Una Historia de Cobardes y otra de Valientes
Febrero 2, 2007
En Agosto del 2006, terroristas palestinos secuestraron en Gaza a dos miembros del equipo de noticias del canal Fox News de los Estados Unidos. Luego de que fueran liberados, tuvimos oportunidad de escribir un breve artículo titulado, ¿Ya no Quedan Hombres de Verdad? La triste historia de los dos periodistas secuestrados en Gaza. El texto fue el siguiente:
“Los vimos en un video vestidos como árabes anunciando que se habían convertido al Islam y cambiado sus nombres. A punta de AK-47, un reportero y un cameraman de la cadena Fox News, dieron su testimonio de conversión a la “pacífica y tolerante” religión de Mahoma (el tormento del Hades sea con él). Hace pocos días fueron liberados luego de pasar 13 días en cautiverio a manos de un grupo de terroristas en la Franja de Gaza. Del nombre del grupo no me recuerdo ya que es muy difícil estar al día con la lista. Parecería que cada vez que se reúnen tres o cuatro de estos psicópatas en un garaje, surge un nuevo grupo.”
“Es obvio que aquellos que los secuestraron (con el beneplácito, sino complicidad de las autoridades palestinas) sabían que el video no tiene valor evangelístico ninguno. Las conversiones forzadas no son muy efectivas para ganar adeptos. Para ellos, el valor propagandístico del video reside en que es una radiografía del alma de la nueva generación de occidente. El dictamen del radiólogo sería, a primera vista, cobardía convencional. Nada grave, nada fatal, pero una exploración más profunda revela que potencialmente, la enfermedad es mucho más seria. Las masas de fanáticos musulmanes se regocijan y envalentonan cuando ven las pocas agallas de dos hombres que harían cualquier cosa, por más rebajante que sea, para salvar sus vidas.”
“En principio, alguien puede acusarme de ser poco comprensivo. Hasta se me puede señalar que de haber estado en la misma situación, yo hubiera hecho lo mismo. Afortunadamente, no me ha tocado estarlo. Para algunos, lo que hicieron estos dos individuos fue el acto natural de autopreservación, hasta inteligente si se quiere, de cooperar con el objetivo propagandístico del video y de esa forma garantizar su libertad. Podemos entender eso y dar vuelta la página. Pero basándonos en las declaraciones de ellos luego de la finalización del cautiverio y su retorno a América, no nos queda duda que no lo pensó dos veces cuando se trató de cooperar con el enemigo con tal de salvar sus vidas. Aun más grave es el hecho de que ellos no ven nada malo en lo que hicieron, sus conciencias no han sido perturbadas en lo más mínimo.”
“Dificulto que sean cristianos. La inmensa mayoría de los integrantes de los medios de comunicación no lo son (una razón básica para tomar lo que reportan siempre con un grano de sal), pero al menos deben tener una noción elemental de que convertirse al Islam, aunque sea de “mentiritas”, equivale a negar a Cristo. Millones de cristianos a través de la historia se negaron a hacerlo y pagaron con sus vidas. Estos fueron verdaderos mártires indefensos, no los mártires del Islam con una AK-47 o un chaleco bomba alrededor de su cuerpo.”
“Claro que no se necesita ser cristiano para tener agallas. Hace un par de años, un periodista italiano, Fabrizio Quattrochi, a quien se le pidió que vocalizaran algunas frases implorantes como parte del video de su ejecución, se quitó la capucha y gritó, ‘¡Así muere un italiano!’ Esto no le agradó a sus captores quienes lo mataron a tiros en lugar de aserrarle la cabeza. Este italiano, ejemplo de integridad y valentía, convirtió un video-propaganda a favor de los bárbaros del Islam en un monumento a la dignidad humana.”
“Quattrochi fue capturado con otros tres amigos, cada uno de los cuales rogó por su vida. Los dos periodistas de Fox News, de otra forma, también rogaron por sus vidas, quizá sabiendo que sus vidas no estaban en peligro. Pero todo el mundo musulmán tuvo el placer de ver, gracias al satélite, qué clase de cobardes somos los occidentales. Esta es la generación que ha creado el laboratorio del humanismo secular prevalente en nuestras sociedades, cobardes sin principios ni valores, incapaces de luchar por algo.”
Hasta aquí la historia de cobardes, que en sí contiene también la historia de un valiente, Fabrizzio Quattrochi. Pero la historia de valientes que quiero contraponer, comienza en una planta de horneado de ladrillos, en el lejano Pakistán. El ministerio La Voz de los Mártires reporta que dos hermanos, Shahzad, 18, y Saraj Bashir, 20, trabajadores en la fundición de ladrillos, tenían tal testimonio cristiano delante de otros que se ganaron la animosidad del dueño de la fábrica. Este, luego de insistir por un tiempo en que los jóvenes se convirtieran al Islam, perdió la paciencia y los secuestró llevándolos a una localidad apartada donde los retuvo prisioneros.
Los jóvenes fueron recluidos en una pequeña choza con piso de barro y sin camas, colchones, ni sillas. Se les proveía comida una vez al día y en sus visitas, el dueño les golpeaba con un palo porque ellos se negaban a renunciar a su fe en Cristo Jesús. Hasta les arrojó ácido en sus brazos en una ocasión. Luego de un mes de cautiverio, descubrieron un día que la puerta de la choza estaba abierta y pudieron escapar, no sin dejar de agradecer a Dios por el milagro. Luego de una caminata de varios días lograron llegar hasta donde vive su familia. Hoy, se encuentran escondidos en alguna parte de Pakistán. El dueño de la ladrillaría aun sigue buscándolos bajo el pretexto de que los jóvenes le deben dinero. La historia puede leerse en más detalle en:
http://www.worldnetdaily.com/news/article.asp?ARTICLE_ID=54031
Historias de valientes como la anterior abundan por centenas en las tierras donde los cristianos son perseguidos, y un gran número no terminan tan felizmente. La gran mayoría de los atropellos, encarcelamientos y asesinatos son llevados a cabo por turbas o individuos que no están asociados ni pertenecen a organizaciones terroristas. Simplemente son musulmanes que actúan con el odio y la saña que la religión del Islam les ha inculcado. En el mundo moderno, poco y nada se informa de estas cosas, ni en la prensa secular, ni aun en filas del cristianismo. Es hora de que los cristianos respondamos ante la persecución de nuestros hermanos alrededor del mundo, y no digo solamente en oración, sino también en forma militante y material. <>
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