La Deshonestidad Intelectual de los
Pentecostales Unicitarios
Una muestra tomada del reciente libro “Un Falso Dios Llamado Trinidad”
Los Pentecostales Unicitarios, Apostólicos o del Nombre de Jesucristo, como suelen denominarse, no dejan nunca de sorprendernos, pero no por su creatividad al atacar la doctrina de la Trinidad, sino por su insistencia en reempaquetar siempre los mismos argumentos. Recientemente hemos visto como una página oficial del movimiento ha publicado en línea el libro de Julio César Clavijo, Un Falso Dios Llamado Trinidad [1].
En el primer capítulo de la obra, titulado El Dios Trino no es el Dios de la Biblia, el autor comienza con la clásica diatriba modalista. Esta consiste en preparar al lector con el bombardeo sistemático de expresiones como, “la doctrina de la ‘santísima trinidad’ es una enseñanza totalmente ajena a las Sagradas Escrituras”, “La ‘santísima trinidad’ no es el Dios de la Biblia, y por ende, no es el Dios de los verdaderos cristianos”, “La ‘santísima trinidad’ es un dios falso, inmerso dentro de una cristiandad puramente nominal”, “La Biblia no hace ninguna declaración formal sobre la teología trinitaria”, y cosas por el estilo. El martilleo se prolonga por más de medio capítulo, entremezclado por supuesto con pasajes bíblicos que hacen referencia a los falsos profetas y maestros, a la importancia de sujetarse a las Escrituras y fundamentar toda enseñanza en la Biblia. No faltan los reclamos afirmando que ellos (los unicitarios) son los verdaderos cristianos y los únicos seguidores de las enseñanzas de Cristo. Más que un argumento, lo que el autor hace es usar el recurso psicológico de todas las sectas para ganar la atención de la mente incauta que tiende a no examinar lo que se le dice. En realidad, toda la disertación inicial del libro puede ser usada por cualquier grupo herético para justificar sus enseñanzas. Hasta los grupos más aberrantes dicen ser la única iglesia o los únicos cristianos y que sus doctrinas están basadas en la Biblia. En nuestra opinión, el autor pudo haberse ahorrado todo esto e ir directamente a los argumentos en que apoya sus ideas.
En cierto punto del Capítulo 1, el señor Clavijo expresa:
“A continuación vamos a presentar cuatro declaraciones explícitas de lo que es la trinidad, tal y como lo han hecho algunos escritores trinitarios de las ramas protestante y católica. Usted podrá apreciar que absolutamente nada de lo que ellos afirman, se encuentra de una manera explícita en las Sagradas Escrituras.”
A continuación, Clavijo presenta cuatro definiciones de la doctrina de la Trinidad. La primera de ellas es una cita directa de un escrito mío, honor que me hace:
“Definición de Trinidad. Dentro de la unidad de un único Dios existen tres personas, Padre-Hijo-Espíritu Santo, y los tres comparten los mismos atributos y la misma naturaleza, por lo tanto estos tres constituyen el único Dios.”
Acto seguido, Clavijo presenta tres definiciones más, para luego escribir:
“Como puede apreciarse, las anteriores definiciones explícitas de la trinidad, brillan por su ausencia en la Palabra de Dios.”
¿Qué quiere decir Clavijo con esto? ¿Acaso piensa que para que lo anterior sea verdad debe estar registrado en la Biblia literalmente de esa forma? ¿Acaso pretende que Jesucristo o los apóstoles debieron haber dicho exactamente las mismas palabras, ya sea desde una barca en el Mar de Galilea o desde las instalaciones del Aerópago en Atenas?
La trampa consiste en exigir que las definiciones de la Trinidad aparezcan en la Biblia exactamente en la misma forma, con las mismas palabras o al menos en forma similar. Si no es así, si la doctrina de la Trinidad no aparece totalmente formada, entonces, según Clavijo, la doctrina no está en la Biblia.
Todo esto es una cortina de humo con el fin de evitar discutir si la doctrina puede o no encontrarse en el Nuevo Testamento en la etapa de su “infancia.” El unicitario va a escabullirse como pueda de tratar con este planteo. Por supuesto que el objetivo final de argumentos como éste es hacerle pensar al lector que la Trinidad no está en la Biblia y que fue inventada o creada por la iglesia católica. Es la misma falacia cometida por el liberal Alvan Lamson en 1869 (autor que Clavijo va a citar de apoyo más adelante, a pesar de que Lamson era un inconverso). Por supuesto que Lamson, así como lo
s unicitarios, no tenía el menor concepto del comienzo y el desarrollo de la doctrina.
El Surgimiento y Desarrollo de la Doctrina
La Teología es el lenguaje vivo de la iglesia. Este se profundiza y se enriquece con el paso del tiempo. La revelación progresiva encontrada en la Biblia requirió, naturalmente, una progresión de doctrina en la historia. La gente de Dios siempre buscó profundizar en lo que Dios ha revelado.
Esto significa que las formulaciones post–bíblicas de la Trinidad deben ser apreciadas como parte de la progresión histórica de la doctrina que fue revelada originalmente en el Nuevo Testamento. La formulación de la doctrina de la Trinidad es la flor que se abrió del capullo que se encuentra en la Biblia.
Como en todo proceso, tenemos un comienzo y luego el desarrollo. La Trinidad no fue una doctrina tardía, la Iglesia siempre creyó en la Trinidad ¿Por qué lo comenzó a declarar oficialmente en el concilio de Nicea? Porque hasta ese entonces no fue necesario hacerlo oficial.
Cuando los errores se introducen, los concilios se tienen que reunir para definir las doctrinas. La persona de Cristo estaba siendo atacada en su deidad y entonces se convocó el concilio. Si un grupo de teólogos hubiera atacado la persona de Adán, la Iglesia hubiera respondido con una doctrina acerca de quién es Adán bíblicamente. La persona de Jesucristo fue atacada, la iglesia defendió la deidad de Cristo, y por consiguiente, la doctrina de la Trinidad comenzó a ser definida, bien sencillo.
Unos atacan la doctrina diciendo que la Trinidad no surgió hasta el Concilio de Constantinopla, en 381 d.C., otros van más adelante, hasta el credo de Atanasio. Cometen el fatal error lógico de confundir el origen de una doctrina con sus formulaciones posteriores. Algunos llegan a argumentar que la doctrina fue inventada cuando la palabra “Trinidad” se usó por primera vez. En realidad, hasta demandan que los autores del Nuevo Testamento tienen que haber usado terminología aun no desarrollada en sus días. Esto es ridículo. Es ingenuo esperar encontrar la terminología final de la formulación de la doctrina en las páginas del Nuevo Testamento.
Al decir que la doctrina de la Trinidad fue creada en cierto punto de la historia y que no existió hasta ese entonces, los enemigos del cristianismo cometen el argumento del suicidio. Paso a explicarme, para que la doctrina de la Trinidad fuera definida o formulada y defendida contra herejes que la atacaban, es obvio que la doctrina ya existía. ¡Los herejes primitivos estaban atacando algo! Estaban, obviamente, desafiando doctrinas (Trinidad, Deidad de Cristo y Espíritu Santo) que ya estaban en existencia. En otras palabras, los herejes estaban poniendo objeciones a algo que la Iglesia ya creía. El hecho de que la Iglesia defendió la Trinidad al definirla detallada y cuidadosamente a los efectos de responder a los herejes, y al desarrollar terminología nueva como parte de la defensa, prueba que la Iglesia creyó en la Trinidad desde el principio.
¿Es Jesús su propio Padre?
Es obvio que en un libro que ataca la Trinidad desde el campo modalista, no pueden faltar los antiguos argumentos que son repetidos hasta el cansancio a pesar de su inefectividad. Siempre habrá ingenuos que los acepten sin profundizar. El libro de Clavijo no es la excepción. Veamos esta cita en el Capítulo 1, donde el autor se expresa basado en la idea de que Padre, Hijo y Espíritu Santo son sólo títulos para la misma persona:
Dios es uno, pero tiene varios títulos como son: Padre, Hijo, Espíritu Santo, el Santo de Israel, la Roca, etc. De igual manera un solo hombre puede tener varios títulos tales como amigo, padre, hijo, nieto, primo, esposo, etc., y nadie pensaría que por el hecho de tener varios títulos es que hay varias personas distintas y un solo hombre verdadero. ¿Entonces por qué forzar a las Escrituras para buscar algo que jamás se dice en ellas? Debemos amar a las Escrituras por encima de la tradición de los hombres. [subrayado nuestro]
La falla de este argumento fue sacada a luz hace muchos siglos por Tertuliano, quien básicamente la expuso de la siguiente forma. Es cierto que un hombre puede ser esposo, padre, hijo, etc., pero una cosa es SER y otra es TENER. Para ser esposo se debe tener una esposa, para ser hijo se debe tener un padre, y para ser padre se debe tener un hijo, lo que necesariamente comprende la existencia de más de una persona. En otras palabras, yo no puedo ser llamado hijo si no tengo un padre, ni puedo ser llamado padre si no tengo un hijo, ni puedo ser llamado esposo si no tengo una esposa.
Cuando razonamos propiamente queda en evidencia la debilidad de los argumentos modalistas, quienes pasan la mayor parte del tiempo atacando la doctrina de la Trinidad en lugar de analizar las contradicciones internas de su propia doctrina unicitaria. Tanta confusión marearía a la misma Alicia en el país de las maravillas.
Al querer reducir Padre, Hijo y Espíritu Santo a la categoría de títulos, los unicitarios hacen añicos el concepto bíblico de Dios y convierten a la Biblia en un libro incoherente. Jesucristo dijo: “No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios” (Juan 20:17). Si Padre fuera un título, o función, o manifestación, ¿para qué decir “Subo a mi Padre”? ¿Puede un título ir a otro título?
Por otra parte, Clavijo usa mucho espacio en gráficas, a nuestro entender, tratando de demostrar que siguiendo la lógica del trinitario las diferentes expresiones literarias para referirse a Dios en el Antiguo Testamento como la Roca, el Santo de Israel, Bendito, Altísimo, Bueno, Admirable, Consolador, Creador, Escudo, Eterno, Castillo, etc., también tendrían que ser consideradas personas dentro de la unidad de la deidad. Este intento de ridiculizar la posición trinitaria es un argumento unicitario basado en la ignorancia de la gramática.
Todos las expresiones anteriores son recursos literarios para referirse al mismo ser o persona. Algunos son adjetivos, otros son sustantivos usados metafóricamente, y la mayoría son sustantivos adjetivados donde el sustantivo es omiso o tácito. Estas expresiones denotan funciones, propiedades, o atributos de Dios. En muchos casos el adjetivo (bendito, bueno, admirable, etc.) se reviste de la fuerza del sustantivo personal tácito (Dios) y no existe necesidad de aclarar que el adjetivo es una referencia a Dios. A nadie se le ocurriría pensar que cuando Dios es llamado de diferentes formas, el texto expresa que todas las variantes significan que se trata de diferentes personas. En cambio las referencias a Dios, Espíritu e Hijo son claramente distinguidas como sustantivos personales, denotando que sí se está hablando de diferentes personas. Los unicitarios harían bien en repasar un libro de gramática.
Las artimañas del engaño (el uso malintencionado de las citas de autores trinitarios)
Uno de los campos donde la naturaleza malintencionada de los escritores unicitarios queda más en evidencia, se relaciona con el uso de citas que ellos hacen de autores trinitarios. En este sentido, Clavijo sigue la tradición de los Testigos de Jehová, quienes se caracterizan por presentar citas fuera de contexto, o en su defecto incompleto e impreciso. Esto lo hacen para hacer aparecer a los escritores trinitarios como rechazando la Trinidad, o hasta como individuos que dogmáticamente aceptan la doctrina aun sin apoyo bíblico. Los ejemplos a continuación sobran para denunciar la deshonestidad modalista en este aspecto.
“…es una cosa buena para examinar la revelación que Dios hizo a las personas judías en el Antiguo Testamento. Nosotros no encontraremos en él una lección de Trinidad – no hay ninguna.” [Bernard, Piault. Twentieth Century Encyclopedia of Catholicism, Vol. 20, What Is The Trinity]
El lector sagaz puede darse cuenta que Clavijo está presentando una cita desprendida de su contexto, lo que conduce a pensar que el autor de la cita rechaza la Trinidad (Bernard Piault era un teólogo trinitario). Además, obsérvese que la referencia que nos da Clavijo no es realmente una referencia. Ubica la cita dentro de un tomo de enciclopedia sin proveer la página y evita dar el número de página en el libro de Piault, haciendo casi imposible poder verificar la cita.
Sumado a esto, la declaración en sí no milita contra la doctrina de la Trinidad, solamente expresa lo que todo trinitario acepta, que en el AT la doctrina no aparece definida en una fórmula que podamos poner en un pizarrón. Esto ya lo hemos explicado anteriormente y no volveremos a repetirnos.
Veamos ahora otra cita utilizada por el autor, para “probar” que aun los escritores trinitarios reconocen que no tienen apoyo escritural para la doctrina de la Trinidad:
“El Antiguo Testamento no dice explícitamente nada o de una manera implícita que hay un Dios triuno que es Padre, Hijo, y Espíritu santo. No hay ninguna evidencia de que algún escritor sagrado sospechó de la existencia de una trinidad dentro de la Deidad. Incluso, querer ver en el Antiguo Testamento, sugerencias o señales de la trinidad de personas, es ir más allá de las palabras expresadas por los escritores sagrados. Los escritores del Nuevo Testamento no dan ninguna declaración formal ni ninguna formula de la doctrina de la trinidad, no se encuentra ninguna enseñanza explícita de un Dios en tres personas divinas co-iguales. En ninguna parte nosotros encontramos cualquier doctrina trinitaria de tres personas distintas en la vida divina y activas en la misma Deidad” [Fortman, Edmund. The Triune God, pp. 6, 15]
Esta es una de las tantas citas que Clavijo le pide prestado al pasquín de los Testigos de Jehová, ¿Debería creer usted en la Trinidad? En realidad, es una especie de rompecabezas que toma secciones de diferentes páginas y los combina en orden invertido para formar el párrafo en cuestión. Note el lector que las páginas dadas por Clavijo son tan extremadamente distantes entre ellas que la maniobra de tomar cláusulas y
combinarlas para formar un solo párrafo y sin puntos suspensivos para separarlas, es a lo mínimo, sospechosa, y a lo más, deshonesta.
Se trata de un “cut and paste” digno del mejor hereje. Para beneficio del lector, vamos a ver el texto inmediato del cual Clavijo extrae las declaraciones que forman el párrafo. Hemos resaltado en azul aquellos textos que fueron extraídos con mala intención para formar el texto que nos da el libro de Clavijo. Vayamos por partes:
1) El Antiguo Testamento no dice explícitamente nada o de una manera implícita que hay un Dios triuno que es Padre, Hijo, y Espíritu santo.
Ahora veamos lo que Fortman dice en la página 15, de la cual Clavijo aísla este texto (la cita de Clavijo es resaltada en azul por nosotros):
“La doctrina del Dios Triuno posee una historia asombrosa. Convencido que esta doctrina es una doctrina cristiana que se originó en la revelación divina, yo comienzo a estudiar en el registro auténtico de la revelación divina que se encuentra en los sagrados escritos del Antiguo y Nuevo Testamento. ¿Qué nos dice el Antiguo Testamento? Nos dice que hay un Dios, un maravilloso Dios de vida, amor, justicia, poder, gloria y misterio, quien es el creador y señor de todo el universo, quien está intensament involucrado con el pequeño pueblo de Israel. Nos dice de su Palabra, Sabiduría, Espíritu, del Mesías que El enviará, de un Hijo del Hombre y el siervo sufriente que vendrá. Pero no nos dice nada explícitamente o por implicación necesaria, de un Dios Triuno que es Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Como podemos observar, Clavijo ha omitido 114 palabras del documento para cambiar así el significado original que Fortman intentó darle a su declaración.
Veamos ahora la segunda cláusula de Fortman que Clavijo “corta y pega” en su libro:
2) No hay ninguna evidencia de que algún escritor sagrado sospechó de la existencia de una trinidad dentro de la Deidad.
Lo que Fortman dijo en su totalidad, a continuación. Resaltamos en azul las palabras en la cita de Clavijo:
“Para los autores del Antiguo Testamento… no hay ninguna evidencia de que algún escritor sagrado sospechara de la existencia de una paternidad y filiación divinas dentro de la Deidad. ….. Quizá puede decirse que algunos de estos escritos sobre la palabra y sabiduría y espíritu proveyeron un clima en el cual la pluralidad dentro de la Deidad fuera concebible para los judíos. No obstante, estos autores definitivamente nos dan las palabras que el Nuevo Testamento usa para expresar la trinidad de personas, Padre, Hijo, Verbo, Sabiduría, Espíritu. Y la forma de entender estas palabras nos ayuda a ver cómo la revelación de Dios en el Nuevo Testamento va más allá de la revelación de Dios en el Antiguo Testamento.”
Como podemos apreciar, Fortman es trinitario en toda su exposición, pero la cita de Clavijo muta sus palabras para convertir sus escritos en un manifiesto antitrinitario. La deshonestidad de Clavijo llega a extremos inusitados cuando notamos que él elimina las palabras “paternidad y filiación divinas” y las reemplaza con la palabra “trinidad.”
Continuamos:
3) Incluso, querer ver en el Antiguo Testamento, sugerencias o señales de la trinidad de personas, es ir más allá de las palabras expresadas por los escritores sagrados.
Este es otro retazo tomado por Clavijo para formar su cobija de remiendos. En lo personal, opinamos que las palabras de Fortman no fueron las más acertadas para expresar el concepto que quiso transmitir. Pero lo que Clavijo no toma en cuenta es que lo dicho aquí por Fortman está en la misma página donde Fortman expresa que el Antiguo Testamento proveyó un “clima en el cual la pluralidad dentro de la Deidad fuera concebible para los judíos.” Es obvio que el mismo autor no va a contradecirse en la misma página, ni siquiera por el uso desafortunado de algunas palabras, y si ese fuera el caso, el contexto inmediato debe corregir la impresión distorsionada.
Por último, veamos las dos cláusulas restantes de la “cita” de Clavijo:
4) Los escritores del Nuevo Testamen
to no dan ninguna declaración formal ni ninguna formula de la doctrina de la trinidad, no se encuentra ninguna enseñanza explícita de un Dios en tres personas divinas co-iguales. En ninguna parte nosotros encontramos cualquier doctrina trinitaria de tres personas distintas en la vida divina y activas en la misma Deidad
El lector con discernimiento, por inferencia lógica, comprende que las palabras “formal”, “fórmula” y “explícita” son clave para sobreentenderse que sí pueden existir en el texto bíblico declaraciones informales, “aformuladas” e implícitas de Dios en tres personas divinas co-iguales. Ahora, para destacar la deshonestidad intelectual de Clavijo y otros autores antitrinitarios, leamos el contexto del cual fue extirpado con bisturí este texto.
“Los escritores del Nuevo Testamento nos dicen que hay sólo un Dios, el creador y Señor del universo, quien es el Padre de Jesús. Llaman a Jesús el Hijo de Dios, Mesías, Señor, Salvador, Verbo, Sabiduría. Le asignan funciones divinas de creación, salvación, juicio. Algunas veces le llaman Dios explícitamente. Ellos no hablan tan clara y definitivamente del Espíritu Santo como lo hacen del Hijo, pero en momentos le coordinan con el Padre y el Hijo, y le sitúan en el mismo nivel con ellos en lo que tiene que ver con divinidad y personalidad. Nos dan [los escritores del Nuevo Testamento] en sus escritos un plan triádico básico y fórmulas triádicas. Ellos no hablan en términos abstractos de naturaleza, sustancia, persona, relación, circumincessio, misión, pero presentan en su propio estilo las ideas detrás de estos términos. Ellos no [nos] dan una declaración formal o fórmula de la doctrina de la Trinidad, ni una enseñanza explícita de que en Dios hay tres personas divinas co-iguales. Pero sí nos dan un trinitarismo elemental, la información de la que la doctrina del Dios Triuno puede ser formulada … En los sinópticos y en Hechos existen trazas del patrón triádico de Padre, Hijo y Espíritu. La expresión más clara de este patrón se encuentra en la fórmula baptismal donde Mateo presenta a los tres juntos como una tríada y una unidad al mismo tiempo. Pero en ninguna parte nosotros encontramos cualquier doctrina trinitaria de tres personas distintas en la vida divina y activas en la misma Deidad.”
Es evidente que cuando las citas aisladas por Clavijo son vistas en su contexto verdadero, de ninguna manera militan contra la doctrina de la Trinidad, y mucho menos carecen de apoyo bíblico. La maniobra de distorsión de Clavijo revela la verdadera naturaleza de la fuerza y la mente detrás de la doctrina unicitaria.
Otro ejemplo de los tantos que usa Clavijo en su libro para distorsionar las afirmaciones de autores trinitarios es el siguiente:
“La Trinidad es una parte importante de la doctrina cristiana tardía, está claro que el término no aparece en el Nuevo Testamento. Igualmente, el concepto desarrollado de tres compañeros iguales en la Deidad encontrada en las formulaciones de los credos tardíos no puede descubrirse claramente dentro de los confines del canon” [Bruce M. Metzger y Michael D. Coogan. Trinity, p. 782].
Anotemos de paso que la referencia de Clavijo es deficiente por ser incompleta. El autor del texto es Daniel N. Scholwalter, Metzger y Coogan son los editores, y la obra es el Oxford Companion to the Bible. Lo que Clavijo no muestra a sus lectores es el contexto de la cita. En este caso específico, las declaraciones siguientes son cruciales para delatar el engaño por parte de Clavijo. Conste que el texto a continuación es el que sigue inmediatamente a la cita del libro de Clavijo.
“Los creyentes posteriores sistematizaron las diversas referencias a Dios, Jesús, y el Espíritu, encontradas en el Nuevo Testamento, con la finalidad de luchar contras las tendencias heréticas de cómo los tres se relacionan. La elaboración del concepto de la Trinidad también sirve para defender la iglesia de las acusaciones de biotriteísmo. Debido a que los “cristianos adoraban a Jesús como un dios” (Plinio, Epístolas 967), cómo podían reclamar ser la continuación de la tradición monoteísta del Dios de Israel”. Varias respuestas son sugeridas, debatidas, y rechazadas como heréticas, pero la idea de una Trinidad, un Dios subsistiendo en tres personas y una sustancia, finalmente prevaleció. Mientras que los autores del Nuevo Testamento dicen bastante sobre Dios, Jesús y el Espíritu de ellos, ningún escritor del Nuevo Testamento se expande en la relación entre los tres con los detalles que los escritores cristianos de épocas posteriores lo hicieron. La primera evidencia neotestamentaria por una fórmula está en 2 Corintios 13.13 …. Una formulación más conocida se encuentra en Mateo 28:19 …. Mateo registra una conexión especial entre Dios el Padre y Dios el Hijo, pero no llega a proclamar que Jesús es igual a Dios. Es el Evangelio de Juan el que sugiere la idea de igualdad entre Jesús y Dios… El cuarto Evangelio comienza con la afirmación de Jesús como el Verbo y terminan con la confesión de Tomás de que Jesús es Señor y Dios…”
Una vez más, vemos cómo Clavijo trata de presentar a un autor (Scholwalter) como alguien que afirma que la Trinidad no está en el Nuevo Testamento ni siquiera en forma embrionaria. Como vemos en el texto inmediato, la realidad muestra lo contrario. Scholwalter afirma que la sustancia que es la base de la doctrina de la Trinidad, sí está en el Nuevo Testamento.
Los e
jemplos anteriores son más que suficientes para demostrar la deshonestidad de la forma en que Clavijo y otros autores antitrinitarios manipulan los textos de autores ortodoxos para que éstos aparezcan como admitiendo que la Trinidad no es una doctrina bíblica. En próximos artículos seguiremos analizando otros temas abordados por el libro Un Dios Falso Llamado Trinidad. <>
Fuente:
[1] http://www.pentecostalesdelnombredejesucristo.com/libros/falso/falso.htm
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