El astrónomo del Papa dice que es posible que haya vida extraterrestre
El Padre Gabriel Funes, astrónomo en jefe del Papado, escribió en el periódico oficial del Vaticano que es viable que seres creados por Dios habiten en algún lugar de las galaxias. Funes es el director del Observatorio del Vaticano y goza de gran reputación en diferentes universidades alrededor del mundo. La búsqueda de seres extraterrestres no contradice la creencia en Dios, afirma Funes. El título de su artículo es “Los Extraterrestres son mis Hermanos”.
Sin lugar a dudas, no existen límites para la andanada de declaraciones sorprendentes que representantes del Vaticano vienen enunciando últimamente. A los protestantes tampoco nos faltan personajes que a menudo nos asombran con algún tiro al aire. La diferencia consiste en que las declaraciones del Vaticano tienen un carácter más oficial, mientras que los Pat Robertsons y Joel Osteens no hablan por todo el protestantismo. Para darnos una idea de la dirección que han tomado las cosas en el Vaticano, valga mencionar que la entidad ha programado para el año entrante una conferencia celebrando el bicentenario del nacimiento de Charles Darwin.
¿Libres de pecado?
Funes especula que algunos de estos extraterrestres podrían estar libres de pecado. Este planteo del Vaticano tiene ramificaciones teológicas de importancia. Desde el punto de vista estrictamente bíblico, si estos seres espaciales realmente existieran, es obvio que serían parte de la creación de Dios, y como tales fueron afectados por el pecado de Adán. Esto es corroborado por los siguientes puntos:
1. La Escritura enseña que el que hizo “todas las cosas” es Dios (He. 3:4; Ef. 3:9; Col. 1:16; Ap. 4:11, 10:6). La frase “todas las cosas” incluiría cualquier tipo de vida en el espacio.
2. Romanos 8:19-23 expresa que lo que pasó en Edén afectó todo el cosmos. Es importante considerar que tanto la Biblia como la ciencia nos muestran que vivimos en un universo en decadencia y que, dado el tiempo suficiente, avanza hacia la destrucción total.
3. La Escritura señala que el origen de esta decadencia es el pecado (Ro. 8:20-21). El apóstol Pablo dice que la creación está esperando por algo, y ese algo está relacionado directamente con el hombre. Creemos que el apóstol declara aquí que la creación cayó junto con el hombre. La caída de nuestros primeros padres no solamente trajo corrupción a la vida en nuestro planeta, sino que afectó todo el universo físico. El recientemente desaparecido doctor Morris, del Institute for Creation Research, expresa: “Una vez que Adán pecó, Dios maldijo el mundo y todo lo que hay en él. Por lo tanto la decadencia que vemos hoy es el resultado del pecado del hombre” (nótese Ro. 8:20-21)[1]. Podemos deducir de lo anterior que los seres espaciales, de existir, habrían sido afectados de alguna manera por el pecado de Adán.
4. Aun suponiendo que hubieran permanecido sin pecado, como especula Funes, de todas maneras serían afectados por el plan de Dios para el universo. En cierto momento de la historia, todos los planetas y demás cuerpos celestes serán destruídos (Is. 65:17; 2 P. 3:10-13). Sobre el final de la historia, Dios destruirá el universo presente (2 P. 3:7,10) y creará un nuevo cielo y nueva tierra (Ap. 21:1). Esto significa que absolutamente todos los cuerpos espaciales serán destruidos junto con la tierra. Es obvio que el destino del universo está directamente relacionado con el plan de Dios para la raza humana. No tendría sentido ni sería justo destruir y recrear además de la tierra los otros planetas con seres inteligentes, sobre todo si estos no fueron afectados por el pecado. Sin embargo, la destrucción y sucesiva recreación del universo físico es una verdad ineludible de la Biblia.
¿Podrían ser salvos?
Acabamos de ver que Dios creará nuevos cielos y nueva tierra, lo que parece apoyar la noción de que los efectos del pecado del hombre se extienden a todo el cosmos. Si los efectos fueran limitados sólo a la tierra no hubiera necesidad de recrear también los cielos.
Si el pecado afectó todo el universo, todo el universo tiene que ser reconciliado con Dios. Esto lo vemos en Colosenses 1:15-20:
“El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz”.
Es claro que este pasaje indica que la redención en Cristo tiene un alcance cósmico. El uso de las palabras “todo” y “todas las cosas” es indicativo de que los efectos de la muerte substitucional de Cristo no son limitados a este mundo o a la humanidad solamente.
La supremacía de Cristo se extiende a todo el universo físico, así como también al orden de las cosas y seres espirituales. La reconciliación de todas las cosas de la cual habla el versículo 20 tiene un sentido que no solamente abarca la restauración amistosa entre Dios y sus redimidos, sino también la pacificación o subyugamiento de los poderes en rebelión. La sangre de Cristo tiene un impacto redentor que se extiende a todo el universo.
De haber otros seres en el espacio, estos necesariamente deben ser reconciliados con Dios por medio de la sangre de Cristo. Ahora, ¿cómo podríamos aplicar los efectos de la “sangre de la cruz” a la reconciliación de los “ovninautas”? Como veremos a continuación, es imposible.
En lo que tiene que ver con la raza humana, la Biblia enseña que Cristo es nuestro Salvador (1Ti. 2: 5-6; Tit. 2: 13). Jesucristo es llamado también nuestro Redentor. El concepto bíblico del redentor lo podemos apreciar en Levítico 25:47-48, donde vemos que el redentor es aquel que libera o rescata a un familiar cercano del estado de esclavitud. Notemos que el redentor debe estar relacionado por sangre con el rescatado. Esta tipología del Antiguo Testamento se hace su
stancia en el hecho de que Cristo fue hecho semejante a los hombres (sin dejar de ser Dios), con el fin de redimirnos o rescatarnos de la esclavitud del pecado y de la muerte (He. 2:14-18).
Así como Cristo se encarnó y fue semejante a nosotros, para luego morir por nuestros pecados, ¿significa esto que en algún momento también se hizo semejante a los extra-terrestres para luego morir por los pecados de ellos? Esto sería contradictorio con la Biblia. Esta dice que Cristo murió una sola vez por los pecados ( He. 9:28; 10:10; 12,14; 1 P. 3:18).
En cuanto a su naturaleza, podemos decir que a pesar de ser Dios Hijo, segunda Persona de la Trinidad, conservó su naturaleza humana aún después de la ascención (Lc. 24:39; Hch. 2:31-32; 1 Ti. 2:5). Esto es prueba complementaria de que en caso de haber otras razas o especies en el espacio, éstas estarían sin ninguna esperanza de salvación, ya que:
- El Salvador por definición tiene que ser Deidad (Is. 43:11; Os. 13:4).
- El redentor, por diseño del plan de Dios, debe tener la naturaleza del redimido (Gn. 3:15; He. 2:17; 10:5).
- Para que haya reconciliación debe de haber muerte de por medio (Ef.1:7; 2:16; He. 9:22), y como ya vimos, Cristo murió una sola vez por los pecados.
- También, por diseño único, el redentor debe conservar la naturaleza del redimido, así como Cristo conserva su naturaleza humana aún en los cielos, a los efectos de actuar como mediador entre Dios y los seres redimidos (1 Ti. 2:5).
Todo esto elimina la posibilidad de que Cristo se haya encarnado y muerto por otras razas, haya luego resucitado, y hoy esté a la diestra de Dios, siendo partícipe de la naturaleza de esos seres (una especie de salvador biónico), y no la humana, lo que sería una violación del “pacto eterno” entre Cristo y el Padre (He. 13:20). ¿No será esto una clara indicación de que no hay vida física inteligente en el universo aparte de la humana?
Conclusión
“ET phone home”, en caso de existir, necesita ser reconciliado con Dios, pero de acuerdo con el plan de Dios no tiene oportunidad de ser redimido. ¿Se oye esto como algo comprendido dentro del plan soberano de un Dios justo por excelencia? ¡Por supuesto que no! La Biblia enseña que Dios es un Dios de justicia (Gn. 18:25; Ex. 9:27; Job 4:17; Sal. 7:11; Hch. 3:14; Ap. 16:5). Todo lo anterior nos lleva a concluir que la existencia de seres de otros planetas, definidos como seres de esta dimensión, es lógica y bíblicamente más que improbable. <>
1. James S. Stambaugh, M.L.S., M.Div, Impact # 18, Vital Articles on Science/ Creation, I.C.R., Febrero, 1996.
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