La Mentira Como Estrategia
El Islam no busca imponerse por la fuerza. El Corán dice que “no cabe coacción en religión.”
Este es un argumento favorito de los apologistas musulmanes para demostrar que el Islam es una religión de paz y de que Mahoma no obligaba a nadie a convertirse al Islam. Está basado en que el Corán dice que en religión “no cabe compulsión” y que no se debe forzar a los hombres a creer.
Ejemplos:
Sura 2: 256: “No cabe coacción en religión”.
Sura 2:272: “No tienes tú por qué dirigirles sino que Alá dirige a quien El quiere.”
Sura 10:99: “Si tu Señor hubiera querido, todos los habitantes de la tierra, absolutamente todos, hubieran creído. Y ¿vas tú a forzar a los hombres a que sean creyentes?”
Lo que el público en general no sabe es que las suras (capítulos) del Corán pertenecen a dos períodos.
1) Unas fueron creadas en Meca, del 612 a 622 d.C.
2) Otras en Medina, del 622 a 632.
Las suras de Meca (mecanas) hablan de cosas muy poéticas, de paz, alabanzas, lindas historias y por supuesto, que no hay coacción en religión. Durante su estadía en Meca, Mahoma y sus seguidores eran minoría. Forzado a refugiarse en Medina (antigua Yathrib), allí agrupó un ejército y endureció sus enseñanzas, y las suras medinesas abrogaron las mecanas.
Por eso, cuando los musulmanes le salgan con esas cosas, pregunte: Perdón, ¿Cuáles suras está citando, las de Meca o las de Medina? De esa forma inmediatamente van a saber que usted sabe de lo que está hablando, y se darán cuenta que no es tan fácil engañarlo.
El principio de abrogación
El principio de abrogación, en donde unas suras sustituyen o abrogan a otras, está establecido según los eruditos islámicos en Corán 2:106:
“Si abrogamos una aleya o provocamos su olvido, aportamos otra mejor o semejante. ¿No sabes que Dios es omnipotente?”
Un ejemplo claro del principio de abrogación lo vemos en Corán 9:5, donde los mahometanos endurecieron su posición en contra de los judíos y cristianos, sobre todo contra los cristianos. A esta aleya se le llama la “Aleya de la Espada”:
“Cuando hayan transcurrido los meses sagrados, matad a los infieles dondequiera que les encontréis. ¡Capturadles! ¡Sitiadles! ¡Tendedles emboscadas por todas partes! Pero si se arrepienten, hacen la azalá y dan el azaque, entonces ¡dejadles en paz! Alá es indulgente, misericordioso”.
Esta aleya de la sura 9, sura titulada “El arrepentimiento”, anula para los musulmanes las 124 aleyas que exhortan a la tolerancia hacia otros monoteístas. El fundamento de esta abrogación o veto es llamado “mansuj”, o la anulación de aleyas más antiguas por otras más nuevas. Es obvio que este mito de que el Islam sostiene la libertad de religión es otra falsedad de los apologistas del Islam.
¿Por qué puede mentir un musulmán sin temor a ser castigado? Porque el principio llamado TAQIYYA (a veces deletreado TAQQIYYA o TAQIYA) es la tarea sagrada de mentir por parte de los musulmanes acerca de las creencias, los métodos y los objetivos del Islam a los que no son musulmanes.
Taqiyya (mala fe. engaño, enemistad con la verdad, promesas falsas, evasivas, falsa moderación y lágrimas de cocodrilo por las víctimas de los terroristas), elimina toda posibilidad de diálogo entre el Islam u otros sistemas de creencias. ¿La razón? El infiel (usted y yo) nunca sabremos si lo que nos dicen es la verdad o un paquete de mentiras.
En el Islam es perfectamente aceptable mentir y engañar al kafir (infiel) porque esta religión está en un estado permanente de guerra contra los no musulmanes y el engaño es una táctica legítima para ellos. La palabra o la promesa de un musulmán a un kafir no vale nada ante los ojos de Alá.
Taqiyya significa que la única vez que usted puede estar seguro de que un mula o un imán le está diciendo la verdad, es cuando él dice que está mintiendo. <>
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