Un Padrecito del infierno
El siguiente es un resumen de una carta fechada el 18 de Octubre de 2007, enviada por una dama católica a Carlos A. Sevilla, Obispo (Jesuita) de Yakima, Washington. La carta llegó a mis manos por medio de un pastor evangélico a quién se le presentó una copia por parte de uno de los miembros de su congregación, quien le pidió al pastor su opinión al respecto. El pastor, a su vez, la compartió con un servidor para que yo formara una opinión. Por razones de privacidad no divulgaré el nombre de la remitente, más allá de decir que es una residente del sur de California. He aquí las partes más importantes de la misiva (traducida del inglés al español por nosotros):
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Most Rev. Carlos A. Sevilla, S.J.
5301-A Titon Drive
Yakima, WA 98908-3493
Re: Padre Jorge Granados
Dear Most Rev. Sevilla, S.J:
Mi nombre es ———, tengo xx años de edad y he sido católica toda mi vida. Nací en México y he vivido en California por 30 años. He estado felizmente casada por 21 años y tengo dos hijos maravillosos de 19 y 16 años …. Yo he trabajado en el campo legal por los últimos 18 años y al presente trabajo como asistente legal para …. (omitimos el nombre de una prestigiosa firma legal).
Acusasiones falsas se han levantado contra el Padre Jorge Granados relacionadas con sus oraciones por la gente y con la ayuda que nos da en sanarnos o aliviarnos de varias enfermedades. Como usted debe estar en conocimiento, el Padre Jorge ha sido compelido a poner un alto a lo que él hace,o sea, simplemente ayudar a gente desesperada que no ha encontrado ayuda en otros lados. Una de las falsas acusaciones contra el Padre Jorge es que él cobra 100 U$ por cada sesión. También se le inculpa de ejercer algún tipo de ministerio de brujería y de aconsejar a la gente para que no busquen tratamiento médico. ¡Todas estas incriminaciones son totalmente falsas!
Yo soy una de las personas que puede testificar que ha sido beneficiada por las oraciones del Padre Jorge y adjunto los informes médicos como prueba. Yo estuve discapacitada por el Estado durante dos meses, de Marzo 15 a Mayo 16, 2007, debido a serias y continuas migrañas que comenzaron en Enero de 2007, y se agravaron en los dos meses siguientes hasta el punto que el dolor no cesaba. A pesar de que yo siempre oraba a Dios para que por lo menos pudiera volver al trabajo, todo lo que los doctores hacían era recetar diferentes medicinas para el dolor, ninguna sirvió.
Fui examinada por diferentes especialistas, incluyendo doctores ortopedas, un neurólogo, un internista y un terapista. Me sometí a una tomografía, varias radiografías y un MRI, los cuales arrojaron resultados normales. Visité una sala de urgencia donde se me recetó Dilaudid and Phenergan, pero el dolor no decreció, y finalmente fui internada por la intensidad y persistencia de mis dolores. Se me recetaron más de 20 medicinas incluyendo Loperamide, Darvocet, Norco, Codeine, Vicodin, Soma, Imitrex, Maxalt, Relpax, además de inyecciones anestésicas. Fui a terapia física por meses pero nada dio resultado. Todo lo que podía hacer era acostarme en un cuarto oscuro mientras sufría. No podia trabajar ni ser una madre para mis hijos ni una esposa para mi marido, quien también sufría intensamente al verme y no poder hacer nada por mí.
Finalmente, el campo de la medicina dictaminó que no tenía más recursos con que asistirme, en tanto que mi dolor seguía en aumento. Debido a los efectos secundarios de las medicaciones comencé a tener pensamientos suicidas y me sumergí en un estado de depresión y desesperanza.
No obstante mi fe me sostuvo para resistir estas pruebas, yo supe que tenía que hacer algo para mejorarme por el bien de mi familia por lo que, siguiendo el consejo de mi tía —- —- en Bend, Oregon, tomé lapiz y papel y le escribí al Padre Jorge ….. y oré para que Dios permitiera que el Padre Jorge me contestara. En el correr de la semana recibí su llamada, pero yo no estaba en casa por lo que el Padre me dejó un mensaje para que lo llamara al día siguiente. Cuando lo llamé me preguntó si yo creía en Dios, a lo que yo respondí que desde niña. Entonces él me explicó que él no sanaba a nadie, que todo lo hacía Dios, y que uno necesitaba tener una fe sincera en Dios. Acto seguido oró por mí en el teléfono (admito que fui escéptica al principio sobre el orar por teléfono y no en su presencia, pero recordé que él me había explicado que era Dios el que sanaba). El Padre Jorge simplemente oró por mí. Me dijo que induciera el vómito poniendo dos dedos en mi garganta. Quedé anonadada al ver lo que vomité, una mezcla de mucus (“baba”), gotas de sangre espesa, tierra y hojas secas. Vomité cerca de 10 veces una y otra vez. No tengo la menor idea de lo que pasó, y por cierto que no había comido tierra ni hojas.
Todo lo que sé es que ese mismo día me recuperé de mis migrañas y aun de los serios problemas estomacales que venía sufriendo por 7 años (tengo una pila de informes médicos para demostrarlo y puedo hacerlos disponibles a quien lo requiera). Los doctores no pueden explicar porqué mis jaquecas y mis problemas estomacales se han retirado. Sigo sin problemas hasta el día de hoy, he vuelto al trabajo y he podido ser una madre y una esposa real para mi familia.
Al tiempo fui a ver al Padre Jorge en Washington para agradecerle personalmente por su bondad. Me impresionó su espíritu gentil y su humildad genuina. El le da todo el crédito a Dios. No reclama ser la fuente de las sanidades inexplicables que resultan de su ministerio. Pude ver personalmente cómo escucha a la gente, cómo le duele nuestra pena y que tan arduamente trabaja en sus tareas parroquiales y su ministerio, y cómo lucha para aprender el inglés en el poco tiempo que le queda. El Padre Jorge nunca ha solicitado un solo centavo de mí …….
Como resultado de su amabilidad y generosidad he ganado mucho. Soy libre del dolor …. Muchas veces en la historia de la Iglesia Dios ha escogido vasos de misericordia …. ¿Por qué puede ser increíble que Dios escoja a sacerdotes para que sanen? ¿Acaso no escogió al Padre Pío y muchos otros en forma similar?
Le pido que reconsidere la evidencia y permita al Padre Jorge continuar ayudando a gente con gran necesidad …. Creo que la Iglesia tiene mucho que ganar si investiga el fenómeno imparcialmente para ver cómo Dios ha escogido utilizar al Padre Jorge, en lugar de permitir que las mentiras maliciosas de unos pocos de mente estrecha presionen a la Iglesia a ir en contra de Dios … como resultado de sus oraciones [del Padre Jorge] y su bondad … [Padre Jorge] nos ha acercado más a Dios, más cerca que nunca.
Si usted necesita contactarme para discutir la situación más profundamente, no dude en llamarme. Gracias por su anticipada consideración en este urgentísimo asunto.
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La carta es más extensa, pero lo expuesto es la columna vertebral de esta apologia en defensa del Padre Jorge. A continuación presento algunas reflexiones sobre el testimonio de esta dama, que fueron las mismas que compartí con este pastor amigo que tuvo a bien consultarme.
Por cierto que a primera vista la carta parece ser legítima, aunque existen en ella ciertos puntos sobre los que habría que indagar más de cerca. En lo personal, yo considero que existen dos tipos de aproximación respecto a este tipo de historias, la apologética y la teológica.
La aproximación desde el campo apologético nos muestra que:
1) No existe ningún tipo de evidencia objetiva que pueda ser examinada. No existen testigos que hayan visto a esta persona vomitar lo que ella dice que vomitó.
2) La evidencia médica, o sea los expedientes médicos que ella dice haber adjuntado a la carta al representante de la Iglesia Católica, no tienen validez como prueba objetiva porque como ella afirma, no muestran nada. Todos los exámenes y estudios fueron negativos. Clínicamente, esta persona nunca sufrió de nada.
3) Todo lo que nos queda es su testimonio personal diciendo que estaba enferma y ahora está sana, pero esto no es suficiente para demostrar nada. Es sólo su palabra, y ningún tribunal legal la admitiría como elemento de prueba.
4) Aparentemente, la Iglesia Católica ha instado al padre Jorge Granados a suspender este tipo de actividades, lo cual es muy significativo.
La evidencia nos deja con lo que en círculos apologéticos se clasifica como una leyenda. Hay dos clases de leyendas. La primera sería una historia que narra una experiencia personal que en realidad no ocurrió, que ha sido inventada. La segunda clase de leyenda es la que realmente ocurrió, es decir una experiencia personal, pero que no puede ser verificada, ni tampoco puede ser desmentida. Sucede que no hay testigos que la comprueben, ya sea personas, o material fílmico o grabado, que amerite una investigación subsiguiente. Desde el punto de vista apologético, que debe ser el de cualquier cristiano con discernimiento, ninguna de estas dos clases de leyendas merece ser tomada en serio. En otras palabras, no hay pruebas para respaldar la historia de esta persona, ni siquiera circunstanciales. No significa que la historia no sea verdad, sólo que no debemos perder el tiempo considerándola, porque en realidad es imposible verificarla o desmentirla.
Desde
el ángulo teológico, las cosas se ponen más interesante. Existen casos comprobados de sanidades en círculos sectarios y ocúlticos (parece que el “padre” es acusado de brujería). Estos grupos aducen que estas sanidades son prueba de la legitimidad de sus creencias o de su grupo. Deuteronomio 13:1-5, por el contrario, nos advierte que esta prueba no es válida. Si las enseñanzas de estos grupos son erróneas, sus milagros, de haber ocurrido realmente, son de Satanás.
Dentro de esta categoría podemos mencionar: sanidades mormonas, sanidades en la Ciencia Cristiana, Ciencia Religiosa y Unity School of Christianity, sanidades psíquico modernas (hechas por gente que dice tener poderes y generalmente dicen que el poder viene de Dios), sanidades relacionadas con la magia negra y blanca, y aun el satanismo. Por supuesto que podemos incluir sanidades en el contexto católico (oraciones a María o los santos). Sanidades han sido bien documentadas en este tipo de contexto. En el caso de esta persona, parecería que estamos frente a una combinación de catolicismo con elementos de brujería, curanderismo, santería o algo por el estilo. En la historia de esta señora, de ser verdad, podemos decir que la sanidad no vino de la mano de Dios, sino de Satanás.
Por la información disponible, parece obvio que el Padre trata los casos de enfermedades (físicas o mentales) como originadas en la posesión demoníaca. La señora de la carta deja entender que fue exorcisada (en referencia a la historia de las hojas y la baba) y como consecuencia de esto ella ahora se ha acercado más a Dios, o a la fe católica como ella aduce, pero desde el punto de vista bíblico deducimos que en realidad se ha alejado más de Dios, cualquiera haya sido su relación con Dios anterior al episodio. Recordemos que la doctrina católica está lejos de transmitir el evangelio de la Salvación.
Los argumentos de la dama respecto a hombres que Dios ha escogido para sanar a otros durante la historia de la Iglesia [católica] no son válidos. Estos hombres mencionados fueron místicos [mentalmente trastornados y envueltos en prácticas ocúlticas] incluyendo el Padre Pío que la dama menciona. Una investigación sencilla revela que el mentado Padre Pío fue un hombre que desde pequeño estuvo expuesto a la brujería y el arte de la adivinación, además de presentar todas las señales de una persona emocionalmente perturbada durante su vida. Tenía visiones donde era atacado por monstruos, conversaba con Jesús, la virgen María y su ángel guardian, y era acosado por los malos espíritus. No terminaríamos nunca de describir las excentricidades de este hombre, un perturbado mental pero al mismo tiempo un fraude de enormes proporciones, como muchos investigadores católicos lo han demostrado.
Por todo lo anterior, recomendamos cautela. No seamos persuadidos de que una historia es verdad sólo porque nosotros deseamos que sea verdad. En realidad la historia no tiene respaldo serio desde ningún ángulo. Cuidémosnos de aceptar cuentos de este tipo basados en razonamientos como los de la señora de la carta. Dios no nos excusará por creer historias que aparentemente deben tener su origen en Dios porque los resultados fueron buenos. Satanás y sus ministros se disfrazan de ángeles de luz, y el mal no siempre se presenta con colmillos largos, muchas veces tiene una apariencia de dulzura, bondad y piedad.<>
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