Historias de muertos en una iglesia muerta
Cómo la Iglesia Católica encubre su corrupción
“Con tres hijos pequeños y su matrimonio en problemas, Pat Bond atendió un retiro espiritual para mujeres católicorromanas en Illinois, have 26 años, con la esperanza de hallar apoyo y consuelo. Lo que ella halló en realidad fue un sacerdote Franciscano bien parecido que oficiaba como director del retiro y quien acordó ser su consejero espiritual”. Así comienza el artículo publicado este 15 de octubre por el periódico New York Times [1]
Luego de una sesión de consejería, cuenta la dama, cuando salía de la oficina, este sacerdote la tomó a un lado y le dio un apasionado beso. La historia no demoró en precipitarse. Según los registros judiciales, Pat Bond se separó de su marido y por los siguientes cinco años ella y el sacerdote, el Reverendo Henry Willenborg, mantuvieron una relación íntima. En público, ambos eran líderes de la comunidad católica en Quincy, Illinois. En privado eran como un matrimonio, compartían el lecho, salidas a restaurantes, noches de cine y vacaciones con los niños.
Luego concibieron un hijo, lo que trajo aparejado una serie de conflictos legales en los que la dama reclamó apoyo financiero de la iglesia para criar a su hijo. Los Franciscanos accedieron a pagar con la condición de que ella firmara un acuerdo de confidencialidad, acuerdo que hoy, 22 años más tarde, tanto ella como su hijo que luchan contra el cáncer están dispuestos a quebrantar. Pat Bond acusa a la Iglesia Católica (IC en adelante) de proteger a un sacerdote mujeriego y de tratarla como una enemiga legal, y su hijo se lamenta de haber crecido sabiendo que su padre ausente era un cura.
La señora Bond recuerda que antes de que el bebé naciera, los Franciscanos le sugirieron firmemente que diera su hijo para ser adoptado, algo que ella rehusó. Y agregó: “¿Qué le diría yo a mis otros hijos cuando llegara a casa, lo siento, me olvidé de traer al nuevo miembro de la familia a la casa?”
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El Padre Henry Willenborg
El romance de cinco años llegó a su fin cuando una joven se presentó en la casa de Pat Bond hecha una furia. La joven le dijo a Pat que ella había estado envuelta en una relación sexual con el Padre Willenborg desde sus años de la secundaria hasta el presente. Inmediatamente los Franciscanos internaron a Willenborg en un centro de tratamiento en New Mexico para sacerdotes con trastornos sexuales y adicciones a sustancias.
Hoy en día el Padre Willenborg es el Pastor principal de Nuestra Señora del Lago [2], una parroquia de 1350 familias en las orillas del lago Superior en Ashland, Wisconsin. Mientras tanto, Pat Bond sigue usando los recursos legales a su alcance para lograr ayuda económica de los Franciscanos en lo concerniente a la enfermedad de su hijo., pero a juzgar por los documentos oficiales la orden de frailes ha sido bastante mezquina al respecto, como lo ha sido siempre ante estos casos.
Reflexiones
La relación ilícita entre Pat Bond y el sacerdote no es una excepción, sino parece más bien ser la regla. Si bien los escándalos recientes en la IC pertenecen a la categoría de abuso sexual de niños y de homosexualismo por parte de algunos sacerdotes, los expertos dicen que los incidentes en que los sacerdotes han violado los límites emocionales y sexuales con mujeres adultas son mucho más comunes.
Es cierto que clérigos de diversas religiones han cruzado la línea y han tenido hijos fuera del matrimonio, pero este problema parece ser más frecuente en la IC. El caso anterior demuestra hasta qué extremo puede llegar la IC para silenciar a las mujeres víctimas de sus sacerdotes promiscuos, para evitar pagar altas indemnizaciones a los perjudicados y para mantener a sus sacerdotes en servicio activo.
Debe quedar en claro que tanto el comportamiento de Pat Bond y del Padre Willenborg, así como la de los superiores del sacerdote, no refleja la conducta de verdaderos cristianos. Desde el punto de vista bíblico podemos afirmar que en el caso de la IC estamos frente a una organización dirigida por incrédulos sin escrúpulos, cuyas acciones son dignas de gente de la peor calaña. Se trata de personas que no conocen la vida en el Espíritu. Es po
r ello que usted puede vivir toda una vida sin conocer un sólo católico que conozca el nuevo nacimiento ni el evangelio de la gracia. <>
Fuentes:
1] http://www.nytimes.com/2009/10/16/us/16priest.html?_r=3&=
2] http://www.ourladycc.org/About/staff.htm
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