“¡NO SABES LO QUE DICES!”
-El Concilio de Nicea-
El Concilio de Nicea tuvo lugar el 20 de mayo de 325 d.C. casi 250 a 300 años después de la muerte de Jesús y lo que Dan Brown escribe en “El Código Da Vinci”, Barcelona: Umbriel, 2004, contiene Varias Cosas Falsas en cuanto al Concilio de Nicea.
Primero, el Concilio de Nicea no fue llamado para considerarse a Jesús como “El Hijo de Dios” que antes, según Dan Brown, era un “profeta mortal”. Si no, el Concilio fue llamado porque hubo un problema en cuanto a las creencias de Arrio que decía que Jesús fue creado por Dios Padre. El problema que existía no era de creer que Jesús era el “Hijo de Dios”, más bien era mostrar que Jesús era un hombre mortal.
Segundo, el voto que tuvo lugar en el Concilio de Nicea no era “una votación relativamente cercana”. La mayoría de los 300 obispos (o Lutzer dice cerca de 318) que asistieron, sólo dos de ellos, Taheocas y Secundus, estaban a favor de Arrio (“Reinventing Jesus: What the Da Vinci Code and other Novel Speculations Don’t Tell You” (Reinventar Jesus: Lo que el Código Da Vinci y Otras Especulaciones No Te Dicen), por J. Ed Komoszewski, M. James Sawyer, y Daniel B. Wallace, Kregel Publications, 2006) (en inglés).
Tercero, El libro de Dan Brown dice: “Constantino encargó y financió una nueva Biblia, que omitía aquellos evangelios que hablaban de los rasgos humanos de Cristo, y alteró aquellos Evangelios que lo hacían aparecer con características de Dios”. Pero Constantino, que supuestamente llegó a ser un cristiano en 312 d.C. y quien fue el iniciador del Concilio, no comisionó una “nueva Biblia” que omitió referencias a los rasgos humanos de Jesús.
La verdad es que Constantino no comisionaba ninguna “nueva Biblia” (Bart Ehrman, “Truth and Fiction in The Da Vinci Code” (La Verdad y la Ficción en el Código Da Vinci), Oxford University Press, 2004).
Cuarto, el libro por Dan Brown decía que Jesús no era divino sino “era, para sus seguidores, un profeta mortal…un hombre grande y poderoso, pero un hombre, un ser mortal” (Dan Brown, El Código Da Vinci, Barcelona: Umbriel, 2004). Pero según varias pruebas, Jesús era considerado divino antes de que el Concilio de Nicea ocurriera.
Quinto, Constantino, según el libro de Dan Brown, supuestamente rechazó otros ochenta evangelios. Teabing dijo, “Más de ochenta evangelios se consideraron para el Nuevo Testamento y sin embargo, sólo unos pocos fueron elegidos para ser incluidos: Mateo, Marcos, Lucas y Juan entre ellos…la Biblia, como la conocemos actualmente, fue compilada por el emperador pagano Constantino el Grande” (Dan Brown, “The Da Vinci Code” [El Código Da Vinci], Nueva York, Doubleday, 2003 en Edwin W. Lutzer, “La Decepción de Da Vinci” Editorial Portavoz, 2004). Pero esto no es la verdad. No existían ochenta evangelios para rechazar.
Entonces vamos por partes.
Primero, el Concilio de Nicea fue llamado por Constantino para resolver un problema teológico entre Alejandro y Arrio (“Reinventing Jesus: What the Da Vinci Code and other Novel Speculations Don’t Tell You” (Reinventar Jesus: Lo que el Código Da Vinci y Otras Especulaciones No Te Dicen), por J. Ed Komoszewski, M. James Sawyer, y Daniel B. Wallace, Kregel Publications, 2006) (en inglés). Según este libro Alejandro, el arzobispo de Alejandria desde 313 a 328 d.C., era el arzobispo de Arrió era un presbítero de Alejandría, Egipto y un miembro del clero de Alejandro. Arrio era un discípulo de Luciano de Antioquia. Arrio estaba en desacuerdo con Alejandro en cuanto a la divinidad de Jesús. Arrio creyó que Jesús fue creado por Dios el Padre. El creía que Jesús era más que un hombre pero menos que Dios (Lutzer). Su doctrina se conoce como arrianismo pero existía esta creencia antes de él en las obras de Pablo de Samosata.
J.V.P. escribe: “Arrio (en español) decía que el Verbo no era Dios, sino que era la primera de todas las criaturas. Nótese que lo que Arrio decía no era que el Verbo no hubiera preexistido antes del nacimiento de Jesús. En esa preexistencia todos estaban de acuerdo. Lo que Arrio decía era que el Verbo, aún antes de toda la creación, había sido creado por Dios. Alejandro decía que el Verbo, por ser divino, no era una criatura, sino que había existido siempre con Dios”.
Arrio estaba obteniendo admiradores al enseñar que Cristo no era por completo Dios, sino que era un dios creado. La defensa del arrianismo fue argumentado por personas como Eusebio de Nicomedia. Según Komoszewski, Sawyer y Wallace, Alejandro se junto casi 100 obispos en Alejandria para discutir el tema y quitar el hábito/vestido de Arrio. Arrio estaba enojado y se fue a vivir en Nicomedia (dónde Eusebio vivía y él estaba relatado con Constantino por su matrimonio). Juntos Arrio y Eusebio escribieron cartas a los obispos no relacionados con este asunto de quitar el hábito de Arrio. Sabiendo todo este tema, Constantino quería unir su emperio, como era el Jefe Supremo en 324 d.C. El quería tener armonía y no conflictos. El llamó a los obispos a un concilio en Nicea en 325 d.C. para discutir estas diferencias y poner fin al asunto. Al tener el concilio, la mayoría de obispos fueron escandalizados por las creencias de Arrio. Esto se ve en sus afirmaciones del credo de Nicea.
El arrianismo fue condenado por el Concilio de Nicea como herejía en 325. Los obispos reafirmaron la doctrina de la consustancialidad (homoousios, que significa “uno y el mismo” o “la misma sustancia” en griego) del Padre y del Hijo. Es una manera de decir que Jesús es Dios. En el Concilio de Constantinopla en 381 condenó el arrianismo definitivamente. Los Testigos de Jehová hoy día creen que Jesús es un dios no el Dios.
Mirando abajo, verá más argumentos bíblicos como suporte que Jesús es Dios.
También se puede encontrar el por qué “fue llamado el Concilio de Nicea” en cuanto a Arrio en “Apología Cristiana” por Dr. Miguel Endara, Vol. 10, Numero 2, Mayo-Agosto 2006, CIR, P.O.Box 846, Montebello, Cal. 90640-EE.UU. (en
español).
Segundo, más de 300 a 318 arzobispos se reunieron en el Concilio en Nicea para determinar la doctrina de Cristo, y el concilio declaró que Arrio era un hereje. Ellos afirmaron la deidad de Cristo. Eusebio, el historiador, decía que Jesús tenía una naturaleza que era similar a la de Dios el Padre (Lutzer). Ireneo citó Isaías 9:6 en defensa de la divinidad de Jesús (vea Irenaeus, 3:19).
Tercero, Michael Gleghorn escribe sobre una carta de Eusebio, un historiador de la iglesia primitiva. Constantino ordenó la preparación de “cincuenta copias de las Sagradas Escrituras”. Pero en ninguna parte de aquella carta “ordenó que ninguno de los Evangelios sea alterado a fin de hacer aparecer a Jesús más como Dios.” Pero, aún si lo hubiera hecho, habría sido imposible que los cristianos aceptaran este tipo de mandato.
Dr. Michael Green en “The Books the Church Suppressed” (Los Libros Suprimidos por la Iglesia”), Monarca Books, 2005, dice que Constantino financió más de 50 Biblias por las iglesias en Constantinopla, dos de las cuales quizás sobrevivan hoy en los manuscritos del cuarto siglo.
Edwin W. Lutzer termina con: “Constantino sí pidió que se copiaron cincuenta Biblias para las iglesias de Constantinopla aunque El Código Da Vinci afirma que Constantino obstaculizó las Escrituras y excluyó determinados libros (los gnósticos). Esta afirmación no es correcta.” Esto veremos más adelante.
James Garlow, con Timothy Paul Jones y April Williams, escribió The Da Vinci Codebreaker: An Easy-to-Use Fact Checker (El Rompedor del Código Da Vinci). Bethany House, 2006, concuerda con Michael Green añadiendo que Constantino no sólo en 330 d.C. financió el costo de copiar más de 50 Biblias pero ¡Las Escrituras que fueron copiadas estaban en uso mucho antes de 330 d. C.! Asi que Constantino no formó una “Nueva Biblia”.
Cuarto, Eric Lyons escribe: ¿Era Jesús considerado simplemente como un hombre antes de Su supuesta transformación por Constantino en el Concilio de Nicea en 325 d.C.? La respuesta es: “Jesús fue considerado divino mucho antes del Concilio de Nicea”.
James Garlow dice que las cartas de Apóstol Pablo escritas entre 40 d.C. y 68 d.C. describían a Jesús como el Hijo de Dios (Galatás 1:16; 2:20), y la imagen del Dios invisible (Colosenses 1:15,16). Un fragmento original del Evangelio de Juan data alrededor de 100 d.C. y fue descubierto en Egipto. Desde 100 d.C. en adelante los cristianos en el Imperio Romano reconocieron unos 20 libros que encontramos hoy en el Nuevo Testamento como Mateo, Marcos, Lucas, Juan, Hechos de los Apóstoles, 1ª Pedro, 1ª Juan, y las 13 cartas de Pablo. Sólo había algunos libros que tenemos hoy en el Nuevo Testamento que no estaban seguros de incluirlos entones como Hebreos, Santiago, 2ª Pedro, 2ª Juan, 3ª Juan, Judas, y Apocalipsis. La razón por la cual no estaban incluidos en el principio era por la inseguridad en cuanto a al autor si era Apóstol o no.
Edwin W. Lutzer en “La Decepción de Da Vinci” Editorial Portavoz, 2004, dice que “dos siglos y medio anteriores de Nicea, la opinión casi universal de la iglesia era que Cristo era divino, tal como enseñaba las Escrituras” (Vea la ficha presentada que dice “Jesús es Dios”. Hay muchos versículos allí y en el libro de Edwin W. Lutzer presenta profecías en cuanto a la vida de Jesús que fueron dichos unos siete siglos antes de su nacimiento como en Isaías 7:14, 52:14, y 53:1-11).
Michael Gleghorn también escribe sobre creencias encontradas en los Evangelios como la creencia que Jesús es divino y dice que antes del Concilio de dice que existen copias de Mateo, Marcos, Lucas y Juan que son mucho antes de Constantino y al Concilio de Nicea. Existen “copias casi completas tanto de Lucas como de Juan en un códice fechado entre 175 y 225 d.C., al menos cien años antes de Nicea. Otro manuscrito, fechado alrededor de 200 d.C. o antes, contiene la mayor parte del Evangelio de Juan.”
Si es verdad que los manuscritos fueron cambiados y Jesús no era divino sino “un hombre mortal”, entonces podíamos comparar estos manuscritos prenicenos con los de los del tiempo del Concilio o después y ver si EXISTE una diferencia en los manuscritos. Pero curiosamente, vemos que en el Evangelio de Juan, ¡la deidad de Jesús sobre destaca! (ej: 1:1-3; 8:58; 10:30-33; etc.)
Eric Lyons también concuerda con Michael Gleghorn y escribe: “La verdad es que existen numerosas copias de los varios documentos del Nuevo Testamento y citas de estos documentos hechas por cristianos antiguos que preceden al tiempo de Constantino por 100-200 años. Constantino no escribió o “adornó” Juan 1:1. Las copias de este pasaje (encontradas en manuscritos designados como p66 y p75) datan de finales del siglo segundo y comienzos del tercero—100 a 150 años antes de Constantino y el Concilio de Nicea. La reclamación de Jesús, “Yo y el Padre uno somos” (Juan 10:30), y el reconocimiento de los judíos de que Jesús se hizo, no simplemente un hombre, sino “Dios” (Juan 10:33; cf. 5:18) también preceden a Constantino por más de un siglo (cf. manuscritos designados como p45, p66 y p75). Adicionalmente, existía, mucho antes que Constantino supuestamente adornara la naturaleza de Jesús, una copia de la carta de Pablo a la iglesia en Filipos, en la cuál él afirma que “Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios” (p46).”
Eric Lyons además dice que en The Text of the Earliest New Testament Greek Manuscripts (El Texto de los Manuscritos Griegos Más Antiguos del Nuevo Testamento), editado por Philip Comfort y David Barrett, que más de 60 de los manuscritos más antiguos del Nuevo Testamento muestran también que Jesús era considerado divino en el primer siglo antes del Concilio de Nicea.
Pero no solamente manuscritos preniceanos existían que eran a favor de Cristo siendo divino. También había padres de la iglesia alreadador de la mitad del primer siglo que escribieron cartas a favor de que Jesús era divino como Ignacio, Policarpo, Justino Mártir, Clemente de Alejandría, Tertuliano, Orígenes, y Ireneo. Justin Mártir . Justin Mártir escribió de Jesús, “siendo el unigénito Verbo de Dios, es incluso Dios” (vea Justino, Capítulo 63).
Vemos en la Biblia que Jesús es Dios por los siguientes temas:
- Los atributos de Jesús:
Eterno: Mica 5:2; Juan 1:1-2; 8:58
Siempre omnipotente: Juan 5:19; Mateo 28:18; Apocalipsis 1:8
Siempre presente: Mateo 28:20; Hechos 1:9-11; Efesios 1:20
Siempre omnisciente: Mateo 18:20; Lucas 22:7-13; Juan 1:47-50.
Es inmutable (no cambia): Hebreos 13:8
- Su autoridad:
El perdonó pecados: Marcos 2:1-12.
El sanó y hecho fuera los demonios: Mateo 11:5
El dio vida eterna: Juan 14:13-14
El resucitó a los muertos: Mateo 11:5; Juan 5:21,25-26, 28-29,6:39-40, 11:25-26.
El mismo resucitó: Juan 10:17-18, 19:30.
El ejecuta el juzgamiento de todas las cosas: Juan 5:22, 27; 2 Corintios 5:10.
- Sus obras:
El es el creador de todo: Juan 1:3; Col. 1:16; Hebreos 1:2.
El sostiene todo: Col. 1:17; Hebreos 1:3.
El perdonó los pecados: Lucas 7:48.
- Sus nombres:
“Yo Soy”– Juan 6:41, 8:12, 10:9, 14:6, 11:25-26; Apol. 22:13; con Ex. 3:14.
Emmanuel– Isa. 7:14 con Mateo 1:23 (Dios con nosotros)
Logos– Juan 1:1,14 y Apol. 19:13; Juan 14:9; Hebreos 1:3.
Hijo de Dios– Lucas 1:35; Mateo 14:33, 16:16, 17:5; Hebreos 1:5; Juan 10:36; 5:18 con Mateo 11:27; Lucas 2:49 y Juan 20:17.
- Señor:
Mateo 11:25 con Salmos 110:1
Lucas 13:8 con 1 Pedro 3:6
Mateo 20:8. 21:3, 23:42
Lucas 2:11, 3:4; Juan 12:36-41 con Isa. 6:1, 53:1, 20:28; Hechos 2:36, 16:31; Romanos 10:9; I Cor. 12:3; Fil. 2:11.
- Cristo:
Juan 1:41; I Samuel 24:10; Salmos 2:2, 45:7; Isa. 11:2, 42:1 con Lucas 4:18-19;
Mateo 3:16; Marcos 1:10; Lucas 3:22; Juan 1:32; Hechos 4:27, 10:38.
- El Hijo del Hombre:
Daniel 7:13-14 con Mateo 24:30, 25:31, 26:64.
Juan 12:34; Hechos 7:56; Apol. 1:13, 14:14.
- Su relación con la Trinidad:
Zac. 13:7; Mateo 28:19; Juan 10:30; 2 cor. 13:14; Col. 2:9; 1 Pedro 1:2.
- El aceptó “Alabanza”:
Mateo 14:33 con Hebreos 1:6; Mateo 4:10 con Hechos 10:25-26, 14:11-15; Apol. 19:10.
- Su reclamación:
Mateo 3:17; Lucas 2:49-50; Mateo 11:27; Juan 6:38, 11:42, Juan 1:14, 4:25-26;
Mateo 22:41-46; Juan 16:24; Mateo 25:31.
- Su igualdad con Dios:
Juan 5:18; Fil. 2:6; Col. 2:9-10.
- Su identificación con Dios:
Juan 1:1; Romanos 9:5; 1 Tim. 3:16; Hebreos 1:8; 1 Juan 5:20.
- Su relación con el Padre:
Juan 1:1; Mateo 11:27; Juan 20:17; Hebreos 1:3; 1 Juan 2:23; 2 Juan 9.
Y hablando sobre el tema de la conversión de Constantino, Lutzer dice que “si Constantino era un converso genuino al cristianismo o no, es un tema de debate.”
Quinto, En el libro por Bart D. Ehrman, Truth and Fiction in the Da Vinci Code, (Verdad y Ficción en el Código Da Vinci), Oxford University Press, 2004, en la página xiv dice que no había ochenta evangelios considerados por el Nuevo Testamento. Esto suena como si “existiera un torneo por email….” Había cuatro Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan que fueron escritos por los Apóstoles o por personas muy relacionadas con los Apóstoles como Marcos. Estos Evangelios fueron escritos por el primer siglo. La frase de Dan Brown en hablar de los “ochenta evangelios” tiene que ver por los libros gnósticos que fueron excluidos. Los Libros/Evangelios Gnósticos realmente fueron escritos más tarde (como en el siglo segundo) y los títulos que llevan hay dudas que son escritos por el titular. Los Apóstoles/Discípulos de Jesús murieron años antes de cuando estos Evangelios fueron escritos. Para más sobre este tema mira “Los libros rechazados”.
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