Tres preguntas sobre el más allá
# 1
¿No enseña 1 Tesalonicenses 4:13-18 que los muertos duermen hasta que Dios los despierte en el día final?
Respuesta:
Muchos enseñan, entre ellos cristianos y sectarios, que los hombres, justos e injustos por igual, luego de su muerte duermen hasta el día de la resurrección. En otras palabras, pasan a un estado de inactividad inconsciente, o un largo sueño en que no son conscientes de nada, hasta el día final donde recuperarán el conocimiento. Esta doctrina se conoce popularmente como “el sueño del alma”.
En el pasaje de 1 Tesalonicenses 4:13-18 existe una referencia a “los que durmieron”. Jesucristo mismo usó el término “duerme” en el caso de su amigo Lázaro y la niña que fueron resucitados por él.
Puntos a considerar:
a. La palabra “dormir” se usa metafóricamente para describir la apariencia y la postura del cuerpo de los que mueren.
b. La palabra era usada por los griegos, egipcios, etc., para describir a los muertos.
c. Teniendo en cuenta que las culturas circundantes creían indisputablemente en el más allá consciente, no se puede usar la palabra para afirmar que el alma duerme.
d. Si Pablo hubiera querido expresar que los muertos duermen literalmente, entonces el principio de revelación progresiva desaparece como norma hermenéutica, porque estaríamos frente a una contradicción. En este principio, la nueva información nunca contradice a la anterior, de la misma forma que una madre no se contradice cuando luego de permitir que su bebé coma con las manos por un tiempo, decide enseñarle a usar una cuchara.
e. A decir verdad, el pasaje en realidad apoya la continuación de una existencia consciente luego de la muerte física. Pablo dice que Jesús “traerá” con él las almas de los que murieron. En nuestro sistema escatológico el pasaje describe el momento en que Cristo arrebata para sí a los que están vivos y las almas de los cristianos ya fallecidos se reunen con sus cuerpos glorificados – o sea la promesa de la redención del cuerpo toma lugar.
f. Es cierto que algunos protestantes como Wycliffe y Tyndale enseñaron la doctrina del sueño del alma. Hasta Lutero barajó la idea al comienzo de la Reforma, aunque luego cambió de parecer. Creo que lo hicieron como una forma de refutar rápidamente y sin pensar mucho, la doctrina del purgatorio y las misas por los muertos.
Finalmente, digamos que la Escritura no enseña la doctrina del sueño del alma. El apóstol Pablo es bien claro cuando expresa:
“Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.” (2 Co. 5:6-8)
¿Qué significa esto? Sólo puede haber una respuesta: La muerte es una transición inmediata entre estar en el cuerpo y estar en casa con el Señor. En el momento que el cristiano muere, ella o él inmediatamente está en la presencia del Señor. En el momento que el incrédulo muere, pasa a estar en tormento consciente en el Hades, una especie de antesala, hasta el juicio final. <>
# 2
Si usted no cree en el purgatorio, ¿qué explicación le da a Lucas 12: 58-59?
Cuando vayas al magistrado con tu adversario, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre al juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí, hasta que hayas pagado aun la última blanca. (Lucas 12:58-59)
Respuesta:
Estos versículos enseñan que es necesario arreglar cuentas con
nuestro adversario (en este caso, Dios) antes de que sea muy tarde. El v. 59 pienso que no indica que eventualmente alguien puede salir del infierno, ya que ahí no hay forma de cómo pagar, es muy tarde.
La Escritura nunca habla de una segunda oportunidad para arrepentimiento luego de la muerte. Por el contrario, luego de la muerte viene el juicio (He. 9:27). El juicio final en la Escritura parece ser decisivo en todos sus aspectos, y yo en lo personal no veo ninguna sugerencia de que la decisión pueda ser vetada o revertida en edades futuras.
En Lucas 16 Jesús enseña claramente que no existía para el hombre rico la posibilidad de un escape de sus sufrimientos. Abraham le dice que “una gran sima está puesta entre nosotros (los justos) y vosotros (los injustos)”, de manera que los que quisieren pasar de aquí a allá, o de acá a allí, no pueden (Lc. 16:26). Cristo, además, expresa que tanto para el hombre rico ya muerto como para sus hermanos aún vivos, la oportunidad de arrepentirse se limita o limitó al período de vida en la tierra nada más.
En verdad, el tema de la salvación a través de toda la Escritura, está limitado al tiempo en que el ser humano está físicamente vivo (He. 9:27; 3:15-4:11, etc.). La urgencia que los apóstoles pusieron en el tema de la salvación no puede ser ignorada (2 Co. 6:1,2). Esta urgencia está firmemente basada en la convicción de que una vez que la muerte ocurre no hay oportunidades posteriores para arrepentimiento y salvación. Esto es de una claridad cristalina en la Biblia.
El apóstol Pablo declara que para los incrédulos no existe ninguna esperanza después de la muerte (1 Tes. 4:13). Es por ello que podemos con certeza inamovible escribir en las tumbas de todos los no creyentes la frase “Sin esperanza”.
Opinando desde el punto de vista de la Reforma, el arrepentimiento y la fe son el producto de la gracia de Dios y no el resultado de la voluntad del hombre. Por lo tanto no existe ninguna posibilidad de que los pecadores no regenerados se arrepientan y crean, una vez que están en el infierno.
Si Dios no les dio el don de arrepentimiento y fe en esta vida, los cuales son necesarios para venir a Cristo (Jn. 6:45, 65), ¿dónde se encuentra la Escritura que indique que Dios les podría otorgar esos dones en la próxima vida? <>
# 3
¿Puedo usar la historia del hombre rico y Lázaro en Lucas 16 para enseñar que el alma continúa viviendo después de la muerte?
Respuesta:
Yo sé que muy buenos comentaristas dicen que se trata de una historia real. Otros, como los adventistas y los testigos de Jehová, dicen que es una parábola y niegan que enseñe algo acerca del más allá. Las interpretaciones que dan estos últimos no tienen ni pies ni cabeza.
El problema básico es que ambas partes suponen que si la historia que narra Jesús es una parábola, entonces no tiene ningún sentido, y si no es una parábola, entonces debe ser una historia real.
Ambas posiciones fallan en reconocer que las enseñanzas de Cristo eran metodológicamente rabínicas y que las parábolas rabínicas por lo general se construyen en base a personajes históricos reales.
La literatura rabínica de antes, durante, y después de Cristo está repleta de parábolas con personajes reales donde la historia es imaginaria. Múltiples ejemplos se encuentran en el Midrash, donde Abraham dialoga con Nimrod. Todo el mundo sabía que esos diálogos eran ficticios pero en realidad enseñaban algo que era real.
En Lucas 16 no nos debe asombrar que Jesucristo usara una historia rabínica que no era “real” o “verdadera” en el sentido de ser literal. El hombre rico no tenía labios reales ni Abraham dedos reales, ni el agua ni el fuego eran literales.
Jesucristo usó las imágenes mentales para crear una parábola rabínica y enseñar que en el más allá los malos sufren conscientemente y los justos disfrutan. Es también claro que en el más allá los perdidos no hablan con los salvos. Jesús sólo empleó el método rabínico para mostrar que nadie se escapa del tormento, no hay segundas oportunidades, y debemos creer en las Escrituras durante esta vida para ser salvos.
Conclusión:
Su pregunta fue: ¿Puedo enseñar que el alma sigue consciente luego de la muerte física?
La historia de Lázaro y el rico no debe ser usada para mostrarle al adventista o el Testigo de Jehová que el alma continúa viva después de la muerte. Este es un debate innecesario porque Cristo no estaba enseñando la continuidad de la consciencia del alma luego de la muerte.
Es importante entender el concepto bíblico de “Revelación Progresiva”. Los apóstoles sabían que su entendimiento sobre la vida después de la muerte no era completo durante su estadía con Cristo. Es luego de pentecostés y las revelaciones finales que ellos pudieron hablar de la muerte y el estado del alma con claridad. Una vez que vieron todo el cuadro, Pablo pudo decir “ausentes del cuerpo, presentes al Señor”.
La doctrina adventista del sueño del alma es una forma de tantas de negar el principio de revelación progresiva. Se quedaron con el concepto del Antiguo Testamento. Ignoran que el Antiguo Testamento debe ser interpretado a la luz del Nuevo Testamento. <>
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