El Espíritu Santo: ¿Una fuerza impersonal?
Los Testigos de Jehová (TDJ en adelante) niegan que el Espíritu Santo sea una persona. Para ellos, el Espíritu Santo no es más que una fuerza como la electricidad, le llaman la “fuerza activa de Dios.”[1] Claramente, los TDJ niegan la personalidad del Espíritu Santo, así como su deidad, o sea, que es una de las personas de la Trinidad. Sin embargo, es de conocimiento general que los tres atributos primarios de la personalidad son mente, emociones y voluntad. Una “fuerza” no tiene estos atributos. Si es posible demostrar que el Espíritu Santo tiene mente, emociones y voluntad, la posición de la Watchtower de que el Espíritu es una “fuerza activa” se desmorona como un castillo de naipes. Procedamos a investigar.
El Espíritu Santo tiene una mente. —- Esto es claro en varios pasajes. Por ejemplo, el intelecto del Espíritu Santo es visto en 1 Corintios 2:10, donde se nos dice que “el Espíritu todo lo escudriña” (cf. Isaías 11:2; Efesios 1:17). La palabra griega para “escudriñar” significa investigar un asunto exhaustivamente. El Espíritu Santo, con su mente, investiga las cosas de Dios y las da a conocer a los creyentes. Nótese que Jesús le dijo una vez a un grupo de judíos: “Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna” – Juan 5:39. El Señor usó allí la misma palabra que se usa en 1 Corintios 2:10. De la misma forma que los judíos debían escudriñar las Escrituras, el Espíritu de Dios escudriña con su mente las cosas de Dios. Se nos dice además, en 1 Corintios 2:11, que el Espíritu conoce los pensamientos (cosas) de Dios.
¿Cómo puede el Espíritu conocer los pensamientos de Dios si no tiene una mente? Una fuerza no tiene conocimiento. Se requiere un proceso pensante para que haya una mente. Romanos 8:27 dice que así como el Espíritu de Dios conoce las cosas de Dios, Dios Padre conoce las intenciones del Espíritu. De acuerdo con el respetado Lexicon griego-inglés del Nuevo Testamento de Arndt y Gingrich, la palabra traducida “intención” en este versículo significa “forma de pensar, mente, meta, aspiración” (William F. Arndt and F. Wilbur Gingrich, A Greek–English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature [Chicago: The University of Chicago Press, 1957], p. 874).
Una mera fuerza no tiene una “forma de pensar, una mente, una meta, o una aspiración”.[2]
El Espíritu Santo tiene emociones —– Un número de pasajes establecen esto. Por ejemplo, en Efesios 4:30 se nos exhorta a no contristar el Espíritu de Dios. Tristeza es una emoción, y una fuerza no puede experimentar emociones. Tristeza es algo que se siente. El Espíritu Santo siente esa emoción cuando el creyente peca. En el contexto de Efesios, tales pecados incluyen mentira, ira, robar, pereza, etc. Para ilustrar este punto, es importante señalar que los creyentes de Corinto experimentaron tristeza luego que el apóstol Pablo les escribió la dura carta (2 Cor. 2:2-5). Allí vemos la misma palabra griega que se usa en Efesios 4:30 (traducida “contristéis”). De la misma forma que los corintios sintieron tristeza, la persona del Espíritu Santo siente también tristeza. [3]
El Espíritu Santo tiene voluntad —– En 1 Corintios 12:11 vemos que el Espíritu Santo distribuye o reparte los dones espirituales a cada cristiano “como él quiere”. “El quiere” procede del griego “bouletai”, y se refiere a “decisiones de la voluntad luego de deliberaciones previas” (A Greek–English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature, p. 146). Vemos, entonces, que el Espíritu toma decisiones soberanas con respecto a los dones espirituales que cada cristiano recibe.
Una fuerza no posee tal voluntad. Es interesante que la palabra griega usada para describir la voluntad del Espíritu Santo es usada para describir la voluntad de Jehová Dios en Santiago 1:18. Así como la persona del Padre ejercita su voluntad, también lo hace el Espíritu Santo. Otro ejemplo claro del Espíritu Santo ejercitando su voluntad lo encontramos en Hechos 16:16, donde el Espíritu prohibe a Pablo predicar en Asia y lo redirige a ministrar en Europa. [4]
Es evidente que Espíritu Santo tiene características personales. La siguiente lista, sin ser exhaustiva, reitera en ciertos casos y reafirma en otros, esta proposición:
- El Espíritu Santo tiene voluntad (Hch. 2:4).
- El Espíritu Santo se comunica (Hch. 9:8).
- El Espíritu Santo enseña (1 Cor. 2:13).
- El Espíritu Santo guía (Gál. 5:18).
- El Espíritu Santo testifica (Juan 15:26).
- El Espíritu Santo comisiona (Hch. 13:4).
- El Espíritu Santo da mandamientos a los creyentes (Hch. 8:29).
- El Espíritu Santo intercede por los creyentes (Rom. 8:26).
- El Espíritu Santo habla a las personas (Juan 15:26; 2 Peter 1:21).
Tomando en cuenta toda la evidencia anterior, es obvio que el Espíritu Santo no es una fuerza, sino una persona.
Argumentos con que los Testigos de Jehová y otros pretenden refutar los atributos personales del Espíritu Santo.
1) El argumento de la “personificación.”
Los TDJ p
retenden explicar todos los pasajes anteriores diciendo que la Biblia utiliza un recurso literario que se llama “personificación”. Este recurso adjudica atributos personales a cosas inanimadas o abstractas. También podemos definir la personificación como la práctica de describir una cosa impersonal como si fuera personal.
Veamos unos ejemplos bíblicos de personificación literaria. En el Salmo 98: 7-8, encontramos las expresiones “brame el mar y su plenitud”, “los ríos batan las manos”, y “los montes hagan regocijo”. Aquí se le da al mar, a los ríos y a los montes, características humanas.
Los TDJ, en la publicación ya mencionada, dan un par de ejemplos de personificación. Veamos dos de ellos. Uno está en Lucas 7:35: “La sabiduría es justificada por sus hijos”. Los TDJ dicen que todos sabemos que la sabiduría no tiene hijos. Nosotros estamos de acuerdo con esto.
Otro ejemplo dado por ellos es el de Romanos 5, donde se dice que después de la caída de Adán “reinó la muerte y el pecado”. Dicen los TDJ que la muerte y el pecado no son reyes, por lo tanto estamos frente a una personificación. Hasta aquí todo está correcto.
El problema es que luego continúan diciendo que lo mismo sucede en la Biblia con el Espíritu Santo, se habla de él como si fuera una persona, se utiliza el recurso de personificación, pero en realidad es una fuerza y lo escriben con minúscula.
La falacia del argumento radica en que cuando se leen estas cosas nadie se confunde. Nadie piensa que la sabiduría, la muerte, el pecado, o en los ejemplos anteriores, el mar, los ríos y los montes, son personas. En cambio, cualquiera que lea el Nuevo Testamento sin conocer de antemano la literatura de la organización Watchtower, inmediata y naturalmente va a pensar que el Espíritu Santo es una persona, no una fuerza . Si en realidad fuera una fuerza, entonces tenemos que concluir que el propio Espíritu Santo, el autor de la Biblia, usó un lenguaje engañoso para despistarnos.
2) El argumento de la “comparación.”
Este argumento de los TDJ plantea que como el Espíritu Santo es comparado con cosas impersonales en ciertos lugares de la Biblia, se deduce que el Espíritu también es impersonal. Veamos que dicen en una de sus publicaciones:
“Otra prueba de que el espíritu santo no es una persona es que se le equipara a otras cosas impersonales, como el agua y el fuego (Mat. 3:11).” [5]
Ahora leamos Mateo 3:11: “Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras de mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; el os bautizará en Espíritu Santo y fuego.”
Los TDJ dicen que el Espíritu y el agua en este versículo son paralelos directos, y por lo tanto el Espíritu debe ser una entidad impersonal como lo es el agua.
Es totalmente sin sentido el decir que porque el agua no es una persona, el Espíritu Santo tampoco lo es. No solamente esto va en contra de la masiva evidencia por la personalidad del Espíritu Santo, sino que tal clase de razonamiento nos puede llevar a determinar que Jesucristo tampoco es una persona. Por ejemplo, Romanos 6:3 dice: “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?” Usando el sistema de razonamiento de los TDJ, podríamos deducir de aquí que como la muerte no es una persona, Cristo tampoco lo es. Esta lógica es claramente ridícula. [6]
3) El argumento de la “llenura.”
Los TDJ dicen que la Biblia habla de ser llenos del Espíritu Santo, así como habla de ser llenos de gozo. Su publicación anota: “¿Cómo puede el espíritu santo ser una persona si llenó 120 discípulos al mismo tiempo?”[7] Agregan, además, que esto debe significar que el Espíritu no es una persona.
Pero la Biblia enseña otra cosa. Para refutar esto sólo hay que ir a pasajes como Efesios 3:19, donde dice: “… que seais LLENOS de toda la plenitud de Dios.”. O Efesios 4:10, donde vemos que Cristo lo LLENA todo, al igual que Efesios 1:23, donde dice que Cristo es “Aquel que todo lo LLENA en todo.”
¿Acaso el hecho de que el Padre y Cristo llenan todas las cosas significa que no son personas? ¡Claro que no! Entonces, ¿Por qué la Watchtower argumenta que el Espíritu Santo no es una persona simplemente porque llena a un grupo numeroso de gente? [8]
4) El argumento de “la falta de nombre.”
Muchos argumentan que como el Espíritu Santo no es identificado con ningún nombre, eso es indicativo de que no es una persona.
El argumento es falaz debido a que:
a. Los seres espirituales no siempre son llamados por nombre en la Escritura. Por ejemplo, los malos espíritus son raramente nombrados en la Biblia, sino que son identificados por su particular carácter (inmundos, malos, malignos, etc.). De la misma forma, por contraste, el Espíritu Santo es identificado por su atributo primario, la santidad. Sin embargo, nadie se atrevería a decir que los demonios no son seres personales, simplemente porque no se les conoce nombre. De igual manera, no tiene sentido decir que el Espíritu Santo no es una persona.
b. El Espíritu Santo está relacionado directamente con el nombre de las otras dos personas en la Trinidad. Mateo 28:19 dice: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.” Así como el Padre y el Hijo son personas, sería disonante decir que el Espíritu no es una persona, ya que los tres están relacionados y unidos por el mismo nombre.[9]
El Espíritu Santo es Dios.
En los albores de la Iglesia, Ananías y Safira venden una heredad y se guardan una part
e. La otra la traen a los apóstoles, y evidentemente le dicen a los apóstoles que lo que traen es todo lo que les pagaron por la propiedad. Son sorprendidos en la mentira y Pedro les dice: “Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? …. Reteniéndola ¿no se te quedaba a tí? Y vendida ¿ no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? … no has mentido a los hombres sino a Dios”. Hechos 5:3-4.
Nótese que en el pasaje el hecho de mentirle al Espíritu Santo es equivalente a mentirle a Dios. El Espíritu Santo es Deidad, tercera Persona de la Trinidad, junto con Dios Padre y Dios Hijo.
Observemos además que la ofensa cometida fue “haber mentido” al Espíritu Santo — Usted no puede mentirle a un piano, un árbol, una roca o una fuerza activa. Sólo se le puede mentir a alguien, a una personalidad que tiene la capacidad de comunicarse y de adquirir conocimiento, a alguien que tenga las características y atributos de persona.
Reiteramos la expresión en el pasaje: “No has mentido a los hombres sino a Dios” —- El Espíritu Santo es llamado Dios directamente, no por medio de un recurso literario. Esto es reenforzado por el versículo 9: “¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu de Señor?”
Una vez más, es imposible tentar a una fuerza impersonal. La deidad del Espíritu es establecida por la sintaxis, la cual indica que Pedro no dijo que la pareja de esposos tentó al Espíritu Santo y a Dios, sino que cuando ellos mintieron al Espíritu, le mintieron a [I]Alguien que es Dios[/I]. Por consiguiente, la mentira es de tal calibre que merece la muerte instantánea.
Más elementos de prueba
- En Hebreos 9:14, el Espíritu Santo es llamado “Espíritu eterno”. Esto implica que existió antes de la encarnación de Jesucristo. No sólo eso, es eterno, no vino a la existencia en cierto momento del tiempo y del espacio. La eternidad es uno de los atributos de Dios. Por lo tanto, el Espíritu Santo es Dios.
- En Lucas 1:35 se le describe como creador de vida, un atributo exclusivo de Dios: “…el Espíritu Santo vendrá sobre tí, el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra, y el Santo ser que nacerá será llamado Hijo de Dios.”
- Otro atributo exclusivo de Dios es la omnipresencia. Veamos el Salmo 139:7: “¿Adónde me iré de tu Espíritu y adónde huiré de tu presencia?” Notemos de que hay dos personas nombradas en el mismo versículo.
- La omnisciencia es otro atributo que es único de Dios. Primera de Corintios 2:10 dice: “El Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.”— El Espíritu Santo tiene inteligencia y escudriña. Una fuerza no puede hacer eso. ¿Se imaginan lo que sería decir: “La electricidad conoce todo acerca de mí?” No tiene sentido. Pero el punto ahora es que si el Espíritu Santo conoce lo profundo de Dios, significa que conoce lo que Dios conoce, por lo tanto es una de las personas de la Deidad, i.e., la Trinidad.
El Espíritu Santo es llamado Señor.
Tengamos presente que “Señor” y “Dios” se usan para toda la deidad como una unidad, como cuerpo gobernante si se quiere, pero también se usan para cada miembro de la Deidad —- El Padre es llamado Señor, el Hijo es llamado Señor, y el Espíritu Santo es llamado Señor. Lo mismo sucede con “Dios”, las tres personas son llamadas Dios.
El siguiente pasaje es fácil de pasar por alto sin darnos cuenta de las implicaciones. El apóstol Pablo escribe:
“Y el SEÑOR encamine vuestros corazones al amor de DIOS, y a la paciencia de CRISTO” (mayúsculas nuestras) — 2 Tesalonicenses 3:5.
Veamos por un momento a quién se refiere el título “SEÑOR.”
1) Si la palabra SEÑOR se refiriera a Dios Padre, la frase tendría que decir: “Y el Señor encamine vuestros corazones al amor de él mismo, y a la paciencia de Cristo.”
2) Si la palabra SEÑOR se refiriera a Cristo, se leería así: “Y el Señor encamine vuestros corazones al amor de Dios, y a la paciencia de él mismo.”
Considerando la fluidez natural del lenguaje, el título Señor no puede referirse a otra persona más que al Espíritu Santo, y el papel del Espíritu Santo es precisamente el encaminarnos o dirigirnos a muchos lugares y muchas cosas.
No cabe duda que la palabra “Señor”, en este pasaje, es una referencia a la tercera Persona de la Deidad.
La mayoría de los comentaristas modernos niegan que ésta es una referencia al Espíritu, basados en que el Espíritu nunca es llamado “Señor” en el Nuevo Testamento. Lo mismo dicen sobre 2 Corintios 3:17. En ambas instancias, la interpretación de estos comentaristas está basada en razonamiento circular, comienzan y concluyen con la misma aserción, que el Espíritu nunca es llamado “Señor” en el Nuevo Testamento.
Corresponde señalar que si la frase mencionara a una persona diferente al Espíritu, nadie negaría que se trata de una tercera persona. Si el texto leyera, por ejemplo: “Y Tito encamine vuestro corazones al amor de Dios y a la paciencia de Cristo”, ¿negaría alguien que Tito es una referencia a una tercera persona?
El dilema está planteado, ¿La teología determina la gramática, o la gramática determina la teología? Nosotros preferimos ser leales a la gramática del texto para que la teología siga su curso natural.
Conclusión
Cualquier persona que tome en serio l
as palabras de la Biblia, y que no tenga una agenda doctrinal escondida, llegará a la conclusión inevitable de que el Espíritu Santo no es una fuerza impersonal ni un tipo de poder especial, sino una Persona. No es simplemente una criatura, sino Dios Todopoderoso. La naturaleza de Dios incluye al Espíritu Santo en la Deidad.
El peso de la evidencia bíblica es aplastante en lo que tiene que ver con la naturaleza Trinitaria de Dios. Tanto el Hijo, como el Padre, y el Espíritu Santo, son Deidad. Lamentablemente, un amplio sector del cristianismo ha dejado de predicar en el tema de la Trinidad. Esto no sería tan grave si no fuera porque ante los ataques virulentos de los sectarios de toda índole, muchos consideran tácitamente que la Trinidad es una verdad que no vale la pena defender. Alguien dijo en el pasado que una verdad que no vale la pena defender, rápidamente se convierte en una verdad en la que no vale la pena creer.
Tanto los sectarios como los liberales dicen que si bien la doctrina de la Trinidad es parte de la ortodoxia de la comunidad cristiana, no es parte de la ortodoxia de la Escritura. Por el contrario, la doctrina de la Trinidad deriva de la Escritura y es una verdad esencial. La forma de saber la verdad sigue siendo el examinar las Escrituras; ellas dicen quién tiene la razón. <>
Notas:
- “[el “espíritu santo”] es una fuerza controlada que Jehová Dios usa para llevar a cabo diversos propósitos. Hasta cierto grado puede compararse con la electricidad, una fuerza que puede enplearse para una gran variedad de funciones.” ¿Debería creer usted en la Trinidad?, p. 20. En la misma página, el Espíritu Santo es llamado “la fuerza activa de Dios”.
- The Complete Book of Bible Answers, Ron Rhodes, p. 88.
- Ibid, p.p. 88-89.
- Ibid, p. 89
- ¿Debería usted creer en la Trinidad? p. 22.
- Reasoning from the Scriptures, Ron Rhodes, p. 205.
- Usted Puede Vivir Para siempre en el Paraíso en la Tierra, p. 85.
- Reasoning from the Scriptures, Ron Rhodes, p. 206.
- The Complete Book of Bible Answers, Ron Rhodes, p. 87.
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