El Mesías siervo:
Cristología de los Judeocristianos (2)
(II) JESÚS, EL MESÍAS PIEDRA
Otro de los títulos aplicados a Jesús – presumiblemente conectado asimismo con su muerte final – fue el de la piedra rechazada que se convertiría en tropiezo para Israel. La aplicación a Jesús de estos pasajes resultaba indiscutiblemente oportuna para los judeo-cristianos en la medida en que servía para dar una explicación, primero, al hecho de que hubiera judíos, y no en número reducido, que no habían reconocido como Mesías a Jesús y, segundo, a que éste hubiera sido entregado a los gentiles por algunos de sus compatriotas. Tales hechos, vividos muy de cerca por los judeo-cristianos palestinos, eran interpretados, a la luz de estos pasajes, como el cumplimiento de profecías centenarias que atestiguaban aún más claramente la legitimidad de las pretensiones de Jesús y del movimiento nacido de la predicación del mismo lo que no tiene nada de extraño si juzgamos el fracaso final de su ministerio galileo y la conciencia de cuál sería su final.
La conexión de este texto con la vida de Jesús debió ser muy primitiva. Con todo, la referencia al mesías como “la piedra”, incluso como “la piedra de tropiezo” no es original del judeo-cristianismo y cuenta con paralelos judíos. El Tárgum Jonatan igualmente utiliza “piedra” como título mesiánico y lo mismo podemos ver en el Midrash sobre Núm. 13, 14, donde además el mesías es denominado “hijo del hombre” (Dn 7, 14). En este último caso, la “piedra” es, más concretamente, la que deshizo los reinos gentiles (Dn 2, 35). En ambos pasajes está ausente la idea de un rechazo del mesías por el pueblo de Israel pero todo lo contrario es lo que nos encontramos en el Talmud (Sanh 38a). En esta referencia, el mesías, hijo de David, es descrito como aquel que, según el texto de Isaías 8, 14, será piedra de tropiezo y roca de escándalo para las dos casas de Israel. El pasaje talmúdico señala que las dos casas de Israel son el exilarcado de Babilonia y el patriarcado de Palestina y de ello deduce que, por lo tanto, el mesías no ha podido venir. No es cometido nuestro examinar esta última parte de la interpretación pero sí nos parece de especial importancia destacar el hecho de que los pasajes donde se habla en el Antiguo Testamento de la piedra rechazada por Israel, piedra de escándalo y tropiezo fueron interpretados en varias ocasiones en el seno del judaísmo como una referencia al mesías.
También era judía la conversión de la “piedra de tropiezo” en “piedra de ángulo”. Un ejemplo de ello lo tenemos en el Testamento de Salomón 22, 7-23, 4, donde la piedra del Sal 118, 22 ya es “cabeza de ángulo” y lo mismo cabría decir de las referencias en el Manual de Disciplina 8, 4 y en Yoma 54a. De hecho, esta visión no se limitaría al judeo-cristianismo palestino sino que sería desarrollada también a partir de textos del Antiguo Testamento por el judeo-cristianismo extra-palestino (I Pe 2, 4-8) y por Pablo (Rom 9, 33; 1 Cor 3, 11) pero, una vez más, el origen de la terminología era única y exclusivamente judío y el canal de transmisión había sido el judeo-cristianismo palestino.
César Vidal Manzanares es un conocido escritor, historiador y teólogo.
© C. Vidal, 2003, España.
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