Han pasado tres días, es Agosto 1, 2008. Sintonizo Almavisión una vez más. Continúa el teletón, pero lamentablemente lo agarro ya empezado. Caamaño está solo, no lo acompaña ningún secuaz. El jefe se basta solo. Está leyendo la lista de los donantes y sus pedidos. La emoción le sobrecoge cuando anuncia una donación desde Texas por 1153 dólares, de alguien que pide oración por un puesto de gerente y por un negocio para su señora.
Digo para mí, no voy a ver esto otra vez, pero Caamaño anuncia que va a explicar por qué Almavisión solicita donaciones específicas de 153 a 5153 dólares. Lo primero que Caamaño nos dice es que “cada vez que usted ve un número en la Biblia, el número no está ahí por gusto. Dios revela estrategia con números. Son revelaciones de Dios, son números proféticos”. Seguidamente, Caamaño explica que en el último capítulo del evangelio de Juan, Jesús le indica a los discípulos que tiren la red y cuando la sacaron casi se rompía, y dice la Biblia que sacaron 153 peces.
La explicación no tiene ningún sentido y la idea no pasa de ser una argucia para timar gente. Es cierto que algunos números en la Biblia se repiten con frecuencia y tienen un significado, pero el 153 no se vuelve a repetir en toda la Biblia. ¿Podría ser que Dios no intentó transmitir ninguna “estrategia” con el número 153 (o cualquier otro número)? Es obvio que se trata simplemente de un reporte, o a lo mejor el 153 significa “adelante, engatuzen a la gente”.
La otra pregunta que surge es, ¿por qué Caamaño escoge el 153 y no otra cifra? ¿Acaso el 12, el 7 y el 40 no son más prominentes en la Biblia? El problema es que estas son cifras menores y el asunto se trata de exprimir a la gente lo más que se pueda. Debemos señalar, además, que ciertos números son comunes en la Escritura, pero, ¿nos da eso el derecho de apropiarnos de los números para robar al pueblo de Cristo? Si los números de la Biblia trajeran ganancia, haríamos bien en jugar esos números a la lotería o en los casinos de Las Vegas. Obviamente estamos frente a uno de los trucos que ya vienen usando los maestros del evangelio de la avaricia por muchos años.
Sigo escuchando el programa. Caamaño usa ciertos versículos para despertar la avaricia de la gente. Uno de ellos es 2 Crónicas 20:20, del cual sólo parlotea el final: “creed a los profetas, y seréis prosperados”. ¿Qué debemos creerle a Caamaño? ¿Que él es un profeta y lo que habla viene de Dios? Si él nos dice que debemos enviar dinero, tenemos que hacerlo, de lo contrario, Caamaño expresa a viva voz: ”Los que no han llamado [para donar dinero] han sido influenciados por el mismo diablo y por ello no apoyan la televisión cristiana”. ¿Promete 2 Crónicas 20:20 prosperidad económica? De ninguna manera. La palabra hebrea para prosperar es “tsa’leach” y significa triunfar, tener victoria. Esto encaja en el contexto, Israel estaba confrontado enemigos militarmente superiores.
Otro verso que Caamaño y depredadores como él usan para convencer al televidente de que Dios hará una gran obra con el dinero que mande, es Amós 3:7. Dios le ha revelado a Caamaño el plan para Almavisión porque “no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas”. Esta es una terrible y deshonesta forma de citar la Escritura. El contexto habla del juicio venidero sobre Israel debido a su rebeldía. Dios dice que lo anunciará por medio de sus profetas. El pasaje no habla de asuntos financieros ni de teletones.
No podía faltar en el repertorio el conocido verso de 3ra. de Juan, versículo 2. En la apertura de su carta a Gayo, Juan dice “yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”. ¿Apoya este verso el evangelio de la prosperidad? ¿Quiere Dios que todos seamos ricos? Por supuesto que no. Primeramente, Juan al escribir el verso no tuvo el propósito de enseñar doctrina, sino simplemente expresar un saludo. No quiero decir con esto que no se pueda derivar doctrina de un pasaje no doctrinal, sino que quiero dejar claro que un intérprete de la Biblia debe ser honesto y reconocer la intención original del autor. Segundo, la palabra “prosperar” (euodoo) es usada sólo cuatro veces en la Escritura y no significa prosperar en el sentido de obtener posesiones materiales, sino que expresa “el deseo de que todo vaya bien”. Por ello es que la NVI traduce el verso, “Querido hermano, oro para que te vaya bien en todos tus asuntos y goces de buena salud, así como prosperas espiritualmente”. Pablo usa la misma palabra en Romanos 1:10 cuando dice que está orando para que, por la voluntad de Dios, él pueda tener un “próspero viaje” a Roma. ¿Esperaba Pablo hacer un montón de dinero en este viaje? Caamaño y compañía presentan el versículo de una forma que nos deja únicamente dos alternativas, o son ignorantes totalmente del lenguaje bíblico, o son chantajistas profesionales.
Continúa el saqueo. Hortencia llama y hace una donación con su tarjeta de crédito. A cambio pide oración porque está apunto de perder su casa. Caamaño elogia a Hortencia por “creerle a Dios” y nos recuerda que “Dios es galardonador de los que le creen” (He. 11:6). Caamaño no ha citado bien el verso. El texto dice que Dios es galardonador de los que le buscan”. Virtualmente significa que Dios recompensa a los que creen en él, pero no habla de recompensas materiales. Todo el capítulo habla de recompensas celestiales a quienes ponen su mira en la patria celestial, no riquezas terrenales o abundancia de dinero. Caamaño señala que los que están respondiendo al teletón, como Hortencia, están a favor de la causa de Dios, y agrega que en realidad “ningún cristiano debería perder su casa. Es más, los cristianos deben de tener más de una casa”. Los que pierden su casa “no han creído a la voz profética de Dios, ignoran los números sobrenaturales y no mandan sus ofrendas a Almavisión”.
Confieso que me asusté un poco con las palabras de Caamaño pero me tranquilicé cuando recordé que no tengo casa, yo alquilo. En cuanto a ignorar los “números sobrenaturales”, ese no es mi caso. Creo que la Biblia fue escrita en código. En la actualidad estoy trabajando con un nuevo programa en mi computadora que me permite ordenarle que reajuste las páginas bíblicas, de forma que partiendo desde cierto acróstico pueda configurar mi apellido. También le puedo pedir que me diga cuantas veces mi nombre aparece en el hebreo del Antiguo Testamento. Resulta que aparece una 3.500 veces, múltiple de 7, la perfección divina. Actualmente estoy en el proceso de probar que yo soy el Mesías, y que hay un mandamiento en las páginas del AT que ordena que los lectores me envíen todo su dinero. Quise además enviar dinero al teletón, pero la persona que contestó me colgó abruptamente cuando le dije que mi donación era de 153 pesos mexicanos. Es obvio que el hombre no creía en los números sobrenaturales.
Por último, me preocupó un poco el lema del teletón, la segunda parte de Proverbios 13:22: “Pero la riqueza del pecador está guardada para el justo”. Yo sé que este verso es usado por la gente que promueve la Teología del Dominio o “El Reino Ahora”. Esta corriente, encabezada por “profetas” y “apóstoles” especiales, propone que ellos van a establecer el Reino Milenial en la tierra. En el proceso, veremos manifestaciones y milagros poderosos ya sea ahora o en futuro cercano. Los cristianos pronto tendremos poder y dominio sobre la tierra, espiritual, política y económicamente.
El dinero y las riquezas son el último bastión que a la Iglesia de Jesucristo le queda por conquistar. Las riquezas, el oro y las propiedades del pecador pasarán a poder de los cristianos, y con ellas vamos a “financiar” la última gran cosecha de almas alrededor de todo el mundo, y el establecimiento del reino de Jesucristo en este mundo. Es entonces que Cristo va a retornar.
¿Se escucha bien, verdad? ¿Cómo poseeremos o conquistaremos las riquezas del mundo? ¿Cuál es el plan? Bueno, por ahora parece que el único plan es convencer a los cristianos a que ofrenden mucho dinero por medio de estratagemas diversas. Por supuesto que el incentivo siempre es el mismo, cuánto más demos Dios nos multiplicará lo dado. Ingredientes como la ambición y la codicia no pueden faltar. Daría la impresión que hasta que Jesucristo venga, estamos a merced de líderes ambiciosos y sin escrúpulos. ¿Por qué usar un lema como el de Proverbios 13:22? ¿Será que la doctrina de Almavisión se va inclinado progresivamente hacia la Teología del Dominio? Después de todo allí en la red abundan los profetas, videntes, apóstoles y la mar en coche. Bueno, a lo mejor soy yo que el que voy progresando hacia la paranoia y veo cosas donde no las hay, pero es bueno estar vigilantes.
Aclaramos que desde la perspectiva bíblica no existe nada inherentemente malo en el dinero y las riquezas. Lo malo es el amor al dinero (1 Ti. 6:10), la explotación del pobre (Stg. 5:1s) [cuidado Caamaño], el mal uso de las riquezas (Stg. 5:5), la actitud de rechazo hacia Dios que generan de parte del rico (Mt. 19:16 en adelante), la avaricia de los que hacen tesoros en la tierra (Mt. 6:19-21) y otras cosas derivadas. El evangelio de la prosperidad inculca todo esto.
Hace muchos, muchos años, Voltaire criticó al protestantismo. El fue un ateo francés que dijo: “El protestantismo ha simplemente crecido para ofrecer a la gente un sustituto menos costoso (o más barato) que el catolicismo”. Como la iglesia católica estaba exprimiendo dinero de sus seguidores en grandes sumas, Voltaire opinó que el protestantismo era un competidor más económico. Hoy en día parece lo contrario, los evangélicos le salen mucho más honerosos a sus seguidores. Ciertos evangélicos siguen inventando patrañas para despojar a sus seguidores de lo que no tienen, y los líderes de Almavisión son especialistas en la materia. <>
Nota:
El artículo fue basado en los progamas de los días Julio 28 y Agosto 1 de 2008, en ocasión del teletón de Almavisión.
Pablo Santomauro fue subdirector de CIR. “Apología Cristiana”, CIR, P.O.Box 846, Montebello, Cal. 90640-EE.UU. URL de CIR: (en español). El Centro de Investigaciones Religiosas (CIR) es una organización interdenominacional especializada en la apologética de sectas. Fue pastor ordenado, autor profuso de artículos relacionados con la disciplina de la apologética cristiana y conferencista especializado en sectas y religiones comparada.