¿Existimos en el cielo antes de nacer en
la tierra?
Sectas como el mormonismo y Creciendo en Gracia, y aún algunos sectores cristianos aberrantes como los Ministerios Elim, enseñan que los seres humanos antes de nacer en este mundo, existen como seres espirituales en la dimensión celestial. A esta doctrina se le conoce con el nombre de “Preexistencia del Alma”.
¿Enseña la Escritura la preexistencia del alma? La respuesta es un simple NO. Los proponentes de la doctrina usan para apoyarla, pasajes bíblicos en los cuales simplemente leen algo que el texto no dice.
Un ejemplo típico es Jeremías 1:5, donde Dios dice al profeta: “Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.” Según algunos, este texto es prueba de que existimos en espíritu antes de nacer en la carne. Después de todo, razonan, ¿cómo pudo Jeremías haber sido “conocido” y “dado” por profeta a las naciones, si aun no existía?
La falla de este razonamiento consiste en ignorar la naturaleza del Dios de la Biblia, absolutamente soberano, todopoderoso, presente en todos lados al mismo tiempo, conocedor de todo, pasado, presente y futuro. Es perfectamente natural para él poder decir que conoce a una persona antes de que esta nazca.
La Escritura es clara con respecto a la omnisciencia de Dios: “He aquí se cumplieron las cosas primeras, y yo anuncio cosas nuevas; antes que salgan a luz, yo os las haré notorias”(Is. 42:9). Como vemos, no hay sorpresas para Dios. Romanos 4:17 dice que Dios “llama las cosas que no son, como si fuesen.”
Conclusión: Jeremías 1:5 no habla de la preexistencia del alma (o de la reencarnación), sino del llamamiento por anticipado de Jeremías para un ministerio especial.
Además de esto, digamos que Génesis 2:7 dice que Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y le dió el aliento de vida. La idea de que un espíritu preexistente entró en un cuerpo físico está ausente en la historia de la creación. Por el contrario, el versículo expresa que tanto la parte física como la espiritual fueron formadas al mismo tiempo. Más adelante en la Escritura, prevalece la noción de que la vida comienza en el vientre (Job 31:15; Sal. 22:10; 71:6; 127:3; 139:13).
Juan el Bautista, por su parte, expresa: “El que de arriba viene, es sobre todos: el que es de la tierra, es terrenal, y cosas terrenales habla: el que viene del cielo, es sobre todos” (Jn. 3:31). Nuestro Señor Jesucristo, la máxima autoridad en materia de doctrina, nos despeja con su palabra cualquier duda que podamos tener en cuanto a nuestra supuesta preexistencia espiritual en los cielos. Escuchémoslo: “Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo” (Jn. 8:23). Es clarísima aquí la diferencia entre el que viene del cielo, y los que somos de la tierra. Si todos viniéramos del cielo, estos versículos carecerían totalmente de sentido.
La evidencia bíblica determina, más allá de cualquier duda, que la preexistencia de alma es una falsa doctrina. <>
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