¿SON TODAS LAS RELIGIONES IGUALES?
La idea de que todas las religiones llevan a Dios es indudablemente atractiva, pero ¿cómo puede ser igual un Dios que manda la guerra santa que Aquel que muere en nuestro lugar? Hay aquí un problema lógico: ¿cómo puede ser que todos los caminos vayan al mismo sitio? O ¿es que decimos que todas las religiones son iguales, para no tener que molestarnos en tener que profundizar en ninguna? En un mundo lleno de tantas ideas y religiones, ¿cómo podemos saber dónde está la verdad?
Son muchos los que hoy en día dicen que aunque no creen en ninguna religión en particular, toman los mejor de cada una, para formar su propio credo personal. Esto está muy de acuerdo con una época de relativismos y sincretismos como la nuestra, donde no hay blanco ni negro. Todo depende… Y la única virtud es la tolerancia.
Esto da además una cierta apariencia de humildad. Ya que no hay duda que es atractiva la idea de Gandhi de que “el espíritu de las religiones es uno, pero aparece en multitud de formas”. Por lo que “la verdad no es propiedad exclusiva de una única Escritura”. Para él, “Jesús es tan divino como Krishna, Rama, Mahoma o Zoroastro”.
UN PROBLEMA LÓGICO
Esta idea es bonita, pero eso no quiere decir que sea verdadera. A todos nos gustaría que esto fuera así, pero si pensamos un poco, vemos que la cosa no tiene mucho sentido. ¿Cómo pueden ser todas las religiones iguales, si tienen puntos de vista, no sólo diferentes, sino opuestos sobre Dios, el mundo, el mal, la muerte, la justicia, la salvación y tantas otras cosas?
Hay una clara superficialidad en este tipo de comentarios.¿Cómo va a ser lo mismo la deidad hindú que es politeísta, o sea plural e impersonal, que la del Islam, una y personal? Si el Dios de los judíos ha creado el mundo, la divinidad budista no ha creado nada. No es lo mismo la evangelización que la guerra santa, la reencarnación, que la resurrección, el nirvana que el juicio…
Buda cuenta una historia muy parecida a la que Jesús cuenta en los Evangelios sobre ese hijo que se fue de casa, perdiendo todo lo que tenía. Pero hay una gran diferencia. En el relato de Buda, cuando vuelve a casa, tiene que pagar por todo lo que ha hecho, según la ley del karma, de causa y efecto. Mientras que en la parábola de Jesús recibe una fiesta, siendo perdonado por la gracia del Padre, su amor inmerecido.
2. ¿LLEVAN TODAS LAS RELIGIONES A DIOS?
No todos los caminos van a Roma, ni todas las religiones llevan a Dios. Van de hecho a lugares muy diferentes: extinción o salvación, perdón o castigo, conocimiento personal o disolución en un todo… No le hacemos ningún bien a nadie, diciendo que da igual lo que crea o lo que piense. Cuando andamos como ciegos, al borde del precipicio, no hay mayor cinismo que decir: “no importa el camino que vayas”. Necesitamos conocer la verdad.
Si creemos que Dios existe y ha hecho todas las cosas, Él está entonces más allá de nuestra mente e imaginación. ¿Cómo podemos llegar entonces a conocerle? Es por eso que muchos se hacen un dios a su imagen y semejanza. Un dios que podamos comprender y manejar a nuestro antojo. Pero ¿es ese el Dios verdadero?
“¿A qué, pues, me haréis semejante, o me compararéis?, dice el Santo”, pregunta el Dios de la Biblia por medio del profeta Isaías (40:31). Ninguna religión, en ese sentido como esfuerzo humano, nos puede llevar a Dios. Si Él no toma la iniciativa, no podemos saber nada de Él. Necesitamos su revelación.
La pregunta entonces no es si creemos en Dios, sino en qué Dios creemos. Ya que por lo tanto nuestro problema no es tanto saber si Dios existe, sino si Dios ha hablado. ¿Por qué sino cómo sabemos de qué hablamos cuando hablamos de Dios?
Es por eso que nuestro conocimiento se ha de basar en la Revelación de Dios. Para verdades divinas, necesitamos certezas divinas. Y en ese sentido el cristianismo es diferente a cualquier otra religión, ya que no es la historia de hombres que buscan a Dios, sino de un Dios que busca a los hombres. La Biblia le dice por eso al hombre cosas muy desagradables, que nunca pudiéramos haber imaginado por nosotros mismos.
Dios nos dice que no amamos, como debiéramos. A Él en primer lugar, ya que somos “enemigos” suyos “en nuestra mente, haciendo malas obras” (Colosenses 1:21). No tenemos un corazón de oro, como pensamos, sino que es “engañoso, más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”, dice Jeremías (17:9). No andamos en busca de la luz, sino que amamos más las tinieblas, porque hacemos cosas malas (Juan 3:19). “No hay justo ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios” (Romanos 3:10-11)
UN ÚNICO CAMINO
No podemos llegar a Dios, pero Él si puede llegar a nosotros. Y lo ha hecho en primer lugar hablando. Porque Él está ahí, pero no está callado. “Habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras”, ahora nos habla por medio de su Hijo (Hebreos 1:1-4). Jesucristo es la Palabra del Dios vivo, porque Él mismo es Dios (Juan 1:1).No hay nada de Dios que no veamos en Él, y nada de Él que no sea de Dios.
Jesús no mostraba la verdad, como Buda apuntando al Camino, sino que Él mimo dice ser el Camino, la Verdad y la Vida misma (Juan 14:6). Es por eso que su muerte es algo tan especial. Porque la muerte de cualquier fundador de una religión es la pérdida de un sabio, pero la muerte de Cristo tiene significado eterno.
Pero la buena noticia del Evangelio es que Él no está muerto, sino que vive. Ya que la tumba de Mahoma es hoy lugar de peregrinación, pero la de Cristo está vacía. Resucitó y subió a los cielos, de dónde también ha prometido volver. Por lo que la verdad no está en ninguna religión, sino en el Cristo vivo. ¿Conoces su Palabra? “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador ente Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Timoteo 2:5). ¿Confías en Él, o en ti mismo? Porque “en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).
Deja un comentario