La Lapidación de Soraya M.
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y la Hipocresía Liberal
Amigo lector, le instamos para que vaya a ver la película The Stoning of Soraya M. (título en inglés), o de lo contrario, a comprar el DVD cuando esté disponible. La historia se desarrolla en Irán, el paraíso de las mujeres, y muestra el verdadero rostro del Islam, “la fuerza retrograda” como le llamó Churchill. Ya a estas alturas usted debe conocer de qué se trata la película, a menos que haya estado mirando exclusivamente el canal del clima (The Weather Channel) por los dos últimos meses, pero en síntesis digamos que la producción está basada en el libro del mismo nombre, el cual relata la nauseabunda historia que culmina con el apedreamiento de una mujer acusada injustamente de adulterio. Lo que resta credibilidad a la historia es que todos sabemos que los musulmanes tratan a sus mujeres como Aladín trataba a la princesa Jazmín, ¿verdad? ¿Acaso no tenemos las inspiradas palabras del noble Corán que dan mandamiento de pegarle a las esposas que tienen tendencia a rebelarse (Corán 4:34)? Después de todo, los esposos debemos tener el derecho de disciplinar a nuestra media naranja. ¿Es eso mucho pedir?
Ironías a un lado, el film describe una realidad actual en los países donde rige el Islam, realidad que comprende el maltrato despiadado a las mujeres, algo aceptado a través de los siglos por generaciones de hombres que han sido transformados en bestias insensibles despojados de raciocinio por la religión del Islam. La lapidación de Soraya M. no fue un hecho aislado, sino uno de los muchos casos que son el pan de cada día en las naciones musulmanas, de los cuales unos pocos salen a luz. Claro que existen variantes. En julio de 2008, los hombres de una aldea “conservadora” de Pakistán le dispararon a cinco mujeres, tres de ellas adolescentes, y luego las enterraron cuando aun respiraban. ¿El delito? Haber desafiado al concejo tribal negándose a someterse a casamientos arreglados y expresar su deseo de escoger sus propios esposos [1]. El asesinato múltiple continúa impune debido a la inacción o complicidad de las autoridades. A principios de este año un hombre jordano asesinó de múltiples puñaladas a su hermana para salvar el honor de la familia [2].
Este tipo de ejecución es común en las villas de Jordania donde padres o hermanos matan a sus hijas o hermanos para salvar el honor de la familia por tan solo sospechar que la mujer tiene o tuvo relaciones ilícitas. Se les conoce con el nombre de “asesinatos de honor”. En muchos países los culpables son exonerados o en el peor de los casos reciben ligeras sentencias al amparo de leyes que justifican estas atrocidades. El pastor Daniel Brito mencionó en un escrito anterior el caso reciente de “una muchacha de 13 años de edad, [que] fue acusada de adulterio y apedreada delante de mil personas en el país de Sudán. La muchacha, había sido violada por tres hombres, pero en el mundo musulmán, cuando una joven es violada, su palabra no vale nada”[3]. Ayse Onal, un reconocido periodista turco, escribió en su libro “Honour Killing: Stories of Men who Kill ”, que solamente en Turquía los asesinatos de honor ocurren a un promedio de uno por día. Entre 2000 y 2005 se reportaron 1806 casos. [4]
Los ejemplos pueden continuar ad infinitum. Nos preguntamos por qué habiendo tanto material para denunciar los horrores del Islam, Hollywood no ha producido un solo film en la materia. Eso sí, cuando se trata de basurear a los EEUU, Hollywood cuenta con directores como Paul Haggis, Brian de Palma y Kimberley Pierce, quienes entregan films como “In the Valley of Elah”, “Redacted”, y “Stop-Loss” respectivamente, en los cuales los villanos son el gobierno, la CIA y por supuesto, los soldados americanos. Actores como Mat Damon, George Clooney, Martin Sheen, Alec Baldwin, Sean Penn, Scarlet Johansson y otros, no pierden oportunidad de acusar al gobierno de maldades en materia de política nacional e internacional, ni de actuar en películas anti-guerra y de corte liberal.
Parecería que el péndulo del estereotipo del mal para Hollywood oscila entre los conservadores tanto políticos como religiosos y las corporaciones. ¡Ah, se me olvidaban los Nazis! No que estos últimos no hayan sido la encarnación primordial del mal, pero para Hollywood no representa ningún riesgo producir material en el tema. Otra cosa sería hacer películas sobre las brutalidades del Islam. Yo creo que hay un elemento de cobardía detrás de todo esto. Pensar que de ser posible, estos personajes de Hollywood serían los primeros en ser ejecutados si los Khomeinis, Bin Ladens, Hezbollahs y Talibanes del mundo tomaran control del país. Misterios de la mente liberal.
¿Y qué de las organizaciones feministas en América y Europa? ¿Por qué ese silencio ante las atrocidades contra las mujeres detrás de la “cortina de piedra y arena”? Parece que sus prioridades están en la defensa del aborto y los “derechos” de las lesbianas. ¿Dónde están las académicas feministas? Un sondeo de sus causas nos muestra que sus intereses giran en torno a las oportunidades políticas, la nueva tecnología médica y las implicaciones relacionadas con las mujeres, la política de la moda y la respuesta de las mujeres ante los cambios climáticos. Ni menc
ión sobre los asesinatos de honor ni de las miles y miles de mujeres que son rutinariamente golpeadas, violadas, encarceladas o lapidadas, usualmente con la aprobación tácita o explícita de los gobiernos islámicos [5].
¿Mencioné a “Amnistía Internacional”, o Amnesia Internacional como yo la llamo? ¿No? La organización que hoy en día es una herramienta de la izquierda disfrazada de defensores de derechos humanos, ha presentado una crítica de La Lapidación de Soraya M. donde literalmente se defiende al régimen de los Ayatollahs, se calumnia la película y se le llama “sensacionalista”. Amnistía Internacional aduce que el film promueve la discriminación contra el pueblo iraní en general, y además argumenta que ya hay organizaciones que están luchando contra barbaridades como la lapidación [6]. La verdad es que no podemos entender cómo estos argumentos puede llevar a la conclusión de que el film no es necesario.
Me permito incluir en la galería de hipócritas miserables a UNIFEM. Dudamos que la película sea exhibida en la próxima conferencia de la Comisión para el Estatus de las Mujeres (de la ONU). UNIFEM recibe millones de dólares provenientes de los regímenes islámicos para hacer la vista gorda.
En el área de la mediática, Stephen Holden, escribiendo para el súper liberal New York Times, no está muy feliz con la producción tampoco. En su comentario se nota su desconformidad en forma subyacente y su idea particular de que detrás del film se mueven fuerzas conservadoras [7]. La prensa en los EEUU, controlada hoy en día por liberales de todos los colores, ha visto la película a través del mismo prisma, con algunas honrosas excepciones. Pero en general, apedrearon el film.
Repugnado por la hipocresía y la inmoralidad de los liberales, exhorto al público cristiano a apoyar producciones como La Lapidación de Soraya M. – De ser posible editar o censurar unas pocas palabras obscenas (entiendo que no es fácil), las iglesias deberían planificar a los efectos de exhibirla en noches especiales, una vez que el DVD esté a la venta. Claro, los pastores deben aclarar que el film en ciertos diálogos y monólogos da a entender que Alá es un dios real, pero debemos ser flexibles porque la cultura en que la historia se desarrolla es musulmana. La exhibición de la película será más efectiva que mil lecciones sobre el Islam. <>
Fuentes:
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