La Fe y la Sanidad Interior
La importancia de la fe en la sanidad interior. [1]
La fe no es el medio para hacer que se cumpla la voluntad del hombre en el cielo; es el medio para hacer que se cumpla la voluntad de Dios en la tierra.
- La fe no es creer lo que no es verdad.
- La fe no es más que un simple “ojalá”.
Para vivir dentro de la voluntad de Dios uno tiene que creer en Jesucristo.
- La fe es el principio del funcionamiento de la vida.
- Somos salvo por fe (Efesios 2:8,9)
- Por fe andamos (2 Corintios 5:7)
Ahora vamos a ver tres normas de fe que nos mantendrán en el camino correcto si las comprendemos y practicamos:
1. La fe depende de Dios
La pregunta no es si andamos por fe, sino en qué o quién creemos. Todos andan por fe; es el principio del funcionamiento de la vida.
- La fe no es un deseo. (Hebreos 11:1)
- La fe bíblica nos permite ver la realidad espiritual donde vivimos en el presente, y nos da la seguridad del cielo. (2 Corintios 4:18)
- Tomás anda
ba por vista y no por fe (Juan 20:27) - El objeto digno de la fe genuina: Jesús es el autor y consumador de nuestra fe (Hebreos 12:2)
- Jesús es el objeto final de la fe porque nunca cambia: Él es inmutable (Hebreos 13:7,8)
2. La fe depende de conocer a Dios
Dios no cambia de acuerdo a como lo percibimos. Pablo escribe en Romanos 10:17: “Así que la fe es por el oír, el oír la palabra de Dios.” Si tenemos poco conocimiento de la palabra de Dios, tendremos poca fe. “Un Dios grande, una fe grande.” “Un Dios pequeño, una fe pequeña.”
Creer es la decisión. Decidimos creer en lo que hemos sido convencidos que es la verdad.
- Si Dios quiere que se haga, se puede lograr. “Al que cree todo le es posible” (Marcos 9:23), “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).
- “…Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte; Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice; lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.” (Marcos 11:22-24)
- “El que quiere hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta.” (Juan 7:17)
- “Porque todas las promesas de Dios son en él sí, y en él amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.” (2 Corintios 1:20)
3. El resultado de la fe es la acción
La fe es una palabra de acción. No podemos responder pasivamente a Dios.
- La fe no es sólo creer en algo o en alguien. La fe es confiar en algo o en alguien.
- La fe tiene la misma dinámica funcional que el amor ágape. Gramaticalmente, cuando utilizamos la palabra “amor” como nombre (sustantivo), estamos hablando de carácter: “El amor es sufrido, es benigno.” (1 Corintios 13:4) Cuando decimos que Dios, es amor, estamos describiendo Su carácter. Cuando la palabra amor se utiliza como verbo, se expresa en acción: “Porque de tal manera amo Dios al mundo, que ha dado.”(Juan 3:16) Si decimos que amamos a alguien y no hacemos nada por él, sólo es sentimentalismo y no es amor ágape.
- El verdadero amor se expresa al cumplir las necesidades de los demás. (1 Juan 3:16-18). La fe es una dinámica parecida. Gramaticalmente, cuando utilizamos la palabra “fe” como nombre (sustantivo), estamos hablando de lo que creemos. Pero cuando estamos hablando de la fe como verbo, entonces expresa la manera en que vivimos. (Sgto. 2:17-19)
3. 1. La fe que habla.
- Un medio prin
cipal por el cual expresamos nuestra creencia es por la confesión – la expresión verbal de lo que creemos. (Marcos 8:38) - El poder de las palabras es evidente a través de la Biblia: Fue “constituido el universo por la palabra de Dios.” (Hebreos 11:3) “Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos” (Salmos 33:6) “Porque él dijo y fue hecho; él mandó, y existió” (Salmo 33:9); Jesús sustenta todas las cosas por la palabra de poder.” (Hebreos 1:3) Romanos 10:9,10; Mateo 12:37; Marcos 11:23; Mateo 17:20; Lucas 17:6.
Yo creo que el propósito principal por el cual expresar en voz alta lo que creemos es para vencer al dios de este mundo. (Hebreos 4:12)
Para derrotar a Satanás tenemos que hablar la Palabra de Dios, la cual es espada del Espíritu. (Efesios 6:17)
- Confesar lo que creemos da prueba de nuestra fe. La confesión no crea la fe; hace que sea posible la verdadera confesión. Confesión es estar de acuerdo con Dios. (1 Juan 4:1,4; 5:4,5)
3.2. La fe que vale la pena arriesgar.
Se cuenta la historia de un explorador del siglo pasado que tuvo que hacer un viaje de cuatro días a través de un caluroso desierto. No podía cargar suficiente agua para terminar el viaje sin morirse de sed, pero le aseguraron que a mitad del camino había un pozo. Así que inició el viaje y, así como le indicaba el mapa, había un pozo. Pero cuando empezó a bombear, el pozo sólo expedía arena. Luego vio un letrero: “A unos metros del pozo y enterrada a un metro de profundidad hay una garrafa de agua. Sáquela y utilice el agua para purgar la bomba. Tome toda el agua que quiera del pozo, pero cuando termine, llene de nuevo la garrafa para la próxima persona.”
Dicho y hecho, a un metro del pozo y enterrada a un metro de profundidad, había suficiente agua para que el explorador purgara la bomba o terminara su viaje de dos días. ¿Debía echar el agua al pozo o tomársela?
A decir verdad, ¡Yo hubiera tomado el agua que estaba enterrada! No conozco a la persona que escribió ese letrero en esa vieja y oxidada bomba. Quizá fuera una broma cruel, y yo vertería el agua en un pozo inútil, sólo para ver que mi vida se acabara por falta de agua.
No me tengo que preocupar por cosas parecidas en cuanto a confiar en Dios. Yo sé quien escribió Su Palabra. Cuando me vierto a mí mismo en la vida de fe, sé que de mi ser interior fluirán ríos de agua viva. Dios lo dijo, la historia lo afirma, y yo, en lo personal, puedo testificar que es verdad. En el análisis final, Dios no sólo es verdad, sino que también tiene la razón.
[1] Neil T. Anderson, Caminando en la Luz (Puebla:1993) 143-157.
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