De Nueva Era a Nueva Vida
Hola. Me llamo Andrew Stewart. Soy ingés aunque tengo raíces escocesas. Soy deportista. Antes trabajaba en el turísmo en el verano y de monitor de esquí en el invierno. Desde muy pequeño había querido ser monitor de esquí como otros niños quieren ser bomberos o policias.
Fue en el invierno cuando estaba en los Alpes, mi sueño hecho realidad, que otro monitor de esquí me dejó unos libros, y así empecé a tener una relación con la Nueva Era. Los libros se trataban de como mejorar el rendimiento del esquiar pero desde a dentro, o sea, mentalmente. Los libros fueron The Inner Skier (el esquiador interno), The Game of Tennis (el juego de tenis), The Game of Golf (el juego de golf), etc. Al leer estos libros me gustaron. Todos tenían la misma base: que el nivel de rendimiento depende del estado mental y las actitudes que uno tiene. Luego explicaban como controlar este estado e incluso proyectar una actitud positiva que, a su vez, al hacer el deporte produce los efectos que uno se había proyectado o imaginado.
Parecía lógico y empecé a practicarlo. Noté una mejoría e incluso como persona entendí más de mi mismo. John, él que me había dejado los libros, me animaba y me ayudaba. Llegamos a ser buenos amigos. Yo quería saber más. Él practicaba lo que yo veía como el Yoga y me dejó unos libros que trataban más sobre el control del <yo>.
Los libros empezaron por una manera de control respiratorio, que se debe practicar y a medida que la vas practicando, te relajas más y más. Al principio, me ponía nervioso pero después de un tiempo yo era cierto que me relajaba. Incluso funcionaba cuando me enfrentaba con presiones para rendir lo mejor al esquiar.
Seguí leyendo. Se había despertado en mi un deseo de saber más en como controlarme a mi mejor. Leí libros de Richard Bach como Jonathan Livingston Seagull. Estaba empezando a creer que aquí estaba la respuesta a todo. Estaba leyendo libros sobre Zen y las técnicas taoistas. Llegué a aceptar que el secreto de la vida feliz era tener armonía con mi mismo y el mundo. Que el universo estaba compuesto de fuerzas positivas y negativas como el Ying -Yang y que la clave para tener éxito y paz era estar viviendo en armonía con estas fuerzas, aprovechando las positivas. Incluso, llegué a cambiar mi dieta por las enseñanzas taoístas.
Al estar así, un amigo de John, quien se llamaba Robin y era australiana, vino a visitarnos. Robin empezó a dar clases por la noche sobre el Yoga. Empezó con una música suave y relajante. Luego todos teníamos que acostarnos sobre una moqueta para concentrarnos en la respiración. Después juntos tuvimos que respirar a tiempo mientras él contaba despaciosamente. Nos hizo pensar el colores. Luego, tuvimos que pensar en nuestros recuerdos más felices o en lugares más bonitos del mundo, etc.
Robin llegó a ser como nuestro gurú o guiá espiritual. Él hacia muchas prácticas como la acupuntura, el uso de cristales, dietas especiales, y sobre todo, él enfatizó la práctica de la meditación.
Menos mal que me encontraba sano físicamente. Hay otros que siguen enganchados a esta <ayuda> para sanarse pero en mi caso, no fue así. Pero sí practicaba la meditación. Llegué a hacerlo por la mañana antes de salir a enseñar, por la tarde, y por la noche.
Ahora había aprendido por libros las enseñanzas y por Robin sabía como practicar la técnica de la meditación transcendental. Ponía música clásica del estilo barroco que se decía que ayudaba en la concentración. Pués la música en la Nueva Era es importante porque dicen haber descubierto que el rítmo de 4 por 4 ayuda en la relajación mental.
Ahora la clave era vaciar ni mente completamente para encontrar la paz e incluso encontrarme con Dios.
Me gustaría hacerles una pregunta, ¿qué Dios cree que yo encontaba? ¿Un Dios con carácter propio o un Dios fabricado por Andrew Stewart?
Luego empecé con los viajes astrales, imaginándome viajar por el universo en armonía con todo y al final, encontrándome con Dios en el lugar
más hermoso que podría imaginar. Recuerdo que durante este tiempo otro compañero que no se habí interesado en todo esto me dio el apodo de <el hombre de la luna>.
Naturalmente creía todo en cuanto a la Nueva Era. Su prioridad era estar en armonía con la naturaleza, participar en las cosas milagrosas que se podrían hacer en la tierra, sanar a la gente por los tratamientos especiales, luchar en pro de Greenpeace, practicar el horóscopo, y empujar la causa de la Nuva Era que se acercaba, etc.
Estando así, Sara, una amiga española, me habló de Jesucristo y la Biblia. Me regaló una Biblia y un invierno la leí un poquito. Fue la primera vez que pude entender lo que decía y me resultó sorprendente porque lo que decía era cierto.
Así que aquel invierno leía de vez en cuando la Biblia y por el verano siguiente tenía un compañero creyente que me habló de Jesús, con que discutía mucho. Pero ahora estaba leyendo la Biblia cada día. Y había muchas luchas dentro de mi. La Biblia me estaba enseñando que había de creer que era la Palabra de Dios. Que Dios de verdad había enviado a Jesucristo para salvarme del pecado.
Me dio cuenta de que mi pecado, algo que siempre había sido un obstáculo para encontrar la verdadera paz en la meditación, sólo podría lograr olvidarle por un rato. Parece ser parte del engaño de la Nueva Era – la perpetua búsqueda de la paz. (No he conocido a nadie que lo haya encontrado la paz sin Cristo). Los que se creen <gurus> dicen que están acercando la paz y algunos pretenden controlarse, pero si les conoces, admiten que aun les falta mucho para llegar.
Era también difícil creer en un Dios creador, después de mí educación evolucionista, y aceptar que este Dios era Él que controlaba todo. Pero la verdad es que Él controla mucho más que sólo unas fuerzas positivas y negativas sin rumbo.
Pués aquel verano Sara me invitó a un encuenro de cristianos evangélicos. Me impactó el amor que había entre ellos y hacía mi. Tenían alegria. Toda esta gente creía en el Señor Jesucristo como su salvador.
Hubo una reunión con cánticos y un mensaje después de lo cual le hice a Sara muchas preguntas y sobre todo acerca de la persona de Jesucristo. Me quedé con la última lucha: creer o no creer. Sabía que tenía que tomar una decisión: confiar que la Biblia era la verdadera Palabra de Dios y que Jesucristo era el ‘uinico Salvador o recharlo todo. Esta era mi decisión que tenía que decidir.
Estaba una hora pensándolo y luego pedí perdón al Señor Jesús por mis pecados. Le dí gracias por haber muerto por mí en la cruz y le pedí que entrase en mi vida y que fuese mi Salvador. Como dice la Biblia, “El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida”, Juan 5:24. Este día fuí salvo por la gracia de Dios en Jesucristo. Aquel día encontré la verdadera paz. La tendré por siempre porque he sido perdonado. No por algo que yo he hecho sino por el Señor Jesucristo, EL VERDADERO HIJO DE DIOS.
He hablado, naturalmente, con muchas personas que siguen metidas en la Nueva Era. Creo que la Nueva Era es uno de los movimientos más peligrosos hoy por toda mi propia experiencia. Es algo que empieza muy sutilmente. Parece lógica. Usa técnicas hinduistas que tienen una base oriental. Pero luego se ve que varias de sus técnicas son nada más que fraudes sofisticados.
Uno de los problemas de nuestra sociedad es la presión y el estrés. Y por supuesto, a través del yoga se puede reducir los dos. Así la Nueva Era capta mucha gente. Yo me di cuenta de que la meditación trascendental estaba anulando mi personalidad. Conozco un chico que estaba bajo un tratamiento psiquiátrico como resultado. Dios dice que meditemos, pero no vaciando nuestras mentes sino leyendo la Biblia y reflexionado sobre ella. Esto de verdad da paz y renueva las fuerzas a los que creen en Jesús.
Al hablar con estas personas en la Nueva Era les es difícil aceptar que sólo Jesús salva y que otras religiones (incluyendo el movimiento de la Nueva Era) no pueden darnos entrada al cielo. Naturalmente les falta conocimiento bíblico de la persona de Dios, de su infinito amor, y el hecho de que sólo Él podría salvar al hombre. De hecho, Jesucristo es el único capacitado para hacernos perfectos delante de Dios. Para ser salvos hay que creer en Jesús. Juan 3:16 dice, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Cada persona ha de tomar la decisión de creer en Jesús o rechazarle. Dios ha dicho. El manda y sobre nuestra decisión somo juzgados para salvación o para perdición. (Juan 3:17-18).
En “La Caja de Pandora”, No. 11, por Dennis Swick
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