Fuente: CLASE BÍBLICA RADIAL – FUNDADA EN 1938.
Desde el principio más remoto que podamos conocer, a la luz de lo revelado en las Sagradas Escrituras, Jesús no solo era (existía) con Dios, sino que él era (del verbo ser) Dios. Juan 1:1,2. Jesús dijo a los fariseos: “Antes que Abraham fuese, yo soy.” (Juan 8:59); dejando así declarada su pre-existencia en un eterno presente: YO SOY.
El poseía forma de Dios (Fil.2:6), es decir, su apariencia externa de gloria percibida por las huestes angelicales o habitantes celestes le hacían ser visto, no como un dios, sino como Dios (verdadero).
En el evangelio según San Juan 12:36-41, se habla acerca del mensaje dado por Jesús a los judíos durante la entrada triunfal en Jerusalén, y presenta la incredulidad del pueblo hacia él. También declara este pasaje bíblico sobre el cumplimiento escritural y profético de esta escena y cita el pasaje concerniente que se encuentra en el libro del profeta Isaías, capítulo 6. Nos dice Juan que lo dicho por Isaías tuvo lugar cuando en una visión el profeta vio su gloria (la gloria de Jesús) en los cielos y entonces profetizó acerca de él (de Jesús).
No cabe duda de lo que estos y muchos otros pasajes de la Biblia enseñan respecto a la preexistencia de Cristo y su anterior estado igual al de Dios Padre. Juan 1:3. Jesús mismo hizo referencia a su preexistencia hablando de la gloria que él tuvo con el Padre antes de que el mundo existiera. Juan 17:5.
SU ENCARNACION
Dice la Biblia: “Y aquél Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros…” Juan 1:14. En el evangelio según San Lucas 2:35 dice que el ángel Gabriel le dijo a Maria: “…El Espíritu Santo vendrá sobre tí, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.” Y en Gálatas 4:4-5 dice: “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer… para que redimiese…, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.”
Desde los días de su ministerio Jesús fue, es, y será (los tres tiempos del verbo ‘ser’) la manifestación corporal de Dios, pues, en 1ra. de Timoteo 3:16 dice que “Dios fue manifestado en carne…”, quedando así establecida la habitación corporal de Dios, o sea, Dios con un cuerpo humano. Por eso en Colosenses 2:9, hablando sobre Jesús dice: “Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad.”
Por supuesto, después de la resurrección, su cuerpo mortal fue hecho inmortal, ahora tiene un cuerpo glorificado. Fil. 3:20.
SU DEIDAD
“El que me ha visto a mí, ha visto al Padre.”, fue la contestación dada al apóstol Felipe por Jesús cuando le solicitó que le mostrara al Padre (Dios). En otras palabras, haber visto a Jesús, era haber visto a Dios. Tocante a su aparición a los apóstoles, después de su resurrección, el apóstol Tomás respondió a Jesús diciéndole: “¡Señor mío, y Dios mío!” Juan 20:28. Jesús no hizo reproche a su reconocimiento, dejando por sentado la revelación de su Deidad.
También el apóstol Pablo enseñó tocante a la Deidad de Cristo en Romanos 9:5 diciendo que él es “Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.” Jesucristo mismo dijo: “Yo y el Padre uno somos.” Juan 10:30.
SU RELACION CON EL PADRE EN CALIDAD DE HIJO DE DIOS
Dijo también Jesús: “El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano.” Juan 3:35. En otras palabras, Jesús es el dueño de todo porque el Padre así lo quiso. Los apóstoles Pedro, Jacobo y Juan oyeron audiblemente la voz de Dios el Padre en el monte de la transfiguración diciendo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.” Mateo 17:5.
Nadie en la tierra se puede exaltar a sí mismo, otro con mayor autoridad es quién lo hace. En los países democráticos esta autoridad la tiene el pueblo en forma colectiva y por medio de votación. La monarquía es de carácter sucesivo siendo el más alto mandatario el que nombra a su sucesor. Alguna autoridad mayor es la que hace tal exaltación. Jesús también hizo notar que su exaltación venía de parte de la más alta autoridad de todo el universo: Su Padre Dios. Juan 14:28. Por eso también el apóstol Pablo, en su carta a los Filipenses declara que “…Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre… en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra…” Fil.2:9,10.
Dios Padre ha nombrado al Hijo como el Juez de todo: “Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.” Juan 5:22,23. Esto es fácil de entender: somos juzgados no por Dios Padre sino por Jesucristo, el Hijo. No honrar o creer en Jesucristo, el Hijo, es no honrar o creer en Dios Padre. ¿Que consecuencias esto conlleva? –Juicio. ¿Quién juzgará? -Jesucristo, el Hijo de Dios. 2da. Timoteo 4:1. Estos versos y muchísimos más nos dan a entender que el Padre es Dios y declara que su Hijo es también “Dios sobre todas las cosas…” Romanos 9:5.
Empero el mensaje principal de las Sagradas Escrituras es que el Padre nos amó de tal manera “que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquél que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Juan 3:16.
CLASE BÍBLICA RADIAL – FUNDADA EN 1938.
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