¡Atrapado en “Las Redes del Amor”!
El amor erótico o romántico esta viviendo un momento crucial de la historia humana. Las energías del sexo y de la sexualidad invaden los medios masivos de comunicación. Hombres y mujeres usados poderosamente por Dios caen “atrapados en las redes del amor”. Pareciera como si las energías del sexo y de la sexualidad fueran las nuevas diosas todopoderosas. Ellas ocupan las primeras planas de los periódicos, las revistas, las paginas de los portales de Internet, los programas de televisión y de radio. Ellas además, destruyen matrimonios, familias, iglesias, ministerios, vidas. Las noticias de los que están atrapados en “las redes del amor” nos llegan de todas las latitudes.
El concepto liviano y trivial de “hacer el amor” se ha transformado en un paradigma predominante en nuestra cultura occidental erotizada. Todo el mundo habla de “hacer el amor” como de beberse un refresco, un vaso de agua, comerse una comida deliciosa, darse un baño, cambiarse de ropa, satisfacer un capricho hedonista. Hasta niños y niñas de 8 y 9 años de edad hablan “de hacer amor” como si hablaran del juguete electrónico de la hora. Por todas partes se escuchan las canciones salir de las ondas hertzianas proclamando por los aires “quiero hacerte amor”, “déjame hacerte el amor”, “hagamos el amor”. El paradigma de “hacer el amor” se ha convertido en la panacea que soluciona todos los problemas humanos. “Hacerle el amor” a alguien acaba con la soledad y alineación, termina con el estrés y la tensión, cura los síntomas de la depresión, disuelve la ansiedad, aleja el miedo, resuelve los problemas de vergüenza y de culpa. Es como si de repente “hacer el amor” fuera la “píldora curativa” encontrada para curar todos los males espirituales, emocionales, psicológicos, y hasta físicos de los seres humanos. Y billones de hombres y mujeres del Siglo XXI no han encontrado otra forma de darse y dar placer a otros, que no sea utilizando sus penes y sus vaginas. Estamos viviendo en una hora de la humanidad, en que pareciera que la única y absoluta fuente de placer para los seres humanos es la que emana del uso erótico de sus penes y de sus vaginas.
Estamos atrapados en “las redes del amor”. Un famoso padre católico se describe así mismo y, en todos los medios masivos de comunicación, como “atrapado en las redes del amor”. De esta misma manera se describe en los medios de comunicación a un famoso pastor evangélico. Debemos orar por estas y otras personas, y seguir el consejo bíblico de que, “el que piense estar firme, mire que no caiga”.
Pero estamos siendo invadidos y envenenados con estas ideas erróneas sobre el amor erótico o romántico. Desde que el amor romántico surgió en la historia de la humanidad, algunos señalan que en Francia alrededor del Siglo XII, hemos enfatizado y seguimos sobre-enfatizando uno solo de sus elementos: El Enamoramiento. Billones de personas piensan, sienten, perciben y experimentan el amor romántico, como si solamente significara enamorarse. El enamoramiento produce sensaciones, percepciones y emociones placenteras, agradables. Enamorarse transforma positivamente elementos básicos de la personalidad humana. Algunos seres humanos experimentan el enamoramiento con claro rasgos de “locura” y desquicios psico-emocionales.
Pero como hemos planteado ya en nuestros libros, el amor erótico o romántico, no consiste solamente en enamorarse. El enamoramiento es la primera fase o etapa o puerta de entrada, por la que el amor erótico o romántico entra. En el mundo occidental esta es una puerta importante. La fase o etapa de enamorarse, que incluye sentirse atraído, practicar el ritual de la conquista, procurar complacer a la persona objeto del enamoramiento, es solamente una fase iniciar en el proceso que completa el amor erótico o romántico. Pero solamente el enamoramiento y estar enamorado no definen el amor, no lo completan. El enamoramiento es simplemente la puerta de entrada al amor romántico. Millones de personas se quedan atrapadas en la puerta de entrada del amor romántico, y no se muevan más allá. Es penoso que esta realidad se da hasta en persona que se casan y forman familia. Quedarse en la puerta de entrada del amor romántico es una trampa, entra otras cosas, porque la tendencia de las energías del enamoramiento es la de desvanecerse con el tiempo y el uso. Las energías espirituales y psico-emocionales del enamoramiento es naturalmente imposible que permanezcan para siempre con la misma intensidad que empiezan. Por lo tanto, el amor romántico no puede definirse como estar enamorado.
Nosotros planteamos en nuestros libros que la segunda etapa del amor erótico o romántico es la pasión. Esta es la fase esencialmente erótica o sexual del amor romántico. Debido a la pasión, los enamorados deliran el uno por el otro. La fase de la pasión es posesiva, obsesiva, y particularmente el sexo masculino delira por poseer sexualmente al objeto de su amor. Millones de personas solamente llegan a estas dos etapas en el proceso de su amor romántico: el enamoramiento y la pasión. Los contenidos espirituales y psico-emocionales del enamoramiento y la pasión no sostienen un amor romántico a largo plazo. Tanto el enamoramiento como la pasión, tienen tendencias pasajeras, temporarias, fugaces. Cuando la pasión erótica es consumida, se pierde el sentido de curiosidad y de intriga que ella contiene en si misma. El amor romántico debe entonces trascender sus primeras fases: el enamoramiento y la pasión.
La tercera fase o etapa del amor romántico que describimos en nuestros libros es el romance/intimidad. Esta es la fase del amor romántico que permite que la pareja se conozca realmente. La fase del romance/intimidad del amor romántico contribuye a que las personas enamoradas y poseídas por la pasión, aprendan a comunicarse desde el centro de quien ellas realmente son. El romance/intimidad permite que las parejas enamoradas y apasionadas una de la otra, confronten y enfrenten las mascaras y las falsas personalidades con las que se relacionan en las primeras dos fases del amor romántico. Ya en el matrimonio, es muy importante que las parejas cultiven, y le presten especial atención a la fase del romance/intimidad. Los esposos deben practicar en sus vidas amorosas d
iarias el romance/intimidad, si desean tener un matrimonio que huela como un jardín bien cuidado y cultivado.
La cuarta y última etapa del amor romántico que enfatizamos en nuestros libros es el compromiso. Todo amor romántico a largo plazo, necesita sostenerse sobre la base del mutuo compromiso que la pareja tiene con su amor y con el matrimonio. El amor romántico es una mutualidad, y como tal, implica una relación comprometida con otra persona que merece respeto y confianza, tal y como nosotros merecemos y demandamos respeto y confianza.
Entender el amor erótico o romántico como un proceso que contiene todas estas etapas, nos impide quedar atrapados “en las redes del amor”. El verdadero amor no tiene redes, sino etapas o fases. Las parejas que transitan estas etapas de manera natural, aprenden a disfrutar el amor romántico, no a sentirse atrapadas “en sus redes”.
Créditos: Héctor y Clemencia Zorrilla son esposos, padres, pastores, psicólogos, conferencistas y escritores. Su seminario mas solicitado es: “Seminario Como Disfrutar la Sexualidad en el Matrimonio”. Ellos producen el programa radial y de TV “Que vivan los matrimonios”, y viajan con frecuencia invitados para dar charlas, seminarios, talleres, conferencias, retiros, sobre temas matrimoniales, familiares y de liderazgo. El último libro de su autoría publicado por Editorial Excelencia es “Recetas para Enriquecer tu Matrimonio: Cómo mantener las llamas del Amor”.
Pueden ser contactados a través de su página en Internet: www.MisionParaVivir.org
o este sitio: http://www.semanahispanadelmatrimonio.com/
o por email: hector.zorrilla@misionparavivir.org
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