El Evangelio de la Prosperidad da resultados
(para Kenneth Copeland, sus familiares y amigos)
Se ha escrito tanto sobre el Evangelio de la Prosperidad mostrándolo en forma negativa, que he sido motivado a escribir sobre sus ventajas o beneficios. Veamos el ejemplo de Kenneth Copeland. Este televangelista, por llamarlo de alguna manera (eso de llamarle falso maestro, lobo con piel de cordero, o “cara de diablo” como algunos lo hacen, ya cansa), ha levantado un imperio religioso en Newark, en el norte de Texas, con sólo predicar que Dios quiere que sus seguidores naden en la abundancia.
Con el paso del tiempo, si bien la edad promedio de los coches en el estacionamiento de su iglesia en un domingo es de 10 años, al menos un número de parientes y amigos de Copeland ha prosperado notablemente, de acuerdo con Associated Press [1]. Entre ellos tenemos al cuñado de Copeland, quien maneja el lucrativo negocio de adquirir tiempo en los canales de televisión, a su hijo, que ha comprado tierras que pertenecían a la iglesia para anexarla a su hacienda y ha visto cuadruplicar su valor en poco tiempo, y a los miembros de su directorio, que han recibido miles de dólares cada vez que se les invita a dar una conferencia en los eventos de la iglesia.
Expertos en leyes impositivas opinan que los Copeland son dueños de muchas corporaciones que operan al amparo del rubro de organizaciones sin fines de lucro. Frances Hill, un professor de ley de la Universidad de Miami que se especializa en leyes de impuestos , dice que “hay demasiado dinero chapoteando en el charco y el chapoteo sucede alrededor de gente asociada con varias compañías relacionadas con el ministerio de los Copeland, ya sea por lazos sanguíneos o amistades forjadas a través de los años. Hay banderas rojas de alerta alrededor de todas estas relaciones”.
Kenneth Copeland, de 71 años, es una de las figuras pioneras del Evangelio de la Prosperidad, una artimaña inventada por carteristas espirituales para extraer dinero de los “fieles” mediante la distorsión de ciertos pasajes bíblicos prometiendo que Dios les multiplicará con creces lo donado a estos televangelistas. Hoy por hoy, el ministerio de Copeland (Believer’s Voice of Victory) con un predio de aproximadamente 750 hectáreas, un aeropuerto privado con un jet de U$ 17.5 millones y otros aviones, y una mansión palaciega con un lago al frente valorada en U$ 6 millones, es testimonio de que el Evangelio de la Prosperidad trae prosperidad, aunque solamente a los granujas que lo promueven (Copeland, Hinn, Meyer, Savelle, Crouch, Duplantis, etc.).
En los últimos tiempos, Copeland ha estado bajo el escrutinio del gobierno y se ha creado una comisión en el senado para investigar sus actividades cuestionables en materia de responsabilidad financiera, junto con las de otros cinco ministerios que predican la teología de la prosperidad y la sanidad. De todos ellos, Copeland ha sido el que ha venido resistiendo con mayor enjundia, negándose a contestar la mayoría de las preguntas enviadas por el líder del comité senatorial, Charles Grassley. De continuar en su resistencia, Copeland puede ser emplazado judicialmente.
El senador Grassley ya ha dicho que el principal objetivo del comité no es penalizar a estos televangelistas, sino evaluar si las leyes vigentes en materia de impuestos para las iglesias es adecuada. Esto puede tener repercusiones perjudiciales para todas las iglesias en el país. Es lamentable que por unas pocas comadrejas todo el cuerpo de Cristo pueda ser afectado.
Como aquello de que “hecha la ley, hecha la trampa”, es muy probable que los cargos de fraude y evasión de impuestos contra los Copeland no prosperen ya que ellos cuentan con abogados muy sagaces. Una vez que los procedimientos legales queden en la nada como ha sucedido antes con algunos pájaros de cuenta de la televisión “cristiana”, los adulones de turno (y que los hay los hay, aun en el mundo hispano) saldrán alborozados a anunciar la inocencia de sus ídolos carismáticos. ¿Pero son inocentes en realidad? Que la justicia no los pueda procesar no significa que carezcan de culpa ni que no sean gente de la peor ralea.
La ley terrenal no podrá tocarlos, pero tarde o temprano tendrán que responder ante el tribunal más alto que existe. Me refiero al juicio del Gran Trono Blanco (Ap. 20:11-15). Su destino está ya sellado, como bien lo dijo el apóstol Pedro:
1 Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros
falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun
negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción
repentina. 2 Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el
camino de la verdad será blasfemado, 3 y por avaricia harán mercadería de
vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la
condenación no se tarda, y su perdición no se duerme. (2 P. 2:1-3)
Uno diría que ante tanto despliegue de riqueza exhibido por los Copeland y las sombras que arrojan las investigaciones por parte de las autoridades, la popularidad de los Copeland debería menguar considerablemente, pero no es así. El pasado mes de agosto se llevó a cabo la Convención Anual de los Copeland (Southwest Believers’ Convention) y varios miles de adoradores (de los Copeland y del dinero) se dieron cita.
Según el New York Times [2], Gloria Copeland no demoró en decir que así como Dios les dio a ellos aviones y barcos privados, una motocicleta enviada por un donador anónimo, vacaciones en Hawaii y cruceros en Alaska, bolsas de mano de lujo y un anillo de esmeraldas y diamantes, también lo haría con la concurrencia. “Dios sabe donde está el dinero y él sabe como dirigir ese dinero hacia ustedes”, le dijo a los congregantes.
Uno de los predicadores de la conferencia fue el conocido Jerry Savelle. También estuvo presente Jesse Duplantis. Estos repitieron sus famosos sermones salpicados con pasajes de la Biblia tomados fuera de contexto para convencer a los incautos presentes de que a pesar de la crisis económica del país, Dios seguirá dándole a su pueblo lo mejor de lo mejor.
Jerry Savelle dijo que “cada vez que usted se preocupe acerca de dinero, lo que usted tiene que hacer de inmediato es plantar. Deje caer el dinero como semillas en buena tierra” (los ministerios de los predicadores, por supuesto). “Deje de preocuparse, comience a sembrar”, agregó, “Dios tiene un paquete estímulo para usted”. En ese momento, cientos comenzaron a desfilar hacia el frente a dejar dinero en efectivo y sobres en los escalones del escenario.
3 Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, 4 está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, 5 disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales. 6 Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; 7 porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. 8 Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. 9 Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; 10 porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. (1 Ti. 6:3-10) <>
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