La Preexistencia del Hijo de Dios
Una refutación de la doctrina modalista basada en
Juan 17:5
Los grupos unicitarios niegan la preexistencia de Cristo. Parte de la herejía modalista propone que “Hijo de Dios” es un título para identificar la humanidad de Jesucristo[1] – aunque cuando les conviene lo usan para describir a la humanidad y la deidad juntas en Jesucristo [2]. Este Hijo no es eterno, nació en un momento de la historia (de María)[3], y en el futuro dejará de cumplir su papel de Hijo [4].
Debido a esto, ellos determinan que no es posible hablar de un Hijo eterno, aun cuando la Biblia habla en tantos pasajes de la pre-existencia del Hijo de Dios. Explican estos pasajes como si fueran proféticos o como si el Hijo hubiera estado en la mente de Dios (el Padre) desde la eternidad. Es por ello que el Verbo es definido como un plan pre-ordenado en la mente de Dios, un pensamiento, un concepto abstracto que se hace sustancia cuando nace el Hijo [5].
La Biblia no dice nada acerca de tales elucubraciones. De los muchos pasajes que podemos manejar, seleccionemos Juan 17:5, donde Jesús dijo:
“Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese”.
Una lectura normal de este verso indica que Jesucristo está pidiendo al Padre que luego de su resurrección lo restituya al rango de majestad y esplendor que Cristo poseía en la eternidad junto con el Padre, rango que se vio disminuído durante su estadía terrenal (Jn. 1:14; Fil. 2:5-11). Claramente se sobreentiende como inferencia ineludible, que Cristo compartió los atributos de Deidad junto con el Padre desde la eternidad. Es por ello que los cristianos podemos hablar del Hijo Eterno.
Ahora veamos como explica este pasaje David K. Bernard, de la Iglesia Pentecostal Unida, la mayor denominación de teología modalista:
En Juan 17:5 Jesús oró, “Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.” Una vez más Jesús habló de la gloria que El tenía como Dios en el principio y la gloria que el Hijo tenía en el plan y en la mente de Dios. No significa que Jesús preexistía con gloria como el Hijo. Jesús estaba orando, por lo cual El estaba hablando como hombre y no como Dios. Sabemos que la humanidad no preexistió a la encarnación, entonces Jesús estaba hablando de la gloria que el Hijo tenía en el plan de Dios desde el principio. [Bernard, La Unicidad de Dios] (http://pentecostalesdelnombre.com/x/index.php?option=com_content&task=view&id=101)
La hermenéutica sectaria siempre ha sido fascinantemente absurda.
Tengamos presente que los unicitarios, cuando se encuentran con una oración de Jesús, siempre la explican en función de su entendimiento de las dos naturalezas de Cristo. Para ellos el Padre habitaba en la humanidad del Hijo, o como lo ponen algunos, el Hijo es el Padre revestido de carne. Es por ello que cuando le preguntamos al modalista con quién hablaba Jesús cuando oraba al Padre, la típica respuesta es que la naturaleza humana de Jesús (la carne) está orando a su naturaleza divina (el espíritu de Jesús, i.e., el Padre):
¿Cuál es entonces la explicación de las oraciones de Cristo? Solamente puede significar que la naturaleza humana de Jesús oró al Espíritu eterno de Dios.
En otras palabras, las naturalezas duales de Cristo están en comunicación entre ellas. Sí, ya lo sé, una noción para volver loco a cualquiera, pero obviémosla por un momento.
Otra artimaña modalista para interpretar las palabras de Jesús en varios pasajes es resumida por Bernard de la siguiente manera:
“Hay una verdadera dualidad [en la persona de Cristo], pero es una distinción entre el Espíritu y la carne, y no una distinción de personas de Dios. Cuando leemos un pasaje difícil en relación co
n Jesús, debemos preguntar si le describe en Su papel como Dios o en Su papel como hombre, o ambos. ¿Habla El como Dios o como hombre en este caso? Recuerde que Jesús tiene una naturaleza dual como ningún otro ha tenido.” La Unicidad de Dios, 168.
La triquiñela no funciona en esta ocasión. El pasaje de Juan 17:5 no admite tal tipo de interpretación. La primer pregunta que surge es, ¿quién estaba orando? Obviamente no es el Padre dentro del Hijo, para ajustarnos a la teología modalista. Sería ridículo que el Padre le orara al Padre. Recurriendo al ardid descrito arriba, Bernard dice que en esta ocasión Jesús oraba como hombre:
El estaba hablando como hombre y no como Dios. Sabemos que la humanidad no preexistió a la encarnación, entonces Jesús estaba hablando de la gloria que el Hijo tenía en el plan de Dios desde el principio.
El problema con esta aserción es que la mención de “la gloria que tuve contigo antes de que el mundo fuese”, en una lectura normal indicaría que Jesús existió como “hombre” en la eternidad. Bernard sabiendo esto, arranca con su singular interpretación y plantea que Jesucristo está refiriéndose a una gloria abstracta que él tuvo como Hijo en la mente de Dios, en el plan divino.
El modalista tiene que inventar algo así para sostener su doctrina de que el Hijo no existió literalmente junto con el Padre en la eternidad. Bien saben que la opción restante es que hay un algo en Jesucristo que existió en la eternidad (“antes que el mundo fuese”). Ese algo sólo puede está directamente relacionado con la naturaleza ontológica de Jesucristo, y es el elemento de Deidad existente en su persona. Esta Deidad no es el Padre dentro de él, sino que es intrínseca o inherente en su persona. Esta naturaleza o esencia es la misma del Padre, lo que es corroborado por las palabras “aquella gloria que tuve contigo”. Claramente el contexto revela dos personalidades involucradas que existieron juntas en la eternidad en una misma gloria. Esto es coincidente con la doctrina de la Trinidad, tres centros cognitivos en una misma esencia o Deidad.
La interpretación lógica de Juan 17:5 es que la persona integral de Cristo, Total Hombre y Total Dios, está orando al Padre. La única conclusión posible es que Cristo está orando como una sola persona, como bien lo explica el Credo de Calcedonia al resumir la evidencia bíblica:
…. nacido de la virgen María, de acuerdo a la Humanidad; uno y el mismo, Cristo, Hijo, Señor, Unigénito, para ser reconocido en dos naturalezas, inconfundibles, incambiables, indivisibles, inseparables; por ningún medio de distinción de naturalezas desaparece por la unión, más bien es preservada la propiedad de cada naturaleza y concurrentes en una Persona y una Sustancia, no partida ni dividida en dos personas, sino uno y el mismo Hijo, y Unigénito, Dios, la Palabra, el Señor.
Resumiendo: Cristo afirma en Juan 17:5 que él existió antes de la creación del mundo en la eternidad, no como el Padre, sino como otra persona distinta del Padre, pero igual con el Padre en eternidad, poder y gloria. Hablando de gloria, repasemos lo que Bernard dice para explicar las palabras de Jesús en referencia a la gloria que tuvo con el Padre en la eternidad:
Jesús estaba hablando de la gloria que el Hijo tenía en el plan de Dios desde el principio.
¿Es esta explicación exegéticamente válida? Conviene señalar que la razón por la cual los unicitarios pueden salir con estas interpretaciones extravagantes y antibíblicas es porque sus seguidores no las ponen bajo escrutinio exegético. Volvamos a leer el pasaje:
“Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo (para seauto), con aquella gloria que tuve (eichon) contigo (para soi) antes que el mundo fuese” (resaltado nuestro).
A riesgo de ser redundante, digamos que Jesucristo aquí dice que él tuvo o compartió (eichon) una gloria con (para) el Padre antes de que el mundo fuese (pro ton kosmon einai). Gramaticalmente, cuando la preposición para (con) es seguida por el caso dativo (como en este verso: para seauto, para soi) y especialmente en el caso de personas, indica “cerca”, “al lado”, o “en la presencia de”.
El famoso erudito en idioma griego, Daniel Wallace
, provee el significado exacto de la preposición “para” cuando es seguida por el dativo:
Por lo general, el uso del dativo sugiere proximidad o cercanía.
a. Espacio: cerca, al lado.
b. Esfera: a la vista de, delante (de alguien).
c. Asociación: con (algo/alguien). [6]
En el exhaustivo BDGA Greek Lexicon, la preposición para seguida por el dativo es definida de la siguiente forma:
[para] con el dativo, el caso que muestra asociación cercana … marca cercanía en espacio, al lado de, cerca, con, acción desde el ángulo desde donde la relación es vista [7]
Las definiciones dadas son autoritativas y finales debido a su procedencia académica superior. Ambas apoyan la noción de que Jesús poseía o compartía una gloria antes de los tiempos.
La gloria que el Hijo poseyó o compartió (eichon) fue antes de los tiempos – esta gloria la tuvo junto al Padre. Exegéticamente, esto no puede referirse al Padre pensando acerca del Hijo o con el Hijo en mente en relación al futuro, puesto que Jesús usa el tiempo imperfecto (tuve, eichon). Jesús habla de la gloria que él tuvo y compartió junto al Padre. Jesús no está hablando de un plan que el Padre tuvo en mente.
Si usted es un amigo unicitario leyendo este estudio, le pido que entienda que la idea de que el Hijo no existió en la eternidad no está fundamentada en la exégesis bíblica, sino en lo que los maestros de la doctrina unicitaria le enseñaron.
No importa cuántos subterfugios la imaginación de los teólogos modalistas puedan elucubrar, todos ellos sucumben ante el riguroso escrutinio de la interpretación honesta de la Escritura. Bernard dice que la gloria que el Hijo tuvo junto al Padre era sólo la gloria futura o el plan en la mente del Padre, y para apoyar esto agrega que el Padre “puede considerar cosas que no existen como si existieran … es por ello que el hombre Jesús pudo orar: “Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese” [8].
Siguiendo esta línea de razonamiento desviada, otros maestros de la herejía unicitaria dicen que de la misma forma los creyentes también fuimos conocidos antes que el mundo existiera, y usan Efesios 1:4 para apoyar sus conjeturas: “Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él”.
Esta clase de interpretación forzada demuestra un desconocimiento monumental del significado normal de las palabras, un desprecio nocivo de la lectura natural del pasaje, y una falta de respeto por la gramática del texto. Jesús no pudo haber sido más claro en el uso de las palabras y las ideas. Efesios 1:4 no tiene ninguna relación con Juan 17:5. Jesús tuvo una gloria con el Padre antes que el mundo fuese. Los creyentes no podemos reclamar lo mismo. Nunca tuvimos o compartimos, o poseímos ninguna gloria con el Padre antes que el mundo fuese. Efesios 1:4 habla de la elección de Dios, no habla de posesión, lo siento por la noticia. Los unicitarios deberían renunciar a la obsesión de inyectar sus ideas dentro de los pasajes, algo que se conoce como “eiségesis”.
Conclusión:
En Juan 17:5 Jesús ora porque el Padre le restaure a su estado de gloria que él poseía en la eternidad junto al Padre. Si el Hijo no hubiera existido antes de su aparición en el mundo, el lenguaje usado por Jesús en este verso sería más que engañoso, sería una aberración salida de los labios de nuestro Señor. Esta fue una clara declaración de su preexistencia, reiterada más adelante en su oración sacerdotal, cuando dice; “Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo” (Jn. 17:24).
La interpretación unicitaria equivale a llevar el concepto hasta el absurdo, porque de tener ellos razón, Jesucristo estaría orando por volver a ser un plan en la mente de Dios, y por inferencia los creyentes en el cielo también pasarían a ser un plan en la mente de Dios, algo digno del mejor de los nirv
anas.
La pena en todo esto es que la herejía modalista no vacila en convertir la oración sacerdotal de Jesucristo en un mero espejismo impersonal, o sea, el Hijo no divino, sólo humano, orando a su naturaleza divina, el Padre, fingiendo o pretendiendo ser numéricamente distinto del Padre. ¡Qué farsa! <>
Notas:
1). Usamos a Hijo para significar … la humanidad de Jesucristo. 133
“Hijo de Dios se refiere a la humanidad de Jesucristo.” 100
“Muchos otros versículos de la Escritura revelan que solo podemos usar correctamente el término ‘Hijo de Dios’ cuando incluye la humanidad de Jesús.” 99-100
2] “Como acabamos de declarar, “Hijo” no siempre se refiere solo a la humanidad sino a la deidad y la humanidad juntas como existen en la persona única de Cristo.” 101
3] “La Biblia define al Hijo de Dios como el niño nacido de María, no como el Espíritu eterno de Dios …” p.100.
4] El papel de Hijo no solo tuvo un empiezo, sino que tendrá, por lo menos en un sentido, un fin. 106
5] “El Hijo de Dios es engendrado y no es eterno. El hijo de Dios existía desde toda la eternidad como un plan en la mente de Dios. El Hijo de Dios llegó a la existencia actual (substancial) en la Encarnación, al mismo tiempo en que el Hijo fue engendrado por el Espíritu de Dios. El Verbo de Juan 1 (el Logos) no es una persona distinta, sino es el pensamiento, el plan, la actividad, o la expresión de Dios. El Verbo se expresó en carne como el Hijo de Dios.” 283
6] Daniel B. Wallace, Greek Grammar Beyond the Basics: An Exegetical Syntax of the New Testament, with Scripture, Subject, and Greek Word Indexes (Grand Rapids: Zondervan, 1996), 378.
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