¿Ama Dios a todos los hombres por igual?
No existe duda que el plan de salvación fluye del incomparable amor de Dios. El amor de Dios emana de cada página en la Biblia. Ya en el Antiguo Testamento las menciones sobre el amor de Dios son múltiples y cristalinas. Cualquier persona con una concordancia puede localizar las referencias acerca del amor de Dios en el Antiguo Testamento. Un análisis de éstas nos lleva a la conclusión de que existen dos clases de amor de parte de Dios:
1. Amor no redentivo – Amor por el pueblo judío manifestado en las bendiciones individuales y colectivas, así como las promesas condicionales e incondicionales respecto a la nación. Este amor comprende o encompasa tanto al judío externamente obediente, como a los genuinos creyentes hijos de Abraham.
2. Amor redentivo – El amor de Dios relacionado con el don de la salvación eterna. Este tipo de amor por parte de Dios alcanza exclusivamente a los elegidos de Dios que son identificados como el remanente creyente de Israel (Is. 10:20-22; Ro. 9:23-29).
Es claro, por otra parte, que el amor de Dios en el Antiguo Testamento en ambos aspectos, retentivo y no redentivo, sólo se extiende hacia el pueblo del pacto, Israel. Ni una sola vez, en todo el Antiguo Testamento, se extiende a las naciones paganas de los alrededores.
Veamos ahora el amor de Dios en el Nuevo Testamento. Aquí, prácticamente todas las referencias al amor de Dios caen dentro la categoría de amor redentivo. Este amor redentivo de Dios es eficaz, irresistible e incondicional (Ro. 8:29-30; Ef. 5:25-27; Ap. 1:5). Los recipientes del amor redentivo de Dios ya no son solamente los elegidos de Israel, sino que ahora son incluidos los elegidos de entre los gentiles. Vemos, entonces, que el amor redentivo de Dios no está dirigido a toda la humanidad.
Desde que Dios ama a los que escoge y predestina para salvación, y desde que Dios no ha escogido a toda la humanidad para salvación, es obvio que Dios no ama redentivamente a toda la humanidad. Es cierto que Dios ama a la humanidad en general, aun hasta al impío en cierto sentido. Dios suple para sus necesidades físicas, por ejemplo (Mt. 5:44-45). Pero el amor por el impío es mucho menor que el amor que Dios siente por los creyentes (1 Jn. 3:1). Antes que enfatizar el amor no redentivo por los inconversos, la Biblia enseña con mucho mayor énfasis que Dios aborrece al pecador (Sal. 5:4-6; Pr. 6:16-19; Ro. 9:13; ver también la sección Dios aborrece el pecado pero ama al pecador).
Un pasaje que generalmente se usa para mostrar que Dios ama a todos los hombres por igual es Juan 3:16:
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Se argumenta que la palabra “mundo” (kosmos) implica que el amor de Dios se extiende a todo individuo que existió, existe y existirá sobre la faz de la tierra. No deseando en ninguna manera desbordarnos hacia la polémica de la expiación o redención limitada, nos concentraremos simplemente en deducir el significado de la palabra kosmos, y su inferencia lógica respecto al tema que nos atañe, ¿ama Dios a todos los hombres por igual?
Lo primero que debemos descubrir es a cuál tipo de amor se refiere el pasaje. Es obvio que la referencia al amor redentivo de Dios es indiscutible. Segundo, es sabido que Juan usa la palabra kosmos de diferentes formas en sus escritos. Razones de espacio nos impiden listar los diferentes sign
ificados de la palabra kosmos, los cuales son determinados en toda instancia por el contexto. En el caso de Juan 3:16, para hallar la definición de kosmos debemos ir a Juan 3:18-19:
Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito del Padre.
El erudito Ra McLaughlin presenta el argumento lógico de la siguiente manera:
- Dios envió su Hijo a salvar el kosmos.
- Dios no envió a su Hijo a condenar al kosmos
- Los creyentes son salvos.
- Los creyentes no son condenados.
- Los no creyentes no son salvos.
- Los no creyentes son condenados.
- Desde que los NO creyentes son condenados (no salvos), en oposición al kosmos, el cual no es condenado sino salvo, los NO creyentes no son parte del kosmos en este pasaje.
- Como los creyentes son salvos y no son condenados, del mismo modo que el kosmos es salvo y no es condenado, kosmos representa a los creyentes en este pasaje.
(http://www.thirdmill.org/files/english/html/th/TH.h.McLaughlin.LA.20.html)
La Escritura indica, en su contexto amplio, que el amor que Dios tiene por sus escogidos es diferente al que tiene por la humanidad en general. Por motivo de su amor por Cristo, Dios ha hecho a ciertos individuos el objeto de su amor especial desde antes de la fundación del mundo. Los ha amado por lo que ellos serían en Cristo, y el hecho de que ellos se convertirían en pecadores no fue suficiente para disminuir su amor:
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad.
Efesios 1:3-5
Dios tiene un amor especial en Cristo por aquellos a los que predestina para salvación. Este amor no es el mismo amor que Dios tiene por la humanidad en general. Es un amor mucho más superior, es el amor redentivo y electivo de Dios, tan intenso que él no puede evitar salvar a los que son objeto de ese amor. Además de la famosa roca tan grande que él no puede levantar, ésta es otra de las cosas que Dios no puede hacer, dejar que los que él ama se pierdan. <>
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