Respondiendo a un apologista mormón
Recientemente me he enterado de que se ha inaugurado una página donde un caballero que se denomina a sí mismo como Professor Alberth, intenta refutar mis videos relacionados con el tema de los mormones. Específicamente en el video donde yo pongo en tela de juicio la validez del reclamo sostenido por la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días en cuanto a la condición de profeta de José Smith, Alberth expresa que aun ciertos profetas bíblicos han dado predicciones falsas o inciertas. Su trabajo puede ser visto en:
http://hi5.com/friend/group/4223643–18901201–Dios%2BHumanado–Jose%2BSmith%2B%25C2%25BFun%2B–topic-html
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Allí mismo se puede escuchar mi video sobre el tema. Sin más explicaciones, pasamos a analizar las refutaciones de Alberth comenzando con las 3 primeras.
Allí mismo se puede escuchar mi video sobre el tema. Sin más explicaciones, pasamos a analizar las refutaciones de Alberth comenzando con las 3 primeras.
Dice Alberth:
Debemos tener cuidado en como aplicamos Deuteronomio 18:22, ya que esta norma puede rechazar a algunos profetas verdaderos en la Biblia. Hay ejemplos donde un Profeta verdadero predijo algo que no pasó como él lo declaró.
Un ejemplo es encontrado en la historia de Jonás, quien profetizó en el nombre de Dios a la gente de Ninive “ De aquí a cuarenta días Nínive será destruida…”(Jonas 3:4) – ninguna escapatoria fue ofrecida, sólo el destino inminente. Sin embargo, Dios cambió las cosas, cuando la gente se arrepintió y Él decidió conservarlos. Pero ello disgusto al imperfecto profeta Jonás (divinamente llamado por Dios como Profeta). Jonás, de hecho, “ en extremo… se enojó” (Jonás 4:1) por este cambio de Dios. Sin embargo a pesar de esta profecía “incorrecta” y a pesar de los defectos obvios de Jonás, él era un profeta de Dios y el Libro de Jonás en la Biblia es parte de la Palabra de Dios. Sólo imaginemos que los críticos en la actualidad rechazen el Libro de Jonás como malo, contradictorio, absurdo, antibíblico, no científico, y no cristiano (por supuesto, hay ya quiénes lo rechazan , incapaces de creer las partes principales de la historia). [sic]
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Nuestra respuesta:
Este argumento no sólo lo usan los mormones, sino también los Testigos de Jehová y los Adventistas, para explicar las falsas profecías de su fundadores. La historia va así: “Bueno, Jonás profetizó la destrucción de Nínive, les dió 40 días para que el juicio de Dios llegara, pero la gran ciudad no fue destruida. Si Jonás no puede ser llamado un falso profeta, otros que hacen lo mismo, no pueden ser culpables o ser llamados falsos profetas”.
El razonamiento es inválido. La profecía de Jonás pertenece a una categoría particular de predicción llamada “profecía condicional”. Este es un principio general de la Escritura cuando se trata de juicios de naciones. Este principio lo encontramos en Jeremías 18:7-8:
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v.7 — “En un instante, hablaré contra pueblos y contra reinos, para arrancar y derribar, y para destruir”. “En un instante” significa en cualquier momento – expresa la soberanía de Dios para ejecutar sentencia, para traer juicio.
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v. 8 — “Pero si esos pueblos se convirtieren de su maldad contra la cual hablé, yo me arrepentiré del mal que había pensado hacerles”.
No pensemos que Dios se arrepiente o que no conoce el futuro. La Biblia enseña que es omniciente (conoce pasado, presente, futuro).
También dice que Dios “no es hombre para que se arrepienta”. Aquí se trata de Dios en su Palabra acomodando su lenguaje a nuestro entendimiento, es todo.
El punto es que si un profeta anuncia juicio sobre alguien o sobre una nación o ciudad debido a su maldad, y la gente se arrepiente, Dios no traerá juicio sobre ellos, simple. Y éste es el caso en el libro de Jonás. Si uds. leen el libro se van a dar cuenta que:
1) Jonás no cometió un error, sino que dijo las palabras exactas que Dios le dio. Comunicó la Palabra de Dios directamente.
2) Es evidente que en el anuncio había una cláusula que concedía la posibilidad para el arrepentimiento, y así lo entienden los habitantes de Nínive. La deshonestidad intelectual del planteo de los sectarios es evidente cuando consideramos que la profecía de Jonás, palabra de Dios, tenía una cláusula condicional, el arrepentimiento. Y así lo entendieron los habitantes de Nínive, los cuales se arrepintieron. Jonás 3:10 dice que los ninivitas se convirtieron de su mal camino, y entonces Dios no trajo castigo sobre ellos. Todo el punto del libro de Jonás es la misericordia de Dios.
3) Si los profetas de Dios pueden errar cuando transmiten la palabra directa de Dios, entonces la prueba bíblica del profeta de Deuteronomio 18:18 quedaría totalmente invalidada. Dios nos hubiera dejado sin ninguna forma de discernir si estamos frente a un falso profeta.
El argumento de los mormones cae en el absurdo. Llamar a la profecía de Jonás “incorrecta” es equivalente a denigrar el carácter de Dios y la integridad de la Biblia. Claro que los apologistas mormones no tienen ningún empacho en considerar la Biblia como un libro inferior y menos veraz que el Libro de Mormón.
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Dice Alberth:
El profeta Ezequiel proporciona otro ejemplo de como los profetas verdaderos pueden equivocarse o dar profecías de exactitud incierta. En los capítulos de Ezequiel 26, 27, y 28, leemos que Tiro sería conquistado, destruido, y saqueado por el Rey Nabucodonosor de Babilonia. La riquezas de Tiro irían a Babilonia (Ezequiel 26:12). El ejército de Nabucodonosor realmente sitio a Tiro, y sus habitantes sufrieron, por lo visto tanto que se raparon sus cabezas, como se predijo en Ezequiel 27:31. Sin embargo, el saqueo babilónico de 13 años por lo visto no tuvo tanto éxito como Ezequiel lo había predicho, quizás porque la táctica basada en tierras sitiadas por los
babilonios era menos eficaz contra una ciudad en una isla fortificada con un poder marítimo significativo. El resultado de sitiar puede haber sido un compromiso o tratado, más bien que la destrucción total y el despojo, en Ezequiel 29:17-20 relata que el saqueo predicho no ocurrió.Casi como si en compensación, el Señor ahora anuncia que Él dará a Egipto a los babilonios, que es el tema del capítulo 29. Aquí están los versiculos 17-20:
17 Y aconteció en el año veintisiete, en el mes primero, el día primero del mes, que vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:
18 Hijo de hombre, Nabucodonosor, rey de Babilonia, hizo a su ejército prestar gran servicio contra Tiro. Toda cabeza fue rapada y se despellejó todo hombro; y ni para él ni para su ejército hubo paga en Tiro por el servicio que prestó contra ella.
19 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí que yo doy a Nabucodonosor, rey de Babilonia, la tierra de Egipto; y él tomará su riqueza, y recogerá sus despojos y arrebatará el botín, y habrá paga para su ejército.
20 Por su trabajo con que sirvió contra ella le he dado la tierra de Egipto, porque trabajaron para mí, dice Jehová el Señor.
18 Hijo de hombre, Nabucodonosor, rey de Babilonia, hizo a su ejército prestar gran servicio contra Tiro. Toda cabeza fue rapada y se despellejó todo hombro; y ni para él ni para su ejército hubo paga en Tiro por el servicio que prestó contra ella.
19 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí que yo doy a Nabucodonosor, rey de Babilonia, la tierra de Egipto; y él tomará su riqueza, y recogerá sus despojos y arrebatará el botín, y habrá paga para su ejército.
20 Por su trabajo con que sirvió contra ella le he dado la tierra de Egipto, porque trabajaron para mí, dice Jehová el Señor.
Sí, Tiro fue finalmente destruido, pero su destrucción completa por lo visto no ocurrió cuando fue sitiada por babilonia, y seguramente el ejército babilónico no se apropio la riqueza de Tiro como había sido predicho. Es él mismo Ezequiel quien relata este “fracaso profético.”(El análisis es tomado de un artículo por Daniel C. Peterson en Review of Books on the Book of Mormon, Vol. 7, No. 2, 1995, pp. 49-50.
D.C. Pyle también ha comentado sobre la profecía de Ezequiel sobre Tiro:
Por supuesto, mi parte favorita de la profecía contra Tiro es la parte encontrada en Ezequiel 26:14 y 27:36, donde el Señor declara que Tiro no sería “reconstruida” y “para siempre jamás dejara de existir.” Por supuesto, después que no fue conquistado por los ejércitos babilonios, este finalmente cayó por los griegos bajo Alejandro y fue destruido por sus ejércitos. Pero luego, la ciudad que nunca debía ser reconstruida para siempre se encumbró otra vez de riquezas y poder en 125 a.C. Durante el período romano, la ciudad se encumbró aun más en prominencia y tenía una comunidad cristiana que vivía en la porción del continente. Los musulmanes redujeron la ciudad a cenizas en 1291. Fue reconstruido otra vez después de esto. En 1983, esta tenía una población estimada de 23000. [sic]
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Nuestra respuesta:
Estas observaciones del profesor contienen varias incongruencias acompañadas de información manipulada o tergiversada. En primer lugar, en ninguna parte de los capítulos 26, 27 y 28 se dice que la destrucción final de Tiro iba a ser lograda por Babilonia, aunque los babilonios en realidad destruyeron toda la ciudad en la plataforma continental luego de un sitio de 13 años. Cuando los babilonios entraron en la ciudad la encontraron vacía. Sus habitantes, haciendo uso de su numerosa flota naviera mercantil, huyeron con las riquezas de la ciudad hacia una isla-fortaleza situada a poco más de un kilómetro de distancia de la costa. Durante el sitio, los babilonios mataron a los habitantes de los poblados fuera de los muros de la ciudad y arrasaron con sus bienes (Ez. 26:8), pero según los datos históricos, no fue posible para Nabucodonosor obtener ningún botín de la ciudad misma. La fuga de los habitantes de la ciudad principal hacia la isla fortaleza, es conspicuamente ausente en la exposición del profesor Alberth. Nabucodonosor no pudo llegar a la isla por su carencia de fuerza naval, por lo que decidió dirigirse a la conquista de Egipto. El profesor también evita mencionar que la profecía NO iba a ser cumplida en su totalidad por los babilonios, sino que Ezequiel 26:3 dice claramente que Dios traería contra Tiro muchas naciones. Y en efecto, una sucesión de invasiones a través de la historia a manos de Alejandro Magno (cuyo ejército estaba formado por guerreros de diferentes naciones), y los musulmanes, pusieron fin a la ciudad en el continente y en la isla. Lo cierto es que Tiro nunca más volvió a ser la Reina de los Mares, como se le llamaba, y nunca recuperó su riqueza, poder, esplendor y gloria. Pero lo que debe quedar en claro es que la profecía nunca especifica que Nabucodonosor se apoderaría de las riquezas de la ciudad, por lo tanto el pasaje citado por Alberth (Ez. 29:17-20) no milita contra la profecía. Fue Alejandro Magno quien se benefició más con las riquezas de la ciudad cuando redujo la isla a ruinas en 332 A.C.
Un error fundamental en la proposición de Alberth es pensar que Ezequiel 26:12 es una referencia a Nabucodonosor (vs.7,12) cuando en realidad es una alusión clara a las naciones de los versículos 3-5.
Veamos Ezequiel 26:3:
“por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti, oh Tiro, y haré subir contra ti muchas naciones, como el mar hace subir sus olas”.
Nótese que quien hará venir estas cosas es Jehová el Señor – él hará que “muchas naciones” vengan contra Tiro.
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v.4 – “Y demolerán los muros de Tiro, y derribarán sus torres; y barreré de ella hasta su polvo, y la dejaré como una peña lisa”. Aquí se confirma que los que causarán daño a Tiro son “las naciones”, siempre bajo la soberana providencia de Dios.
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v.5 – “Tendedero de redes será en medio del mar, porque yo he hablado, dice Jehová el Señor; y será saqueada por las naciones”. Otra vez vemos la dupla Jehová y las naciones,
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vv.6-7 – “Y sus hijas que están en el campo serán muertas a espada; y sabrán que yo soy Jehová. Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí que del norte traigo yo contra Tiro a Nabucodonosor rey de Babilonia, rey de reyes, con caballos y carros y jinetes, y tropas y mucho pueblo”. Aquí Jehová trae a un enemigo específico, Nabucodonosor. Es lógico deducir que los babilonios son los primeros en la lista de naciones viniendo contra Tiro. Veamos ahora cómo el texto habla en singular, especiíficamente de Nabucodonosor:
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v.8 – “Matará a espada a tus hijas que están en el campo, y pondrá contra ti torres de sitio, y levantará contra ti baluarte, y escudo afirmará contra ti”. Obsérvese cómo el texto cambia de Jehová y las naciones a Nabucodonosor. Por supuesto que la referencia al rey incluye tácitamente a su ejército.
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.v.9-11 – “Y pondrá contra ti arietes, contra tus muros, y tus torres destruirá con hachas. Por la multitud de sus caballos te cubrirá el polvo de ellos; con el estruendo de su caballería y de las ruedas y de los carros, temblarán tus muros, cuando entre por tus puertas como por portillos de ciudad destruida. Con los cascos de sus caballos hollará todas tus calles; a tu pueblo matará a filo de espada, y tus fuertes columnas caerán a tierra”. Aquí continúan las acciones de Nab
ucodonosor, todo el pasaje habla en singular en referencia al rey babilonio. Pero ahora notemos el cambio en el versículo 12: -
v.12 – “Y robarán tus riquezas y saquearán tus mercaderías; arruinarán tus muros, y tus casas preciosas destruirán; y pondrán tus piedras y tu madera y tu polvo en medio de las aguas”. Aquí volvemos al plural que vimos por última vez en el verso 4. Continuemos:
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v.13 – “Y haré cesar el estrépito de tus canciones, y no se oirá más el son de tus cítaras”.Volvemos ahora al “yo” referente a Jehová, el cual continúa:
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v.14 – “te pondré como una peña lisa; tendedero de redes serás, y nunca más serás edificada; porque yo Jehová he hablado, dice Jehová el Señor”.
Este oráculo claramente presenta dos duplas: 1) Jehová y las naciones por un lado, y 2) Nabucodonosor en representación de su ejército, quien aunque bajo la dirección de Jehová se le presenta como haciendo las cosas por sí mismo (con su ejército). Tenemos entonces que Nabucodonosor realizará ciertas acciones y que las naciones llevarán a cabo otras. Nabucodonosor trajo su nación, pero las acciones referidas en 3-5 y 12-14 serán causadas por otras naciones.
Conclusión:
El pronombre plural del v.12 (ellos) no es una referencia a Nabucodonosor, sino a las naciones traídas por Jehová el Señor, naciones que ya hemos mencionado anteriormente, principalmente los ejércitos de Alejandro Magno cuyas fuerzas estaban formadas por una serie de naciones independientes en Macedonia y Grecia. El intento de los mormones de representar la profecía de Ezequiel como un profecía fallida se reduce a una combinación de datos históricos erróneos, una información manipulada y una retorcida interpretación textual basada en una pobre hermenéutica. Por supuesto que en última instancia, el objetivo de tan sesgado análisis por parte de Alberth es defender la idea de que José Smith como “profeta” de Dios se pudo equivocar en sus profecías y seguir siendo un profeta verdadero.
Tampoco los comentarios de D.C. Pyle, apologista mormón, son correctos. La ciudad nunca más recuperó la prominencia de antaño, ni aun durante el período romano. Es cierto que fue totalmente destruida en 1291 D.C. por las hordas musulmanas, pero nunca más fue reconstruida con las dimensiones del pasado. Aún hoy, la pequeña ciudad moderna no está ubicada exactamente en la misma localidad de la antigua.
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Dice Alberth:
Otro ejemplo para considerar es el Profeta Jeremías – un profeta grande e inspirado – quién predijo que el rey Sedequías moriría en paz (Jeremías 34:4-5). Los críticos podrían sostener que esta profecía no resultó ser verdad, ya que Sedequías vio a sus hijos ser muertos por los conquistadores babilonios y luego fue cegado y puesto en la prisión, donde murió en cautiverio, no en paz (Jeremías 52:10-11). Por supuesto, el caso es que él no sería muerto por espada, sino morir de causas naturales (aunque en prisión) Pero aún así a los críticos les puede parecer un caso de una profecía falsa ya que este caso es seguramente menos claro que la profecía de Ezequiel hablado anteriormente, pero aún así también sirve para advertirnos contra los duros juicios. (énfasis de Alberth) [sic]
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Nuestra respuesta:
Aquí tenemos otro ejemplo de cómo Alberth y los apologistas mormones tergiversan las cosas. Sedequías fue el último rey de Judá antes de la cautividad en Babilonia. El tuvo la oportunidad de salvar su reinado simplemente rindiéndose a las fuerzas de Nabucodonosor, cosa que se negó a hacer. Cuando éstas rodearon a Jerusalén, Sedequías ordenó que la gente de la ciudad liberara a sus esclavos (Jer. 34:8-10). De acuerdo con la ley de Moisés los esclavos debían ser liberados cada siete años (Ex. 21:2), pero los habitantes de la ciudad habían desobedecido a Dios en ese respecto. Dios vio con favor este gesto de Sedequías y envió a Jeremías a comunicarle al rey que a pesar de que la ciudad sería quemada y él mismo sería capturado, él moriría en paz (Jer. 34:4-5).
De aquí en adelante veremos que este ejemplo dado por Alberth es erróneo ya que estamos frente a otra profecía condicional. A pesar de la promesa de liberar a los esclavos, el pueblo cambió de idea y volvieron a esclavizar a los liberados (Jer. 34:11). También pecaron de muchas otras formas. Debido al grave pecado de Sedequías y el pueblo de Judá, Dios envió otra vez a Jeremías pero esta vez con un mensaje diferente:
“Por tanto, así ha dicho Jehová: Vosotros no me habéis oído para promulgar cada uno libertad a su hermano, y cada uno a su compañero; he aquí que yo promulgo libertad, dice Jehová, a la espada y a la pestilencia y al hambre; y os pondré por afrenta ante todos los reinos de la tierra …… a los príncipes de Judá y a los príncipes de Jerusalén, a los oficiales y a los sacerdotes y a todo el pueblo de la tierra, que pasaron entre las partes del becerro, los entregaré en mano de sus enemigos y en mano de los que buscan su vida; y sus cuerpos muertos serán comida de las aves del cielo, y de las bestias de la tierra. Y a Sedequías rey de Judá y a sus príncipes los entregaré en mano de sus enemigos, y en mano de los que buscan su vida, y en mano del ejército del rey de Babilonia, que se ha ido de vosotros”. (Jer. 34:17,19-21)
Dios había prometido a Sedequías que moriría en paz, pero ahora, debido a su pecado el mensaje de Dios cambió de bendición a condenación. Es fácil para cualquier modesto intérprete de la Biblia como yo, darse cuenta que si Sedequías se hubiera arrepentido como otros reyes lo hicieron, quizá Dios hubiera cambiado su mensaje otra vez para bien de Sedequías. Sin embargo, el rey continuó en sus malos caminos y no murió en paz como Dios le prometió con la condición de que continuara con sus buenas obras.
Por tercera vez vemos que los ejemplos dados por Alberth carecen de peso argumentativo, desfiguran la Palabra de Dios, descalifican a los verdaderos profetas de Dios para defender al falso profeta de los mormones, José Smith, y muestran la fibra de deshonestidad intelectual característica de su secta. <>
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