El Pelagianismo
Pelagianismo.- En la teología cristiana, doctrina racionalista y naturalista herética relativa a la gracia y a la moral, que hace hincapié en la libertad de la voluntad como el elemento decisivo de la perfección humana y minimiza o niega la necesidad de la gracia divina.
Pelagio fue un monje que vivió a finales del siglo IV y principios del siglo V d. C. Pelagio pensaba que los seres humanos nacían inocentes, sin la mancha del pecado original o heredado. Él creía que Dios creó directamente a cada alma humana, y por lo tanto cada alma humana estaba originalmente libre de pecado. Pelagio creía que el pecado de Adán no afectó a las generaciones futuras de la humanidad. Esta postura fue conocida como Pelagianismo.
El Pelagianismo contradice muchas Escrituras y principios bíblicos. Primero, la Biblia nos dice que somos pecadores desde el momento de la concepción (Salmo 51:5). Más aún, la Biblia enseña que todos los seres humanos mueren como resultado del pecado (Ezequiel 18:20; Romanos 6:23). Mientras que el Pelagianismo dice que los seres humanos no nacen con una inclinación natural hacia el pecado, la Biblia dice lo opuesto (Romanos 3:10-18). Romanos 5:12 dice claramente que el pecado de Adán es la razón por la que el pecado infectó al resto de la humanidad. Cualquiera que ha criado niños puede atestiguar el hecho de que los infantes deben ser enseñados a comportarse; no se les tiene que enseñar cómo pecar. Por lo tanto, el Pelagianismo es claramente anti-bíblico y debe ser rechazado.
El Semi-Pelagianismo esencialmente enseña que la humanidad está manchada por el pecado, pero no al grado de no poder cooperar con la gracia de Dios por nosotros mismos. El Semi-Pelagianismo es, en esencia, la depravación parcial, como opuesta a la depravación total. Las mismas Escrituras que refutan el Pelagianismo también refutarán el Semi-Pelagianismo. Romanos 3:10-18 definitivamente no describe a la humanidad como estar parcialmente manchada por el pecado. La Biblia enseña claramente que si Dios no “aparta” a una persona, somos incapaces de cooperar con la gracia de Dios. “Nadie viene al Padre sino por mi“ (Juan 6:44). Al igual que el pelagianismo, el semi-pelagianismo es anti-bíblico y debe ser rechazado.
Es evidente que tal doctrina no podía sostenerse ante la enseñanza cristiana. Negar el pecado original implicaba vaciar de sentido el sacrificio redentor de Jesucristo, al igual que la necesidad del bautismo que fue encargada a los apóstoles conjuntamente con la predicación. El pelagianismo fue condenado en 417 en un concilio celebrado en Cartago.
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