de la iglesia aun cuando su negocio los obliga a estar fuera de la ciudad. Otro pastor laico puede estar encargado de los cumpleaños y los aniversarios, enviándoles a los festejados una sencilla tarjeta de felicitación. Todavía otro pastor laico puede estar al tanto de los problemas espirituales, siempre consultando primero con el pastor. No cabe duda que la feligresía de 2.500 iglesias podría ser doblada dentro de poco tiempo, si estuviéramos suficientemente dedicados y amáramos lo suficiente como para dedicarnos a delegar tareas a muchos subpastores en la iglesia.
La lista de responsabilidades semanales del pastor laico debe incluir a los ausentes, las necesidades espirituales de los miembros de su grupo, emergencias, enfermeda
des, y nuevas circunstancias en el empleo, como jubilaciones, ceses, promociones, y otras circunstancias. Cada uno de los subpastores podría llegar temprano a la iglesia cada domingo lleno de anticipación para recibir a los miembros de “su” rebaño, siempre teniendo a la mano un paraguas en las temporadas lluviosas, y ayudando a los ancianos e inválidos, creando de esta manera un ambiente de emoción y gozo.
Muchos feligreses tienen las características de un pastor pero no están enseñando una clase de escuela dominical ni dirigiendo el coro. Necesitamos su ministerio. Los miembros de la iglesia tienen un sentido de pertenecer a una familia de extensión. Desean ser amados, apreciados y extrañados.[3]
EL DESARROLLO DE LOS DONES ESPIRITUALES
Aquí sólo he presentado un ejemplo. Aplique esta misma manera de pensar a cualquier don que usted piense que pueda tener. En estos mismos momentos sería bueno hacer una lista de los dones espirituales que usted ve en su iglesia local, pero que no hemos incluido en este texto breve. ¿Quiénes tienen ese don? ¿Cómo lo están usando?
Por supuesto que usted ya ha empezado a usar sus dones, pues ha estado experimentando con cuantos le ha sido posible para descubrir cuáles dones tiene. Y lo que es más, ha tomado otro paso ya que ha empezado a desarrollar los dones que ha descubierto que tiene.
El uso de sus dones espirituales se llevará a cabo en armonía con otros miembros del Cuerpo de Cristo para que algunas necesidades específicas del Cuerpo sean satisfechas. Las necesidades pueden diferir de una iglesia a otra. También la variedad de dones puede diferir de una iglesia a otra, y de una denominación a otra. El uso de sus dones espirituales siempre será para el bien de todo el Cuerpo no para su beneficio personal, aunque usted recibirá su máximo provecho al servir al Cuerpo del cual usted es parte. La salud de todo el Cuerpo se extiende a cada una de sus partes.
[1] Estos datos se refieren a los distritos domésticos.
[2] Se refiere a los que presiden
[3] Para un plan más documentado sobre el empleo de pastores laicos en la iglesia, véase el libro del Dr. Millard Reed intitulado Let Your Church Grow. Consígalo de la Casa Nazarena de Publicaciones.
[4] Para una presentación más completa de un taller sobre dones espirituales, le sugerimos la obra intitulada Spiritual Gifts Workshop del Dr. Raymond W. Hurn. Pídala a la Casa Nazarena de Publicaciones. Incluye un cuaderno para el instructor que desarrolla a fondo la base escritural de todos los dones espirituales, como también 10 cuadernos de trabajo para los alumnos que pueden llenarse mientras el instructor da la lección correspondiente.
Artículo resumido del cap. 6 del libro Descubra su ministerio http://wesley.nnu.edu/espanol/descubra/descubramain.htm
PARA MÁS: Dones y Ministerios