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La Trinidad-Dios
Estudios por el profesor Delmar IntVeld
Introducción
La teología del Siglo II no se planteó sobre el problema de la relación entre Padre, Hijo y Espíritu Santo. Los apologistas en su lucha contra el paganismo señalarán el estricto monoteísmo cristiano. También la Iglesia en su lucha contra el gnosticismo señaló ese aspecto.
El apologista Teófilo había encontrado el término “tríada” para significar esta realidad. La cristología del Logos tenía sus fallos en cuanto subordinada al Padre, el Hijo. Tal subordinacionismo turbaba menos la conciencia creyente, pues no se ve en él una amenaza inmediata a la divinidad de Cristo. Si se hace, en cambio, resaltar con más viveza la unidad de Dios, la insistencia en la distinción del Padre y el Hijo parecen ser inquietantes. Esa teología fue conocida como “monarquianismo”.
La impugnación de la teología del Logos siguió el camino doble:
- Algunos vieron en Cristo sólo un hombre, nacieron desde entonces la Virgen por obra del Espíritu Santo y en la fuerza de Dios. Este monarquianismo, llamado “dinámico”, se salvó realmente el principio divino único, pero dejé de lado el divinidad de Cristo.
- Otros afirmaban que Dios había sido manifestado en cada caso de modos distintos, una vez como Padre, luego como Hijo. Explicación en la que se suprimió hasta tal punto la distinción entre el Padre y el Hijo, que se llegó a decir que el Padre que había padecido en la cruz. Por esos fueron llamados “modalistas” o “patripasianos”. El monarquianismo modalista es también llamado adopcianismo. Parece que sus partidarios procedían de sectores intelectuales, y no halló mayor eco en el pueblo sencillo.
El primer representante del Modalismo fue Teodoto , Oriundo de Bizancio, que fue a Roma hacia el año 190 dC y propuso que sus ideas teológicas. Hasta su bautismo en el Jordán, Jesús había llevado la vida de un hombre sencillo, aunque justísimo, sobre la descendencia del Espíritu o Cristo. Él y sus seguidores apoyaban su tesis con la Biblia. El papa Víctor (186-198 dC) le expulsó de la Iglesia.
Discípulos de Teódoto fueron: Asclepiodoto , Teódoto el Joven y más tarde Artemón . Los dos primeros trataron de organizar los adopcionistas en una iglesia propia e incluso ganaron para dirigirla al confesor. Te presentamos un nuevo elemento en las anteriores teorías que diseñan a Melquisedec como la virtud suprema, que está por encima de Cristo, el verdadero mediador entre Dios y los hombres.
Hacia la mitad del siglo III, un doble argumento desempeñó una misión importante en esta doctrina. Los padres de familia adoptaron la doctrina ortodoxa como se describe, y luego los aplaudieron, como guardianes fieles de las tradiciones apostólicas, sólo enseñaban sobre Cristo lo que siempre se ha creído.
Después de la mitad del Siglo III predijo en el oriente un adopcionismo singularmente craso Pablo de SamosataObispo de Antioquia. Enseñaba que el Hijo solo diseña al hombre Jesús en la morada de la sabiduría de Dios. El espíritu no sería otra cosa que la gracia que Dios concedió a los apóstoles. Por sabiduría de Dios o Verbo no entendemos una persona distinta de Dios, sino una fuerza impersonal. Dos sínodos se opusieron a sus ideas (264 dC). En el segundo, el presbítero Malquión, la convicción de sus errores, fue el resultado de su carga y el exclusión de la comunión de la Iglesia. El sínodo rechazó la proposición de que el Hijo consustancial (omoousios) con el Padre; Porque, con ese término, Pablo de Samosata quería negarle la propia subsistencia. Su sucesor en Antioquia, El Obispo Domno, Apeló a la autoridad estatal para obligar a Pablo a dejar la mansión episcopal.
Monarquianismo modalista
Toda teoría que separara demasiado tajantemente al Hijo o al Verbo, del Padre, era mirada con recelo, pues de ahí podía eventualmente deducirse la existencia de dos dioses.
Noeto. Oriundo de Esmirna en el Asia Menor. Encarecía rigurosamente el dogma del Dios uno, que es el Padre, y afirmaba la identidad de Cristo con el Padre; de dónde sacaba la consecuencia de que el Padre se hizo hombre y padeció en la cruz. Fue expulsado de la Iglesia, pero halló partidarios que se apoyaban en la Biblia (Éxodo 3:6; Isaías 44:6, 14-15; Juan 10:30-38; Romanos 9:5).
Epígono llevó la doctrina a Roma, donde se le adhirió Cleómenes. Según Tertuliano en su obra contra Práxeas (213 d.C.) este parece haber modificado su teoría en el sentido de que distinguió al hombre Jesús del Dios Cristo, que era idéntico al Padre, de suerte que el Padre sufrió juntamente con el Hijo (compatitur).
Sabelio debió venir de Libia a Roma, en vida aún del papa Ceferino (199- 217 d.C.). Él fue quien sistematizó la doctrina modalista. Atribuyó a la única divinidad tres modos de obrar, de suerte que el Padre era la verdadera naturaleza divina que, sin embargo, también se manifestaba como Hijo y Espíritu Santo; como Padre fue Dios creador y legislado; como Hijo operó la redención y como Espíritu Santo daba la gracia y la santificación. Sobre sus ideas sólo nos informan sus impugnadores Hipólito, Tertuliano y Epifanio.
Hipólito atacó vivamente a los papas Ceferino (199-217 d.C.) y Calixto (217-222 d.C.) por haber favorecido y hasta reconocido estas herejías. Al primero acusaba de hombre ignorante e inculto y de haber defendido a la vez ambas tesis:
(1) Yo sólo conozco a un sólo Dios, Cristo Jesús, y ninguno fuera de Él, que nació y padeció.
(2) No fue el Padre quien padeció, sino el Hijo.
Sin embargo parece que Ceferino lo que quería era recalcar de un lado la divinidad de Cristo y de poner, por otro, de relieve la distinción entre el Padre y el Hijo; sólo que para ello le faltaba una terminología adecuada. Contra Calixto afirmaba que se habría dejado seducir por Sabelio. Sin embargo trataba también de mantener un término medio. Contra la tendencia diteísta de Hipólito el papa afirmaba la unidad de Dios, cuando decía que el Padre y el Hijo no son dos seres separados; contra Sabelio afirmaba la distinción del Padre y el Logos, que existía antes de todo tiempo y se hizo hombre en el tiempo.
Novaciano. A mediados del Siglo III aprovecha el trabajo de Tertuliano y se aparta claramente del Modalismo, cuando dice que el Hijo engendrado por el Padre, el Verbo, no es mero sonido, sino que tiene substancia propia, es una “segunda persona”; pero el Hijo no había sido engendrado sólo con miras a la creación, sino que existió antes de todo tiempo, pues pertenece a la esencia del Padre tener en todo tiempo un Hijo.
Rechaza también la dialéctica diteísta, al recalcar que el Hijo es Dios sólo en cuanto Hijo que recibe la divinidad del Padre, y sólo en cuanto Hijo se distingue del Padre; no hay, por ende división alguna de la naturaleza divina. No se expresa con igual claridad acerca de la “persona ” del Espíritu Santo, al que mira como una fuerza divina, que obra en los profetas, en los apóstoles y en la Iglesia.
Berilo, obispo de Bostra en Arabia. Bajo el emperador Gordiano (238-144 d.C.) profesó la opinión de que Cristo, no existió de manera propia, antes de su encarnación, ni poseyó una divinidad suya propia, sino la del Padre que habitaba en él. Orígenes disputó con él y lo llevó a la recta fe.
Dionisio, obispo de Alejandría (260 d.C.). Sostuvo una discusión con patripasianos de la Pentápolis libia. Atacaba las teorías modalistas de los obispos Ammnonio y Eufranor con lenguaje vivo, pero a par descuidado, y formulaba la distinción del Padre e Hijo, al que llamaba criatura (poiema) con tan poca precisión que parecía borrarse la igualdad de esencia entre ambos. Una denuncia a Roma fue ocasión para que el papa Dionisio (259-268 d.C.) le rogara que precisara su modo de ver y expusiera la concepción de la Iglesia de Roma sobre la Trinidad. Según el papa en la escuela teológica de Alejandría algunos catequistas y maestros de teología dividían la monarquía en tres hipóstasis y en tres divinidades separadas y profesaban una doctrina diametralmente opuesta a la sabeliana; si Sabelio afirmaba que el Hijo era el Padre y a la inversa, aquéllos predicaban en cierto modo tres dioses. Contra eso, ha de afirmarse la unidad de Dios tan firmemente como la trinidad divina; hablar de Cristo como de una criatura o afirmar que hubo un tiempo en que no existía, es tan blasfemo, como llamar creación (poiesis) a su divina e inefable creación. Dionisio se defendió del ataque y su posición satisfizo a Roma.[1]
La Iglesia comenzó a formular explícitamente la doctrina de la Trinidad en el Concilio de Nicea en el año 325 d.C. cuando declararon al Hijo ser igual al Padre. Y en el año 381 d.C. en el Concilio de Constantinopla acertaron la Deidad del Espíritu Santo.[2] Estas creencias se sostenían previamente implícitamente por la Iglesia primitiva.[3]
[1] Ramírez, Joel, de notas que él ha tomado de varias fuentes
[2] Berkhof, L., Systematic Theology 82
[3] Erickson, Millard J., Christian Theology 361
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