¿Fue Lutero culpable por el Holocausto?
Una respuesta a la acusación del bando ateísta
Los siguientes apuntes nacen del debate subsiguiente a la publicación del artículo titulado Darwin y Hitler: La Conexión [1]. Para tener una idea precisa del material a continuación, convendría al lector leer el trabajo, lo que no lleva más de tres minutos . Lo llamativo es que un artículo tan breve y que sólo es una adaptación de otro autor, haya generado tanto debate y en tantas direcciones. Lo que sigue es solamente uno de los intercambios surgidos con los ateos. Cito a nuestro oponente de turno:
<<<Pero sobre la opinión de Darwin como fundador del Nazismo tengamos en cuenta que los Creacionistas, en especial los Cristianos, parecen olvidarse muy sospechosamente que antes que Adolf Hitler escribiera el Mein Kampf (1925), mucho antes de que Henry Ford escribiera El Judío Internacional (1920), Martin Lutero con Sobre los judíos y sus mentiras (1543) el líder mayor del protestantismo ya estaba encendiendo los ánimos contra los judíos, y que para el historiador británico Paul Johnson, es el “primer trabajo del antisemitismo moderno y un paso de gigante en el camino hacia el holocausto”. En este libro Lutero aconseja:
<<<En primer lugar, debemos prender fuego sus sinagogas o escuelas y enterrar y tapar con suciedad todo lo que no prendamos fuego, para que ningún hombre vuelva a ver de ellos piedra o ceniza. Esto ha de hacerse en honor a Nuestro Señor y a la cristiandad, de modo que Dios vea que nosotros somos cristianos y que no aprobamos ni toleramos a sabiendas tales mentiras, maldiciones y blasfemias a Su Hijo y a sus cristianos”, “En segundo lugar, también aconsejo que sus casa sean arrasadas y destruidas. Porque en ellas persiguen los mismos fines que en sus sinagogas. En cambio, deberían ser alojados bajo un techo o en un granero, como los gitanos. Esto les hará ver que ellos no son los amos en nuestro país, como se jactan, sino que están viviendo en el exilio y cautivos, como incesantemente se lamentan de nosotros ante Dios, En tercer lugar, aconsejo que sus libros de plegarias y escritos talmúdicos, por medio de los cuales se enseñan la idolatría, las mentiras, maldiciones y blasfemias, les sean quitados”, “En cuarto lugar, aconsejo que de ahora en adelante se les prohiba a los rabinos enseñar sobre el dolor de la perdida de la vida o extremidad”, “En quinto lugar, que la protección en las carreteras sea abolida completamente para los judíos. No tienen nada que hacer en las afueras de las ciudades dado que no son señores, funcionarios, comerciantes, ni nada por el estilo”, “En sexto lugar, aconsejo que se les prohiba la usura, y que se les quite todo el dinero y todas las riquezas en plata y oro, y que luego todo esto sea guardado en lugar seguro”, y “En séptimo lugar, recomiendo poner o un mayal o una hacha o una azada o una pala o una rueca o un huso en las manos de judíos y judías jóvenes y fuertes y dejar que coman el pan con el sudor de su rostro, como se le impuso a los hijos de Adán (Gén.3:19)”. >>>
Cuatro siglos, más exactamente 399 años, después de haber sido escritos, los nazis citaron los ensayos de Lutero para justificar la Solución Final (1942-1945), que exigió el exterminio de los judíos de Europa (además de Disidentes, Francmasones, Homosexuales, Testigos de Jehová, etc…) por gaseamiento, fusilamiento, y otras medidas de asesinato en masa. Unos 6.000.000 de judíos murieron, o sea, 2/3 de todos los judíos que vivían en Europa en 1939.>>>
A continuación nuestra respuesta:
¿Fue Lutero culpable por el Holocausto?
Uno de los argumentos más altamente prejuiciados y deshonestos desde el campo ateo, es el intento de culpar a Martín Lutero por el Holocausto. Sí, por supuesto, es cierto que Lutero dijo cosas condenables acerca de los judíos en un tratado que fue publicado en 1943, tres años antes de su muerte. El contenido del material, por sí solo, es reprochable, pero es necesario estudiar el contexto histórico para adquirir un mejor entendimiento de las razones que llevaron a Lutero a manifestar una actitud de anti-judaísmo, no de antisemitismo como dicen sus detractores.
Lo que los difamadores de Lutero no dicen es que veinte años antes (1523), en su tratado titulado “De cómo Jesucristo nació judío” (“Dass Jesus Christus ein geborener Jude sei”), Lutero se erige como un gran benefactor de los judíos, enfatizando el origen judío del cristianismo y pronunciándose con apreciación respecto a los judíos. Habló de ellos como los hermanos de Cristo (p.315) que aun no han reconocido y aceptado al Mesías (p.330), y pide que se les trate amablemente. En un gesto conciliador afirma que los judíos de la época se convirtieron en prestamistas obligados por las prohibiciones del papado que no les permitían ejercer otras profesiones u oficios, y exhorta a sus lectores no judíos a mostrar frente a ellos un buen testimonio a través de sus vidas y enseñanzas cristianas (p.336). Leamos a Lutero en sus propias palabras, “para ayudarlos no debemos aplicarles la ley del Papa, sino la ley del amor cristiano, y recibirlos con amabilidad … para que puedan oír y ver nuestra vida y nuestras enseñanzas cristianas. Si algunos son obstinados ¿tiene importancia eso? Tampoco nosotros somos todos buenos cristianos” (p.336).
Este era Martín Lutero en el decenio de 1520, claramente un defensor de los judíos, pero con el correr de los años hubo un cambio drástico en su perspectiva. En 1543 se publicó su libro “Sobre los judíos y sus mentiras” (“Von den Juden und ihren Lügen”), del cual citamos ahora:
“Nos maldicen a nosotros, los goim, y en sus escuelas y oraciones nos desean el mal. Nos roban con la usura… y se enseñan a hacerlo unos a otros. Los Gentiles nunca hicieron eso… pero el diablo sí lo hace, como también aquellos que están bajo su dominio, como los judíos” (p.491). Ellos son perros sangrientos y asesinos, que han sido acusados una y otra vez de envenenar las aguas, de robar y matar niños cristianos para beber sangre cristiana (p.520). Nos tienen prisioneros en nuestro propio país, nos hacen trabajar con nuestras manos, mientras ellos descansan y nos invaden con la usura. El diablo ríe y baila mientras establece su paraíso entre nosotros, los cristianos, recurriendo a sus santos, los judíos (p.521). Ellos deberían dejar nuestro país para aliviarnos de la carga que representan. Ejemplos positivos ya se han visto en otros países: Francia, Es
paña y Bohemia los han expulsado (p.520). [2]
En su misma obra, Lutero propone una serie de medidas drásticas para ser tomadas con los ciudadanos judíos, ciertamente reprensibles al punto de que amigos cristianos de renombre, como Philip Melanchthon y Andreas Osiander, el Reformador de Nurenberg, se horrorizaron. Cabe destacar que en ninguna de las medidas propuestas por Lutero se incluye la eliminación física de los judíos. Es deshonesto decir que los Nazis leyeron a Lutero y de ahí elaboraron un programa de persecución y sucesiva exterminación de los judíos. Una aproximación honesta al tema llevará a la conclusión de que el antisemitismo nazi no tuvo ninguna relación con los escritos de Lutero. Por un lado, los nazis veían al judío desde una perspectiva racial o étnica, por ello su filosofía bien pudo ser llamada antisemita. Lutero, en cambio, veía el problema primariamente desde el punto de vista teológico. Su actitud fue anti-judaica, no antisemita. Cuando Lutero hablaba de los judíos, no se refería a quiénes eran, sino a lo que creían. Por otro lado, una diferencia bien marcada entre el pensamiento nazi y el de Lutero, es que los primeros publicaron una “biblia” donde eliminaron toda referencia al judaísmo y reemplazaron a Jesús con un ario. Otra diferencia: mientras que Lutero buscaba la conversión de los judíos, los nazis, por el contrario, procuraban que el judío permaneciera identificable. Prueba de esto es la directiva de Hans Globke, del Ministerio del Interior Prusiano, en 1832:
Instrucciones Para Tratar con las Solicitudes de Cambio de Apellido …
…Tentativas … de ocultar … la descendencia judía mediante … un cambio de apellido no se permite. Conversión al cristianismo no constituye razón alguna para alterar sus nombres. [3]
Debido a su extremadamene áspero lenguaje, “Sobre los Judíos y sus Mentiras” tuvo una influencia mínima o inexistente sobre los gobiernos de la época, fue ignorado por el público en general y quedó sepultado en el olvido de la conciencia universal. Sólo algunas citas son usadas hoy por movimientos antisemitas, y curiosamente, por ateos rabiosamente anticristianos.
¿Qué pudo haber causado el cambio en Lutero?
Por supuesto que hoy, a 466 años del libro de Lutero, si queremos explicar las causas del drástico y lamentable cambio del padre de la Reforma, no podemos evitar entrar en el terreno de la especulación. Sin embargo, pienso que podemos construir una defensa bastante sólida, no para exonerar a Lutero, sino para refutar el argumento ateísta-liberal, y demás enemigos del cristianismo, que conecta los escritos de Lutero con el Holocausto.
Luego de muchos años de intentar evangelizar a los judíos, sobre el final de sus días, Lutero debe haber experimentado la frustración lógica de todo cristiano sincero, al ver que no sólo rechazaron al Mesías, sino que además lo denigraban. Prueba de ello es que en su obra de 1543, luego de despotricar contra los judíos, expresa:
“Nosotros no podemos apagar la ira de Dios, y tampoco convertir a los judíos. Es necesario que con devoción ejerzamos una “marcada misericordia” (“scharfe Barmherzigkeit”), y con temor a Dios, tengamos la esperanza de salvar a algunos de ellos de las llamas. No debemos recurrir a la venganza: son ellos quienes se vengan” (p.520).
Aquí vemos una inconsistencia mayor con las medidas represivas que Lutero venía recomendando. Otros pasajes disonantes con el tenor general de la obra, los observamos cuando Lutero en una parte escribe: “Mucho menos me propongo a convertir a los judíos, porque ello es imposible” [4]. Pero en otra parte leemos: ” ….. aparte de ellos estaban los judíos que vivían en la Diáspora a quienes San Pablo, otros apóstoles y sus discípulos convirtieron junto a los gentiles … Esto es verdad hoy en el caso de los judíos que fueron convertidos [5]. De esta manera, luego de afirmar que era imposible convertir a los judíos, da un viraje de 180 grados para inferir que sí es posible convertir a los judíos.
Este tipo de contradicciones internas en el documento, junto con la obvia credulidad de Lutero al escuchar rumores de que los judíos estaban envenenando las aguas y sacrificando infantes, muestran que de alguna forma siniestra, la debilitante y dolorosa enfermedad que tuvo en sus últimos años afectó su habilidad para pensar y escribir claramente. Es probablemente por ello que en su obra encontramos una combinación de teología brillante con razonamientos demenciales, sarcasmos extremos y antijudaísmo rábido. Esto también explica por qué el documento fue archivado en los corredores del olvido, juntando polvo hasta que el tiempo en que los neuróticos de diferentes facciones lo desenterraron.
Es significativo que en el mismo documento, Lutero también arremete contra los turcos y los papistas con la misma saña que contra los judíos, aunque no tan extensamente. Este es otro factor a considerar; la vida de Lutero se desarrolló en medio de una batalla teológica campal con sus enemigos doctrinales desde varios ángulos. Esta lucha fue encarnizada y sin tregua, lo que explica el lenguaje ácido, mordaz e inaceptable tanto en círculos evangélicos como en la cultura de la corrección política en el día de hoy. A pesar de las escaramuzas sin piedad entre Lutero y los judíos, y del estilo agresivo que reina en “Sobre los Judíos y sus Mentiras”, aun se encuentran en el documento actos de misericordia dignos de un cristiano. Leamos este pasaje (Lutero escribe):
“Tres judíos estudiosos se me acercaron, esperando descubrir en mí un nuevo judío porque estábamos empezando a leer hebreo aquí en Wittenberg, y resaltando que las cosas pronto mejorarían ahora que nosotros cristianos estabamos comenzando a leer sus libros. Cuando debatí con ellos, me dieron sus brillos, como lo hacen generalmente. Pero cuando los obligué a volver al texto, pronto huyeron de éste, arguyendo que debían creer a sus rabinos como nosotros le creemos al papa y los doctores. Sentí lástima por ellos y les ofrecí una carta de recomendación a las autoridades, pidiéndoles que por el amor de Dios los dejaran hacer su camino libremente. Pero más tarde descubrí que llamaban a Cristo tola, es decir, delincuente ahorcado. Por lo tanto no deseo tener nada más que ver con ningún judío. Como dice San Pablo, están encomendados a la ira; más uno intenta ayudarlos, más viles y obstinados se convierten. Dejad que se las arreglen solos”. [subrayado nuestro] [6]
Cuando se trata de criticar a Lutero, sus detractores nunca mencionan que Lutero estuvo expuesto a los escritos judíos como el Mishna y el Talmud. En el día de hoy nadie que lea estos documentos judíos se enteraría del odio manifestado contra Jesús, ya que en el año 1631 D.C. todas las referencias a Jesucristo fueron censuradas por orden del Sínodo de líderes judíos en Petrikau, Polonia. Afortunadamente, copias previas a 1631 han sido preservadas por la Universidad de Oxford y varias bibliotecas europeas. De acuerdo con estos escritos, la madre de Jesús fue, quizá de origen noble, y su nombre era Miriam o María. Ella fue una especialista en belleza (cosmetóloga – término moderno). Su esposo se llamaba Pappus ben Jehudah, y su amante era un tal Panderia. También se le adjudica una relación adúltera con un carpintero.
Jesús fue concebido en una relación ilícita, fue un bastardo. Su viaje a Egipto durante la niñez, fue la ocasión donde Jesús aprendió
sus trucos de ilusionismo de los magos egipcios. A pesar de que sus milagros fueron artes de magia, Jesús engañó a muchos. Además, pecó contra Israel como Balaam y causó que muchos pecaran contra Dios por culpa de sus herejías. A raiz de esto fue condenado y excomulgado. Por sus supuestos “crímenes” fue primero apedreado y luego colgado o crucificado. Luego de su muerte, Jesús fue lanzado en el infierno donde está sufriendo el castigo eterno sumergido en semen y excremento hirviendo. Todas estas mentiras son indicio del profundo odio de los judíos por Jesús, y Lutero estaba perfectamente enterado de ello. Estas cosas no son para el débil de estómago y aun hoy causan una reacción emocional en cualquier cristiano sincero. La reacción de Lutero puede compendiarse en esta frase:
“En primer lugar, difaman a nuestro Señor Jesucristo llamándolo brujo y herramienta del demonio. Lo hacen porque no pueden negar los milagros de los que es capaz. De este modo, siguen a sus antepasados, quienes dijeron: “Por Belcebú, príncipe de los demonios, echa fuera los demonios” (Lucas 11:15) … Luego, también llaman a Jesús ‘el hijo de una p…’, acusando a su madre María de prostituta, y diciendo que Él fue concebido de una relación adúltera con un herrero. Aunque a mi pesar, me veo obligado a hablar en estos términos groseros para combatir al vil demonio”. [7]
Combinando lo anterior con otros factores como la turbulencia de los tiempos, los ataques a la fe cristiana y a Lutero desde diversas facciones, el peligro de muerte que siempre acechó su vida (real e imaginado), y la fiereza de las polémicas, podemos atenuar la crítica y entender el lenguaje de Lutero. El autor de Was Martin Luther Anti-Semitic? lo pone de esta forma:
Leer lo que él [Lutero] escribió acerca de su propio pueblo ayuda a poner el tema en perspectiva. El dijo que los alemanes eran “brutales, fieros salvajes” y que eran “sordos, ciegos, y de corazón endurecido”. Si Lutero describe su propia nación – y por inferencia a él mismo de esta forma, no nos debe sorprender cuando se dirige en manera similar hacia italianos, franceses, polacos y judíos. [8]
A la luz del contexto histórico y cultural de los tiempos de la Reforma, y las infamias contra Cristo en los libros sagrados del judaísmo, la severidad con que algunos critican a Lutero queda en evidencia como una maniobra puramente ideológica con fines propagandísticos. En los últimos tiempos hemos visto que desde filas cristianas se han pedido disculpas a los judíos por el tratamiento sufrido en el pasado. Obviando el hecho de que pedir perdón por otros es algo teológicamente burdo, se nos ocurre que sería apropiado poder escuchar voces desde el campo judío pidiendo disculpas por las blasfemias dirigidas contra Cristo en el pasado. No creo que suceda.
Por si alguien pensara que yo guardo alguna animosidad contra los judíos, presento mis credenciales como un ardiente defensor del Israel moderno, credenciales que pueden ser revisadas en varios de mis artículos. En algunos medios se me ha llamado “sionista” – si lo soy, lo soy.
Conclusión
El ateo moderno de la calaña de un Dawkins, Hitchens, Harris, etc, mezcla rara de científico, filósofo, sabelo-todo, y cancerbero guardián de la teoría de la evolución, es por regla general anti- judío y anti-Israel. Por ello llama la atención que por regla general, no duda en acusar al cristianismo por los crímenes de Hitler, lo que a modo de paradoja irónica lo convierte, en cierta manera, en un defensor involuntario y quijotesco de los judíos. No conozco un sólo ateo comprometido con la teoría de la evolución que simpatice con los judíos o con Israel. El obstinado odio por el cristianismo lleva al ateo a proponer argumentos que se vuelven contra él con una facilidad increíble. Claro que no tiene más remedio que caer en estas absurdidades (culpar a Lutero por el Holocausto) para quitar la atención del veredicto inapelable de la historia: Hitler movió el Darwinismo del plano teórico al práctico. El Führer pensó que la raza aria era los más adaptable de la especie y decidió acelerar la selección natural, eugenesia de por medio.
El legado de Darwin se ha extendido mucho más allá de las estructuras biológicas, que es donde sus adeptos quieren encerrarlo para no tratar con las implicaciones y el alcance de las reflexiones de un amargado cuyo veneno ha impactado a nuestra sociedad en forma horrorosamente negativa. En 1999, Eric Harris y otro joven llevaron a cabo la masacre de la escuela secundaria Columbine en Littleton, Colorado. Doce estudiantes, un profesor y ellos terminaron muertos. En principio, planeaban matar 500 personas. Eric Harris escribió en su propia website: “¿Sabes lo que me agrada??? ¡La Selección Natural! Es lo mejor que le pudo pasar a la tierra … deshacerse de todos los estúpidos y débiles organismos”. En la Alemania nazi estos organismos eran judíos, polacos, gitanos, descendientes de húngaros y eslovacos, enfermos mentales, incapacitados mentales, los ancianos, etc. Tenían que ser exterminados para dar paso a la superior raza aria. No fue la pluma de Martín Lutero el origen de esta monstruosidad. <>
Notas:
1] http://pastordanielbrito.wordpress.com/2008/08/13/darwin-y-hitler-la-conexion
2] Cit. por Reinhard Boettcher, Luteranismo y Shoah: trayectoria y desafíos http://www.jcrelations.net/es/?item=2697
3] http://www.asiantribune.com/?q=node/902/print
www.wsws.org/articles/2006/jul2006/nazi-j03.shtml
4] http://www.herenciacristiana.com/luther/chap1.html
5] http://www.herenciacristiana.com/luther/chap13.html
6] (http://www.herenciacristiana.com/luther/chap5.html
7] http://www.herenciacristiana.com/luther/chap10.html
8] http://humanities-notes.blogspot.com/2008/04/was-martin-luther-anti-semitic.html
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