La necesidad de seguridad armada en las iglesias
El pasado 30 de Enero dos jóvenes evangelistas fueron asesinados en el estado de Florida cuando predicaban a Cristo en las calles (1). Tite Sufra, 24, y Stephen Ocean, 23, testificaron al joven Jeriah Woody por espacio de 15 minutos hasta que el joven recibió una llamada telefónica luego de la cual dijo que tenía que irse. Cuando se separaban en direcciones opuestas, Woody repentinamente volvió sobre sus pasos dirigiéndose a los evangelistas. Sufra caminó hacia él para encontrarlo y fue recibido con un tiro a quemarropa. Ocean salió corriendo sólo para ser herido en la espalda y caer en el suelo, donde recibió un tiro en la cabeza al estilo ejecución.
¿Verdad que usted no ha escuchado o leído de este abominable crimen en los medios de comunicación principales? Si dos musulmanes, dos feministas, o dos homosexuales hubieran muerto en circunstancias similares, los reporteros no hubieran dormido esta semana inundándonos con información. ¿Dónde están las organizaciones de los derechos civiles protestando contra el horrendo crimen? ¿Acaso alguna de ellas ha manifestado preocupación por el creciente sentimiento anticristiano en nuestra sociedad? ¿Acaso lo han hechos los medios informativos principales donde predomina la mentalidad de izquierda? La industria del cine y la televisión, y la clase intelectual, cuyo radicalismo humanista se ha entronizado en las instituciones educativas de la nación, también son responsables por inculcar el odio hacia los cristianos manifestado en la violencia actual.
Los cristianos están siendo asesinados en las calles y en sus propias iglesias. El año pasado Jim Pullion fue muerto mientras levantaba una pancarta en favor de la causa pro-vida al frente de la escuela secundaria de Owasso, Michigan, donde asistía su nieta. En Marzo de 2008, el pastor Fred Winters fue asesinado mientras predicaba desde su púlpito en Maryville, Illinois. Muchos pastores son amenazados y varias iglesias han sido víctimas de incendios y de vandalismo a través del país. Los congregantes tampoco están a salvo de la ola de violencia. Hemos sido testigos de varios casos en que individuos armados han entrado en iglesias disparando a mansalva, matando o hiriendo a los fieles.
Ya hace unos años que vengo proponiendo la necesidad imperiosa de proveer a las iglesias con guardias armados, ya sean miembros de la congregación con permiso de portar armas (entrenados propiamente) o personal contratado especializado en seguridad. Por supuesto que en este último caso entra en juego la capacidad económica de cada iglesia, pero he visto que algunas iglesias tienen miembros que son policías y que prestan sus servicios de seguridad voluntariamente. En la actualidad ya existen mega-iglesias que cuentan con su propio personal de seguridad. Esta medida preventiva salvó la vida de muchas personas en Diciembre de 2007 cuando Mathew Murray entró en la iglesia New Life Church, en Colorado Springs, armado con un rifle de asalto, dos pistolas y suficientes balas para causar una masacre. El asesino mató a dos personas antes de ser ultimado por una guardia de seguridad voluntaria (ex-policía), quien así evitó la muerte de muchos asistentes a la iglesia.
Pensamos que en un mundo en que la violencia contra la fe cristiana es alimentada desde todo ángulo, es la responsabilidad ineludible de nuestros líderes en Cristo procurar que cuando el cuerpo de Cristo se reúne para adorar a Dios y escuchar su Palabra, los congregantes gocen de la seguridad necesaria. El gobierno no puede garantizar esta seguridad ni aun en los países democráticos, por ello se deben tomar las medidas a nuestro alcance para proveer la protección adecuada.
Muchos de nuestros hermanos nos han dicho: ¿Pero usted no confía en Dios? Mi respuesta es: Claro que confío en Dios, y también lo hacían aquellos que murieron en los ataques. Por lo tanto, si en su iglesia usted no puede proveer la seguridad recomendada, confíe en Dios. En lo personal prefiero confiar en Dios y poner los guardias a trabajar.
“Bueno, yo podría implementar un sistema de seguridad con guardias armados, pero, ¿tengo que hacerlo?” Respuesta: En una sociedad violenta y en vista de los atentados perpetrados contra los cristianos, usted tiene la obligación de proveer protección para la familia de Cristo cuando ésta se reúne. En 1 Timoteo 5:8, Pablo nos dice que “si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo”. Si bien el contexto aquí es la manutención de la familia, me hubiera gustado mucho sentarme con el apóstol para ver si es posible estirar el significado de sus palabras al área de la seguridad o la autodefensa.
Teniendo en cuenta la advertencia bíblica de que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos (2 Ti. 3:1), la implementación de seguridad armada en las iglesias entra en el terreno del mandamiento de Jesús a sus discípulos de que compraran armas (Lc. 22:36-38). Comprendo que el tema es delicado y que puede originar mucha controversia. Invito al lector a exponer sus puntos de vista a los efectos de tener un intercambio fructífero en que podamos edificarnos. <>
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