¿Es el infierno un lugar de fuego?
Recientemente y con motivo de los incendios que arrasaron con varias hectáreas de bosques en un área del sur de California, un pastor relató durante su sermón que mientras iba conduciendo a lo largo de una carretera interestatal, la escena que se veía a la distancia con las grandes llamas levantándose sobre el horizonte le recordó el infierno al cual están destinados los que rechazan la salvación de Dios.
Yo por mi parte no considero la ilustración como muy afortunada. Aclaro que creo firmemente en la existencia del infierno porque la Biblia lo dice, pero un análisis riguroso de los pasajes bíblicos no me llevan a la conclusión de que el infierno será una gran parrilla donde los no salvos se achicharrarán sin consumirse. También sostengo que lo dicho no atenúa en lo más mínimo los horrores del infierno (Dn. 12:2; 2 Tes. 1:5-10).
Cuando yo hablo de castigo eterno como resultado de la aplicación de la justicia de Dios, me refiero a la absoluta y eterna separación de Dios en la cual los beneficios de la gracia común y los dones de Dios estarán ausentes, resultando en un continuo estado de pesar, miseria y remordimiento. No estamos hablando de llamas de fuego literales o reales.
Cuando la Escritura habla de llamas o fuego en referencia al infierno estamos frente a un recurso literario. Imágenes como “las tinieblas” y “el fuego” son metáforas que simplemente nos dan una idea de lo que será el sufrimiento. Tomar literalmente las figuras literarias que incluyen la palabra “fuego” no tiene mucho sentido, ya que si hubiera fuego en el infierno, ello automáticamente anularía “las tinieblas de afuera”, aunque algunos han intentado armonizar las dos nociones recurriendo al concepto de la radioactividad.
Es importante no caer en el error de tomar ciertas expresiones bíblicas en una forma estrictamente literal. Por ejemplo, Jesucristo vendrá, según Apocalipsis 1, con sus ojos como llama de fuego, sus pies serán como bronce recién salido del horno y de su boca saldrá una espada aguda. En realidad nadie con dos dedos de frente que lea esta metáfora se imaginará a Jesús como un monstruo. Las llamas y el bronce candente, así como la espada aguda son representaciones de juicio, nada más. Otro ejemplo: Hebreos 12:29 dice que Dios es fuego consumidor. ¿Es Dios un lanzallamas cósmico gigante? Claro que no. Es lamentable que algunos predicadores sigan usando aun las imágenes de una gran parrillada. Esta desafortunada interpretación ha hecho aun más difícil la tarea de explicar al incrédulo la doctrina del infierno.
Resumiendo, el fuego del infierno simboliza juicio. El castigo del infierno es separación de Dios, de su reino, y de la buena vida para la que fuimos creados en primera instancia. Esto resultará en vergüenza, angustia y remordimiento constante. Por razón de que las personas tendrán cuerpo y alma en su estado de resurrección, las miserias que sufrirán serán mentales, emocionales y físicas. La gente en el infierno se lamentará profundamente de todo lo que perdieron, más allá de lo que las palabras pueden describir. <>
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