Parábola significa, en general “comparación”. Esta palabra se encuentra 50 veces en el Nuevo Testamento y se refiere siempre a las parábolas o métodos de enseñanza de Jesús en los evangelios. Las parábolas formaron parte importante en determinadas partes de la predicación de Jesús.
Las parábolas más importantes se pueden dividir en dos grupos: las preferentemente didácticas y las de tendencia moral.
Las del primer grupo pertenecen a las incluidas en el Sermón del Monte (Mateo Cp. 5 y 7), la del sembrador, la de la cizaña, la del grano de mostaza, de la levadura, del tesoro y la piedra preciosa, de la red, (Mateo Cp.13) y además otras cuantas mencionadas sobre todo por Mateo, propuestas posteriormente y no destinadas, por lo general, para el pueblo, sino para los discípulos y los fariseos. Tales son por ejemplo, las parábolas de los trabajadores de la viña (Mateo 20:1-16) de los dos hijos (Mateo 21:28-32), de los malos viñadores (Mateo 21:33-44), del banquete de bodas (Mateo 22:1-14, cf. Lucas 14:16 ss.), de las vírgenes insensatas y prudentes (Mateo 25:1-13), de los talentos (Mateo 25:14-30, cf. Lucas 19:11 ss); éstas se refieren en su totalidad al reino de Dios.
Las morales se hayan sobre todo en Lucas. Tales son: las del fariseo y del publicano (Lucas 18:9-14), del amigo importuno (Lucas 11:5-8), del juez injusto (Lucas 18:1-8), del buen samaritano (Lucas 10:30-37), del siervo cruel o de los dos deudores (Mateo 18:23-35), de la oveja perdida, de la dracma perdida y del hijo prodigo (Lucas 15:3-32), del hombre rico pero necio (Lucas 12:16-21), del mayordomo infiel (Lucas 16:1-12), del rico y Lázaro ( Lucas 16:19-31).
Esta distinción entre parábolas didácticas y morales no ha de tomarse demasiado rigurosamente; las parábolas que ilustran la moral de “los hijos del reino” pertenecen a la predicación del reino de Dios, y las parábolas didácticas contienen abundantes enseñanzas morales.
Finalidad de las parábolas. No puede sorprendernos que Jesús se valiera copiosamente del género parabólico para su predicación. La parábola como medio didáctico y como género literario se ajusta a la mentalidad del pueblo judío. La parábola en tiempo de Jesús, era un método de instrucción popular muy estimado y frecuentemente empleado por los rabinos.
Así pues, el fin general de las parábolas de Jesús fue, sin género de duda, el de instruir al pueblo y, por cierto, como se deduce de la forma y contenido de las parábolas, exponer ante sus oyentes de entonces, en forma plástica y accesible aun a la gente sencilla, la realidad sobrenatural del reino de Dios por él predicado, su naturaleza y condición y las disposiciones requeridas en el hombre para ser admitido en ese reino.
Así pues, Jesús se valió de un género didáctico ya usual y fijado en su tiempo. Sin embargo, Jesús manejó este género magistralmente y con sublime sencillez. Sobre todo, Él llenó esa forma literaria de un espíritu y de un contenido que levantan sus parábolas muy por encima de otros escritos análogos de la época.
Justamente en el manejo de esa forma ya tradicional, en la que las imágenes están tomadas de la vida diaria de Palestina, demuestra Jesús tal maestría, que sus parábolas aun en el aspecto puramente estético, se ajustan a las más estrictas exigencias del género. Son concretas y vivas, y a la vez universales y humanas; son sencillas y se limitan a lo esencial, pero ofrecen tan fina exposición de situaciones y caracteres que muchas de estas parábolas se cuentan merecidamente entre las joyas de la literatura universal.
Diccionario de la Biblia. Editorial Herder 1975
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