¿Pequeños Dioses?
Juan 10:34 dice: “Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois?” — ¿Apoya esto la doctrina del Movimiento de la Fe de que somos pequeños dioses?
Para responder la pregunta adecuadamente es propio leer el pasaje en contexto:
Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle. Jesús les respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis? Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios. Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada), ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy? (Jn. 10:31-36)
En efecto, el Movimiento de la Fe con líderes como Kenneth Copeland , Benny Hinn y otros, enseñan que los hombres somos pequeños dioses caminado por este planeta. Este es uno de sus pasajes favoritos. También los mormones lo usan para justificar su doctrina de que somos dioses en potencia.
En la antesala del pasaje, Jesús acababa de decir que el Padre y él uno eran, en una clara declaración de su Deidad (v.30). Los judíos tomaron piedras inmediatamente porque entendieron muy bien el reclamo de Cristo. Es entonces que el Señor les responde con una referencia al Salmo 82:6:
“Yo dije: Vosotros sois dioses, y todos vosotros hijos del Altísimo”.
¿Acaso Jesucristo estaba diciendo que los humanos somos dioses? En ninguna manera. Este es el razonamiento de Jesús: Si algunos seres humanos pueden ser llamados “dioses”, ¿por qué el Hijo de Dios no puede ser llamado “Dios”?
…
¿En qué sentido fueron llamados “dioses” algunos hombres en el Antiguo Testamento? En un sentido representativo. Moisés fue como Dios (elohim) ante Faraón (Ex. 7:1). De la misma manera, en el Salmo 86:2 Dios llama a los jueces de Israel “dioses” (elohim). En otras palabras, a los ojos de la gente los jueces son como dioses porque representan a Dios.No significa que su naturaleza es divina.
Muchos eruditos piensan que en este salmo Dios llama “elohim” a los jueces irónicamente. Como estos jueces juzgaban injustamente abusando de su posición privilegiada (Sal. 82:2), Dios les anuncia que morirán como lo que son, meros humanos:
“Pero como hombres moriréis, y como cualquiera de los príncipes caeréis”. (Sal. 82:7)
A diferencia de la palabra “Señor” (Jehová), que siempre significa “Dios”, la palabra “dioses” (elohim) puede
ser usada para Dios (Gn. 1:1), ángeles (Sal. 8:4-6; cf. He. 2:7), o seres humanos, como en este caso del Salmo 82.El salmo se enfoca en un gru
po de jueces israelitas quienes debido a que tomaban decisiones sobre la vida y la muerte de personas, eran llamados flexiblemente “dioses”. Estos jueces se hicieron corruptos y cometían injusticias. Asaf, el autor del salmo, dice que si bien estos jueces eran llamados dioses, morirían como hombres, lo que realmente eran.Asaf probablemente estaba usando la ironía cuando llamó
“dioses” a estos jueces perversos. Si esto es así, no hay justificación ninguna para llamarlos “dioses” en ningún sentido serio.Cualquiera sea el caso, el reclamo de B
enny Hinn y sus pares, así como el de nuestros amigos politeístas, los mormones, no tiene ningún sentido. La razón es que el salmo fue escrito dentro de un contexto judío estrictamente monoteísta, en el cual llamar Dios a un humano constituía una blasfemia. Además, Dios establece claramente en su Palabra, que no existen dioses aparte de él (Is. 44:8; 43:10). Resumiendo: Jesucristo cita el salmo en el contexto de un intercambio con los judíos, los cuales estaban a punto de apedrearlo porque se había equiparado con Dios. Jesucristo responde que si en el AT era posible llamar dioses a meros hombres, no había razón para que los fariseos se ofendieran porque Jesús reclamó ser el Hijo de Dios, cuando en realidad su reclamo estaba respaldado por sus milagros. Jesucristo estaba presentando una defensa de su propia Deidad, no de la deificación del hombre. Walter Martin lo dijo magistralmente: Si usted quiere saber si es un dios, pregúntele a su esposa. Ella se lo aclarará en diez segundos. <>< /span>
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