Una Esperanza Gozosa
1ª Pedro 1:8-9
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8a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso;
9obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.
El tema de la manifestación de Cristo (v.7b), le lleva a Pedro a hablar del amor que los creyentes tenían para con el Señor; un amor que se basaba, no en la ‘vista’, sino en la fe (v.8a). Esa fe, por la gracia de Dios, produjo en ellos un tremendo gozo (v.8b). Pedro ve este gozo como una suerte de ‘recompensa’, y a la vez un anticipo de la salvación eterna que ya tenían.
El valor de la fe,
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La Fe Produce AMOR (v.8a).
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La Fe Produce GOZO (v.8b).
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La Fe Produce SALVACIÓN (v.9).
8a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso;
“…quien amáis sin haberle visto…”
El amor a Dios es la marca característica de todo verdadero creyente (Juan 8:42). Ama mucho, porque ha sido amado mucho (1ª Juan 4:19), y perdonado de muchos pecados, Dios espera tal amor de nosotros; un amor mayor a cualquier otra persona.
Algunos creyentes (como Pedro), vieron a Cristo durante Su ministerio terrenal. Un día, todos tendrán el privilegio de ver a Cristo cuando vuelva por segunda vez. Sin embargo, entre las dos venidas, existe la posibilidad de gozar una comunión íntima con Jesucristo (a pesar no verlo físicamente), y experimentar una tremenda alegría.
Muchas veces el creyente tiene que escoger entre poner su mirada en las cosas que se pueden ver o poner su mirada en las cosas que no se pueden ver.
Los creyentes a quienes Pedro estaba escribiendo podían ver claramente las cosas visibles, las pruebas que experimentaban en la vida cristiana. Felizmente, el Espíritu Santo había obrado en ellos en tal manera que, aunque no habían visto al Señor Jesús, lo amaban profundamente.
Pero, ¿cómo podemos amar a alguien a quien ni hemos visto? En el caso de Cristo, es por medio de la fe – creyendo lo que se nos dice acerca de Él, por aquellas personas que sí lo vieron (ver 1ª Juan 1:1-4). Es por medio del testimonio de otros, que millones y millones de personas, en todo el planeta Tierra, han llegado a amar al Señor Jesús.
¿Por qué debemos amar a Cristo?
Por Su carácter – Él es la mejor Persona que jamás ha vivido en este mundo.
Por lo que nos enseña acerca de Dios (Juan 1:18; 14:8-9).
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Por lo que hizo por nosotros, viniendo a este mundo, viviendo entre pecadores, luchando contra el pecado, y entregando Su vida en la cruz a favor nuestro.
Por lo que hace por nosotros ahora, como nuestro Sumo Sacerdote – presentando Su sangre y Su justicia ante el trono del Padre, para que seamos aceptados por Él. Intercediendo por nosotros, y así guardándonos de todo mal.
Por Su propósito de volver a este mundo, y llevarnos a estar con Él por toda la eternidad, para ver Su gloria, y disfrutar de una vida de perfección eterna.
“… en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis…”
La fe cristiana no depende de la vista física; es un asunto espiritual. Tomás no quiso creer hasta haber visto las evidencias de la resurrección de Cristo. El Señor le declaró, a Tomás: “Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron” (Juan 20:29).
Esta es la marca de la vida cristiana. Como dijera Pablo, “…por fe andamos, no por vista” (2ª Corintios 5:7). Algo que el autor de Hebreos confirma, cuando define la fe como: “…la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1).
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La fe es un don de Dios. Los creyentes a quienes Pedro está escribiendo nunca tuvieron el privilegio de haber visto al Señor, en la carne. Sin embargo, tenían una verdadera fe en Él.
En realidad, la verdadera fe logra ‘ver’ lo que no se puede ver. Esta fue la clave de la vida de todos los creyentes del AT. Como se dice de Moisés, “…se sostuvo como viendo al Invisible” (Hebreo 11:27). “Abraham”, dijo el Señor, “vio Mi día, y se gozó” (Juan 8:56). ¿Cómo lo vio? Por los ojos de fe. Ellos vieron, por fe, lo que no podían ver, porque Cristo aún no había venido; nosotros vemos, por fe, lo que no podemos ver, porque Cristo ya ascendió al cielo.
“…os alegráis con gozo inefable y glorioso”
Pedro reconoce que la fe de los creyentes a quienes escribe, era tan fuerte, que amaban al Señor con tanta firmeza, como aquellas personas que sí lo habían visto. Esa fe, no sólo les llevó a amar al Señor, sino a alegrarse “con gozo inefable y glorioso”, aún en medio de las luchas y las pruebas que estaban experimentando (v.6).
El gozo que Pedro mencionó en el v.6 se debía a la esperanza de la salvación en el futuro; pero en este versículo, el gozo viene por medio de la fe y el amor que tienen para con Cristo.
El término en griego, para “inefable” (‘aneklaletos’), es muy interesante, algo que no se puede divulgar’; es decir, ‘algo inexpresable’. El gozo del cual Pedro habla, es tan misterioso en su origen, y tan profundo en su naturaleza, que es imposible describirlo en palabras humanas.
Este gozo se debe, en primer lugar al perdón de los pecados. Cuando nos sentimos perdonados, nos sobreviene una euforia espiritual (Salmo 32:1-2, 10-11). Millones de creyentes dan fe de ello, y es algo que se nota especialmente en tiempos de avivamiento espiritual.
Pero también se debe a la esperanza cristiana, la convicción que Dios es nuestro Padre celestial, la presencia y llenura del Espíritu Santo. En términos generales, cuanto más maduros seamos, en la vida cristiana, mayor será el gozo que experimentaremos.
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Podemos notar aquí un maravilloso ‘círculo’, que apunta a la madurez espiritual. Cuando alguien tiene una verdadera fe, cree en el Señor, y enfrenta la vida con gozo y alegría. Sin embargo, Dios permite luchas y dificultades, que ponen a prueba esta fe. Al obtener la victoria, el creyente sale de la prueba con una fe más firme en el Señor; cosa que produce aún mayor gozo y alegría espiritual.
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Hay muchas personas que piensan que el cristianismo quita el gozo de la vida. Eso se debe a que hay demasiados ‘cristianos’ que no demuestran el gozo del Señor en sus vidas.
Aquí hay un problema de testimonio cristiano. El verdadero creyente debe afrontar este desafío: no solo debe procurar una vida de gozo y alegría, para su propio bien sino que debe hacerlo, por el bien de otras personas, q
uienes lo están mirando, para ver qué resultados produce el Señor en sus vidas. La falta de gozo espiritual, es un pésimo testimonio ante el mundo; paraliza la evangelización. Esta es una de las grandes estrategias de Satanás, para paralizar el avance del evangelio.
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9obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.
“…obteniendo el fin de vuestra fe…”
El verbo, ‘komizo’, significa ‘recibir’. Generalmente conlleva la idea de ‘recibir lo que es de uno, por derecho o por mérito’ (Mateo 25:27; 2ª Corintios 5:10; Efesios 6:8). Es interesante notar que el verbo aquí está en el tiempo presente, lo que implica una situación que se está gozando en la actualidad, ‘aquí y ahora’.
“…que es la salvación de vuestras almas”
En el v.5, la “salvación” era algo futuro, que está siendo preparada para ser manifestada en los últimos tiempos. Pero aquí, Pedro dice que la salvación es algo que ya se estaba experimentando, porque era algo interno, el gozo del cual habló en el v.8.
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Esta “salvación” es la ‘vida eterna’, de la cual el Señor habló en Juan 17:3. Consiste en conocer a Dios y a Jesucristo; un conocimiento que produce tremendo gozo en el corazón.
La palabra, ‘alma’, se usa aquí en el sentido judío de la palabra; es decir, apunta a la totalidad de la persona, y no sólo a una parte de ella (como era el caso, en el pensamiento griego).
A la luz de todo esto, podemos decir con Pedro que el creyente debe regocijarse cuando pasa por pruebas, porque las pruebas están haciendo algo muy importante en su vida, algo que durará por la eternidad.
“Los Frutos de la Fe Cristiana”
La fe es la base de la vida cristiana en este mundo (1ª Juan 5:4). De ella se deriva toda la vida cristiana. Al escribir a los creyentes de Asia Menor, Pedro toca el tema de la fe, mostrando cuán importante es (v 5). Por ser tan importante, la fe del creyente necesita ser probada (v 7). Dicha fe, probada, producirá mayores beneficios. ¿Cuáles son los frutos de la fe? En este pasaje, Pedro menciona tres de estos frutos:
1. El Fruto del Amor (v.8a)
Pedro había visto a Cristo. Estos creyentes no. Sin embargo, lo amaban con el mismo amor que Pedro tenía. ¿Por qué? Porque creían en Él. La fe en Cristo lleva al creyente a amar a Cristo de todo corazón. La fe le lleva a conocer a Cristo. Y es este conocimiento que produce el amor.
2. El Fruto del Gozo (v.8b)
A pesar de no haber visto a Cristo, estos creyentes se gozaban tremendamente en la vida cristiana. Y esto, a pesar de las pruebas que experimentaban, su gozo era indescriptible, y era un gozo glorioso.
3. El Fruto de la Salvación (v.9)
El fin de la fe cristiana es la salvación. Esta salvación tiene un aspecto pasado – ya hemos sido salvados del poder del pecado y de Satanás, tiene un aspecto futuro – seremos salvos cuando vuelva el Señor (v.5). Pero también tiene un aspecto presente – comunión con Cristo, y un tremendo gozo en esta vida.
¿Tenemos fe? ¿Es una fe verdadera?
¡Por sus frutos lo conoceréis!
-Esther Rodríguez, 2010. Usado con permiso.
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