El abuso unicitario del Antiguo Testamento
Primera parte
Un análisis basado en “La Unicidad de Dios” de David K. Bernard
De acuerdo con una de las normas hermenéuticas básicas, los eruditos cristianos conservadores estudian el AT a la luz del NT, nunca a la inversa. En otras palabras, el Nuevo Testamento es el que arroja luz sobre la revelación de Dios en el Antiguo Testamento.
Para los antitrinitarios en general, y los modalistas en particular, es tarea fundamental el reinterpretar los pasajes del AT que los trinitarios usamos para demostrar indicios de la pluralidad en la esencia de un único Dios. David K. Bernard, en el capítulo 7 de su libro La Unicidad de Dios, titulado “Explicaciones del Antiguo Testamento”, pretende precisamente hacer tal cosa. http://pentecostalesdelnombre.com/x/index.php?option=com_content&task=view&id=100).
Intentando primero que todo atenuar el peso de la prueba evidencial de que la palabra Elohim (la más común nomenclatura de Dios en el AT) es plural, Bernard expresa:
La mayoría de los eruditos concuerdan en que el uso de la palabra plural Elohim indica la grandeza de Dios o sus múltiples atributos; no implica una pluralidad de personas o personalidades. Los judíos ciertamente no interpretan la forma plural como algo que compromete su fuerte monoteísmo. Flanders y Cresson explican que el uso plural en el hebreo tiene cierta función fuera de indicar pluralidad: “La forma de la palabra, Elohim, es plural. Los hebreos pluralizaban los sustantivos para expresar grandeza o majestad.” [1]
En el anterior párrafo, Bernard comienza con una afirmación totalmente insustanciada al decir que la mayoría de los eruditos niegan que Elohim implique pluralidad de personas. Para que su aserción tuviera alguna credibilidad, Bernard debió haber indicado que los eruditos a los que hace referencia son mayormente liberales. Conviene aclarar que algunos eruditos conservadores también han sucumbido ante el argumento del pluralis mayestaticus, fabricado por el teólogo judío Gesenius en el siglo 19.
¡Por supuesto que “los judíos no interpretan la forma plural como algo que compromete su fuerte monoteísmo”! Los judíos hasta llegaron a modificar palabras del AT, tal como el reemplazar “ecad” (el Uno pluralizado, unificado o compuesto) por “yachid” (el Uno numérico o absoluto) en Deuteronomio 6:4, poco tiempo después de la propagación del cristianismo. Es obvio que los judíos vieron algo en el uso de la palabra ecad que los unicitarios no quieren ver. Felizmente, los manuscritos conservados del AT exponen la artimaña de los judíos ortodoxos.
Bernard continúa diciendo:
La misma Biblia revela que la única manera de entender la forma plural de Elohim es que expresa la majestad de Dios y no una pluralidad en la Deidad, por su énfasis en dos puntos. Su insistencia en un solo Dios y por su uso de Elohim en situaciones que definitivamente representan solo una persona o personalidad. Por ejemplo, Elohim identifica la manifestación singular de Dios en forma humana a Jacob (Génesis 32:30). Los israelitas usaron la palabra elohim para el becerro de oro que hicieron en el desierto (Exodo 32:1, 4, 8, 23, 31), pero sin embargo el relato bíblico indica claramente que había solo un becerro de oro (Exodo 32:4, 5, 8, 19-20, 24, 35).
Estas palabras de Bernard para nada refutan la doctrina de la Trinidad. Que la Biblia enseña la existencia de un solo Dios es también un pilar trinitario. Presupuesta en su declaración y escondida en su razonamiento subsiste la idea de que los trinitarios creemos en 3 dioses. Esto, por supuesto, se conoce como la falacia del monigote de paja. Por otra parte, el uso de Elohim en situaciones donde se habla de una sola persona, tampoco refuta la idea de una pluralidad en la Deidad. En el caso de Jacob diciendo que vio a Dios “cara a cara” (Gé. 32:30) luego de su encuentro con un ser individual, no representa ningún problema para el trinitario ya que en la Biblia el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, los tres son llamados Dios (Elohim). El caso del becerro de oro en el desierto es fácilmente desechable ya que Dios no está en el contexto del pasaje. Bernard comete aquí la falacia de la falsa analogía. Los demás ejemplos bíblicos que a continuación da Bernard, y que por razones de espacio no publicaremos, caen dentro de las dos categorías anteriores por lo cual no los tocaremos.
Veamos ahora otro argumento de Bernard para rebatir el uso de nombres, pronombres y verbos en el plural. Este es su comentario en Génesis 1:26:
“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen.”
¿Por qué usa este versículo un pronombre plural para Dios? Antes de contestar, notemos que la Bibli
a usa pronombres singulares para Dios cientos de veces. El próximo versículo usa el sentido singular para demostrar cómo Dios cumplió el versículo 26: “Y creó Dios al hombre a su imagen” (Génesis 1:27). Génesis 2:7 dice, “Entonces Jehová Dios formó al hombre.” Debemos entonces reconciliar la forma plural en 1:26 con la forma singular en 1:27 y 2:7. Debemos también mirar a la criatura imagen de Dios, que es el hombre. Prescindiendo de cómo identificamos los varios componentes que forman un hombre, un hombre definitivamente tiene una sola personalidad y voluntad. El es una sola persona en toda manera. Esto indica que el Creador a cuya imagen el hombre fue hecho es también un solo ser con una sola personalidad y voluntad.
Bernard intenta reconciliar aquí lo que él ve como una aparente contradicción, o sea, el hecho de que el AT “use pronombres singulares para Dios cientos de veces”, pero al mismo tiempo en numerosas ocasiones utiliza plurales.
Los unicitarios son muy dados a citar una serie de versos donde Dios habla usando pronombres singulares. Ellos creen que con eso ya han refutado la doctrina de la Trinidad. No obstante, los trinitarios no tenemos ningún problema cuando encontramos palabras singulares aplicadas a Dios porque creemos que Dios es uno, hablando numéricamente. Esto parece ser ignorado por nuestros amigos unicitarios.
Un ejemplo de nombre singular para Dios lo encontramos en Números 23:19:
Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?
En este versículo, se le aplica a Dios un nombre singular, “El”. ¿Nos preocupa esto a los trinitarios? ¡Claro que no! Desde que hay un solo Dios, esto no nos sorprende. Es perfectamente adecuado dentro de nuestra doctrina, que Dios hable en términos de “mí” y “yo”.
Pero cuando se trata de nombres, pronombres, adjetivos y verbos plurales, es frustrante para el unicitario encontrarlos en el AT. La Biblia abunda en ejemplos. Desde que Dios es multipersonal, es natural que el AT contenga pasajes donde Dios habla en términos como “nosotros” y “nuestros”. Nosotros sabemos que Dios es uno en un sentido y tres en otro. Esa es la doctrina de la Trinidad.
La doctrina de la Trinidad abarca tanto los plurales como los singulares. El pobre unicitario solo admite singulares, está preso es su propia concepción de Dios. No puede dejar que la Biblia hable por sí sola.
No es cierto lo que dicen acerca de que los judíos creían en un Dios unipersonal. Si los autores de la Biblia en realidad creían que Dios era solamente una persona, jamás hubieran usado en su gramática, nombres, pronombres, adjetivos y verbos en el plural. Pero eso es exactamente lo que hicieron.
¿Qué queda de los pasajes mencionados por los unicitarios? Desde el momento que usan nombres y modificadores singulares, es evidente que Dios está hablando como “uno”. Es la Deidad la que está hablando.
¿Por qué los unicitarios no toman en cuenta los pasajes con plurales (en hebreo)? Bueno, ya todos sabemos. Porque cometen la falacia lógica de la evidencia selectiva o parcial, es decir, citan sólo la evidencia que les conviene e ignoran, o en su defecto distorsionan aquellas que contradicen su doctrina.
Ahora ¿Qué tan válido es el argumento de Bernard que dice que como el hombre fue creado a la imagen de Dios, y el hombre es una sola persona, se deduce que Dios también es una sola persona? El argumento es inválido. La palabras “imagen” (tselem) y “semejanza” (demut) en hebreo no demandan gramaticalmente una igualdad o réplica exacta del original. Son, además, limitadas por la Palabra de Dios misma. Los humanos no poseemos los atributos “omni” de Dios, ni su naturaleza divina, ni tenemos la habilidad de crear. Nuestra imagen y semejanza con Dios es de carácter moral, intelectual y espiritual. El razonamiento de Bernard es tan ilógico como el de aquellos que estiran la interpretación hasta decir que Dios tiene un cuerpo igual a nosotros. La doctrina de la Trinidad no contradice en nada el que el hombre haya sido creado a imagen de Dios, ya que enseña que Dios es un ser, y los hombres también somos seres, independientemente de que Dios sea un Ser multipersonal. La correspondencia entre Dios y el hombre sigue estando en pie, en virtud de la Trinidad Económica la cual describe a Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, actuando juntos en armonía total como uno solo. También se le conoce como la Trinidad Inmanente.
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Luego de todo el razonamiento previo, Bernard pasa a ofrecer otras explicaciones factibles, según él, para justificar el uso de plurales en Génesis 1:26. Que Dios hable aquí usando pronombres plurales, es, para Bernard:
1) una referencia a los ángeles.
2) una descripción de Dios tomando consejo de su propia voluntad
3) una pluralidad majestuosa o literaria
4) un pronombre que simplemente concuerda con el sustantivo Elohim
5) una referencia profética a la futura manifestación del Hijo de Dios
Analicemos ahora la validez de estos reclamos.
1) ¿Es el plural de Génesis 1:26 una referencia a los ángeles?
Bernard escribe:
Ya que Génesis 1:26 no puede significar dos o más personas en la deidad, ¿qué significa? Los judíos lo han interpretado tradicionalmente con el significado de que Dios habló con los ángeles en la creación. [2] Esto no implica que los ángeles tomaron realmente parte en la creación, sino que Dios les informó acerca de sus planes y solicitó sus comentarios por cortesía y respeto. Por lo menos, en una ocasión más, Dios habló con los ángeles y solicitó sus opiniones al formular sus planes (1. Reyes 22:19-22). Y sabemos que los ángeles estaban presentes en la creación (Job 38:4-7).
El registro bíblico no da lugar para tal fábula de los judíos. El invento carece de base bíblica ya que los ángeles no tienen la misma capacidad creativa de Dios (hagamos). Tampoco hay indicación ninguna en la Biblia para afirmar que los ángeles puedan crear vida. La imagen y semejanza que se menciona en el verso es la misma para ambos, es la misma para Dios (nuestra imagen — nuestra semejanza) y para el interlocutor. Tampoco hay indicación de que los ángeles fueron creados a la imagen de Dios. Conclusión: Dios no está hablando con un ángel ni con un concilio de ángeles.
En vista de lo anterior, el resto del párrafo de Bernard es irrelevante, es decir, no apoya el argumento principal y no tiene conexión lógica con éste. Esta falacia se conoce con el nombre de non sequitur. Si bien esto entierra el argumento de Bernard, me permito agregar que la sola idea de que el incomparable Creador del universo consultó con los ángeles en la magna ocasión de la creación del hombre (o cualquier otra decisión) es un insulto a la soberanía y autoridad del Dios infinito. Es como si el hombre consultara con los insectos acerca de sus decisiones.
2) ¿Estaba Dios tomando consejo de su propia voluntad?
Bernard escribe:
Otros comentaristas han sugerido que Génesis 1:26, simplemente describe a Dios tomando consejo de su propia voluntad. Efesios 1:11 apoya este punto de vista, diciendo que Dios obra todas las cosas “según el designio de su voluntad.” Por analogía, esto es semejante a un hombre que dice “Vamos a ver” aun cuando está formulando sus planes a solas.
No existe en el texto ninguna indicación que apoye esta especulación descabellada. La narrativa es sencilla y directa. Moisés reporta las palabras de Dios (“Entonces dijo Dios”) sin siquiera sugerir la teoría de que Dios estaba deliberando consigo mismo. La teoría se conoce como el “plural de deliberación”, y presenta a Dios meditando y concentrando sus pensamientos en cuanto a la decisión de crear al hombre. El peso de la prueba recae sobre sus proponentes y me temo que no tienen el más mínimo apoyo bíblico. El texto bíblico se opone vehementemente a la teoría. Es cierto que otras partes de la Biblia describen a personas consultando o discurriendo con su naturaleza inmaterial, por ejemplo, el Salmo 42:5 y 43:6 leen: ¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? La diferencia consiste en que
el salmista usa las palabras “oh alma mía”, lo que hace obvio que está deliberando consigo mismo. Este no es el caso de Génesis 1:26. La evidencia reduce la teoría al nivel de un cuento para dormir a los niños.
Finalmente, ¿apoya Efesios 1:11 esta hipótesis irracional? Para nada. “Según el designio de su voluntad” simplemente significa que Dios hace todas las cosas de acuerdo con su propósito soberano, determinado e inalterable a los efectos de derramar bendiciones sobre aquellos que creen en Cristo. La idea de Dios consultando y cavilando consigo mismo no se encuentra en el texto.
3) ¿Acaso Gé. 1:26 se trata un plural majestuoso o literario?
Bernard escribe:
Otros explican la pluralidad en este pasaje como una pluralidad majestuosa o literaria. Es decir, en la escritura u oración formal, el orador o el escritor frecuentemente se refiere a sí mismo en la forma plural, especialmente si el orador es de posición real. Se pueden citar ejemplos bíblicos de la forma plural para ilustrar esta costumbre. Por ejemplo, Daniel le dijo al Rey Nabucodonosor, “la interpretación de él diremos en presencia del rey” aunque solo Daniel procedió a darle la interpretación al rey (Daniel 2:36). El rey Artajerjes, en su correspondencia, alternó entre referirse a sí mismo en la forma singular y la forma plural. Una vez, él escribió, “La carta que nos enviasteis fue leída claramente delante de mí” (Esdras 4:18). En una carta a Esdras, Artajerjes dijo de sí mismo “mí” en un lugar (Esdras 7:13) pero “os hacemos” en otro lugar (7:24).
Bernard recurre aquí a una explicación contemporánea muy popular, la que ya ha sido plenamente refutada por académicos de renombre y aun por mi propio artículo, titulado “¿Plural Mayestático?”. Por ahora valga decir que en apariencia, la idea parece estar basada en pruebas lingüísticas y análisis histórico. Los ejemplos usados por Bernard para apoyar esta posición merecen ser analizados uno por uno, y así procederemos.
a) Daniel 2:36
El rey Nabucodonosor ordenó matar a los adivinos de su corte porque éstos no le pudieron mostrar el sueño que el rey hubo olvidado ni la interpretación correspondiente. Daniel intercede ante el rey por más tiempo y acto seguido fue a su casa y exhortó a sus compañeros para que oraran a Dios por la revelación del sueño (Dn. 2:17-18). Una vez que Dios responde la oración, Daniel va delante del rey y en medio de su oratoria expresa: “Este es el sueño; también la interpretación de él diremos al rey”. Los antitrinitarios dicen que esta es una prueba “infalible” de que el plural de majestad era típico entre los hebreos. Para afirmar esto no toman en cuenta que:
i) Daniel probablemente está hablando en representación del grupo que él integraba junto con Ananías, Misael y Azarías (v.17).
ii) En el v.30, Daniel dice: “Y a mí me ha sido revelado este misterio”. Si el plural fuera de uso común entre los hebreos, ¿por qué Daniel no lo usó en esta ocasión en medio del mismo discurso?
iii) El pasaje fue escrito en idioma arameo. Ningún lingüista que se precie formaría un argumento para apoyar una construcción gramatical en hebreo basado en un texto arameo.
iv) Daniel estaba muy lejos de ser un monarca hablando. Su estado en el imperio babilónico, si bien más adelante pasó a ser de preeminencia, en este momento no pasa de ser un prisionero con ciertos privilegios que, para colmo, estaba a punto de ser ejecutado. Es absurdo afirmar que Daniel estaba usando el plural de majestad.
El argumento de Bernad (prestado de otros) es más que raquítico.
b) Esdras 4:18
Este verso citado por Bernard como “prueba absoluta” del uso del plural majestuoso en la Biblia, lee así:
La carta que nos enviasteis fue leída claramente delante de mí.
Esdras 4:18 es el único ejemplo de construcción de un “plural de majestad” donde un rey está hablando. Corresponde mencionar que se trata de un texto en el idioma arameo, y como dijimos antes, ningún lingüista que se precie formaría un argumento para apoyar una construcción gramatical en hebreo basado en un texto arameo. Además, si el plural de majestad fuera una expresión idiomática común en el hebreo, corresponde preguntarse por qué el verso termina con el singular “delante de mí”. Otro factor a tomar en cuenta es que el libro de Esdras fue escrito en 440 A.C., mientras que Génesis fue escrito unos mil años antes (recordemos que el verso en cuestión es Génesis 1:26). Aun si el ejemplo de Esdras fuera válido, no significa que el plural de majestad fuera usado un milenio antes por Moisés.
c) 2 Crónicas 18:5
A pesar de que Bernard no usa este ejemplo, conviene que el lector esté compenetrado con este argumento antitrinitario que se promueve como “prueba” por el plural de majestad. 2 Crónicas 5:18 dice:
Entonces el rey de Israel (Acab) reunió a cuatrocientos profetas, y les preguntó: ¿Iremos a la guerra contra Ramot de Galaad, o me estaré quieto?
¿Es éste un plural de majestad en boca de un monarca de Israel? ¡De ninguna manera! Los versos anteriores dicen:
Y dijo Acab rey de Istael a Josafat rey de Judá: ¿Quieres venir conmigo contra Ramot de Galaad? Y él respondió: Yo soy como tú, y mi pueblo como tu pueblo; iremos contigo a la guerra. Además dijo Josafat al rey de Israel: Te ruego que consultes hoy la palabra de Jehová (2 Cr. 18:3-4).
A la luz del contexto, es indiscutible que el plural del verso 5 (iremos) no es un plural de majestad sino que es una referencia directa a ambos reyes, Acab y Josafat.
4) ¿Pronombres que simplemente concuerdan con el sustantivo Elohim?
Bernard escribe:
El uso de la forma plural en Génesis 1:26, también puede ser semejante a la forma plural Elohim en que denota la grandeza y majestad de Dios o los múltiples atributos de Dios. En otras palabras, el pronombre plural concuerda con y se sustituye por el sustantivo plural Elohim.
Este es un argumento anémico por excelencia. Si fuera como Bernard dice, ¿por qué en cientos de otros pasajes cuando ‘Elohim” (plural) es usado, es seguido por pronombres y verbos en singular? Obviamente, el hecho de que en pasajes como Génesis 1:26 encontremos las formas plurales es indicativo de que estamos frente a algo mucho más allá de un recurso gramatical armonizado o concordante.
5) ¿Es Génesis 1:26 un pasaj
e profético?
Bernard escribe:
Aun otra explicación, es que este pasaje describe la presciencia de Dios acerca de la futura llegada del Hijo, muy semejante a los pasajes proféticos de los Salmos. Debemos darnos cuenta de que Dios no vive en el tiempo. Sus planes le son reales, aunque están en lo que nos concierne a nosotros, en el futuro. El llama las cosas que no son como si fuesen (Romanos 4:17). Para El, un día es como mil años y mil años son como un día (2. Pedro 3:8). Su plan —el Verbo— existió desde el principio en la mente de Dios (Juan 1:1). En lo que concierne a Dios, el Cordero fue inmolado antes de la fundación del mundo (1. Pedro 1:19-20; Apocalipsis 13:8). No es sorprendente que Dios pudiera transcurrir visualmente los corredores del tiempo y dirigir una declaración profética al Hijo. Romanos 5:14 dice que Adán era una figura de Aquel que había de venir, es decir, Jesucristo. Cuando Dios creó a Adán, El ya había pensado de la Encarnación y creó a Adán con aquel pensamiento en mente.
La primera reacción de un apologista cristiano al leer un párrafo como el anterior, es preguntarse, ¿será necesario refutar tal desvarío? Pero cuando reflexionamos en la falta de preparación y habilidad de análisis crítico preponderante en nuestra cultura y aun en filas cristianas, concluimos que sí se debe refutar la idea de los modalistas. En el arsenal de argumentos de los unicitarios, éste es el más absurdo de todos. Si Génesis 1:26 es un pasaje mesiánico similar al de los Salmos, ¿por qué los judíos, que reconocen los pasajes de los Salmos como mesiánicos, no reconocen Génesis 1:26 como tal?
Los judíos ortodoxos sabían muy bien que el estilo literario de Génesis 1 es una narrativa histórica. Es por ello que jamás intentaron interpretar Génesis 1:26 en la descabellada forma que los unicitarios lo hacen. Por supuesto que para negar la unipluralidad de Dios salieron con otras interpretaciones y aun con diferentes traducciones, pero nunca trataron de decir que se trataba de una declaración de Dios hecha con el futuro Mesías en mente. De acuerdo con la tradición judía, los eruditos que trabajaron en la traducción Septuaginta del hebreo al griego unos dos siglos antes de Jesucristo, estaban muy molestos por los pronombres plurales de Génesis 1:26. Por ello es que se tomaron la libertad de cambiar “hagamos” por “haré” (“The Image of God in Man,” D.J.A. Clines, Tyndale Bulletin (1968), p. 62, referring to J. Jervell, “Imago Dei…,” Gottingen (1960), p. 75).
De la misma forma, otros comentaristas durante la historia han adulterado el texto. El rabino Ibn Ezra de la Edad Media, a su vez, dijo que era absurdo el intentar cambiar la forma activa “hagamos” (na’a’she) por el pasivo “es hecho” (niphal). Estos comentaristas dijeron que la frase “a nuestra imagen y semejanza” no fue dicha por Dios, sino que fue agregada por Moisés a modo de posdata (Ibn Ezra’s Commentary on the Pentateuch: Genesis (Bereshit), H. Norman Strickman and Arthur M. Silver, trans. (New York: Menorah Publishing Co., 1988), p. 43).
A la luz del registro, la evidencia histórica, contextual, literaria y exegética, la hipótesis de los unicitarios relacionada con la “presciencia de Dios acerca de la futura llegada del Hijo”, pierde toda credibilidad. La interpretación de Bernard, vale mencionar, está basada en la deficiente doctrina de que el Hijo de Dios no pre-existió antes del pesebre, aberración ésta que trataremos en la segunda parte del análisis. Todo lo que se construye sobre una falsa base (la doctrina unicitaria del Hijo) es consecuentemente falso.
Más sobre el espejismo unicitario
David Bernard prosigue diciendo en su libro:
Otros Pronombres Plurales
En el Antiguo Testamento, hay unas cuantas veces cuando Dios usó pronombres plurales, por ejemplo, Génesis 3:22, 11:7, e Isaías 6:8. Una lectura de estos versículos de la Escritura demostrará que pueden fácilmente significar Dios y los ángeles (los tres versículos) o posiblemente Dios y los justos (Isaías 6:8). Cualquiera de las primeras cuatro explicaciones dadas para Génesis 1:26 podría explicar adecuadamente el uso plural en estos pasajes.
La verdad es que ninguna de las explicaciones dadas para Génesis 1:26 explica adecuadamente el uso de los plurales en estos pasajes, y lo hemos visto claramente en nuestra crítica anterior. Las cuatro son internamente incoherentes y no pasan de ser intentos desesperados de negar lo obvio, o sea, que el AT revela una pluralidad en Dios.
A su vez, convendría traer a un unicitario de habla hispana al tapete. Se trata de Julio César Clavijo, quien en su libro en línea Un Dios Falso Llamado Trinidad, escribe:
Como pudimos apreciar, la “teolog
ía” trinitaria no puede ignorar que todo el Antiguo Testamento está lleno de declaraciones que hablan de Dios como uno. Además, son cientos los pasajes donde Dios se refiere a sí mismo utilizando el pronombre personal “yo” y el pronombre posesivo “mí”. Sin embargo, esa “teología” se aferra como un naufrago a una tabla, de cuatro versículos en los cuales Dios usa expresiones en plural y cree que de esa forma ya han probado la trinidad. La consigna trinitaria es que si Dios habla en plural es porque él es multipersonal y por ende, que él es una trinidad. Así, el trinitario ha sido programado para que no pueda considerar ninguna otra posibilidad para estos plurales que nada tienen que ver con la trinidad. (http://pentecostalesdelnombre.com/x/index.php?option=com_content&task=view&id=90)
Los cuatro versículos a que se refiere Clavijo son Génesis 1:26; 3:22; 11:7 y Isaías 6:8. Clavijo intenta aquí crear el espejismo de que los trinitarios sólo tenemos en el AT cuatro elementos de prueba para apoyar nuestra doctrina. Aun si esto fuera cierto, el peso de estos versos es abrumante y constituye una pesadilla para los antitrinitarios.
Pero a estos pasajes se suman otros factores que obligan a los enemigos de la Trinidad a correr buscando refugio. Veamos ahora un desglose de éstos:
Nombres plurares para Dios
Elohim
El nombre aparece 2570 veces en el AT. La vasta mayoría de veces se refiere a Dios. Aunque su forma es plural casi siempre se usa con referencia al único y verdadero Dios. Sabemos esto porque en esos casos es asociado uniformemente con verbos, pronombres y adjetivos en el singular. Por la razón de que Elohim es plural y es un término general que significa “dios”, también se puede usar para describir falsos dioses. Ejemplo: “Yo soy Jehová tu Dios (Elohim), que te saqué de la tierra de Egipto … No tendrás dioses (elohim) ajenos delante de mí”. De acuerdo con las reglas gramaticales del hebreo, los traductores de nuestra Biblia vierten Elohim en singular (Dios) y lo hacen uniformemente en todo el AT. El hecho de que Elohim en hebreo es una forma plural causa un impacto desvastador en la teología de los antitrinitarios, del cual no se pueden recuperar. En cuatro ocasiones Elohim es usado con la primera persona del plural (nosotros): Génesis 1:26; 3:22; 11:7; Isaías 6:8. En consecuencia, Elohim comunica la unidad del único Dios, y al mismo tiempo permite la pluralidad de personas divinas en la Deidad. Este giro del lenguaje es exclusivo del Israel monoteísta y no se encuentra en ninguno de los lenguajes de las naciones politeístas circundantes (Jack B. Scott, s.v. “elohim,” in Theological Wordbook of the Old Testament, 2 vols. (Chicago: Moody Press, 1980), 1:44).
Adonai
Este término significa “Soberano” o “Señor” y enfatiza el señorío de Dios. Adonai es el plural de Adon. Al igual que Elohim, Adonai es una forma plural que siempre se refiere a Dios y aparece 439 veces en el AT, y reitero, se usa solamente en referencia a Dios (ver Vine’s Expository Dictionary of Bibical Words, Thomas Nelson).
La evidencia anterior es suficiente para poner al antitrinitario en cama con una bolsa de hielo en la cabeza y un termómetro en la boca, pero aun hay más.
Verbos en forma plural usados en referencia a Dios
El uso de verbos plurales aplicados a Dios es significativo por demás. En el texto hebreo la palabra asah (gah-sah’), o Creador, se encuentra en la forma plural en varias referencias a Dios. Notemos la correcta traducción de Isaías 54:5 según el texto hebreo:
Porque tus maridos son tus Creadores: Jehová de los ejércitos (el Padre) es su nombre; y tu Redentor el Santo de Israel (el Hijo) el Dios de toda la tierra será llamado.
- Una expresión similar la encontramos en el Salmo 149:2: “Alégrese Israel en sus Hacedores …” (traducción hebrea)
- Igualmente, Eclesiastés 12:1 lee en el hebreo: “Acuérda
te de tus Creadores en los días de tu juventud…” - Job 35:10 dice en hebreo: “¿Donde está Dios (Elohim, plural) mis Hacedores (plural de asah)”.
- Génesis 20:13: “Dios (Elohim, plural) me hizo salir errante (hitau, plural de taau) de la casa de mi padre”.
- Génesis 35:7: “Y edificó allí un altar, y llamó el lugar El-betel, porque allí le había aparecido (forma plural de gla) Dios (Elohim, plural), cuando huía de su hermano”.
- Salmo 58:11: “Ciertamente hay Dios (Elohim, plural) que juzga (forma plural de shaphat) en la tierra”.
Adjetivos plurales que describen a Dios
- Josué 24:19: “No podréis servir a Jehová, porque él es Dios (Elohim, plural) santo (forma plural de qadosh)”.
- Proverbios 9:10: “El conocimiento del Santísimo (forma plural de qadosh) es la inteligencia”.
- Proverbios 30:3: “Ni conozco la ciencia del Santo (plural de qadosh)”.
Conclusión
Los elementos de prueba para demostrar que “Hagamos al hombre a nuestra imagen” (Gé. 1:26) es una referencia a la Trinidad son irrefutables. Los nombres y los pronombres plurales aplicados a Dios como ELOHIM, ADONAI, NUESTRA, NOSOTROS, y los verbos y adjetivos plurales que hemos detallado, muestran la silueta de la Trinidad dibujada tenuemente en el Antiguo Testamento, doctrina que luego fue revelada claramente en el Nuevo Testamento.
Todas las referencias al Creador existiendo como una pluralidad de personas en el AT armonizan perfectamente con la enseñanza del NT. El apóstol Juan escribió de Jesucristo: “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Jn. 1:3). Apocalipsis contiene las palabras de Jesucristo dando testimonio de su obra creativa:
He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el comenzador [Gr. Arche, el originador o causa; incorrectamente traducido “el principio” en la mayoría de las versiones bíblicas] de la creación de Dios (Ap. 3:14)
Las Escrituras dicen que fue Jesucristo, como el Verbo de Dios, quien dijo “Sea la luz”. Fue él que formó al hombre del polvo de la tierra, y el que creó “todas las cosas”. El estaba con Dios desde el principio:
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios (Jn. 1:1).
La Hebrew/ Greek Key Study Bible enuncia que el verbo griego en, traducido “era” en la segunda frase del verso, mejor traducido debió leer “ya estaba”, y ofrece la siguiente paráfrasis para reflejar el verdadero significado en el texto griego:
Antes de que hubiera cualquier principio, el Verbo ya estaba…” (Zodhiates, Spiro, p.1315). Aun traducido en su forma más común, una lectura normal del verso nos revela que las palabras de Juan indican claramente que Cristo existió antes de la creación del mundo. La eterna existencia de Cristo es repetida en el verso 2: “Este era (ya estaba) en el principio con Dios”.
Cuando Juan escribió que el Verbo era con Dios, usó la preposición griega pros, que significa “hacia, cara a cara”, e indica movimiento en dirección hacia algo o alguien (Bullinger, The Companion Bible, Appendix 104, XV, 3). El uso de pros demuestra más allá de toda duda que el Verbo no estaba en Dios, no era posesión de Dios, ni una idea, plan ni proyecto, sino que coexistía como alguien distinto. Para afirmar más esto, Juan vuelve a usar pros también en el verso 2.
Las palabras del apóstol Juan destruyen todo argumento contra la existencia eterna de Jesucristo y verifican la pluralidad de Dios revelada en el AT. Aquellos que proclaman que Jesucristo no existió eternamente como Theos y con Theos, son ciegos respecto a las palabras directas de la Biblia. Los unicitarios se dan la mano con los judíos que alteraron la Palabra de Dios, cambiando el nombre original de Dios en pasajes clave donde la pluralidad de Dios era revelada. Se les hizo fácil desdibujar los pasajes que describían la existencia de dos Jehová. Gracias a Dios los manuscritos antiguos fueron preservados para desenmascarar la treta. Los unicitarios no cambiaron el texto de la Biblia, pero sí interpretan esos pasajes en forma absurda. Sus débiles argumentos serán refutados la siguiente parte. <>
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