MATRIMONIOS Y ALGO MÁS
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Esta mañana nos acercamos a un tema que ha tomado prioridad en los púlpitos de la nación en los últimos tiempos. Son tantos los problemas que plagan a los matrimonios hoy en día, que no solamente a nivel de nuestra sociedad, sino a nivel de la iglesia (los cristianos), ha surgido la necesidad de crear todo un sistema de información, entrenamiento, mantenimiento y conservación de una institución de Dios que nosotros como cristianos tendríamos que entender mejor que nadie, simplemente basados en la teología bíblica.
Se han creado ministerios exclusivos que se especializan en el tema. Millones de dólares son canalizados hacia esos ministerios, dinero de cristianos invertido en libros, DVD, videos, seminarios, donaciones, que sustentan organizaciones con cientos, sino miles de empleados. Es mucha la gente que anda manejando buenos automóviles por allí afuera que trabajan en ministerios dedicados a la familia y el matrimonio, cuando realmente no hay estadísticas que prueben que el producto que ofrecen dé resultados positivos. Debo agregar que las iglesias sufren grandes necesidades económicas mientras que estos ministerios gozan de buena salud financiera.
El matrimonio es un área en la cual los cristianos no deberíamos tener mayores problemas. La cultura allá afuera ha declarado guerra contra la familia y el matrimonio; todos conocemos las estadísticas de divorcio. Yo creo que no hay una sola persona acá adentro que no ha sido afectada por el divorcio en el pasado. Puede ser su propio divorcio, el de su padre y madre, un hermano o hermana, o amigos, todos hemos sido impactados por la tragedia del divorcio.
A esto se suma la confusión en nuestra cultura que ha afectado aun a la Iglesia, acerca de cuales son los roles fundamentales del hombre y la mujer en nuestra sociedad, lo que significa ser una mujer, lo que significa ser un hombre.
La confusión con respecto al género masculino y femenino es rampante a todo nivel de la sociedad, incluso en el nivel político. No nos debe sorprender que la unidad familiar, un componente básico de nuestra sociedad, esté en un estado de inestabilidad alarmante.
Hay en la actualidad, y ya por algún tiempo lo ha habido, una agenda feminista que ha tenido éxito en crear una súper-sensibilidad con respecto a temas femeninos, aun en corporaciones privadas y en ramas del gobierno. Temas que antes serían impensables, como por ejemplo “mujeres en combate” (referencia al ejército), son temas que hoy están dejando su marca en las páginas de la historia.
No se trata solamente de que “Los Hombres son de Marte y las Mujeres son de Venus” (un libro que yo personalmente nunca recomendé), sino que se trata de que se ha redefinido la naturaleza de lo que significa ser una mujer y un hombre a la luz de la Escritura.
Esto no me preocuparía, esto es de esperarse dentro de una sociedad que sigue firme en su rebelión contra Dios. Lo que es preocupante es que todo esto ha penetrado en las iglesias, y ahora dentro del cristianismo estamos re-interpretando la Biblia a la luz del sistema de valores del mundo en el que vivimos, cuando las cosas tendrían que ser al revés. Los creyentes deberíamos juzgar los valores de esta cultura a la luz del sistema de los valores bíblicos.
El estudio de hoy no trata con los efectos del divorcio en nuestra sociedad, sino que más bien busca dar una explicación clara del por qué muchos matrimonios están en problemas o están fracasando, aun matrimonios de aquellos que dicen que creen en Dios y que atienden una iglesia. ¿Por qué hay tantas crisis en los matrimonios, aun cuando estamos leyendo tantos libros acerca del matrimonio?
¿Por qué hay matrimonios que aun permanecen lo que se dice legalmente intactos, pero han estado muertos por años? Hablo de gente que tiene la misma dirección de correo, viven bajo el mismo techo, pero son extraños compartiendo una casa. También son miembros de una misma iglesia.
¿Por qué es que gente, cristianos, al poco tiempo de casarse se encuentran rascándose la cabeza y preguntándose: Esto es todo lo que hay en el matrimonio? —- ¡Tiene que haber algo más!
Déjenme decirle, hay algo más. Dios tiene algo más.
Yo creo que es posible obtener respuestas a estas interrogantes sin mayores dificultades, desde las páginas de la Biblia.
Lo que Uds. ven hoy en día, el deterioro de la familia, el divorcio, los hijos siendo afectados, la confusión con respecto al papel masculino y al femenino, no es la enfermedad —- son los síntomas de la enfermedad.
Y todas las armas de defensa empleadas para reparar estas cosas dentro de la Iglesia, terapia psicológica, individual, de grupo, seminarios, etc., son métodos creados por expertos en la familia, que han escrito cientos de libros llenos de consejos que nadie sigue. Todos estos libros tienen una falla básica, un error fatal, han dejado de lado la doctrina bíblica.
Hoy en día tratan de ministrar sin la Biblia. La literatura destinada a ayudar a las familias y a los matrimonios consiste en su mayor parte de psicología común barnizada con clichés cristianos. Nos mostrarán algún pasaje bíblico aquí y allá, estarán bien intencionados, pero no nos enseñan la Palabra de Dios.
Yo les voy a ser sincero en cuanto a la familia, a la relación con mi esposa, y en un sin número de tópicos, yo no estoy interesado en lo que los psicólogos o los expertos tienen que decir. Yo estoy interesado en saber que lo que Dios tiene que decir.
Por eso es que doctrina es importante, porque con doctrina bíblica UD. puede atacar la enfermedad, no los síntomas. Una vez que UD. aprende la raíz del problema, la cual es el pecado, UD. va a conocer la razón por la cual no pasa una sola semana sin tener una crisis mayor en su matrimonio.
Usted va a conocer que en realidad, factores como el haber crecido en una familia con padres abusivos, el alcohol, la pobreza, padres en conflicto permanentemente, etc., pasan a ser secundarios.
Seguro que afectaron su conducta durante sus años y aún la afectan en el presente. Seguro que formaron en parte una personalidad confrontativa e incapaz de tener una relación normal con su esposo o esposa, pero una vez que UD. conoce su doctrina bíblica, no sólo va a cambiar su forma de mirar las cosas sino que también va a conocer el remedio para el problema.
UD. no puede tener una buena relación con su esposa o esposo, sin conocer, asimilar, y obedecer lo que la Palabra de Dios dice.
Personalmente he escuchado predicaciones muy entretenidas acerca de los deberes conyugales. Son hechas por hombres a los que Dios ha dado el tremendo don de enseñar amenamente, y supongo que es posible en el día de hoy escuchar predicaciones donde les dan a Uds. las últimas estadísticas con respecto al divorcio, a los efectos devastadores en los adultos y en los niños. Es posible darles a Uds. historias de la vida real y hacerlos conmover hasta las entrañas, hasta que las lágrimas les rueden por sus mejillas.
Es posible abrir la Biblia, leer pasajes como Efesios 5 y 1 Pedro 3, donde dice “sujetaos a vuestros maridos”, “amad a vuestras mujeres”, etc., etc., y sobre el final de la predicación llamarlos al frente como se acostumbra en algunas iglesias, para que hagan un compromiso o promesa basados en una reacción emocional, para que a partir de hoy hagan un mayor esfuerzo para preservar su matrimonio. Todo eso sólo para darse cuenta unos días más adelante que fracasaron.
Razones para este fracaso:
- No tienen la base doctrinal para entender lo que está pasando. No conocen el plan de Dios para el matrimonio.
- como consecuencia de esto, ignoramos los pasos necesarios para remediar la situación.
- por lo tanto pensamos que podemos resolver las cosas sin antes someternos al señorío de Cristo.
¿Se sorprenderían Uds. si yo les digo que la raíz de nuestros problemas en el matrimonio se encuentra en la narración de Génesis? — No es mi intento entrar en un debate con respecto a la guerra de los sexos, sino presentarles a Uds. la tan necesaria perspectiva bíblica sobre masculinidad y feminidad.
Es necesario también que Uds. sepan que ex
iste algo que se llama el “movimiento feminista evangélico”, y tengo que aceptar resignadamente que es imposible abordar este tema sin originar controversia.
Básicamente, este movimiento argumenta que la interpretación tradicional que sitúa al hombre jerárquicamente con autoridad sobre la mujer, es parte del juicio de Dios que sobrevino debido al pecado original, y que esa distinción en los papeles femeninos y masculinos es totalmente eliminada por la obra de Cristo. Sin embargo, es propio afirmar que la lectura sencilla y directa de la Biblia establece que hay un orden desde la creación en lo que tiene que ver con el papel de la mujer y del hombre, o sea antes de la caída o el pecado original.
Una vez dicho esto tenemos que decir que los papeles o funciones no deben ser confundidos con igualdad, dignidad mutua, respeto mutuo y honra mutua. El hombre y la mujer son iguales en el sentido de que ambos llevan la imagen de Dios de igual manera, pero en esta sociedad de dos seres humanos iguales totalmente, un hombre y una mujer, el hombre tiene la responsabilidad primaria de liderar la sociedad en una dirección que glorifique a Dios.
Leamos Gé. 2: 20-24:
20 Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él. 21 Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. 22 Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. 23 Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, [1] porque del varón [2] fue tomada. 24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
Puesto simple:
- El hombre fue creado primero. Dios le da responsabilidad sobre toda la creación manifestada en el hecho de nombrar los animales.
- La mujer fue creada del cuerpo del hombre para ser su ayuda idónea.
- El liderazgo de Adán es ilustrado en muchas formas en la historia de la creación. Por ejemplo: inmediatamente después de la creación de la mujer, Adán pone nombre a su compañera: “ésta será llamada Varona”. —- Esto es importante porque nombrar a alguien o a algo en tiempos antiguos implicaba tener autoridad sobre el objeto o el sujeto nombrado.
Podemos ver esto en Génesis 17:5, donde Dios llama a Abram, Abraham. En 2 Reyes 23:24, el faraón Necao pone por rey sobre Judá a Eliaquim, luego de la muerte de Josías, y le cambió el nombre por el de Joacim.
En Daniel 1:7 vemos a Daniel y sus 3 amigos cambiar de nombre bajo la autoridad de Nabuconodosor. Nombrar a alguien es señal de autoridad sobre la persona nombrada.
También es altamente significativo que cuando Dios dio instrucciones sobre responsabilidad moral, se las dio a Adán:
Gé. 2:16-17 — Y mandó Jehová Dios al hombre diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer. — mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.
Las instrucciones son dadas al hombre. El hombre es el que es declarado responsable frente a Dios. “Bueno, dirán algunos, claro, la mujer aun no había sido creada. Por eso las instrucciones son dadas al hombre.”
¡Ah, ah! Después de la desobediencia, Dios hace comparecer a Adán, no a Eva, a pesar de que ella fue la que le indujo a pecar. “Adán, ¿dónde estás tú?”, dijo Dios inmediatamente después del pecado de autonomía, por llamarlo así (Gé. 3:9)
Dios no dijo: “Eva, donde estás tú?” ¿Se dan cuenta?
En Romanos 5:12 tenemos que Adán fue considerado el único responsable por el pecado, aun a pesar de que Eva tuvo un papel fundamental en el drama. Ciertamente una de las fallas de Adán en todo esto fue el haber claudicado su responsabilidad como líder. En vez de obedecer a Dios y ser líder de su mujer, desobedeció a Dios y siguió el liderazgo de la mujer. Es por eso que Dios cuando sentencia a Adán en Gé. 3:17, dice: “Por cuanto obedeciste a la voz de la mujer …”, y sigue la descripción del juicio.
Dios no juzgó a Adán por haber comido del árbol, sino por haber atendido a su mujer. A partir de entonces, esa grieta que separó a Adán de su mujer permanece y permanecerá hasta que Cristo vuelva en su Segunda Venida, o hasta que la Nueva Jerusalén sea establecida.
Volviendo ahora a Génesis 2, podemos decir sin temor a equivocarnos, con todo el peso de la evidencia bíblica, que el patrón establecido por Dios para la relación esposo /esposa es: el hombre liderando amorosamente a la mujer.
Esta no es la clase de declaración que trae popularidad a la persona que la hace manifiesta. Los Bautistas del Sur tuvieron la valentía de proclamar este principio hace un unos años en su Convención anual, y sufrieron toda clase de ataques y burlas de parte de los diferentes niveles sociales y políticos, y aun los medios de comunicación. Mi sombrero me saco para ellos, por hablar claro en medio de tanta confusión y timidez. Porque lo cierto es que el veredicto bíblico sigue en pie, más poderoso e invencible que nunca.
John Piper lo pone de esta forma: “Antes que el pecado entrara en el mundo, Dios ordenó y capacitó a Adán para que sea el líder de su esposa, Eva … un líder amante, tierno, proveedor y fuerte. Con la misma convicción podemos decir que antes de que el pecado entrara en el mundo, Dios ordenó y capacitó a Eva para ser la ayuda que respalda y honra ese liderazgo, y ayuda a que sea ejercido. Ambos iguales en cuanto a llevar la imagen de Dios. Pero también diferente en cuanto a su masculinidad y su feminidad. El patrón era hermoso. Ellos se respetaban el uno al otro, sirviéndose uno al otro y disfrutándose el uno al otro.
Esta armonía fue radicalmente interrumpida cuando Satanás engañó a Eva. El solo acto de haberse acercado a Eva en vez de haberse acercado a Adán fue en verdad un intento directo de alterar el orden y la armonía de lo establecido por Dios.
Adán estuvo silencioso junto a Eva mientras ella era engañada por la serpiente. En esencia, Adán renunció a su posición jerárquica al permanecer mudo durante el diálogo mortal con el príncipe de la muerte. El juicio de Dios sobre la mujer fue: “Y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti”. – Gé. 3:16.
Aquí tenemos que los efectos del juicio van a ser experimentados en el mismo orden establecido por Dios. Dios dice en Génesis 3:16 que el hombre, de ahora en adelante, continuará ejerciendo liderazgo sobre su mujer, pero ahora, en vez de ser un liderazgo amante y protector, va a ser un liderazgo cargado de dominación y de opresión.
El orden es el mismo, el hombre liderando, la mujer siguiendo — El argumento feminista que dice que las diferencias funcionales entre el hombre y la mujer son el resultado del juicio de Dios, está equivocado. Las diferencias funcionales ya habían sido ordenadas por Dios antes del pecado.
¿Qué significa “y tu deseo será para tu marido”? Esta expresión ha sido interpretada de diferentes formas. James MontgomeryBoice (quien ya está en la presencia de Dios) las enumera así:
- El deseo sexual de la mujer por su marido será tan intenso que ella estará dispuesta a aceptar el resultado de la relación sexual, o sea la concepción y el estar embarazada. (Con todo respeto debo de decir que esta interpretación no es muy inteligente. ¿ Deseo intenso de la mujer por el marido? Dígannos a nosotros los que estamos casados, ¡por favor! No existe tal cosa).
- Que la mujer tiene tanta necesidad de dependencia psicológica del hombre que ella está dispuesta a someterse a la opresión tiránica del esposo.
- L
os deseos de la mujer son deseos totalmente subordinados a los deseos del esposo como resultado del juicio — Esta era la interpretación de Calvino, dicho sea de paso.
Ahora, ninguna de estas interpretaciones realmente describe el significado del texto. La clave para entender el versículo la encontramos en Génesis 4:7.
Aquí encontramos que cuando Dios rechaza la ofrenda de Caín, dice: “Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él”.
La gramática en el hebreo es exactamente igual a la de Gé. 3:16 — deseo — el pecado está acechando, quiere ejercer dominio sobre la persona, quiere tomar control, quiere esclavizarte, pero la persona debe de controlar el pecado, debe dominarlo.
Conclusión a la que se llega comparando los dos versículos: El juicio de Dios, respecto a la tensión que hasta hoy continúa entre hombres y mujeres, es el resultado de que la mujer busca asumir el liderazgo sobre el hombre, y que el hombre a su vez, busca lograr la dominación de la mujer.
La mujer buscando controlar a su esposo —– El esposo enseñoreándose por la fuerza; ambos son producto del pecado original y la naturaleza pecaminosa que nos acompaña.
Yo creo que es ahora cuando podemos comenzar a entender los conflictos conyugales con una perspectiva nueva, la perspectiva de Dios. A la luz de la teología bíblica comprendemos el verdadero motivo del por qué el matrimonio es un dolor de cabeza, especialmente cuando los miembros no conocen a Cristo. Debo agregar, aun cuando los miembros, siendo cristianos, no están en sujeción a Cristo, sino en rebeldía.
Solución: Sujeción a Cristo — Eso significa en el hombre: El líder cumpliendo las obligaciones de proveer materialmente, espiritualmente, dando, entregando el 100% para su esposa, en amor, lealtad y dirección. “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a si mismo por ella.” — Ef. 5:25
En las mujeres significa: Sujeción al marido, respetándolo como líder, dándole el lugar que le corresponde, no tratando de controlarlo, no usurpando una autoridad que no le corresponde, como es la voluntad de Dios. “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor.” — Ef. 5:22
(El problema hoy en día es que muchas mujeres están sujetas al jefe en la oficina o en la fábrica, pero no al marido.)
Esta es la solución para un matrimonio exitoso, y en compasándolo todo, ambos entregados a Cristo. Sólo en obediencia al Señor y con el poder del Espíritu Santo podremos lograr esto.
Si UD. como esposa o esposo no están siguiendo el mandamiento bíblico, quiero decirle, con la autoridad que la Palabra de Dios me da, que UD. está pecando, que está en rebeldía, y tiene necesidad de arrepentirse.
El arrepentimiento es esencial para poder cambiar un patrón de vida, aun después que vinimos a Cristo, un patrón de vida que debió haber quedado en el pasado, pero que UD. sigue acarreando aun en la nueva vida en Cristo.
Entonces, tenemos el problema creado por nuestros padres milenarios, ya lo vimos, y tenemos la solución. ¿Dónde está la solución? En las páginas de la Biblia. Allí encontramos la enfermedad, y allí encontramos también el remedio.
La enfermedad es “pecado”. El remedio es venir a Cristo en arrepentimiento. Si UD. no es cristiano, su arrepentimiento tiene que ser un arrepentimiento que abarca todo el espectro de su vida. Es decir, UD. debe reconocer que es pecador, reconocer que Cristo murió por su pecado y poner su fe en él para salvación.
Y si UD. es cristiano o cristiana, el arrepentimiento es necesario, porque como cristianos sabemos y conocemos la voluntad de Dios para el matrimonio.
Bien sencillo .….. y UD. compró tantos libros, vio tantos videos, escuchó tantos programas de radio, pero no leyó la Biblia.
El otro día abrí en el Internet una página de un ministerio cristiano dedicado a la familia, a nivel nacional. Bajé dos artículos. Uno se llamaba 12 Marriage Killers (12 cosas que matan el matrimonio), entre ellas, escribe el autor, están:
- Agotamiento físico al adquirir muchas obligaciones (trabajo, escuela, tener un baby).
- Sacar demasiado a crédito y conflictos entre el marido y la mujer sobre cómo usar el dinero.
- Interferencia de los suegros en la vida del matrimonio.
- Fracaso en lo negocios.
- Frustración sexual.
- Autoestima pobre.
- Casarse muy joven, etc., etc.
Todos estos son síntomas, no son la enfermedad.
Déjenme decirles, leí el artículo de punta a punta. la palabra “pecado”, la palabra “rebeldía”, la palabra “arrepentimiento”, no aparecen. Nunca son mencionadas.
No aparece nada como, “abuso opresivo o maltrato verbal del esposo”. No aparece nada como “rebeldía de la esposa”, o como “no asumir el lugar que le corresponde en la relación”, ya sea de uno o de otro. Nada de eso.
El otro artículo se llama “Prescription for a Succesful Marriage” (Receta para un Matrimonio Exitoso).
Los consejos en el artículo son los siguientes:
- comunicación entre los esposos (como si esto no lo hubiéramos escuchado antes).
- el compromiso de permanecer juntos, no importa lo que pase etc, etc ….
En medio de todo, una mención como para cumplir, de que el matrimonio tiene que ser cristo-céntrico y que la vida de oración en el hogar es esencial para un matrimonio exitoso.
Ni una sola vez es mencionada la palabra sujeción, ni a Cristo ni al esposo, dicho sea de paso. Los pasajes como el de 1 Pe. 3, donde dice, “Maridos, vivid con vuestras esposas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil”, no están. —– “mujeres, estad sujetas a vuestros maridos”, no están.
Curiosamente, el resto del versículo dice “para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de las esposas” —- daría la impresión de que si la mujer es cristiana y el hombre no, Dios manda a la esposa a estar sujeta al marido de todas maneras (esto no implica por supuesto de que si el marido es un monstruo la mujer tenga que soportarlo ni vivir con él).
Pero daría
la impresión de que la agenda feminista ha tenido éxito en amedrentar aun a los cristianos. Estamos temerosos de predicar la verdad.
¡Triste! Esta es una página cristiana, de un ministerio cristiano para la familia, de reconocida reputación a nivel nacional. Uds deberían de tener una gran admiración por mí en este momento, por el esfuerzo tremendo que estoy haciendo para no mencionar la página, o el ministerio, o el psicólogo que la dirige.
Palabras como “pecado”, “arrepentimiento” y “sujeción” no están presentes porque perjudican las ventas, son malas para el negocio. Mientras tanto millones están consumiendo esta literatura básicamente secular, despojada de teología bíblica equilibrada, y de muy dudosa efectividad en cuanto a lograr lo que promete.
CIERRE
¿Cómo está su relación con su esposa o esposo? ¿Está UD. asumiendo la posición o la función que le corresponde? ¿Quién es el líder en su matrimonio? ¿Está UD. usurpando una función que no debe o no le pertenece? ¿O está UD. dejando que usurpen su autoridad? Cualquiera sea su rebeldía o su negligencia, Dios le hace responsable frente a El. Al que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le cuenta por pecado.
¿Quién es el responsable o la responsable de que su matrimonio no sea lo que debe ser? Permítanme decirles que la Biblia establece la receta para que la relación en nuestro matrimonio sea una relación de armonía. No perfecta, pero armonizada. Eso se logra una vez que aprendemos lo que Dios desea para nuestros matrimonios, o sea el hombre liderando en amor, la mujer ayudando al hombre a ser ese líder que Dios intentó para ella; siendo uno el complemento del otro, ayudándose el uno al otro, siendo ayuda idónea para el otro.
Déjenme decirles la primera cosa en la que debemos ayudarnos el uno para con el otro, si es que en realidad deseamos experimentar la plenitud del Dios Todopoderoso en nuestros matrimonios.
La primera cosa en la que debemos ayudarnos el uno con el otro es en traer alabanza y gloria a nuestro Dios. Usted y yo fuimos creados para traer gloria y honor al nombre de Dios. Esta es nuestra prioridad en la vida. Cuando nosotros enfocamos nuestras vidas para glorificar a Dios en toda su Santidad y Majestad, algo sucede —-somos transformados, somos cambiados.
Cuando UD. se entrega más a servir a Dios, a servir a su prójimo, cuando UD. comienza a compartir con la gente alrededor suyo, cuando pasa más tiempo en comunión con Dios, en adoración, en la lectura de la Palabra, buscando el corazón de Dios, UD. se va a transformar en un mejor esposo o esposa, mejor padre o madre, mejor amigo o amiga.
Yo puedo tratar una y otra vez de ser un mejor esposo, por ejemplo. Pero si yo pongo ese objetivo, el ser mejor esposo, por delante de traer gloria a Dios, voy a fracasar. Voy a fracasar en ambos objetivos. No voy a ser un mejor esposo ni voy a traer gloria a Dios —- tengo las prioridades cambiadas, invertidas.
Hoy tenemos movimientos como Promise Keepers. Miles de hombres tratando de ser mejores esposos y padres. Suena muy noble. Promesas solemnes de cambiar sus vidas. El motivo es erróneo. No busquemos a Dios para eso, debemos buscarlo porque es Dios y punto (busca primero el reino de Dios y su justicia), y todo va a caer en el lugar exacto donde debe estar.
Cuando buscamos tener un mejor matrimonio no estamos buscando a Dios. Los motivos no son correctos, no son puros. Nuestra razón para adorar a Dios, para buscar de Dios, debe ser solamente el traer gloria a la verdad de que El solo es Dios y no hay otro.
Este es un problema mayor para mucha gente hoy en día, gente que se encuentra entre nosotros. Estamos tan acostumbrados a fingir una amistad o a tener una amistad para poder obtener algo de ellos, viendo lo que pueden hacer por nosotros, que pensamos de la misma manera con respecto a Dios.
Nuestra amistad con Dios, por ponerlo así, va a causar una revolución en nuestras vidas, va a revolucionar nuestras familias, va a causar una transformación tremenda, pero si buscamos a Dios por ver en qué nos podemos beneficiar, créanme, no funciona.
La adoración y la dedicación a Dios deben provenir de un corazón puro. Si yo adoro a Dios con el propósito de ser un mejor esposo/a – padre/madre, etc., podemos estar seguros de que vamos a terminar siendo la misma persona de siempre; por eso es que no trabajó el seminario del año pasado, ni el libro que UD. compró hace seis meses.
En Éxodo 20, uno de los 10 mandamientos, dice: “No tendrás dioses ajenos delante de mí”. Mucha gente ha escogido en estos tiempos poner la familia y el matrimonio antes que Dios — Cuando nosotros escogemos usar a Dios para lograr nuestros deseos, nuestras esperanzas, nuestros sueños, antes que buscarlo a El, sólo estamos demostrando que no estamos dedicados a Dios como creemos o aparentamos. <>
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