Doctrina Bíblica
¿Será importante?
La pregunta vino como un flechazo. El joven levantó su mano y preguntó porqué yo le daba tanta importancia a la doctrina. Yo sabía que el muchacho venía leyendo desde hace tiempo material de escritores de la iglesia emergente que hablaban de cómo la iglesia evangélica tradicional ha fracasado en alcanzar a la “generación emergente”. Las mentes jóvenes son susceptibles a este tipo de material que se origina en autores ingeniosos que acusan a las iglesias evangélicas de la actualidad de seguir el modelo americano, de encerrarse en sí mismas, de ser legalistas, no permitir a las mujeres predicar, no renovarse musicalmente, no entender la dinámica del siglo XXI y no darle lugar a la nueva generación de jóvenes (que aparentemente son muy especiales y son los que alcanzarán el mundo con el evangelio). Me he resignado a que parte de hacer apologética consiste en lidiar a través del tiempo con esta clase de pseudo reformistas que se la pasan reinventando y re-imaginando la iglesia constantemente. Parte del paquete que le venden a sus seguidores es que la forma de influenciar a la generación moderna es identificarnos con su estilo de vida, escuchar la música que ellos escuchan, hablar con su mismo lenguaje, participar en sus actividades y ver las mismas películas (no importa cuan inmorales sean).
La pregunta del joven se comprende. El movimiento emergente no cree en doctrina alguna ni en ninguna clase de teología, la Biblia no es clara en una serie de temas y por lo tanto no podemos tomar posición respecto a ellos. Por supuesto que no hay lugar para la apologética en esta clase de pensamiento, porque en realidad no hay nada que defender. Un escritor emergente latinoamericano lo puso de esta forma: “Hoy en día el teólogo tiene que ser un poeta. Porque ya no se trata del debate, sino que es acerca de la metáfora. Se trata de la belleza del evangelio y no de la defensa de éste”. Mientras él divaga en estas cosas, nosotros preferimos la verdad del evangelio antes que su belleza (no que no sea bello) y la doctrina bíblica y su defensa antes que sus metáforas.
¿Cuál es el papel de la doctrina en la vida de la iglesia?
Muy sencillo, la doctrina cumple la tarea de dividir, y éste es exactamente el propósito que Dios tuvo para ella. La función de la doctrina es separar:
La verdad del error
La luz de las tinieblas
La justicia de la perversión
La ortodoxia (enseñanza correcta) de la herejía
El bien del mal
Los salvos de los perdidos
La Iglesia del mundo
Principio: Nunca se avergüence del evangelio ni de la doctrina de Dios. Tampoco esconda su testimonio. Al mundo no se le alcanza viviendo igual que ellos. El objetivo del cristiano no es que los paganos modernos le confundan con uno de ellos, sino que el incrédulo note la diferencia que la presencia de Cristo hace en usted. (Ef. 5:6-17). Tampoco debemos traer el mundo a nuestras iglesias – me refiero a adoptar sus modelos o incorporar a la iglesia elementos mundanos para que el inconverso se sientra atraído. Todo lo que se necesita es predicar la Palabra de Dios. Lo demás, las ondas nuevas, los modelos, los estilos, etc., vienen y se van, pero la Palabra de Dios permanece para siempre (Is. 40:8; 1 P. 1:25).
Y ya que estamos, digámoslo de una vez. Todos los líderes de la iglesia deben ser titanes en doctrina. Esto es parte de los requisitos para ejercer su posición y un aspecto esencial de sus ministerios (Tit. 1:9; 1 Ti. 1:3-11; 1 Ti. 4:16; 1 Ti. 3:9).
Problema: Muy pocos líderes de la iglesia conocen doctrina y están dispuestos a defender su fe contra las herejías. ¿Por qué? Dos razones:
1. Son ignorantes de la Palabra de Dios.
2. Son desobedientes a la Palabra de Dios
¿Por qué no obedecen a Dios?
a. Nunca fueron llamados por Dios.
b. No son pastores sino asalariados.
c. Buscan popularidad.
d. Quieren proyectar una imagen positiva.
Cuando los líderes no obedecen a Dios, él levanta a otros para que sí lo hagan. Dios levantó a los profetas y a los apóstoles porque los sacerdotes le desobedieron (ejemplo: Jer. 1: 17-19). Todos los cristianos son llamados a defender la fe (Jud. 3; 1 P. 3:15). Cuando los apóstoles no obedecieron (Hch. 1:8), Dios levantó a otros para que sí lo hicieran (Hch. 8:1-14).
La Fuente de Toda Doctrina
Principio núm. 1:
Sólo puede haber una sola fuente de autoridad máxima y final. No existe tribunal de apelaciones más allá de ella. Es la Biblia. El intento de tener dos, tres, o más autoridades finales, es un imposible. Así como sólo puede haber un capitán en un barco y una sola cabeza en el hogar, del mismo modo sólo existe lugar en el universo para una sola autoridad máxima (Mt. 6:24).
Principio núm. 2:
Dios es la única autoridad, absoluta y final. El es Señor de todo porque es el Creador y Sustentador de todas las cosas (Mt. 28:18).
Principio núm. 3:
Dios ha revelado Su mente y Su voluntad en la Escritura. Por lo tanto, la Escritura es la única autoridad absoluta y final.
Principio núm. 4:
Nada en absoluto puede ponerse por encima o a la par de la Escritura, en lo que a autoridad e infalibilidad se refiere. Iglesias, denominaciones, Papas, obispos, pastores, curas, tradiciones humanas, humanismo religioso (iglesia emergente, por ejemplo), reyes, presidentes, congresos, jueces civiles, tribunales supremos y todas las autoridades humanas deberían doblar rodilla ante la eterna Palabra del Todopoderoso. Nada puede ser agregado o sustraído de la Palabra de Dios (Dt. 4:2; 12:32; Pr. 30:5-6; Jn. 10:35; Ap. 22:18-19).
Principio núm. 5:
Nunca debemos derivar o crear doctrina a partir de la razón (racionalismo), las experiencias (empiricismo), o misticismo (sentimientos).
Conclusión
Nada supera la importancia de la doctrina. Ella viene a nosotros en la Revelación de Dios plasmada en la Escritura. En ella tenemos toda la instrucción necesaria para la piedad y la vida (2 Ti. 3:16-17; 2 P. 1:3). Cuidémonos de cualquier modelo o pretendido líder que nos quiere decir lo que debemos hacer, en lugar de ayudarnos a vivir en comunión y obediencia a Cristo. ¡Por supuesto que hay buenos líderes en el cuerpo de Cristo en estos días! Pero no se encuentran liderando movimientos en una posición exaltada ni planificando o diseñando modelos, ni re-imaginando la iglesia. En realidad están ayudando a los creyentes a conocer y seguir a Cristo en una forma bíblica, equilibrada, independientemente del modelo o sistema eclesiológico en que se muevan. En el análisis final, no interesa si usted usa técnicas de espectáculo moderno, si usa corbata o no usa corbata, camisetas playeras, blue jeans con agujeros en las rodillas, un traje azul, etc. Lo único que interesa es que usted proclame la Palabra de Dios fielmente. <>
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