¿Pudo Jesús haber pecado?
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Enemigos del Cristianismo como Testigos de Jehová, Cristadelfianos y Unitarios Socinianos dicen que sí, Jesucristo pudo haber pecado. Veamos lo que dice Mario Olcese, promotor de la herejía Sociniana:
“Jesús pudo haber pecado, PERO NO LO HIZO. Santiago, el hermano de nuestro Señor declara categóricamente que «DIOS NO PUEDE SER TENTADO” (Santiago 1:13). Esto prueba que JESUS NO FUE NI ES DIOS. (La Verdad sobre la Trinidad, http://apologista.wordpress.com/2010/01/22/la-verdad-biblica-de-la-trinidad/) (mayúsculas en el original)
Esta afirmación de Olcese deriva de su deformada teología y confirma el viejo adagio que dice que el error engendra error. Obviamente, no es un error inocente. Forma parte de la agenda Sociniana, la cual promueve un Jesús devaluado que fue solamente un hombre sin atributos ni propiedades divinas. Olcese afirma que Jesús fue tentado, y como Dios no puede ser tentado, concluye que Jesús no es Dios (que Jesús no comparte la esencia de la Deidad).
Los Testigos de Jehová, grupo al que Olcese perteneció y dice haber dejado (aunque como vemos, Olcese salió del grupo pero el grupo no salió de él), plantean el mismo razonamiento. Dicen que Jesús fue tentado por el diablo y al igual que Olcese, citan Santiago 1:13, “Dios no puede ser tentado”, para demostrar que Jesús no es Dios.
¿Puede el Dios Todopoderoso ser tentado? La respuesta es SI. Lo que en principio puede escucharse como una aberración, deja de serlo cuando analizamos el significado de la palabra “tentar” o “tentación” (griego “peirazo” y “peirasmos”), también traducidas en la Biblia como “prueba”.
La palabra “peirasmos” en la Biblia es usada para expresar dos conceptos diferentes. El contexto determina el significado.
El significado número uno de “peirasmos” es: prueba, tribulación, examen – una prueba con el propósito de fortalecer, purificar o demostrar algo.
El segundo significado de la palabra “peirasmos” (ver Stg. 1:13) es: invitar o provocar a hacer lo malo delante de Dios; seducir a un individuo a cometer pecado; animar a una persona a hacer algo contra la voluntad de Dios. Es en este último sentido que Santiago nos habla de tentaciones en este pasaje.
En la tentación de Cristo en el desierto, luego de 40 días y 40 noches de ayuno, podemos ver claramente esta diferencia entre “prueba” y “tentación”. Mateo reporta que Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado (peirasth) por el diablo (Mt. 4:11), y el resto de la narración muestra claramente que desde la perspectiva de Satanás, todo lo que Satanás hizo fue para inducir a Cristo a pecar (lo tentó), pero desde la perspectiva de Jesús, la experiencia fue una prueba (un examen), que él pasó con las mejores notas.
A pesar de la astucia de Satanás y su inteligencia para usar la Palabra de Dios, el diablo no pudo penetrar la pureza de Cristo. ¿Por qué? Porque Jesucristo es Dios, y Dios no puede pecar. Jesús no entretuvo en su mente la posibilidad de pecar, no jugó con la idea en su mente, no se debatió entre ¿lo hago o no lo hago? Cuando se le ofrecieron todos los reinos del mundo, cuando prácticamente se le dijo “no tienes que ir a la cruz para tenerlos, yo te los puedo dar”, no pensó ni por un segundo. No entretuvo el pensamiento de, “¿Lo haré o no? ¿Acepto o no acepto?”. Esto es Santidad total.
Podemos decir que Jesucristo, entonces, fue probado (tentado es una traducción no muy feliz). ¿Para qué fue probado si de todas maneras se sabía que no iba a ceder ante la tentación?. Para demostrarnos a nosotros que tenemos un Salvador incorrupto, sin pecado, y que puede salvar.
Una ilustración puede simplificar la idea. En el año 1994 un terremoto derribó un puente de una super autopista de Los Angeles, California. Un año más tarde, en lo que constituyó un tiempo récord, el trozo de carretera fue reconstruido. El día de la inauguración hicieron pasar primero vehículos pesados (camiones, maquinaria super pesada, etc). ¿Lo hicieron para ver si se caía? ¿Tenían dudas acerca de la calidad del trabajo hecho? No, lo hicieron para mostrar al público, de una forma práctica, la solidez de la construcción. El mismo concepto puede aplicarse al próposito de la tentación de Cristo.
En vista de lo anterior, deducimos que el pasaje no puede ser usado para probar que Jesús no es Dios. Por el contrario, interpretado correctamente, el pasaje es una evidencia más por la Deidad de Cristo.
Conclusión: No, de ninguna manera, Jesucristo no pudo pecar. No sólo tenía una naturaleza divina sino también una naturaleza humana no afectada por el pecado original. ¿Significa que no fue humano como nosotros? Por el contrario, fue totalmente humano. Para ser humano no se requiere tener una naturaleza pecaminosa. Adán no la tuvo y era humano.
Jesucristo, Dios encarnado, 2da. persona de la Trinidad, es descrito de la siguiente manera en Hebreos 7:26: “Santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos”. Si Jesucristo hubiera nacido como nosotros con una naturaleza humana contaminada por el pecado original (recordemos que somos “por naturaleza, hijos de ira” – Ef. 2:3), su sacrificio en la cruz no hubiera valido de nada y nosotros aun estaríamos en nuestros pecados (He. 7:26; 9:14; 1 P. 1:19).
El sentido común también nos indica que si Jesucristo hubiera podido pecar durante su pasaje por la tierra, ¿quién garantiza que no puede pecar ahora? En ese caso nuestra salvación estaría fundamentada en arenas movedizas. <>
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