Angelología
Introducción
Al hablar de Satanás por fuerza hemos de comenzar diciendo que nadie cree en él y, al decir esto, nos referimos a la gente del mundo. Los inconversos toman a burla la idea de la existencia de un ser angelical que personifica el mal. Satanás, astutamente, ha inculcado esta idea en los corazones de los seres humanos. Ha sido él quien ha inspirado la idea de sus cuernos, de su rabo, de sus pezuñas, de su tridente y de su malévola sonrisa, rodeado por todas partes de llamas. Este retrato ridículo y falso, propagado por uno de sus más grandes portavoces, como es la iglesia papista, hace que los hombres nos miren socarronamente cuando hablamos de él y sientan lástima de nosotros.
¡Pero Satanás existe! Está vivo y se mueve diariamente entre los hombres. Esto es lo que trataremos de evidenciar con este estudio hecho para los creyentes en Cristo, que somos los únicos que también creemos que Satanás existe. Y, como siempre, lo haremos por medio de la Palabra de Dios.
La Existencía de Satanás
Tanto en Antiguo como el Nuevo Testamento nos enseña la existencia de Satanás. La Biblia no se fatiga en demostrar su existencia sino que habla de este siniestro personaje dándola por sentado. Aunque hay muchos textos en ambos Testamentos que hablan de la existencia de Satanás, como de costumbre sólo citaremos dod o tres de ellos: (Job 1:6; Sal. 109:6; Zac. 3:1; Hech. 5:3; Apoc. 12:9; Gén. 3:1). La evidencia categórica e inapelable de su existencia nos la da en Señor Jesucristo, que nos habló de él y nos la confirma (Luc. 22:31; Jn. 8:44).
Definitivamente, pues, Satanás existe y hacemos bien en perseverar en su estudio a fin de conocerlo, y sus maquinaciones, para no darle lugar alguno en nuestras vidas (Ef. 4:27).
La personalidad de Satanás
Cuando hablamos de Satanás no nos estamos refiriendo a una influencia, ni a un viento, sino a una persona. Que Satanás es un ser personal se demuestra claramente en la Escritura al hablar de élusando pronombres personales (Zac. 3:2). Además, a Satanás se le atribuyen actos y atributos personales; vountad (2 Tim. 2:26); deseos (Jn. 8:44); zarandea (Luc. 22:31-32); devora (1 Ped. 5:8); tiene poder (Heb. 2:14); hace pecados (Jn. 8:44; Apoc. 12:10).
Sus nombres
En la lista de los nombres de Satanás hay quienes incluyen adjetivos calificados, tales como serpiente, príncipe de este mundo, dios de este siglo, etc. Pero, como hemos dicho, estos son adjetivos calificativos pero no nombres. Con adjetivos calificativos se podría hacer una lista interminable, pero nosotros veremos aquí lo que en verdad son nombres solamente.
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Satán – (Job. 1:6; 2:7; Sal. 109:6; Zac. 3:1.). En estas citas se dice literalmente Satán, que es lo mismo que Satanás, y significa “Adversario”. Él hace honor a este nombre, pues lucha contra Dios, Su Reino y Sus escogidos. En estas otras citas se dice Satanás (1 Crón. 21:1; Mar. 1:13).
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Lucero – (Lucifer) (Is. 14:12) Significa Estrella.
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Beelzebub – (Mat. 12:24) Significa señor de las moscas.
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Belial – (2 Cor. 6:15) Significa “lo despreciable.”
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Diablo – (Mat. 4:1; Apoc. 12:9-10) Significa falso acusador.
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Abadón/Apolión – (Apoc. 9:11) Del hebreo y el griego y significa destructor.
Como vemos, cada uno de sus nombres refleja una característica de su personalidad. Lucero nos recuerda su gloria primera. Satán o Satanás, que él es el adversario del Señor y Su Puebo. Beelzebub, se deriva de Baal-Zebub, un dios falso entre los Ecronitas, y significa “señor de las moscas” , porque ellos lo tenían como el dios que les libraba del tormento de los numerosos insectos que poblaban aquella tierras. (2 Reyes 1:2, 3, 16) Belial, significa “lo despreciable” y, creo yo, que se refiere a todo aquello que procede de Satanás y que hay que rechazar, por despreciable, de nuestras vidas. Por eso alude Pablo en este pasaje de 2 Cor. 6:15. Diablo, que alude al carácter falso y acusador de este personaje siniestro. Y Abadón, o Apolión, porque él siempre procura destruir la Obra de Dios en todos sus aspectos.
La posición de Satanás
En la palabra de Dios tenemos evidencias de la insigne posición en que Dios le puso cuando le creó. Aludiendo a personajes históricos, (reyes de Babilonia y Tiro) figuras del diablo, la Biblia nos descorre el velo de su primera y altísima psición y posterior caída. Todo esto lo podemos ver en los siguientes pasajes en la Escritura:
Ezq. 28:12-19 – En estos versículos podemos ver a) su creación: 13-15; b) su perfección: 12, 15, 17; c) su cargo: 13-14; d) su caída: 15-18; e) su expulsión del lugar en que habitaba: 16-19; f) su lugar actual, muy reducido ahora: 16-19.
Isá. 14:12-15. a) su pecado: 12-14; ejemplo a los demás: 16-19.
Desde que cayó, y fue arrojado de su alto lugar, el diablo ya no es el mismo. Pero conserva restos de su gran poder y está dedicado, con toda su alma, fuerzas y corazón, a destruir la Obra de Dios, como podemos ver a continuación, contestando estas dos preguntas: ¿Dónde está el diablo? ¿Qué hace el diablo?
Lugar Actual de Satanás
Comúnmente se cree que Satanás está en el Infierno , rodeado de llamas y con un tridente en las manos, con el que caza a las almas de los pecadores y las lleva con él. Esta es una burda mentira, originada en las enseñazas de los curas papistas. El diablo todavía no está en el Infierno, aunque es verdad que hay un lugar de tormento preparado para él, a donde será arrojado al final de este tiempo, en la Venida del Señor. (Mat. 25:41; Apoc. 20:10)
El diablo, ahora, no tiene limitado un lugar, sino que está por todas partes. Él, aún después de su caída, tenía acceso al cielo, a la Morada de Dios: (Job 2:1; Zacarías 3:1; Apoc. 12:7-10) Pero luego del Nacimiento de Cristo, fue arrojado definitivamente fuera del cielo y ahora tiene su morada en la atmósfera y en la tierra: (Ef. 2:2, 6:2; Luc. 10:18; 1 Ped. 5:8).
Lo que Hace el Diablo
El carácter de Satanás se nos muestra por las enseñanzas directas de la Palabra de Dios. Él es astuto y sutil, como se ve por sus asechanzas: (Ef. 6:11); maquinaciones: (2 Cor. 2:11); señales y prodigios mentirosos y engaño de iniquidad: (2 Tes. 2:9-10); su poder de transformarse o disfrazarse: (Gen. 3:1; 2 Cor. 11:4; 1 Ped. 5:8)
Los Métodos de Satanás
El diablo, no cabe duda, es astuto, inteligente y sabe pensar y sacar partido de sus pensamientos y cavilaciones. Él, pues, es metódico en su lucha contra el Señor y Su Pueblo. Él sabe usar métodos muy efectivos, todos ellos de acuerdo con su principio, la muerte ha estado con él como arma principal en su lucha despiadada contra todo lo que él odia. (Jn. 8:44).
El diablo es más astuto por viejo que por diablo. Él tiene una larguísima experiencia y conoce y usa muchísimos métodos para luchar contra Dios y Su Obra, todos ellos de acuerdo a su carácter. Él sabe utilizar muy bien la astucia, el engaño, la seducción y toda clase de pruebas severísimas.
A Eva la
tentó muy sutilmente, quitándole la confianza en las palabras de Dios: (Gen. 3:1, 4) y supo apelar al deseo de la carne, al deseo de los ojos y al orgullo de la vida en Eva: (Gen. 3:5-7; 1 Jn. 2:15-16) Por estas citas vemos que Satanás se opone siempre a la voluntad de Dios. Véase también:1 Tes. 2:18.
Él promueve las sectas falsas, para atacar la Palabra de Dios y menoscabar la Persona y la Obra de Jesús. Ya hemos estudiado anteriormente que las sectas que han surgido en contra de la Palabra de Dios. La Biblia nos dice que “nadie sabe cuándo vendrá el Señor” (Mat. 24:36), y las sectas sabadistas y russellistas surgieron diciendo lo contrario, dando fechas para Su Venida. La Biblia dice que no hay que añadir ninguna revelación a lo ya manifesto por el Espíritu Santo (Apoc. 22:18-19), y los mormones surgieron con otra “biblia”, los musulmanes con el corán, la iglesia papista con la tradición, etc. También, estas sectas antes aludidas menoscaban la Persona de Jesús, cuando dicen que hay que hacer obras para salvarse, o que el agua limpia el pecado, como dicen mormones, cambelitas, romanistas, etc. Satanás odia intensamente al Señor y ataca a Su persona, Su Obra y a los Suyos. Satanás, además, trata de ridiculizar al Señor atacando a Su Iglesia, cuando crea para sí iglesias que le sirvan, como la papista, las sectas falsas, etc. También, cuando una denominación se aferra a sus doctrinas tradionales, sin querer escudriñar la Palabra, está sirviendo a Satanás.
Satanás ataca Incrédulos y creyentes
Sin lugar a dudas, el diablo ataca a inconversos y a creyentes con el fin de oponerse a los proyectos de Dios. Él influye en los inconversos para que éstos no oigan a Jesucristo y le permanezcan siempre fieles en su reino de tinieblas. A los creyentes, para que caigan en pecado y sean desobedientes a la Palabra de Dios, como él mismo es. Veamos esto en detalle.
En relación con los incrédulos
“Todo el mundo yace adormecido en el seno del maligno” es la idea original de 1 Juan 5:19. El Mismo Señor nos dice que Satanás es el padre de los incrédulos, pero padre inmisericorde, porque enseña a los suyos en la mentira y en la muerte. (Jn. 8:44) Él es el dios de este siglo, príncipe de las tinieblas y la muerte, en un reino espiritual maligno que obra y acatan los hijos de desobediencia, cegándoles los ojos del entendimiento para que no entiendan nada acerca de Jesucristo y Su Reino, y no sean salvos: Efes. 2:2-3; 2 Cor. 4:3-4; 1 Jn. 3:10-12; Jn. 12:31, 14:30, 16:11; Hech. 26:18; Mat. 13:19.
En relación con los creyentes
Pero no solamente lucha Satanás para retener a los suyos con él, en su reino, y no sean salvos en el Reino de Jesucristo, sino que a los que se les fueron de las manos odia y persigue para que no hagan la voluntad de Dios y sean rebeldes contra Él. (1 Cron. 21:1, 7-14; 1 Tes. 3:5; 2 Cor. 2:11) Satanás acusa a los creyentes y se hace enemigo de cada uno: 1 Ped. 5:8; Job 1 y 2; Mat. 13:39; Luc. 10:19; 1 Tim. 3:7; 2 Tim. 2:26; 2 Cor. 2:11) Este odio de Satanás contra el creyente es usado por Dios unas veces para castigar a Sus hijos y otras para bien de ellos: (2 Cor. 12:27; 1 Tim. 1:20; Job; Heb. 12:5-11; Luc. 22:31-32).
Posición, Caída y Destino Final de Satanás
Ninguno de estos períodos de la vida del diablo se nos revela en la Biblia con claridad. Pero buscando aquí y allí sí podemos ver vestigios que nos llevan a formular una hipótesis bastante de acuerdo con la Palabra de Dios. Cuando Satanás fue creado, sin duda alguna, recibió de Dios un lugar preeminente en Su Reino. Esta preeminencia le llevó a su rebelión contra Dios y a declararse enemigo abierto contra todo lo que significa la voluntad divina. Y, claro, todo este proceso le lleva, como es justo, a su destino final, que sí está mostrado con toda claridad en las páginas sagradas. Veamos, pues, todo esto por separado.
Su creación y alta posición
Si leemos Ezequiel 28:12-19 ¿podremos ver ahí una alusión simbólica de la creación del rey de Tiro, su coronación, orgullo, caída y expulsión comparando todo esto a la creación de Adán, su alto puesto en el Edén, su caída y expulsión? Podemos. Pero el mismo modo también podemos tomar al rey de Tiro como figura de Satanás y, así, conocer algo acerca de este sini
estro personaje. De modo que, en los versículos 13 – 15 podemos ver la creación de Lucifer, de un modo apoteósico. En los vers. 12, 14, 15 podemos ver la perfección de la belleza de Stanás y el alto poder con que Dios le puso en Su Reino. Este poder, o posición era tan grande que el mismo arcángel Miguel, príncipe en el Reino celestial, era inferior a él, como vemos por Judas 9, de donde se puede deducir que era el más grande de los ángeles, más poderoso que ninguno, estando por encima de él solamente el Señor. Su caída la tenemos en los vers. 15 – 18 e Isa. 14:12 – 15, esta vez tipificado Satanás en el rey de Babilonia. Aquí podemos quedarnos meditabundos tratando de comprender en qué consistió la caída del diablo. Y para ello, que será pura hipótesis, hemos de consultar otras partes de la Escritura. Pero, aunque sea una mera hipótesis la conclusión que saquemos, hemos de creer, al menos yo lo creo, que es una hipótesis encuadrada dentro de la Palabra de Dios. Pasemos, pues, a ello.
Su caída
Si leemos en Is. 14:12-14 podemos vislumbrar lo que llevó a Satanás a caer en pecado. “Seré semejante al Altísimo” y “Levantaré mi trono” dicen claramente que el diablo quería ser semejante a Dios y ocupar el mismo lugar Suyo. Dios, reinando sobre la esfera espiritual y él, del mismo modo, reinando en la esfera material. Y esta caída, seguramente, se produjo cuando vio Satanás que Dios tenía el proyecto de crear la tierra y poner al hombre sobre ella. Si Satanás deseó ser un dios sobre el reino material, por fuerza debía salir de la esfera en que Dios le había colocado, en la esfera espiritual . El apóstol Judas nos dice precisamente que este fue el pecado de los ángeles, en el vers. 6. Los ángeles caídos, o demonios, nunca, absolutamente nunca, tienen una materialización en las Escrituras. La Trinidad sí: Gen. 18:2. Los ángeles buenos también: Luc. 1:26, 28; 2:9-14; Hech. 1:10, 12:7) Pero los demonios nunca se han materializado a pesar de que este es el deseo más profundo y anhelado de ellos. Este deseo se muestra en la Escritura por el continuo empeño en posesionarse de los seres humanos y, a veces, hasta animales por tal de relacionarse, físicamente, con la esfera material: Mar. 5:2, 9, 12. El deseo impió de pertenecer a una esfera para la que no fueron creados, les llevó, junto a su jefe, a una rebelión contra Dios en los albores de la Creación.
Leamos Gén. 1 y 2 ahí veremos una diferencia tremenda. ¿Podemos creer que esa tierra desordenada, vacía y llena de tinieblas del vers. 2, fue la tierra que en el primer versículo salió de las Manos del Dios que lo hizo todo “bueno en gran manera”? Cuando leemos Gén.1 y pasamos al versículo dos, decimos:– “Aquí ha pasado algo.¨Tanto caos, tanto desorden, una tierra tan destrozada nos mueve a pensar en una castátrofe y, por ende, a decir; – ¿No será que la rebelión de Satanás, seguido de sus huestes celestiales, provocó en la tierra tan grande catástrofe? Es posible que el diablo, al no ser complacido por Dios en salir de su estado espiritual para gobernar la tierra, siendo aquí semejante a Dios en los cielos, provocó su rebelión y la de los ángeles que hicieron causa común con él. Este deseo de ser igual a Dios, saber tanto como Él y reinar como Él, fue lo que inculcó en la mente de Adán cuando nuestros primeros padres fueron tentados en el Edén: “Seréis como dioses”, les dijo, implantando en ellos el mismo afán que existe en su corazón. El diablo, además de sentirse amo de los reinos de este mundo, requiere de todos que, como tal, le rindan la adoración que su corazón orgulloso necesita y , para lograrlo, ofrece recompensas: (Mat. 4:8-9).
Su Destino Final
En el mismo Edén, y al final del acto con que inició el trabajo de incorporar al hombre en su bando de rebelión contra Dios, el diablo oyó su sentencia de la Boca del Señor: (Gén. 3:15) Aunque el diablo heriría al Señor en el calcañar, cuando fue muerto, Éste le aplastó la cabeza, es decir, le derrotó en su lucha contra Dios y Su Reino. Esto es lo que proclamó Jesucristo, al decir: (Jn. 12:31-32) Y también el escritor sagrado dijo lo mismo: (Heb. 2:14). Sí fue nuestro Señor, nuestro Fuerte, Quien derrotó al diablo y lo ató para siempre, de modo que ya no tiene poder alguno sobre nosotros: (Mateo 12:25-29; Col. 2:14-15; 1:9-14; 1 Juan 5:19).
No vamos a tratar aquí lo que pertenece a la Escatología, en donde se nos enseña las últimas aventuras de Satanás contra el Señor y Su Obra. Dejaremos este tema opara un futuro Estudio sobre las últimas Cosas. Aquí nos limitaremos a ver unos textos en los cuales se nos habla del lugar del diablo, de su última morada, de su castigo eterno, con sus seguidores y los seres humanos inconversos: (Mat. 25:41; Apoc. 20:10, 15).
Acerca de los demonios
Para terminar este Estudio diremos que Satanás, aunque él lo desee, no es Dios, no tiene los Atributos de Dios, no es pues, omnisciente, ni omnipotente, Los demonios, que son los ángeles que dejaron su habitación y le secundaron en la rebelión contra Dios, son sus servidores y los que, por toda la tierra, le sirven estorbando el Plan Eterno de Dios. Ellos son los que propician el alcoholismo, el aborto, el terrorismo, el robo, el suicidio, el crimen, las sectas falsas y toda especie de mal. Ellos, al servicio de Satán, rodean toda la tierra soplando en la mente y corazón del hombre para que éste haga el mal, sea rebelde contra Él, no se convierta y, al final, vaya con ellos a su última morada. El final de los demonios o ángeles caídos es el sufrimiento eterno en compañía del jefe y de sus seguidores humanos: (Mat. 8:29; Luc. 8:31; Mat. 25:41; Apoc. 20:10, 15).
Características o Naturaleza de los demonios
Los demonios son espíritus, no tienen cuerpo: (Heb. 1:7; Mar. 9:25; Hechos 16:16-18) Tienen personalidad: (Mar. 1:24-26, 5:6-8). Son inteligentes: (Mat. 8:29; 1 Tim. 4:1; 1 Jn. 4:1) Son malignos, crueles: (Mar. 1:26; Mat. 17:15, 18) Son poderosos: (Mar. 5:1-4; 9:18, 22)
Para terminar este Estudio diremos que los cristianos ya no forman parte del reino de Satanás: (Hechos 26:16-18; Col. 1:13) Pero hemos de estar firmes en el Señor, porque a veces nos suele seducir para hacer su voluntad: (Mat. 16:21-23) El Señor Jesucristo, con Su Muerte, Resurrección e Intercesión cuida de nosotros para que no seamoas vencidos por Satanás: (Col. 2:14-15; Heb. 2:14-18; 7:25; 1 Cor. 15:57; Rom. 8:26, 31-39). Sometiéndonos al Señor tendremos dentro de nosotros una fuerza espiritual para resistir al diablo y éste huirá de nosotros: (Sant. 4:7) Si nos vestimos de la armadura de Dios, seguro que siempre ganaremos la batalla al enemigo de las almas y de los creyentes: (Efes. 6:10-18) Además, el Señor nunca permitirá al diablo que nos tiente más allá de lo que podamos soportar: (1 Cor. 10:13).
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