Todos estamos habituados a ver los Testigos de Jehová tocando puertas en los vecindarios. Ciertas iglesias de corte evangélico también tratan de emular la práctica. Algunos hermanos que participan en este tipo de actividad tienden a criticar a aquellos que no lo hacen y usan un lenguaje que intenta crear un sentimiento de culpabilidad en ellos. Un conocido apologista dijo una vez, “Los Testigos de Jehová están haciendo lo que nosotros deberíamos estar haciendo, pero llevando el verdadero evangelio”. Si bien el concepto se escucha piadoso, corresponde preguntarse si es realmente bíblico.
Cuando yo daba mis primeros pasos en la fe, salí con mi hermanos de la iglesia a golpear puertas. Las experiencias vividas y los resultados obtenidos durante esa época no fueron en su mayor parte positivos. Hoy no aconsejo a mis hermanos hacer lo mismo. Aparte de que no tenemos derecho a invadir la vida privada de la gente, la Biblia no presenta ninguna instancia en la cual Jesucristo o los apóstoles lo hicieran. Ellos siempre confrontaron o presentaron el evangelio en lugares públicos o en encuentros personales, cuando la gente venía a ellos. Jesús usó una casa en Capernaum (Mr. 2:1; 9:33 ), enseñó en la sinagoga (Jn. 6:59; 18:20), en el templo (Jn. 18:20), desde una barca (Mt. 13:2), en el monte (Mt. 5:1; 6:3), y también presentó el evangelio en encuentros personales (Jn. 3:1s; 4:1s). Pablo, a su vez, recorrió lugares – iba a las sinagogas, adonde había gente reunida (Hch. 13:5), habló en el Areópago en Atenas (Hch. 17:19s), por ejemplo. Enseñó en la escuela de Tiranno en Efeso por dos años (Hch. 19:9) – evangelizaba a nivel personal durante sus encarcelamientos, en la corte de reyes y en el barco que lo llevaba a Roma, etc., siempre en lugares públicos o en casas donde se reunía la iglesia. No existe ninguna base bíblica ni histórica que apoye que debemos salir a tocar puertas.
Los Testigos de Jehová usan Lucas 10 (la misión de los setenta) para justificar el asedio que ejercen sobre la población. El pasaje describe la ocasión en que Jesús envió a sus discípulos de dos en dos a “toda ciudad y lugar adonde él había de ir” (Lc. 10:1). En lugar de apoyar la idea, el pasaje la contradice. En los versos del 5 al 7 vemos que las instrucciones de Jesús a sus discípulos son establecerse en una sola casa con el expreso mandamiento que dice, “no paséis de casa en casa”. Hermenéuticamente, nada puede extraerse del pasaje como un mandamiento para ir de casa en casa en el día de hoy. El principio espiritual y moral que existe en el pasaje es que como seguidores de Cristo debemos predicar o testificar a la gente alrededor nuestro, familiares, vecinos, amigos, compañeros de trabajo, en las misiones etc., ya sea a nivel individual o corporativo (iglesia, cruzadas evangelísticas, eventos especiales).
Otros pasajes mal interpretados son:
Hechos 20:20 – Pablo, en su discurso de despedida en Mileto dice: “y como nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y en las casas”. ¿Significa esto que Pablo iba de casa en casa por la ciudad? De ninguna manera. Si leemos el pasaje en su contexto veremos que Pablo está hablando específicamente a los líderes de la iglesia (Hch. 20:17) y las casas que menciona son una referencia directa a las casas de los líderes. No se trata de Pablo golpeando puertas para ver quién abre.
Hechos 2:46: “Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón”. Este es otro pasaje sumamente malentendido. El contexto describe a la iglesia primitiva floreciendo, por ello se tituló a esa sección del capítulo 2 de Hechos, “La vida de los primeros cristianos”. Nótese que se trataba simplemente de reuniones de cristianos en casas de cristianos, nada más.
Reflexión final:
Si entiende que usted y su iglesia deben salir a golpear puertas, yo respeto su posición, me abstengo de criticarla. Sólo digo que no existe base bíblica para la práctica, no importa cuantas historias fascinantes usted me pueda contar como resultado de sus métodos. Otros que no salen puerta por puerta pueden también contar testimonios maravillosos de sus encuentros con inconversos. Felizmente, el Espíritu Santo muchas veces no obra basado en lo que hagamos, sino a pesar de lo que hagamos. Es importante que no critiquemos a los hermanos que tienen una aproximación diferente a la nuestra en materia de evangelización. <>
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