La Islamización del Mundo
(un país a la vez)
Peter Hammond, en su libro Esclavitud, Terrorismo e Islam: Las Raíces Históricas de la Amenaza Contemporánea, dice acertadamente que el Islam no es una religión, ni tampoco es una secta, sino un sistema integral con componentes religiosos legales, políticos, económicos y militares. El componente religioso no es más que una capa de azúcar impalpable para esconder los otros componentes.
La “islamización” comienza cuando hay suficientes musulmanes para agitar las bases de las estructuras de una nación con el propósito de reclamar los “derechos religiosos” de los musulmanes. Una vez que las culturas pluralistas y políticamente correctas ceden ante las “razonables demandas” de los muslimes, comienzan a moverse las piezas de los otros componentes.
Vayamos al grano. Mientras que la población musulmana permanezca por debajo o alrededor del 1% en cualquier país, la comunidad islámica es percibida como una minoría inofensiva y amante de la paz. El islam es presentado en artículos, libros y films como una expresión religiosa legítima en una sociedad exótica y benigna. Ejemplos: En el pasado, libros y películas como Ali Babá y los Cuarenta Ladrones, La Lámpara de Aladino, etc., escondían los ríos de sangre del Islam bajo un manto mágico y romántico para deleite de zombies intelectuales.En el presente, tenemos la telenovela brasilera “El Clon”, que lamentablemente comenzó a exhibirse en la cadena Telemundo este mes de Febrero (2010). Se le da crédito a esta novela por las recientes conversiones al Islam en Brasil. Los brasileros van camino a una gran sorpresa, y parece que a Telemundo no le importa promover al avance de un cáncer.
Los problemas comienzan cuando los porcentajes rondan cerca de o sobre el 2%:
Porcentajes de musulmanes, 2009
Estados Unidos — 2.0%
Australia — 1.7%
Canadá – 2.0%
Italia — 1.5%
Noruega — 1.8%
Suecia – 2%
En Estados Unidos, los musulmanes han discernido la debilidad del sistema politico para doblegarse ante las demandas por sus “derechos”, y aprovechado las ventajas de una sociedad liberal en exceso, han logrado que se les provea en los lugares de trabajo con un lugar para sus oraciones diarias con las correspondientes instalaciones para los lavados previos. En ciertos mercados nacionales ya se ofrecen productos “Halal” (comida cuya preparación se ajusta a las regulaciones dietéticas del Islam). En algunos países la presión sobre las cadenas de supermercados se manifiesta hasta con amenazas.
No hace mucho, las autoridades del aeropuerto de Minneápolis tuvieron que confrontar la actitud de los choferes de taxi musulmanes, quienes se rehusaban a transportar pasajeros con botellas de alcohol en sus valijas por ser contra el Islam. También se negaban a transportar perros porque son inmundos de acuerdo con su religión. Para colmo de males, el país está plagado de organizaciones musulmanas que se formaron con la excusa de defender los “derechos” de su comunidad. Estas organizaciones están integradas por individuos que tienen conexiones con movimientos terroristas, pero el gobierno parece no estar muy preocupado por ello.
Noruega y Suecia, además de otros dolores de cabeza, confrontan una epidemia de violaciones a mujeres y menores por parte de elementos de la comunidad musulmana. Italia también tiene su cuota de problemas. El más reciente fue en forma de disturbios masivos por parte de hordas musulmanas en Milán (Feb. 2010). Comercios, autos y edificios varios fueron destruidos y quemados durante los disturbios. Todo comenzó cuando un egipcio murió acuchillado aparentemente atacado por elementos de una pandilla sudamericana. ¡Pobre Italia con sus inmigrantes!
Cabe mencionar que en esta categoría de porcentajes comienza un activo reclutamiento al Islam entre la población de las cárceles y los miembros de las pandillas callejeras. Nada bueno puede salir de tales “conversiones”.
Saltemos ahora al 5% en adelante.
Porcentaje de musulmanes:
Francia — 8%
Las Filipinas — 5%
Suiza — 4.3%
Países Bajos — 5.5%
España – 4%
Es a nivel de estos porcentajes cuando los matones del islam comienzan a aplicar una presión desproporcionada en relación al número de miembros de su comunidad. Es en esta coyuntura que sus líderes tratan de lograr que los gobiernos les permitan regirse a sí mismos bajo la Sharía, la ley islámica. Vale señalar que el objetivo final del Islam no es convertir a todo el mundo, sino establecer la Sharía en todo el mundo.
El grado de violencia y agresividad se incrementa en estos niveles. No podemos dejar de recordar el aumento de la violencia antisemita en Francia, así como la famosa “intifada” del año 2005 con disturbios en París y varias ciudades del país. La excusa para estos levantamientos fue que los jóvenes musulmanes estaban protestando por su condición de “discriminados”. Eventualmente, e independientemente de los porcentajes, es posible ver algún que otro acto aislado de terrorismo como los ha habido en los EEUU y España.
Entre el 5-10% es común ver un incremento en la violencia no centralizada (mayormente incentivada desde las mezquitas) como medio de protestar contra la condición de “explotados” (París – quema de autos) o cualquier acción o palabras de un no musulmán que ofendan al Islam (Dinamarca –caricaturas de Mahoma). Asesinatos como el de Theo Van Gogh, el director de cine holandés, son de esperarse, junto con asesinatos de honor dentro de las propias familias muslimes.
En las naciones con el 10% o más de población musulmana, todos los problemas anteriores se multiplican y otros más preocupantes (si es que se les puede llamar así) aparecen. Milicias no oficiales comienzan a operar, golpizas y asesinatos se cometen contra cristianos y judíos, juntamente con la destrucción de iglesias cristianas, sinagogas y eventualmente, templos budistas. Israel, que sufre la ocupación palestina, sufre las consecuencias en mayor grado que otras naciones.
India — 13.4%
Israel — 16%
Kenya — 10%
Rusia — 10-15%
Todo lo anterior se agrava cuando el porcentaje de población musulmana supera el 20% y el drama se convierte en una película de horror. Los disturbios adquieren proporciones apocalípticas, las milicias toman carácter oficial, hay matanzas esporádicas, ataques terroristas crónicos y las actividades de las guerrillas son pan de cada día. Ejemplo: Etiopía – 32.8%.
Del 40% en adelante las masacres se hacen más frecuentes. Ejemplos: Bosnia – 40%, Chad – 53.1%, Líbano – 59.7%. En el Líbano, país infectado con el virus antisemita, las fuerzas armadas son superadas por los fuerzas terroristas de Hezbollah.
Del 60% en adelante la persecución a los no creyentes (no musulmanes) no tiene límites ni obstáculos y alcanza su grado más cruento en la limpieza étnica de grupos asociados con otras religiones. Se impone la Sharía como arma para imponer impuestos sobre “los infieles”.Ejemplos: Albania – 70%, Malasia – 60.4%, Qatar – 77.5%, Sudán – 70%.
Sobre el 80%, limpieza étnica y genocidio son ingredientes infaltables en la fibra de una nación, y generalmente promovidos por el estado.
Bangladesh — 83%
Egipto — 90%
Gaza — 98.7%
Indonesia — 86.1%
Irán — 98%
Irak — 97%
Jordán — 92%
Marruecos — 98.7%
Pakistán — 97%
“Palestina” — 99%
Siria — 90%
Tajikistán — 90%
Turquía — 99.8%
Emiratos Arabes Unidos — 96%
El 100% abrirá las puertas para el alumbramiento de la era de paz, Dar-es-Salaam (La Casa de Paz Islámica). Habrá paz porque todo el mundo estará bajo el Islam.
Afganistán — 100%
Saudi Arabia — 100%
Somalia — 100%
Yemen — 99.9%
Por supuesto, Dar-es-Salaam no es más que una loca quimera. Para satisfacer su lujuriosa sed de sangre, los musulmanes continúan matándose entre ellos por diferentes razones.
Si el diablo tuviera que escoger una religión, sin duda eligiría el Islam. No sé si alguien habrá dicho esto antes, pero de no ser así quisiera patentar la frase (no que sea una genialidad). <>
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